ACTO 7
Todo o nada
El lugar estaba repleto de frutas y algunas pequeñas especies que habían servido de sustento para los sobrevivientes. La actitud con la que habían enfrentado la situación era admirable, muchos no habrían resistido más de un par de días en esas condiciones, pero los chicos habían conseguido sobrevivir por dos semanas.
Matt y Julia habían logrado compenetrar lo suficiente como para iniciar una relación. No era el lugar en el que te imaginas conseguir el amor, pero este suele encontrar a las personas en cualquier parte.
La inflamación en la herida de Daniel había disminuido y se había convertido nuevamente en una pieza clave para poder resistir algunos días más en la isla. Su colaboración se volvió determinante, pero su estado de ánimo no mejoraba al ver como Dylan continuaba sumido en un sueño profundo.
Pero el peor de sus miedos llegó el día en que finalmente, Dylan dejó de respirar. Una extraña reacción se generó en su cuerpo, lo que le impedía respirar con normalidad.
Todos los sobrevivientes hacían las maniobras necesarias para poder estabilizarlo, pero todos los esfuerzos fueron inútiles. Había pasado demasiado tiempo si la atención médica necesaria y finalmente su cuerpo colapsó.
Una tarde antes del ocaso, la vida de Dylan se marchó con el sol para no volver jamás. De nuevo la tristeza se adueñó de los chicos, las esperanzas de volver a ver al irreverente Dylan de pie, se esfumaron con el último respiro del chico.
— Él lo sabía, no debimos tomar este maldito avión. — Dijo Daniel.
— Debes mantener la calma, Daniel. Aún no sabemos cuánto tiempo estaremos aquí. — Dijo Robert.
— Esto no debió pasar, nunca debimos salir de Houston. Ahora estamos atrapados en este lugar para siempre.
— Tienes que calmarte, estás alterando al resto del grupo. — Dijo Julia.
— ¡Todos van a morir! No me interesa si se alteran o creen que estamos de vacaciones. Púdranse, me largo de aquí. — Dijo Daniel.
La frustración llevó a Daniel a lanzar al mar algunos escombros del fuselaje en el que habían llegado, tomó una gran vara de madera y comenzó a remar mar adentro.
Algunos de los chicos intentaron detenerlo, pero los niveles de desesperación, habían llevado al joven baterista al borde de la locura. Para Daniel, era imposible asumir que todo estaba bien, debía hacer algo, no estaba acostumbrado a sentarse a esperar que las cosas se resolvieran por sí solas.
Había escogido una hora terrible para tomar aquella decisión, ya que se hacía de noche y no contaba con los implementos necesarios para sobrevivir. La desolación había invadido a sus compañeros, quienes ya daban por muerto a su amigo.
Las bajas temperaturas de la noche, no le permitirán sobrevivir mucho tiempo. Haciendo uso de todas sus fuerzas, Daniel remaba continuamente sin descanso, logrando alejarse de la isla rápidamente.
En menos de una hora ya había perdido completamente la isla de vista, esto le daba una idea de cuánto había logrado avanzar, así que no dejó de remar en ningún momento. El espíritu incansable de Daniel lo impulsaba cada vez más hacia la salvación, ya que aspiraba haber dado con algún barco cuando llegara la luz del sol.
El chico había seguido a su corazón y estaba entregando cada gota de energía para poder conseguir la ayuda necesaria para él y sus compañeros, quienes seguramente morirían si no hacía algo por ellos.
Tener que haber visto morir a Dylan era lo suficientemente doloroso como para tener que afrontar otra muerte de los chicos.
Los brazos de Daniel comenzaban a entumecerse y las ampollas en sus dedos no le permitían continuar. Daniel se desplomó sobre el gran trozo de acero después de 4 horas de remar continuamente. Perdió completamente el conocimiento hasta el día siguiente.
Un gran barco puede verse en la distancia, la luz del día ha llegado y Daniel está siendo carbonizado por el sol. Intenta retomar las fuerzas y comienza a remar desesperado en dirección a la nave.
Pero ha perdido su vara, esta vez tendrá que hacer con las manos, pero esto no impide que lo intente con todas sus fuerzas. Por suerte, el barco se encuentra detenido, así que cuenta con tiempo suficiente para poder llegar hasta él.
Al no saber esto, Daniel no se detiene, rema con fuerza con la escasa energía que le queda y comienza a acercarse progresivamente al barco. Luego de un par de horas, finalmente llega a acercarse lo suficiente para ser percibido por algunos tripulantes.
Se trata de un barco pesquero, el cual logra auxiliar a Daniel, quien no tiene idea de donde se encuentra y ha perdido completamente la orientación. No tiene fuerzas ni para hablar, pero ha salvado su vida y espera poder salvar a sus compañeros.
Luego de la partida de Daniel, las cosas se pusieron realmente difíciles. Las palabras de desesperación del chico, le dieron una dosis de realidad al grupo de sobrevivientes, quienes no habían visto pasar un solo avión o helicóptero cerca.
Aparentemente, el mundo se había olvidado de ellos, pero desconocían que el avión había perdido su ruta, realmente los estaban buscando en otra ubicación. Había muy pocas probabilidades que los encontraran en aquel lugar.
Los grupos se dividieron e iniciaron una guerra por la supervivencia. El grupo honesto y unido que había existido una vez, había desaparecido, por lo que la vida de los chicos estaba peligrando con cada segundo que pasaba.
Una noche, el grupo adverso al grupo de Matt, intentó quemar el pequeño campamento que estos habían tenido que construir al ser expulsados del campamento inicial. Habían perdido completamente la cordura y amenazaban con asesinarlos y comer su carne.
La desesperación invadía a Matt, Robert, Julia y Evan, quienes conformaban el pequeño grupo que apoyaba la idea de permanecer unidos.
Mientras que el otro grupo estaba conformado por 5 sobrevivientes que habían perdido completamente la cordura y querían convertir aquel lugar en un campo de guerra en el que solo quedarían los sobrevivientes de la batalla.
Después de un par de horas, Daniel despertaba completamente alterado en una pequeña cama. El lugar estaba completamente oscuro, pero seco, así que Daniel sabía que se encontraba seguro. Se puso de pie y caminó con dificultad hacia la puerta. Un hombre obeso lo interceptó en la puerta.
— Al fin despiertas, chico. Soy Gus, el capitán de este barco. — Dijo el sujeto.
— Mi nombre es Daniel Sierra. Mis amigos aún están en una isla cercana. Tenemos que ir por ellos.
— Me temo que eso no será posible mi querido amigo. Tenemos el tiempo en contra y se aproxima una gran tormenta.
— Con más razón aún, tenemos que ayudarlos. Morirán. — Dijo Daniel.
— Enviaré un reporte indicando nuestra ubicación y alguien se encargará de ir por ellos. Pero nosotros debemos irnos.
Las piernas de Daniel no pudieron mantenerlo de pie, así que este se desplomó súbitamente al suelo. Gus lo tomó entre sus brazos y lo llevó nuevamente a la cama.
Cuando Daniel despertara nuevamente, se encontraría rodeado de luces blancas y montón de personas con batas. Sentía que estaba alucinando, pero realmente se encontraba en un hospital. Era todo un milagro lo que había ocurrido con su vida.
La gran tormenta había golpeado fuertemente la isla, los refugios de ambos grupos habían quedado destrozados y un gran árbol había deshecho todo lo que había logrado construir el grupo de Matt.
Finalmente se estaban dando por vencidos. No había posibilidades de que Daniel hubiese sobrevivido a una tormenta como esa, mientras que ellos estaban condenados a permanecer allí, sin fuego, con escasa comida y con un grupo de dementes.
Las condiciones eran patéticas, pero los oídos de Matt escucharon lo que, para él, era muy similar a canto de los ángeles. Se trataba del primer helicóptero que había pasado desde su llegada a la isla.
A pesar de la emoción, Matt no dejaba de pensar en Daniel y en su posible destino fatal. Las lágrimas inundaron sus ojos cuando el helicóptero aterrizó en el lugar. El grupo de Matt intentó acercarse, pero fueron amenazados por el grupo adverso, quienes deseaban ser rescatados primero.
Solo podían transportar a 6 personas de la totalidad de sobrevivientes, pero aseguraban que unas horas llegaría el próximo helicóptero.
Los chicos tenían que afrontar algunas horas adicionales en aquella isla, solo que no tenían que encarar la amenaza de ser asesinados por un grupo de psicópatas. La fe y las esperanzas habían vuelto a las vidas de los chicos, quienes no tenían idea de cómo habían dado con ellos de una forma tan precisa.
— ¿Creen que Daniel tenga algo que ver con esto? — Preguntó Julia.
El resto de los chicos se quedaron mirando mutuamente con asombro, posiblemente lo había logrado. Daniel había puesto en riesgo su vida para poder salvar la de los chicos, pero no tenía el valor para afrontar la realidad de la muerte de Frank y Dylan.
Una de sus pesadillas más horribles tendría que afrontarla el día que tuviera que encontrarse frente a frente con Paula y tener que darle la terrible noticia de lo que le había ocurrido a su hermano.
A pesar de no tener nada que ver con él, Daniel sentía una gran responsabilidad en lo ocurrido. Quizás si hubiese tomado la determinación de salir de la isla, días atrás, pudiese estar compartiendo la fortuna de haber sobrevivido junto a su amigo.
Los chicos habían tomado la decisión de sepultar el cuerpo de Dylan en aquella isla, así que sus familiares no contarían con el cuerpo para poder sepultarlo ellos mismos.
Sería un duro golpe para la familia de Paula y para la banda. Todo el éxito que habían acumulado se lo debían, en gran medida, a todo el esfuerzo que habían impreso Dylan y Daniel.
Sin ellos no hubiese sido posible alcanzar el éxito y la fama que un día los convirtió en las estrellas de la música rock contemporánea. Pero a pesar de que habían acariciado el éxito, esta misma búsqueda de la fama, había llevado a Dylan a la tumba.
El primero en llegar al hospital había sido Alex, por alguna extraña razón, había decidido no acompañar a la banda en su gira por Asia.
Alex había preferido quedarse en los Estados unidos y cuidar de sus padres, ya que Roberto no estaba capacitado para esto. Fue la mejor decisión que pudo haber tomado el hermano mayor de Daniel, ya que posiblemente no habría sobrevivido al accidente.
Mientras sostiene su mano, Alex le brinda todo el apoyo a Daniel, quien aún se encuentra bajo los efectos de los analgésicos y no puede hablar. Debe recuperarse antes de poder dar cualquier declaración de lo ocurrido.
Aún no se han dado los detalles acerca de los nombres de los sobrevivientes. Pero Los informes presentados por los rescatistas, arrojan una realidad que la coloca en una situación de estrés.
Según los reportes, solo habían sido trasladados 5 personas, todavía faltaban algunas personas por rescatar, tres de ellos eran hombres y una chica. Esto encendió las alarmas, ya que se desencadenaron una serie de especulaciones acerca de quién era el integrante de la banda que no había sobrevivido.
Muchos hablaban de que todos habían muerto, menos Daniel. Pero todo quedaría descubierto una vez que Daniel se recupera, o revelaran los nombres de los sobrevivientes.
Paula acude desesperada al hospital en busca de respuestas. Intenta ver a Daniel, está tan preocupada por su estado de salud como del hecho de saber cómo está su hermano. Tiene el corazón destrozado al ver el estado físico de su amado Daniel.
El ingreso de la chica es denegado, Daniel debe descansar y no está capacitado para hablar aún. Debe esperar, pero los segundos parecen años, bajo una situación tan desagradable como esta.
— Quiero ver a Paula. — Murmura Daniel al escuchar su voz a las afueras de la habitación.
— No es adecuado que recibas visitas en este momento. — Respondió Alex.
— Necesito verla. Por favor. — Dijo Daniel con una voz muy débil.