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REVELACIÓN
Escarbando cada rincón de la casa de Sofía, en el estudio encontró más de 50 obras que hablaban sobre el hinduismo y unas cuantas más sobre el budismo, en casi todas en algún texto relevante mencionaban la reencarnación, Gabriel no tenía duda que era un renacimiento, pero por qué Sofía le atrajo tanto leer esos libros, por qué nunca buscó ayuda dentro del contexto cristiano, jamás demostró interés en emigrar hacia otras religiones, si bien su fe era mediocre, necesitaba llenarse de otros conocimientos para no sentirse vacía y como nada suplía su necesidad, planeó quitarse la vida para acabar con el sufrimiento terrenal. Ella siempre supo muy bien lo que quería.
Al ver el título que correspondía a la literatura más antigua de la India, se dio cuenta que el nombre de Vedina nunca le fue indiferente a Sofía, y aunque él no sabía en su momento el significado, lo acababa de descubrir, se trataba de los Vedas, los libros base de la religión védica previo al hinduismo explicado en varios tomos, la palabra en sánscrito significa conocimiento. Aquel sueño con la diosa que dejaba su nombre escrito entre las nubes, ahora tendría un significado más claro.
De tanto leer se quedó dormido, despertó con una idea clara en su cabeza, a Justina había que hacerle una regresión, era necesario que recordara algo de su vida pasada, y aunque todo le sonara a locura, algo tenía que salir de todo este embrollo. La cita con el hipnotista más importante de la ciudad sería al día siguiente, no le comentó nada a las criadas, quería observar su reacción para darse cuenta de que él no era el único que estaba viviendo una situación sobrenatural.
En la mañana siguiente muy temprano apareció Justina, Margarita fue a abrir la puerta, pero lo único que hizo fue cerrarla de inmediato al ver la misma imagen de Sofía, Justina insistía con el timbre, pero Margarita petrificada no reaccionaba, a los segundos apareció Calixta y abrió la puerta, su reacción quizá fue aún peor, se quedó mirando a la mujer y cayó privada del susto, Gabriel tuvo que intervenir, el parecido era evidente, cuando las mujeres reaccionaron empezaron a dar alaridos por toda la casa, confundiendo a Justina con el fantasma de Sofía, esa era la escena que quería presenciar.
Sus corazones podrían unirse a una banda de guerra como tambores, no era una visión quimérica, era la imagen de un muerto que ahora aparecía vivo, “si la tocamos advertía Calixta podríamos recibir un castigo divino por nuestra curiosidad” y solo manifestaban su sorpresa observándola con recelo, Margarita no resistió y se lanzó a tocarla «es la patrona» decía.
El hipnotista llegó, observó la sala y pidió un lugar más adecuado para la paciente, que mejor que el cuarto de Sofía, en su propia cama. Mientras ella caminaba Gabriel esperaba que evocara algún recuerdo de su vida pasada, pero nada de eso sucedió.
Se acostó bocarriba, con las manos tendidas, era importante que estuviese completamente relajada, ella siempre lo estaba. El hombre llegó y empezó a inducirla en un estado de hipnosis en donde sólo debía someterse a la voluntad de creer que todo lo que iba a pasar era algo real. En medio del silencio se escuchó un fuerte grito, estimulada por el shock, el cerebro de Justina empezó en un trance y estaba dispuesta a seguir las pautas que le daban, estaba tan concentrada que aceptaba todas las sugestiones del hipnotista, cada vez le pedía que fuera a un recuerdo más antiguo, las sensaciones que experimentaba las reflejaba en su rostro gesticulando dolor, estaba ahí en el hospital donde conoció a Rodolfo, lo que más le marcó fue su reacción al verla, no dejaba de observarla, su mirada desencadenaba terror «cómo es posible», me decía, “pero yo sólo lloraba, quería que alguien me consolara de algún dolor que no entendía y que jamás comprendí”.
El hipnotista le pidió que rescatara lo bueno y dejara ir lo malo de aquél dolor, le pedía que fuese más allá de ese recuerdo sin esforzar la mente ni recrear escenas fantasiosas de su imaginación. Allí tardó más de lo que se esperaba, ningún recuerdo evocaba, hasta que hubo un momento de pánico, algo vio pero abrió los ojos asustada y conmocionada. El hombre tuvo que tranquilizarla tenía que relajarse y continuar con la regresión hipnótica, cuando le pedía que describiera lo que había visto, se negó en hacerlo, le daba miedo sentirlo, así que se levantó de la cama y se marchó. Gabriel simplemente la dejó ir.
Estaba seguro que era Sofía, pero tal vez ella no lo sabía, cómo imaginarlo si su cuerpo fue cremado y la urna de sus cenizas aún reposa en esa habitación, ahora la pregunta que lo inquietaba era, por qué Dios la trajo de nuevo, para qué.
Apenas salió del cuarto, Justina no hacía más que tocar su frente, se fue corriendo aspaventada, Margarita la veía alejarse mientras aterrada se daba la respuesta de su reacción, «la señal en la frente, es ella.» y cayó sentada en el mueble, Calixta la miraba con sus ojos grandes aun esperando que alguien la despertara de ese sueño.
Fueron días enteros en que Gabriel se encerraba en el cuarto leyendo toda clase de libro que hablara de la India, estaba seguro que solo viajando podría encontrar alguna respuesta del renacimiento de Sofía, estaba tan obsesionado con el caso que pensó que no sería el único en el mundo.