«De las caóticas calles de Nueva Delhi a la orbe moderna del aeropuerto, un espejismo que enfrenta el viajero. Prefiero quedarme con la realidad de allá afuera. » Vedina.

 

En la sala de espera Marco permanecía sentado, la miraba como si nunca más la volviera a ver, pero así mismo como lo conoció de una manera misteriosa así mismo desapareció.

-¿A dónde habrá ido?- se preguntaba Vedina mientras ingresaban al avión. En un instante de búsqueda quiso devolverse pero Gabriel se lo impedía.

-Deja que tu ángel de la guardia siga su camino.

<Ángel de la guardia mi dulce compañía» cómo desprenderse de un sentimiento que ha permanecido fiel después de tanto tiempo, ya Marco le había hablado sobre lo malo que era el apego, pero qué difícil era aplicarlo, y aunque presentía que no se subiría, guardaba la ilusión de verlo entrar por el pasillo del avión, pero la esperanza fue desapareciendo cuando empezó el rodaje en la pista, una separación dolorosa y a la vez victoriosa de la tierra que amaba profundamente.

Sacó la bandera de plegaria, se puso los audífonos para escuchar el sonido armonioso de un cuenco tibetano, con las voces de hombres que cantaban el mantra más hermoso que había escuchado en Sikkim. «Om ma ni pad me hum»

 

Om ma ni pad me hum” Om representa nuestro cuerpo, palabra y mente, Mani significa joya, altruismo infinito, Padme significa sabiduría, entonces Hum es la combinación de altruismo y sabiduría» XIV Dalai Lama.