Apéndice A

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De la A a la Z, cómo conservar bien el material

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En general cuando uno debuta en la cocina tiene tendencia a no cuidar demasiado el material y a pensar que si compra una cacerola da igual una cualquiera, que lo importante es lo que se cueza dentro. Pero no es tan sencillo…

A

Abrelatas: Para mantener este utensilio, debes limpiar con una bayeta la parte de la cuchilla cada vez que lo uses y, para evitar que se oxide, secar perfectamente.

B

Bandejas: Las de madera se limpian con un paño embebido en esencia de trementina.

Si la madera es lacada, límpiala con una mezcla hecha con una cucharada de harina disuelta en esencia de trementina y aceite de linaza a partes iguales. Retira la pasta después de frotar con ella las zonas sucias y abrillanta con un paño seco.

Las de plástico deberás lavarlas con agua jabonosa y un chorrito de amoníaco.

Bayetas: Las bayetas para fregar, normalmente, son de algodón o bien de una tela gruesa que se empapa de agua y seca el suelo perfectamente. En el caso de que sea de tela, debes evitar que se trate de una tela que suelte pelusas.

Para mantenerlas limpias después de su uso, debes sumergirlas en agua caliente con amoníaco y detergente, dejarlas un par de horas, y posteriormente lavarlas en la lavadora.

Para sacar brillo, se utilizan bayetas de lana sin dobladillo, ya que éste puede rayar. Además de dar brillo a los suelos encerados, se emplean para quitar el polvo de suelos de mayólica.

recuerda.jpgLas bayetas de materiales esponjosos se limpian con detergente y agua, y se aclaran con sal.

Botellas: Para limpiarlas bien debes llenarlas con agua caliente, un chorro de jabón líquido y un chorro de lejía, dejando que la suciedad se ablande. También puedes limpiarlas con agua y arena o piedrecillas pequeñas, formando un fluido fangoso, y agitar la botella de forma circular para evitar que se rompa.

Limpia las botellas que han contenido grasa con agua caliente y posos de café.

Si en la botella se ha formado una película opaca, límpiala con gran cantidad de sal gruesa disuelta en agua.

En el caso de estar grasienta, también puedes limpiarla introduciendo en su interior granos de arroz o una cáscara de patata y agitando fuertemente.

C

Cacerolas: Debes tener en cuenta el material de la cacerola a la hora de proceder a su limpieza.

Cacerolas de aluminio: Antes de utilizarlas por primera vez, y para evitar que se ennegrezcan, debes cocer en su interior agua con leche. También puedes añadir un poco de leche cada vez que cuezas verduras.

Debes secar muy bien los recipientes de aluminio antes de guardarlos, para evitar la humedad. Y es conveniente almacenarlos sin tapar en un lugar bien ventilado.

Si se da el caso de que la comida está muy incrustada o que desees pulir ligeramente el metal, debes usar un estropajo jabonoso, frotar primero sin humedecer y luego humedecerlo ligeramente.

Cacerolas esmaltadas: Para que el esmalte blanco del interior esté como nuevo, tienes que cocer agua con lejía, al 25 por ciento, durante unos minutos. Cuando realices esta operación, la habitación debe estar muy bien ventilada, para evitar inhalar los gases tóxicos que se desprenden.

No utilices nunca en su limpieza accesorios o cubiertos metálicos que puedan rayar el interior, ni abrasivos o estropajos metálicos.

Cacerolas de acero inoxidable: Debes evitar cubiertos, instrumentos, abrasivos o estropajos que puedan rayarlas. Si el metal se ennegrece (en especial al cocinar alguna verdura), recuperará su brillo y color si se cuece en su interior agua con un chorro de zumo de limón.

Cacerolas y fuentes de vidrio resistentes al fuego: Aunque son termorresistentes no es conveniente someterlas a cambios bruscos de temperatura. Las rejillas difusoras resultan muy útiles para evitar el contacto brusco con el fuego. Para prevenir que estallen o se rajen, no debes meterlas directamente en la nevera ni enfriarlas con agua.

recuerda.jpgLimpia las marcas negruzcas que se forman en los recovecos y en las asas frotando con un detergente para vajillas.

Cafetera: Si la utilizas con poca frecuencia, o si quieres evitar que al guardarla durante un largo tiempo adquiera un olor desagradable, mete un terrón de azúcar en su interior, que actuará como desodorante.

Campanas extractoras de humos: Debes limpiarlas a menudo, para evitar así que se forme una capa de grasa en su interior, que podría ser muy peligrosa si se prende.

Los modelos sencillos (es decir, los que constan de una campana hueca y un ventilador extractor) tienes que limpiarlos con una esponja mojada en agua y un detergente con amoníaco.

Los modelos con filtro o rejilla, debes limpiarlos siguiendo las instrucciones del fabricante. Tendrás que cambiar con frecuencia los filtros desechables, ya que son fácilmente inflamables.

Cocina: Ten en cuenta que si la cocina es de gas butano o de gas ciudad, debe tener una rejilla de ventilación, que puede estar en la pared o en la puerta (si es de madera); esta rejilla de ventilación nunca debe taparse con muebles o electrodomésticos.

Es conveniente limpiar el techo cada quince días, para evitar que se ponga amarillento por la grasa acumulada. No es necesario mojarlo, es suficiente pasar una escoba con un trapo.

Una vez al mes, o cuando se acumule más grasa, dependiendo del uso, pasa un paño humedecido en agua y amoníaco. Puedes tener a mano una mezcla a partes iguales de alcohol de quemar y amoníaco, que es muy eficaz para eliminar de cualquier superficie las manchas de grasa rebeldes.

advertencia.jpgPara evitar que proliferen las bacterias, es especialmente importante tener las cocinas bien limpias. Tenemos tendencia a limpiar los armarios de las cocinas por encima y por fuera, que es por donde cogen polvo. Pero hay que recordar que en su interior se almacenan alimentos, perecederos o no, que pueden estar en la base de deficiencias higiénicas importantes. Incluso las latas de café, los garbanzos, el arroz, etc., también deben guardarse en un lugar bien aséptico.

Aunque queda bonito, no es conveniente forrar los interiores de los armarios, para evitar que se acumulen restos de alimentos que puedan atraer a las hormigas o a las cucarachas. Te sugerimos –si piensas montar tu cocina ahora– que recurras a las baldas de cristal. Pero si las superficies interiores son de madera, lo mejor es recubrirlas con pintura acrílica blanca, que permite ser fregada.

Si se ha desprendido algún borde del mueble, lija por dentro la tira y el aglomerado, elimina el polvo y pega con pegamento de contacto.

Si has procedido a limpiar algún armario por dentro, no lo cierres nunca hasta que esté bien seco, ya que, de lo contrario, puede acumular moho y mal olor.

Cuando hayas terminado de guisar, pulveriza la superficie manchada con una mezcla a partes iguales de amoníaco y alcohol de quemar, y luego frota con un trapo limpio.

Si has dejado grasa y se ha endurecido, frótala con polvos abrasivos. Si, aun así, no se ablanda, pásale una brocha fina mojada en aguarrás, deja reposar diez minutos y luego frota la superficie con un estropajo de aluminio y agua caliente.

advertencia.jpgRecuerda que este tipo de limpieza sólo vale para madera, formica, etc., pero no para superficies metálicas.

Los cajones o armarios donde guardas las sartenes pueden llegar a ponerse negros; para quitar esta suciedad, pulveriza la superficie con un limpiahornos, deja que pasen cinco minutos y frota con un estropajo de esparto, agua y detergente. No olvides ponerte guantes, o tus manos se resentirán.

Para el lugar donde almacenes la harina, azúcar, sal, etc., mezcla un cuarto de litro de agua con dos cucharadas de bicarbonato, empapa una bayeta, frota y aclara luego con agua. Esta mezcla conviene prepararla justo antes de usarla.

El horno suele acumular grasa y malos olores. Cada vez que lo utilices límpialo a fondo. Hay productos en el mercado destinados a este fin. Después, quita bien los restos de grasa con una bayeta húmeda y deja secar.

Si tienes la suerte de haber heredado algún mueble de madera antiguo que no esté barnizado, puedes limpiarlo con lejía y un cepillo de raíces. Aclara bien y deja que se seque al aire, pero sin que le dé el sol.

Copas de cristal: Para evitar los restos blancuzcos de cal en las copas, acláralas en agua tibia con un chorrito de zumo limón o vinagre.

Si las copas son de cristal tallado o muy delicadas, acláralas siempre con agua tibia, ya que un cambio brusco de temperatura podría romperlas.

Cuando las copas han estado guardadas mucho tiempo, la suciedad que acumulan es difícil de eliminar, por lo que debes añadir al agua del lavado un poco de amoníaco.

Si quieres evitar que las copas se golpeen contra la pila mientras las lavas, cubre el fondo de ésta con una bayeta esponjosa que amortigüe los golpes.

Cubiertos: Cuando son de alpaca y se han formado en ellos manchas oscuras, sumérgelos media hora en leche fría y después acláralos bien con abundante agua fría.

Si son de plata, guárdalos en un cajón forrado con fieltro y pon un trozo de tiza para que absorba la humedad.

Cuando los cuchillos estén roñosos, frótalos enérgicamente con media cebolla previamente mojada en sal, para que actúe de pulidor.

Puedes conseguir el mismo resultado dejándolos en remojo en un refresco de cola durante veinticuatro horas.

recuerda.jpgSi las manchas que han quedado son de fruta, frota el cuchillo con un puñado de ceniza, ayudándote con un corcho.

Para que los de acero inoxidable recuperen el brillo, frótalos con una mezcla clara de agua y cal de Viena.

D

Delantal: Debes seguir un tratamiento específico para cada tipo de mancha en función de su naturaleza. Si abundan las manchas de grasa, sumérgelo en agua y amoníaco, y después lávalo normalmente.

F

Filtro de la campana: Suele ser de rejilla, y la grasa se pega con fuerza en él y resulta bastante pesado de limpiar. Utiliza amoníaco y agua a partes iguales, o bien un detergente líquido.

Si se hubiera quemado algún alimento y después de la limpieza persiste el olor, te conviene cambiar el filtro para eliminarlo.

Fregadero: Para evitar atascos, pon durante la noche, una vez a la semana, un puñado de sal fina, y a la mañana siguiente deja correr en abundancia agua hirviendo.

Si es de acero inoxidable, quítale los restos de grasa y déjalo brillante, una vez limpio y seco, con un paño mojado en alcohol de quemar.

Si está esmaltado en blanco, puedes quitar el amarilleo que produce el uso, limpiándolo con un poco de lejía. Si está muy sucio, déjalo lleno de agua caliente con lejía durante veinticuatro horas.

Si es de material sintético, su mantenimiento es mucho más sencillo: una esponja, agua con un chorrito de detergente y un aclarado bastan para mantenerlo en forma. Pero si tiene algún material brillante, este tratamiento resulta incompleto. Para ese caso, existen preparados que crean una capa protectora contra las manchas de cal, por dar un ejemplo.

Si el sumidero produce mal olor, échale zumo de limón y espera una hora antes de usarlo. Para evitar que este olor vuelva a producirse, tira por él los posos de café: actuarán como desodorante.

Fregonas: Son muy útiles en la limpieza de los suelos de tu casa. Conviene tener dos, una para la casa en general y otra para la cocina, ya que ésta se engrasa más. Una vez usadas debes limpiarlas bien con agua y lejía, y guardarlas perfectamente.

G

Grifería: La limpieza diaria de los grifos se limita a pasar un paño humedecido con detergente. Si estuvieran muy sucios o quisieras limpiar los recovecos, frota, después de espolvorear harina o ceniza de cigarrillo en las zonas que hay que limpiar, con un paño mojado en petróleo.

Para dejar la grifería brillante y evitar que queden en ella restos calcáreos del agua, frótala con un paño levemente impregnado en glicerina.

H

Horno: Si lo usas con frecuencia, conviene hacer una limpieza semanal. Frótalo con detergente, amoníaco y agua. Si está muy sucio, debes aplicar cualquiera de los quitagrasas que ofrece el mercado.

advertencia.jpgNunca rasques el horno con un objeto punzante, sólo conseguirás rayarlo y quitar el esmalte.

Si está muy engrasado, puedes aplicar disolvente de pinturas (si lo haces, protégete muy bien las manos), déjalo diez minutos y retíralo con un estropajo de aluminio; después, aclara a fondo con detergente y agua. Finalmente, seca muy bien el horno.

L

Loza: Para la limpieza normal emplea agua caliente con detergente (los que contienen limón son muy adecuados). Si ha estado mucho tiempo guardada, añade un poco de amoníaco al agua.

Si la loza es blanca, añade un poco de bicarbonato al agua caliente del aclarado.

Si la pieza está agrietada, la suciedad y el moho se acumulan en las pequeñas ranuras, haciéndolas más visibles. Para evitarlo, introdúcela durante unos minutos en agua caliente con lejía o, si no se trata de una pieza muy antigua o ya restaurada, déjala durante diez minutos en leche muy caliente.

Para que la loza recupere su brillo y colorido, pasa un paño mojado en alcohol metílico y una vez evaporado éste, pasa un paño limpio y seco.

Si utilizas agua calcárea añade un chorro de vinagre al agua del aclarado.

M

Manchas: Si las manchas son de óxido elimínalas con ácido oxálico o un producto comercial que lo contenga. Si son de grasa, límpialas con un algodón impregnado en amoníaco. Los restos de cal desaparecen con vinagre. Las manchas que deja la fruta o la nicotina se limpian dejando la pieza en remojo en un recipiente con agua caliente y lejía, o aplicando sobre la zona manchada un algodón con lejía. De todas formas, sea cual sea el origen de la mancha, conviene acabar la limpieza frotando la pieza con un paño humedecido en alcohol metílico, que le hará recuperar todo su brillo.

N

Nevera: Para su limpieza, utiliza agua caliente con bicarbonato. Si también quieres eliminar los olores, añade una cucharadita de vinagre.

Para limpiar el congelador, debes retirar todos los alimentos que guardas en él. Para evitar que se descongelen mientras haces la limpieza, envuélvelos en una bolsa de plástico bien cerrada. Cúbrela con otra bolsa algo mayor, y métela entre cubitos de hielo, a los que antes debes añadir un puñado de sal. Por último, envuélvelo todo con varios periódicos. De esta manera los alimentos podrán aguantar hasta que el congelador alcance de nuevo la temperatura adecuada.

Para eliminar el hielo del congelador y la escarcha que se han acumulado en sus paredes, no utilices nunca un objeto punzante, ya que rayarías el recubrimiento de este electrodoméstico. Si tienes prisa, utiliza el secador de pelo, que descongelará rápidamente los restos helados. Recoge el agua en un recipiente y no la tires, ya que es agua procedente de evaporación y tiene una gran pureza, por lo que será ideal para regar las plantas cuando alcance la temperatura ambiente. Además está descalcificada, por lo que puedes utilizarla para la plancha o la batería del coche.

Limpia periódicamente la rejilla posterior del aparato, donde se acumula una gran cantidad de polvo. Utiliza para ello el aspirador, al que tendrás que colocar un cepillo suave como accesorio.

Si el esmalte exterior de la nevera está sucio, añade un chorro de lejía al agua jabonosa. Extiéndelo con una esponja y déjalo secar sin aclarar. Al cabo de unas horas, lo aclaras bien, y pasa un paño humedecido en alcohol de quemar, para que recupere su brillo.

O

Ollas: Si el agua es muy calcárea observarás que la cal se va acumulando en el borde de los recipientes. Para eliminarla, basta con cocer unas cáscaras de patata en ese mismo recipiente.

Otros alimentos dejan restos negruzcos; para eliminarlos añade unas cáscaras de limón al agua hirviendo.

Si se te ha pegado la comida, rellena la olla con agua caliente y sal, y déjala reposar unas horas. De esta manera se ablandará y será más fácil de eliminar. Si aun así quedan restos, llena la olla de agua, añade un puñado de ceniza y deja que cueza un rato.

Si el interior de la olla está esmaltado, puedes recuperar su color y eliminar las manchas cociendo en su interior agua con un poco de lejía. En este caso ten la precaución de abrir bien las ventanas, para evitar inhalar los vapores tóxicos que se producen durante la cocción.

Para que la olla quede brillante y limpia, pásale un algodón empapado en alcohol metílico después de lavarla.

recuerda.jpgPara conseguir que brille, añade unas gotas de aceite al paño y frótala con él.

P

Planchas de madera para cortar la carne o el pan: ¿La madera ha perdido su brillo? Frótala con zumo de limón para blanquearla. ¿Algún trozo minúsculo de alimento ha quedado pegado? Frótala con sal gorda y, luego, aclárala con cuidado.

Utiliza ambos lados de la plancha; reserva una de sus caras para la carne y la otra para las verduras, frutas, etc. Ten en cuenta que el ajo, la cebolla y algunas hierbas impregnan en profundidad la madera. Emplea una plancha pequeña para estos otros alimentos, es una buena solución para evitar este problema.

S

Saleros: Para evitar que la sal que contienen los saleros se humedezca, pon unos granitos de arroz. Si son de cristal, límpialos con vinagre caliente o sal, agitando con fuerza. Si la tapa es de metal, límpiala con polvos abrasivos en seco y con un trapo suave.

Sartenes: Si tienen óxido, límpialas con vinagre, aceite de oliva o sal. Las sartenes grasientas se limpian por fuera con estropajo y detergente, y con sal común y vinagre caliente por dentro. Nunca uses estropajos abrasivos para las sartenes antiadherentes. Si la parte de afuera está muy sucia, aplica un producto para limpiar hornos.

recuerda.jpgSi ha quedado olor en la sartén al cocinar cebolla, sardinas, etc., elimínalo poniéndola al fuego con agua clara.

U

Utensilios de acero inoxidable: Hoy día encontramos en nuestras casas numerosos objetos elaborados con este material: cubiertos, ollas, baterías de cocina, fregadero, etc. Su limpieza es fácil, pero debes evitar rayarlos. Es suficiente limpiarlos con un detergente suave y así se mantienen como nuevos durante años. Sin embargo, algunas piezas que se utilizan a menudo pueden pulirse de vez en cuando, y así recuperarán su brillo y desaparecerán los arañazos provocados en los múltiples lavados. Para pulirlos, fabrica una pasta mezclando ceniza (de la chimenea o de cigarrillos) con aceite, y frota con ella la zona rayada. Luego, para dar brillo, pasa un trapo mojado en agua con alcohol.

Si las cacerolas de este material tienen manchas blancas en su interior, producidas por la cal o las sales minerales de los productos que hayas cocinado en ellas, elimínalas cociendo durante unos minutos mondas de patata, o déjalas llenas con agua caliente y lejía.

Utensilios de aluminio: Se limpian con detergente y una esponja. Si la suciedad está muy incrustada, límpialos con un polvo abrasivo (del tipo de los que utilizas para limpiar el cuarto de baño), o con un estropajo de aluminio suave y jabonoso. Una vez limpios, debes secarlos muy bien y pasarles un paño con un poco de alcohol de quemar.

Si quieres que queden muy brillantes, frótalos con un paño con unas gotas de aceite.

Si fuera necesario puedes utilizar un estropajo de nailon para desincrustar la suciedad, pero nunca uses estropajos metálicos, lejía o derivados de la sosa cáustica, ya que deteriorarías el aluminio.

Utensilios de plata: Para que recuperen su brillo usa un algodón impregnado en alcohol de quemar, frótalo después con una piel de gamuza.

Para su limpieza, el agua de cocer las patatas es un excelente limpiaplatas. Deja los objetos en remojo durante unas horas en el agua en que has cocido unas mondas de patatas. Conseguirás el mismo resultado aprovechando el agua de cocer espinacas.

Evita que los objetos de plata estén en contacto con los huevos, o con alimentos que elabores con ellos, ya que producen unas manchas negras. Si esto ocurre, puedes quitar estas manchas frotando con un limón partido por la mitad, y aclarando luego muy bien. Obtendrás el mismo resultado frotando con una patata cocida.

Para conservar los objetos de plata que usas muy poco y que tienes guardados, y evitar que se manchen, envuélvelos en papel de seda, para que no estén en contacto con el aire o la luz, que son el origen de las manchas.

A veces, en los objetos de plata que no utilizas mucho, surgen unas antiestéticas manchas negras que desaparecerán si introduces el objeto en vinagre caliente durante media hora. Luego lo aclaras y secas bien, sacando brillo con una gamuza.

V

Vinajeras: Puedes limpiarlas agitando fuertemente con posos de café. También puedes poner una mezcla de lejía y detergente, y dejarla en reposo para que se desengrase.

Vitrocerámica: Resulta maravillosa a la vista y muy tentadora. En teoría son fáciles de mantener, pero a veces la bayeta húmeda no resulta suficiente. Si han quedado pegados alimentos, desliza con mucho cuidado por su superficie una cuchilla de afeitar para quitar lo que no alcances a hacerlo de otro modo.