Prólogo

El episodio de la Nube Negra siempre ha tenido para mí un aspecto fascinante. La tesis que me hizo ganar mi beca en el Queen’s College, de Cambridge, se relacionaba en ciertos aspectos con este hecho épico. Ese trabajo se publicó luego, después de algunas modificaciones convenientes, como un capítulo del libro de Sir Henry Clayton, Historia de la Nube Negra, lo que mereció mi gratitud.

Por eso no fue del todo sorprendente que Sir John McNeil, médico bien conocido y anteriormente investigador en nuestra universidad, me legara al morir una voluminosa colección de documentos relativos a su propia experiencia respecto a la Nube. Más sorprendente era la carta que acompañaba a los documentos. Decía:

Queen’s College, 19 de agosto, 2020

Mi querido Blythe.

Espero que perdone a un anciano por charlar ocasionalmente consigo mismo acerca de algunas de sus especulaciones respecto a la Nube. Ocurrió que durante la crisis yo estaba en una posición que me permitió enterarme de la verdadera naturaleza de la Nube.

Esta información, por varias razones convincentes, no se hizo nunca pública y parece desconocida para los relatores de historias oficiales (¡sic!). Me ha provocado mucha angustia mental decidir si lo que sé debía irse conmigo o no. En la duda he decidido pasar mis dificultades e incertidumbres a usted. Estas serán más claras cuando haya leído el manuscrito, que, incidentalmente, he escrito en tercera persona, para no aparecer como demasiado mezclado con la historia.

Además del manuscrito le dejo un paquete que contiene un rollo de papel perforado. Le pido que lo guarde con el mayor cuidado hasta que comprenda su significado.

Sinceramente suyo

John McNeil