ACTO 6

Adaptación y supervivencia

Sus rostros reflejan el gran agotamiento que están experimentando, luego de haber nadado por unos 25 minutos en contra de la marea, finalmente llegan a la orilla. Todos se encuentran bien y pueden ver que otras personas también han llegado a la orilla.

Hay muy pocos sobrevivientes, cuentan la esperanza de que puedan localizarlos pronto. La isla está desolada, ya llegará el momento de explorar, por el momento los chicos necesitan recuperar el aliento, después del gran esfuerzo que han hecho.

Han sobrevivido a un siniestro en el que no contaban con las posibilidades mínimas de salir caminando. Han tenido que internalizar la pérdida de su manager y la gira asiática queda cancelada definitivamente.

Daniel intenta no derrumbarse ante tal tragedia, pero las lágrimas lo consumen, nada puede ser peor en ese momento. Dylan no ha recobrado el sentido y el resto de los chicos no tienen la voluntad para ponerse de pie.

Un grupo conformado por 5 sobrevivientes, se acerca al grupo de recién llegados con la intención de auxiliarlos. Estos han logrado llegar a la orilla en horas de la noche y no se encuentran tan deshidratados como los chicos.

Han logrado armar un pequeño campamento para resguardarse, e invitan a los chicos a acompañarlos hasta allá. Estos hacen un gran esfuerzo, pero sus cuerpos no responden.

Daniel no puede aguantar más, todo comienza a dar vueltas y repentinamente, la oscuridad se hace presente. Completamente desmayado, es el segundo en ser trasladado al campamento improvisado, donde tienen algo de agua potable que han logrado recuperar entre los escombros que continúan llegando a la orilla.

Daniel despierta bajo algunas piezas de fuselaje y hojas de palma, aún no puede creer que realmente estén pasando por una situación como esa.

— ¿Dónde estoy? — Preguntó el confundido Daniel.

— Estamos en medio de la nada. — Contestó una chica de unos 23 años que colocaba unas compresas de agua en su frente.

— ¿Podrías darme un poco de agua? Muero de sed.

— Tu temperatura está muy alta, has estado delirando por al menos tres horas.

— ¿He estado desmayado por tres horas?

— Sí, pero tu estado es estable.

— ¿Dónde están el resto de los chicos?

— Uno de ellos sigue inconsciente. El resto ha comenzado a ayudarnos con la recolección de alimentos. No sabemos cuánto tiempo estaremos aquí. — Finalizó la chica.

Daniel intentó ponerse de pie, pero el mundo parecía estar dando vueltas alrededor de él, así que prefirió quedarse allí un tiempo más y recuperarse.

Al otro lado del océano, se encontraba Paula, quien no había tenido noticias del vuelo de los chicos. Ya los principales noticieros habían dado la voz de alarma sobre la desaparición de un vuelo, pero no había informado con exactitud de cuál se trataba.

No fue muy difícil para Paula, acceder a la información, tenía muchos contactos en los medios, así que pronto daría con la nefasta realidad que involucraba a su hermano y al amor de su vida.

— El vuelo 512 no ha llegado a su destino. Se presume que se precipitó al mar, pero aun no encuentran señales de él. — Dijo Josh Peterson, un gran amigo de Paula que trabajaba para el noticiero nocturno.

— Esto no puede estar pasado. Mi hermano estaba en ese vuelo. Avísame cualquier detalle que obtengas sobre esto.

La noticia había devastado a Paula. Después de haber esperado tanto tiempo por este hombre, una vez que lo consigue de vuelta, la vida se lo arrebata de nuevo. La chica conocía todas las posibilidades existentes, así que no tenía demasiadas esperanzas en obtener noticias positivas de esta extraña desaparición del vuelo 512.

Algunos de los noticieros especulaban sobre el secuestro de este vuelo por parte de terroristas. Otros comentaban sobre una posible falla mecánica, mientras que algunas versiones menos ortodoxas, comentaban sobre un secuestro alienígena.

Todo parecía ser absurdo para Paula, nunca había sentido tanto miedo en toda su vida, perder a Daniel era muy duro, pero perder junto a Dylan no lo podría superar jamás.

Solo era cuestión de tiempo para la que las autoridades comenzaran la búsqueda del lugar del siniestro, pero el océano había hecho su parte, había engullido las piezas más notables del avión, mientras que los pequeños escombros, llegaban a una isla que se encontraba absolutamente abandonada.

Con el pasar de los días, la pequeña comunidad que se había formado en la isla, perdía las esperanzas de poder ser rescatados con vida.

Daniel había sufrido una fuerte contusión en la cabeza, la cual le generaba pérdidas temporales de memoria. Solía estar muy confundido y adolorido, por lo que no era demasiado útil para el resto.

Matt y Robert habían asumido el liderazgo de la situación, mientras que Dylan y Daniel se encontraban en una etapa de recuperación. Ya Daniel había hecho su parte del trabajo manteniendo unidos a los chicos e intentando salvar a Dylan, pero poco a poco se desvanecía.

El recuerdo del rostro de Paula, llegaba regularmente a su cabeza y era lo único que le daba fuerzas para continuar respirando. Sabía que había hecho una promesa y debía cumplirla.

Pero no tenía el valor para poder volver a casa y tener que entregar a Dylan en ese estado, luego de que Paula le hubiese pedido que lo cuidara. Sentía una gran responsabilidad por lo que estaba sucediendo, la impotencia lo consumía al no poder sentirse útil y apoyar al resto de sus compañeros.

Habían transcurrido 5 días después del accidente, y la organización había dado buenos resultados, era la única manera de mantenerse con vida. Habían creado un sistema, una pequeña sociedad en la que todos debían aportar el recurso humano para mantenerse a salvo mientras había señales de algún equipo de rescate.

Julia Geller se hacía cargo del cuidado de los chicos, era una de las aeromozas que había sobrevivido al accidente, sus dulces manos habían generado una gran mejoría en ambos.

Dylan no respondía a ningún estímulo externo, pero se le veía fuerte aún. Daniel no había podido incorporarse a las actividades, pero en un par de días estaría dispuesto para ser parte del grupo de trabajo en el campamento.

— Debes recuperarte pronto. Te necesitamos. — Dijo Julia.

— Gracias por todo lo que has hecho por mí. — Respondió Daniel. — ¿Cómo podría pagarte?

— Creo que sé cómo puedes ayudarme. — Dijo la chica.

— Haré lo que me pidas.

— ¿Hay alguien importante en la vida de Matt? Creo que me gusta.

— Veo que no pierdes el tiempo. Pero no, es un hombre libre. Creo que puedes tener éxito con él. — Respondió Daniel.   

A pesar de la situación difícil por la que estaban atravesando, Julia no había podido evitar fijarse en Matt, quien podría decirse que era el más atractivo de la banda. Era un chico Rubio y alto, el líder de la banda y el más popular con las chicas.

Matt invertía horas en el gimnasio y era un aficionado a la práctica del parkour, esto le había proporcionado una figura delgada pero fuerte. No había una sola mujer que no se sintiera atraída por él.

Pero Julia no quería perder la oportunidad de acercarse al chico, quien se había mostrado muy colaborador y gentil durante aquellos días.

Tenía que buscar la oportunidad de acceder a él y después de la sugerencia de Daniel, estaba segura de que podía conquistar al chico. Estaba completamente consciente de que sería algo pasajero, pero tenía que demostrarle su interés a Matt.

Era evidente su atracción, su mirada siempre estaba sobre el rubio de 1.8 metros de estatura, quien ya había notado la afinidad que sentía la chica por él. Una mañana, Matt se dirigía a recolectar algo de leña para realizar una fogata, generalmente solía hacer esta tarea completamente solo.

Le gustaba el silencio, y aprovechaba este tiempo para meditar y tratar de estabilizar su mente, no era sencillo mantener la cordura en esa situación.

Pero aquel día, las cosas serían diferentes, la chica había decidido acompañarlo y ayudar así a conseguir más leña. Esta había sido la excusa perfecta para quedarse a solas con el líder de la banda.

— Gracias por ofrecerte a acompañarme, Julia. Eres muy amable. — Dijo Matt.

— Es todo un placer para mi poder ayudarte. Has sido un gran apoyo para el resto del grupo. — Respondió la chica.

— Hago lo que puedo, Ustedes también han hecho mucho por mí.

— Quisiera hallar la manera de retribuirte todo el esfuerzo que haces a diario.

— No tienes que hacerlo. Es mi trabajo como parte del grupo.

— Pues no pienso igual que tú. Podría recompensarlo de una manera muy agradable.

Matt jamás se hubiese imaginado que se encontraría en una situación como esta dado el contexto que los rodeaba. Se encontraban en medio de la nada, rodeados de la naturaleza, mientras una chica intenta seducirlo para que se acueste con ella.

No importa cuán centrado pudiese estar en su tarea de conseguir leña, Matt no podía resistirse ante una propuesta como esta.

— ¿Qué tienes en mente, Julia? — Preguntó Matt.

— ¿Qué te parece esto? — Dijo la chica mientras se quitaba la camiseta y mostraba sus senos a Matt.

No había más nada que demostrar, era una invitación al sexo, y no había nadie cerca. Era la oportunidad perfecta para que Matt consiguiera drenar tanta presión acumulada durante los últimos días.

La chica era muy atractiva, tenía una piel bronceada, era de ascendencia latina evidente. Su cabello castaño claro y sus ojos del mismo color, podían cautivar a cualquiera. Una mirada con largas pestañas que la habían lucir espectacular.

Mientras Matt disfruta del espectáculo visual la chica comienza a quitarse la parte inferior de su ropa. Lleva un short de mezclilla, le queda realmente ajustado y mientras lo baja lentamente, deja al descubierto unos enormes glúteos que Matt no había notado.

Se ha sacado la lotería con esta chica, quien se ha ofrecido voluntariamente y ahora se encuentra desnuda a la espera de que Matt haga algún movimiento hacia ella.

El chico comienza a desvestirse mientras camina en dirección a la chica. Una vez desnudos, se encuentran parados uno frente al otro. Sus miradas pueden hablar por sí solas.

Ambos se acuestan en el suelo, el cual se encuentra un poco frío y húmedo, pero hacen caso omiso a este detalle. Matt comienza a pasearse por el cuerpo de la chica, conociendo sus dimensiones y explorando los detalles.

Con un par de minutos de reconocimiento, ya Matt está listo para devorar a la chica, quien no puede contenerse a besar los labios de su compañero. Ambos frotan sus cuerpos y se entregan con locura ante la pasión del momento, es la primera vez que tendrán sexo al aire libre, por lo que disfrutan de cada segundo.

Los sonidos de las olas a lo lejos y el cantar de las aves son la banda sonora que acompaña a la pareja.

Ambos están muy excitados y dejan que sus cuerpos expresen cada una de las sensaciones que experimentan. Los dedos de Matt se pierden en el cabello de la chica, mientras sus dientes devoran su cuello como a una presa inocente.

Julia no se ha equivocado, desde el primer momento, sabía que Matt era un amante excelente. Las manos de Matt se ubican en los glúteos de la chica, son firmes y voluptuosos, un estímulo a la vista y al tacto.

La chica se aferra al cuello de Matt, mientras este la penetra con fuerza. Puede escucharse el eco de los gemidos, pero no parece importarles, dejan que la pasión corra por sus venas mientras con cada embestida de Matt, la chica se acerca más al clímax del encuentro.

El caballero acaricia la suave piel de su compañera mientras no se detiene te ni un segundo en el acto.

— Estoy muy cerca. Hazme llegar, Matt. — Dice la chica.

— Llegaré dentro de ti. ¡No aguanto más!

— Hazlo, quiero sentir tu semen caliente dentro de mi cuerpo.

Un gran gemido es liberado por Matt, quien complace de forma simultánea a la chica. Cuerpos desnudos se encuentran en medio de la naturaleza, mientras los besos comienzan a aflorar de forma natural.