LAS PRIMERAS CONQUISTAS

LA moral de los Sátrapas de Asia Menor se fue al suelo. Hasta hubo un suicidio por parte de uno de estos gobernadores. Alejandro actuó con su acostumbrada velocidad y sagacidad. Y cumplió con lo prometido. Declaró a Troya como ciudad libre y exenta de impuestos, prohibió a sus tropas el saqueo, destituyó a los tiranos y las oligarquías impuestos por los persas y reestableció la democracia en todas las polis griegas que se pasaron a su bando. La decisión de Troya fue todo un golpe de propaganda. Alejandro proclamó a los cuatro vientos que era su manera de dar las gracias a Atenea por su bendición, y a la ciudad por haberle suministrado el escudo sagrado que le salvó la vida en la batalla del Gránico.

En cuanto a las poblaciones propiamente asiáticas, Alejandro se mostró igualmente magnánimo. Garantizó sepulturas honorables a los oficiales persas que habían estado a punto de matarle, perdonó a ciudades como Zelea, que sirvió de base al ejército persa derrotado, desviándose así del precedente dejado por Parmenión en Grineo, en donde esclavizó a la población bajo cargos de colaboracionismo con Persia. ¿Estamos ante el comienzo del fin de la luna de miel existente entre Alejandro y Parmenión, Antípatro y Aristóteles? ¿Qué pensaría el viejo león de la conducta del joven rey? ¿Qué le comentaría a sus amigos e hijos? Para mentes normales del siglo XXI es un incuestionable avance que el vencedor sea magnánimo con el derrotado. Pero para los griegos de esa época (salvo unos pocos como Jenofonte) los persas y asiáticos en general no eran más que un hatajo de materia prima para la esclavitud. Lo contrario podría significar traición a la superior raza griega. Alejandro ya estaba en la atenta mira de su maestro y de los veteranos oficiales de Filipo.

Y es que el propio Alejandro sorprendió al mundo helénico cuando al restaurar las democracias, impartió estrictas órdenes en cuanto a las represalias, prohibiéndolas, para evitar que justos pagaran igual que pecadores, en lo que se denominaba stasis. (Para entender mejor el significado de este vocablo ver el artículo de Paco T publicado en esta misma sección) Como si lo anterior fuera poco, el rey macedonio trató con la misma caballerosidad a las poblaciones asiáticas: al ocupar Sardes (capital de la satrapía de Lidia) mantuvo las leyes ancestrales por las cuales se regía aquella nación, y dispuso que los jóvenes lidios fueran entrenados para que en un futuro se encuadraran en el ejército macedonio. La mentalidad del soberano siempre iba más allá del horizonte. De Sardes Alejandro se dirigió a Éfeso, en donde reiteró su voluntad de restaurar la democracia en las polis Jonias, pero insistiendo en una amnistía hacia las facciones favorables a los persas.