HABLA…  MENTE (III)

Temía que eso ocurriera, sí.

Es más, casi estaba seguro de que Aurea iba a eludir esta primera tentativa por destruirla.

De todas formas, Craig, a veces, no pasa de ser un simple estulto. No se esfuerza lo más mínimo en utilizar su cerebro. No piensa por él mismo. Se limita estrictamente a cumplir órdenes. Inhibiéndose de cualquier iniciativa. Evitando asumir cualquier tipo de responsabilidad personal, por insignificante que ella sea. Como dirían los humanoides: no se complica la existencia.

Tampoco me conviene que piense demasiado, que tome decisiones por su cuenta. Porque entonces sucede lo que con Aurea.

Aurea...

Me irrita que haya conseguido burlarme, sí.

De no haberlo hecho, me habría decepcionado. Habría sido una muestra de que en algo había fallado yo al dotarla de un aparato intelectual muy parecido al mío, de una Energía muy similar.

¡Maldita disidente!

Se nos ha perdido en el Tiempo me dice Craig, con expresión estúpida. La que le corresponde, desde luego. Pero es fiel, sumiso y obediente. Se dejaría despedazar vivo por defenderme y eso es lo que cuenta. Añade: Está ahí, ¡sé que está! En la situación exacta que habíamos calculado. Las coordenadas distancia-destino de las cabezas desintegradoras eran correctas... ¡pero ella se ha camuflado en el Tiempo! Se halla en el mismo punto del Espacio pero en otro Tiempo. ¡Ha viajado al Pasado! ¿Me das permiso para que yo la...?

¡No! Permiso denegado, Craig. Tenemos cosas mucho más importantes de que preocuparnos.

¡Pero Aurea puede convertirse en un grave obstáculo a tus proyectos!

Ya lo es. Y nos desharemos de ella. En su momento, Craig. En su momento.

¿No has dicho antes que exterminarla era asunto prioritario?

¡En su momento, Craig! Acaba de perder la prioridad. Aurea será muy peligrosa, pero no lo es ahora, no en este instante. Está sentenciada y morirá. Pero primero hemos de ocuparnos de la destrucción de ese artefacto que van a lanzar los terrícolas,

Todo está dispuesto al respecto, Mente.

El lanzamiento, en unidad-tiempo terráquea, será dentro de tres días. ¿Funciona el plan conforme a mis instrucciones, Craig?

Te lo he dicho antes. Sí. Tenemos cinco naves distribuidas alrededor de la Tierra a tres cuadrantes por encima de su órbita, debidamente camufladas para que no pueda detectarlas ningún instrumento humanoide. Dos de ellas ofrecen la estructura externa de una astronave de guerra «Soyuz G-XV», de las que fabrican los... ¿cómo se llaman?

Soviéticos.

¡Ah, sí, soviéticos! Pulverizarán el artefacto terráqueo con una descarga de radiaciones termolax.

Eso será, ¡no lo olvides Craig!, cuando el «Buspace I» haya abandonado la órbita terrestre y asiente el rumbo en la suya propia.

Así se hará, Mente. Te mantendré informado. Y trataré, no obstante de localizar a Aurea. Tengo en eso a dos magnetocomputadoras.

Bien, Craig. Puedes retirarte.

Aurea...

Su nombre, sin yo desearlo, hace zozobrar unos instantes mi Energía.

Debo dominarme, sí.

Evitar que me obsesione.

Mi Energía y mi Poder no pueden obnubilarse, ofuscarse, frente a un átomo fugaz de mi propia unidad de Tiempo.

Ella, no debe ser algo trascendental para mí.

Sólo, una vulgar disidente a la que debo trasladar a la nada.

Eso. Sólo eso.

Yo, existo desde siempre.

Ella no es más que una pasajera en mi existencia. Un producto de mi Poder y perfección.

Aunque no quiero, me preocupa el hecho de sus connotaciones terrícolas. No debí perfeccionar su aparato intelectual ni dotarla de tantos poderes.

Ya es tarde para lamentarse.

En su momento, la destruiré.

Debo ocuparme del humanoide. Centrar en él mi atención. En esa larva insignificante a la que Aurea ha transmitido algunos detalles de mi proyecto invasor y de parcial exterminio.

Debo concentrarme en él y obstaculizar su labor.

Pienso que nadie de los suyos le creerá. Pero no debo, tampoco, fiarme excesivamente del escepticismo humano. Tienen reacciones imprevisibles. Reacciones que ellos mismo ignoran.

Fruto lógico de su imperfección, de sus impurezas psíquicas, de su carencia de autocontrol.

Se llama Walter Lambert y es periodista.

Le tengo localizado, sí.

Su debilidad mayor: la hembra. Tendré en cuenta ese importante detalle.

Está pensando...

Piensa, sí.

Pero de forma atropellada y confusa. Los hechos han alterado su función psíquica a causa, principalmente, de la actuación de Aurea, transportándolo primero, hibernándolo después y devolviéndolo finalmente a su lugar y Tiempo. Demasiadas emociones juntas para un cerebro humanoide.

Muy confuso está el tal Lambert, sí.

Pero piensa. Y duda.

Admite la veracidad de todo lo sucedido, pero en el fondo, late la duda.

Si puedo evitarlo, por ahora, no lo destruiré. No es momento de que se produzcan sucesos extraños, inexplicables, que de una forma u otra puedan alertar al espécimen terrícola. Bastará con interferir su labor.

Voy a entrar en su cerebro. Necesito identificarme más. Saber cómo piensa actuar. Lo que hará.

Lo capto muy débilmente. La señal que emite es difusa. Y, confusa también. ¡Pobres desgraciados! No emiten fuertes radiaciones. Lambert tampoco. Y eso que su cerebro, en el catálogo humanoide, es de los privilegiados. La capacidad mental de todos ellos es muy corta, incluida la de ese individuo.

Debo activar mis células.

¡Ahora! j

He entrado en su cerebro y leo un nombre: Robin Howard.

Un amigo suyo. Un miembro de la Cosmopol. Piensa acudir a él.

Entiendo...

¡Craig!

Se materializa al instante.

¿Sí, Mente?

Dispón dos hombres... Garko y Sensath, para viajar a La Tierra en misión especial. Y la mujer más hermosa de que dispongamos a bordo.

Marka...

Que se materialicen en mi presencia. \

Aparecen.

Me limito a mirarles con mi aparato intelectual. Mi Energía está trabajando en sus complejos intelectuales. Sólo han transcurrido tres segundos y ellos ya saben el cómo y porqué de su misión.

Magnetrotrasládalos, Craig.

Al momento. Mente. '

Bastará, por ahora, con sabotear a Lambert. Con obstaculizarlo.

Una vez desintegrado el «Buspace I» y conforme avance nuestro proyecto, decidiré respecto a él. *

Quizá pueda serme útil si decido intervenir su psiquis.

Quizá...