ACTO 8

Perdidas irreversibles

El alivio volvió a la vida de los chicos cuando vieron acercarse un segundo helicóptero que los sacaría finalmente de aquella terrible isla. La cantidad de experiencias que habían vivido en aquel lugar, les había servido para compenetrarse como amigos, pero sin duda alguna, había muchos traumas que superar.

Un día, abordaron un avión con la esperanza de poder conquistar un continente nuevo a través de su música y su talento, pero a cambio, habían conseguido una tragedia incomparable.

Frank había sido el pilar de la banda desde sus inicios. Los chicos tocaban en un bar de la ciudad, trataban de ganar algunos dólares para poder comprar nuevos equipos y seguir creciendo como banda.

Frank se había sentado en una mesa cercana a la banda, no tenía la menor idea de cómo se desarrollaba la industria musical, se había dedicado los últimos años de su vida al negocio de la construcción, pero las cosas no habían salido bien.

Una gran cantidad de deudas y una esposa embarazada, protagonizaban una vida que estaba convirtiéndose en un completo desastre para Frank Navas. Sin querer había llegado justo al lugar correcto en el momento indicado, pudo apreciar el talento de los chicos desde el primer acorde que escuchó.

Su sonido era fresco e innovador, nada parecido a la basura que solían sonar en la radio en aquellos días. Mientras Frank no puede controlar seguir el ritmo de la batería con su pie golpeando el suelo, sabe que la banda tiene un potencial increíble que puede explotar al máximo.

Conoce a un par de amigos que cuentan con estudios de grabación y algunas amistades que trabajan en estaciones de radio, si logra ubicar a los chicos en los rankings locales, podría conseguir algo de dinero extra.

Matt había dado una demostración de energía y técnica vocal aquel día, mientras que Dylan y Daniel, eran unos ejecutantes formidables de cada uno de sus instrumentos. Evan y Robert no eran resaltantes en la banda, eran demasiado tímidos como para ganar reconocimiento, pero no era algo que perjudicara a la banda.

Al finalizar la presentación de los chicos, Frank se acercó a ellos. Mientras recogían sus equipos, les hizo una propuesta que todo músico está esperando que llegue algún día.

— Hola, chicos. Suenan increíble. ¿Les gustaría grabar un disco alguna vez? — Dijo Frank.

Todos respondieron de forma afirmativa, no podían creer lo que les acaba de proponer este completo extraño que simplemente había quedado encantado con su presentación.

— No puedes llegar de la anda y ofrecernos grabar un disco, así como así. ¿Cuál es el trato? — Respondió Daniel.

— Por supuesto que hay un negocio detrás de todo esto. Pueden hacer mucho dinero con mi ayuda y mis contactos. Evidentemente, yo ganaré un porcentaje de todo esto. — Dijo Frank.

— A mí me parece increíble. ¿Qué tal si vas a mi casa mañana y nos escuchas de nuevo? — Dijo Dylan.

— ¡Perfecto! Prepárense para hacer dinero, chicos. Ustedes son increíbles, el mundo tiene que conocerlos cuanto antes.

La intuición de Frank no se había equivocado, los chicos tenían un talento increíble y se convertirían rápidamente en la sensación de las emisoras de radio locales. Cuando los fanáticos empezaron a hablar de esta banda, su fama comenzó a ascender como la espuma.

Frank había dado en el clavo, y había conseguido dejar completamente su trabajo para dedicarse al manejo de la banda. Era un negocio completamente rentable para él, y mantenía a los chicos en constante movimiento por todo el país.

La intención de Frank, era que en cada rincón del planeta se escuchara la voz de Matt, los solos de guitarra de Dylan y los impresionantes ritmos creados por Daniel. Y así como se los había prometido, las cuentas de los chicos comenzaron a llenarse de dinero con el pasar de los días. Con cada presentación, los talentosos miembros de la banda, acumulaban más fanáticos que los seguían por todo el país.

Frank se convirtió en un padre para los cinco chicos, pero especialmente para Daniel, quien se perfilaba como el líder de la banda. Era el más centrado y enfocado en los objetivos que deseaban conseguir.

El sueño que tenía Daniel de convertirse en un baterista estrella, finalmente se estaba materializando gracias al apoyo y la ayuda de Frank. Tener que dejarlo ir con aquella gran masa de acero, no había sido nada fácil para él.

Frank dejaba a una desolada esposa viuda y a una pequeña niña que solo podría escuchar las fantásticas aventuras de su padre junto a cinco músicos talentosos que estaban dispuestos a comerse al mundo.

El éxito no había llegado solo, todo había sido por la intervención de Frank, así que todos le debían gran parte de sus experiencias a la capacidad que tenía este sujeto para poder conseguir contratos.

Mientras los chicos eran trasladados de nuevo a sus casas, no podían dejar de pensar en la idea de que allí abajo, en el fondo del mar, se encontraba el creador de un sueño que se había convertido en realidad.

No volverían a ver la sonrisa de el gran Frank y las giras no volverían a ser lo mismo sin la constante supervisión en las habitaciones de hotel. A pesar de ser un gran manager, Frank era un gran amigo de los chicos, perderlo, fue nefasto para el grupo de rock y sus fanáticos.

Pero la noticia de la muerte de Frank no había sido la peor parte de la pesadilla. Quizás existía una pequeña posibilidad de que la banda siguiera adelante sin Frank, pero era imposible que continuaran sin Dylan.

Daniel se preparaba para darle la noticia a Paula, no quería que se enterara a través de las noticias con palabras vacías agregadas que no tenían ningún tipo de empatía por los familiares del fallecido.

— Dime la verdad, Daniel. ¿Dylan no sobrevivió? — Dijo la chica en medio de un mar de lágrimas.

Daniel respondió con su cabeza, su negativa golpeó el corazón de Paula con una fuerza impresionante, la chica había perdido a su hermano mayor. No tenía idea de que había ocurrido, y quizás los detalles de lo ocurrido, podrían minimizar el dolor, pero Daniel no tenía intenciones de distorsionar la imagen que tenía de Dylan.

El hecho de que el chico hubiese ingerido algunas drogas antes de subir al avión, había sido determinante para que cayera en el estado de inconsciencia en el que se había sumido.

Si las noticias revelaban esto, la imagen de Dylan quedaría completamente destrozada, así que lo mejor que podía ocurrir, era que el cuerpo del joven guitarrista, permaneciera en la isla.

— Gracias al cielo estas bien. Pero, ¿por qué Dylan no está aquí también? — Preguntó la chica.

— Estaba muy débil y no resistió. — Respondió Daniel.

— Esto es una pesadilla. Aunque mi corazón me decía que posiblemente Dylan no sobreviviría. Igualmente es duro aceptar esto.

La chica abrazó fuertemente a Daniel, y se quedaron unidos en un abrazo que perduró durante el resto de la madrugada. Era el único lugar donde Daniel deseaba estar, en los brazos de Paula.

Quien, a pesar de estar devastada por la pérdida de su hermano, había conseguido algo de paz al recuperar al único hombre que había amado con tal intensidad.

— No quiero que vuelvas a marcharte jamás. Esto ha sido lo peor que me ha pasado en la vida, Daniel. Casi te pierdo para siempre. — Murmuró la chica.

— No iré a ninguna parte. Me quedaré a tu lado para siempre.

Todo parece parte de una larga pesadilla que había transcurrido desde el momento en que se informó la desaparición del avión. Paula había tenido que afrontar duros días de desesperación.

Su familia estaba conformada únicamente por su padre, quien había decidido casarse nuevamente con una vieja amiga, después de la muerte de la madre de Paula y Dylan. Esta nueva mujer, mantenía a su padre lejos de la casa constantemente.

Vivían viajando por diferentes países, así que Dylan se encargaba de cuidar de Paula mientras se encontraba en la casa. Pero era una chica muy independiente. Durante sus años en Europa, había logrado crecer mucho como mujer. Ahora tenía que seguir adelante sin la presencia del irreverente Dylan.

Una gran ceremonia se llevó a cabo luego de la recuperación de los chicos. Todos habían sido reunidos nuevamente, pero la ausencia de Dylan y Frank creaba un vacío muy grande.

Habían decidido rendir homenaje a los dos amigos que habían perdido la vida, reunido a amigos y fanáticos para recordar algunos de los momentos más característicos protagonizados por, los ahora ausentes compañeros de banda.

Entre lágrimas y risas, todos compartieron cada una de las anécdotas que fueron acumulando a través de los años juntos. Era muy emotivo ver como cada uno de los voluntarios que decidían tomar el micrófono para relatar su historia, siempre terminaban con lágrimas en sus ojos.

Una de las intervenciones más fuertes había sido la de su esposa Emily, quien caminaba hacia el escenario con la pequeña niña a su lado. Todos podían ver la tristeza en su rostro.

Emily estaba completamente inconsolable. Entre sus manos llevaba una pequeña fotografía de Frank. Se encontraba un poco arrugada, pues la frustración la obligaba apretarla entre sus puños.

Estuvo parada algunos segundos frente el micrófono intentando recuperar la calma antes de comenzar a hablar. Todos esperaban que dijera algunas palabras referentes a la juventud juntos, o su noviazgo, inclusive alguna anécdota sobre su hija.

Pero fue muy sorpresivo para los chicos de la banda, escuchar como Emily contaba que uno de los días en los que pudo ver una clara felicidad en el rostro de Frank, fue cuando llegó aquella noche del bar.

Había llegado con una nueva idea en la cabeza, y por más que la mujer intentó persuadirlo de que esto no funcionaria, Frank estaba convencido completamente de lo contrario. Confiaba siempre en su instinto, y siempre que el corazón lo guiaba, no había manera de hacerlo cambiar de parecer.

El brillo en sus ojos era característico, nunca había tenido la posibilidad de verlo tan entusiasmado con una idea tan alocada como la que había gestado aquella noche con una botella de cerveza en la mano.

A pesar de las fuertes preocupaciones que la familia tenía en aquel momento, Emily no le dio la espalda y lo apoyó constantemente hasta el último día que pudo. Frank tenía más fe en esos chicos que ellos mismo, les dio la posibilidad de conocer una parte del mundo y acumular experiencias, esa era su misión en este mundo.

En raras ocasiones podía verse a Frank descansado, siempre se encontraba en su móvil haciendo alguna llamando a una estación de radio, o buscando una nueva fecha para que los muchachos realizaran una presentación.

El esfuerzo realizado por Frank no fue en vano, los chicos habían conseguido lo que habían deseado siempre, pero sobre todas las cosas habían obtenido lo que pocos consiguen en la vida, una amistad genuina por parte de Frank.

Todos los presentes se pusieron de pie y aplaudieron durante algunos minutos a la esposa de Frank.

Aquel día quedaría grabado en el recuerdo de cada uno de los asistentes a aquel homenaje, donde también se pudieron escuchar algunas palabras emotivas acerca de Dylan. Muchas eran las anécdotas que podrían relatarse acerca de este chico, pero las más irreverentes las solía compartir con Daniel.

Este caminó con la ayuda de unas muletas hacia el escenario. Estando parado allí frente a todos, pudo entender la razón del porque habían llegado tan lejos.

Todo el esfuerzo y las horas de práctica que invertía Dylan en su instrumento, estaban enfocadas en alcanzar el éxito. Posiblemente si Dylan no hubiese creído en ese proyecto de la forma en que lo hizo, no habrían llegado al lugar en el que se encontraban entonces.

— Gracias a Dylan pude evolucionar como músico y como persona, su recuerdo vivirá en mi corazón el resto de mi vida. Lamentaré cada día no poder escuchar sus solos de guitarra eléctrica de nuevo, más que en sus grabaciones. Hoy despedimos a una estrella. — Finalizó Daniel.