ACTO 5

Sueños caídos

A pesar de lo improvisado que había sido el encuentro entre Daniel y Paula, esta no sería la última vez que estarían juntos mientras Daniel se encontraba en la ciudad.

Se habían dedicado a recuperar todo el tiempo perdido en el que habían estado separados. El destino había movido sus hilos a favor de la pareja y los había unido nuevamente, pero los segundos corrían de nuevo hacia el momento de la despedida.

Paula había asumido una posición bastante madura al respecto, solo quería pasar la mayor parte del tiempo que fuese posible junto a Daniel.

Había asistido a las presentaciones de la banda, habían tenido encuentros cargados de adrenalina detrás del escenario, y periódicamente, la chica solía escaparse a la habitación de Daniel.

El sexo se había convertido en una constante actividad durante los 8 días que Daniel estaría en Houston. Cualquier excusa era perfecta para verse si esto terminaría entre las sábanas de su cama.

Para Paula, no era fácil resistirse a la seducción de Daniel, quien sabía exactamente por donde iniciar el fuego que solía consumirlos en encuentros llenos de pasión.

Pero había llegado el momento de despedirse, Paula debía quedarse en Houston, mientras el amor de su vida, junto a su hermano y el resto de los chicos, debía partir hacia Japón para iniciar una gira por el continente asiático.

Estarían ausentes al menos unos 4 meses, luego debían trasladarse a Europa. Tenían una gran cantidad de compromisos, y Paula comprendía perfectamente esa situación.

— Realmente detesto tener que irme. He pasado unos días increíbles. — Dijo Daniel.

— Nuestro destino es estar juntos, lo sé. Pero es difícil para mí tener que sentarme a esperar por ti en cada oportunidad que te marchas. — Respondió la chica.

— Esta vez será diferente, puedo asegurarte que volveré por ti. No evadiré más lo que siento.

— Esperaré ansiosa tu regreso, cuida mucho a Dylan. Te amo. — Dijo Paula, antes de besar a Daniel.

El vuelo saldría en un par de horas, así que debían estar en el aeropuerto cuanto antes. La banda debía tomar un vuelo comercial, sus equipos viajarían por barco, así que no tenían demasiado equipaje.

Mientras se encontraban en el aeropuerto, tuvieron la posibilidad de compartir con una gran cantidad de fanáticos que pudieron reconocerlos. El éxito de la banda era abismal, y no había un lugar del planeta en el cual no se hubiese escuchado la música de estos 5 chicos norteamericanos.

Mientras abordaban el avión, Dylan tuvo un mal presentimiento. Por primera vez afrontaba un ataque de pánico antes de un vuelo.

— Quiero bajarme. No quiero volar. — Dijo el desesperado Dylan.

— Cálmate Dylan. ¿Qué te ocurre? — Preguntó Frank.

—  No me siento bien, no quiero tomar este vuelo.

— No podemos perder más tiempo, estamos en el tiempo límite para poder cumplir con los compromisos en Japón. Cálmate.

Cada minuto en el aire se había convertido en una eternidad para Dylan, no se sentía cómodo en ese vuelo. La idea de estar tantas horas en el aire, le había generado una gran ansiedad y tenía el presentimiento de que algo malo iba a ocurrir.

Era la primera vez que viajaban en primera clase, los chicos disfrutaban increíblemente de las atenciones que recibían. Eran tratados como reyes, contaban con privilegios a los que más nadie podía acceder en el avión, pero aun así Dylan se encontraba muy estresado.

— Tienes que calmarte, todo estará bien. — Dijo Daniel.

— Sabes que no le temo a los aviones, pero tuve un sentimiento muy desagradable cuando abordamos.  — Respondió Dylan.

— Quizás fue algo que comiste. La comida del hotel estaba terrible. — Comentó Frank.

— Trataré de dormir un poco. — Dijo Dylan.

En cada uno de los pensamientos de los integrantes de la banda, había una gran cantidad de expectativas ante la posibilidad de poder conquistar el continente asiático con su música.

Se presentarían en los lugares más reconocidos de Japón, donde legendarias bandas se habían presentado antes y habían marcado la historia de la música. Japón se había convertido en el mercado más grande para los nuevos talentos, abría sus brazos para darle su apoyo a los artistas más populares e impulsar sus carreras.

Daniel ya había dejado atrás los sueños traumáticos, su vida había pasado a ser lo que esperaba, Las mujeres más bellas, grandes cantidades de licor y mucha música.

Pero la vida de Dylan se encontraba incompleta, necesitaba una compañera con la cual disfrutar de todo su éxito, y Paula se había incrustado en su pensamiento como la posible candidata a llenar los zapatos de esta mujer especial que necesitaba en su vida.

Se trataba de un vuelo sumamente largo, los chicos tenían suficiente tiempo para descansar y relajarse.

Pero con cada minuto que pasaba, el destino traía la posibilidad de preparar una situación que pondría a prueba las habilidades de cada uno para enfrentarse a la adversidad.

Paula había despedido a Daniel y Dylan con una gran emotividad, a pesar de siempre mantenerse lejos, era la primera vez que estarían tan lejos de casa. Pero se sentía sumamente feliz de que después de tanto esfuerzo, los chicos al fin alcanzaban su objetivo.

Dylan estaba bajo los efectos de los calmantes que le habían proporcionado en el avión. Era muy frecuente que algunos de los pasajeros tuviesen ataques de pánico, así que la situación podía ser controlada con facilidad.

Mientras algunos de los chicos escuchan algo de música en sus auriculares, otros disfrutan de una película en los pequeños monitores que se despliegan frente a ellos.

Daniel observa a través de la ventana y puede analizar cuan diminutas se ven las grandes montañas, recuerda a su padre e intenta contener las lágrimas de tristeza al recordar su estado de depresión.

Un extraño movimiento entre el personal del avión, llama la atención de Daniel, quien constantemente está alerta de cada situación.

— ¿Ocurre algo Frank? — Pregunta Daniel.

— No estoy seguro. Pero también he notado que hay algo de nerviosismo entre las aeromozas. Iré a preguntar qué ocurre.

Frank caminó hacia la cabina del piloto, pero fue interceptado por el personal de seguridad.

— Por su seguridad, le agradeceremos que tome asiento, señor. — Dijo un caballero de 1.9 metros de piel negra.

— Quisiera saber lo que ocurre. — Dijo Frank.

— Todo está bien. Cualquier irregularidad le informaremos a todos los pasajeros. Vuelva a su lugar.

De pronto una gran turbulencia sacudió al avión. La violencia de la sacudida fue tal, que ambos caballeros cayeron al suelo.

Los nervios se hicieron presentes en la totalidad del avión. Todos gritaron desesperados ante la posible situación de emergencia. Pero el avión se estabilizó rápidamente y no pasó de ser un susto muy desagradable.

Frank volvió a su lugar, estaba completamente pálido. Dylan no había notado la turbulencia, estaba completamente dormido, para fortuna de sus compañeros.

Pero sólo pasarían unos 15 minutos, cuando nuevamente fueron embestidos por una nueva sacudida, quizás con el doble de intensidad.

Esto desplegó automáticamente las máscaras de oxígeno que se ubicaban en la parte superior de los asientos del avión. Nadie salió a proporcionar explicaciones o indicaciones, pero Daniel pudo notar que estaban perdiendo altura. No era nada anormal, quizás buscaban estabilizar el avión.

Una alarma aguda se escuchaba desde la parte interior de la cabina. Era la primera vez que experimentaba tanto miedo durante un vuelo. Súbitamente el avión comenzó a descender con una inclinación inusual.

Era evidente que algo no estaba bien, pero ninguno tenía el valor de dirigirse a hasta la cabina a preguntar. Daniel intentó despertar a Dylan, pero este no respondía, estaba completamente dopado bajo los efectos de los calmantes.

— Frank, esto no está bien. Algo anda muy mal. — Dijo Daniel.

El resto de los chicos estaban tan nerviosos como su compañero. Un sonido característico de las turbinas de un avión, de pronto se detuvo.

Uno de los motores del avión había estado fallando y el piloto había tratado de compensar la situación, pero se encontraban sobre el mar y no había manera de poder aterrizar en ningún lugar. Tenía que continuar, pero el motor no resistió más y finalmente se apagó.

Ya era inevitable, la caída del avión era inminente, y el pánico y la desesperación se apoderaron del lugar, algunos de los pasajeros habían abandonado sus puestos y corrían en contra de la inercia a través del pasillo.

La muerte se acercaba y los chicos estaban aterrorizados. Nadie está preparado para afrontar una situación como esta. Los gritos y el caos aturdían a Daniel, quien intentaba desesperadamente alertar a Dylan de la situación, pero eran inútiles todos sus esfuerzos.

Todo se encuentran atentos a la espera de la embestida contra el mar. Finalmente llega el momento, el avión se convierte rápidamente en una gran masa de acero deforme, mientras una gran cantidad de pasajeros salen volando de sus asientos.

El agua comienza a entrar rápidamente y se hunde en cuestión de minutos. Hay algunos sobrevivientes, pero los chicos se encuentran atrapados en sus asientos. Una burbuja de aire los mantiene con vida, pero no les queda demasiado tiempo.

Luego del impacto, Daniel golpea fuertemente su cabeza, pero se mantiene consciente, a diferencia de Frank, quien ha perdido el conociendo y se haya completamente desmayado al lado de Daniel.

— ¡Frank! Despierta, tenemos que salir de aquí. — Dice Daniel, completamente desesperado.

Pero es inútil, tanto Frank como Dylan se encuentran completamente dormidos. Daniel tiene que hacer algo por ellos, pero primero debe garantizar la seguridad de los compañeros que están conscientes.

Logra liberarse y acude en la ayuda de Matt, Evan y Robert, quienes logran abandonar la cabina a través de una de las ventanas del gran monstruo de acero que amenaza con llevarlos al fondo del océano.

Daniel no pierde las esperanzas y continúa intentando despertar a Dylan, pero solo quedan segundos antes de que finalmente, el lugar esté completamente lleno de agua.

Frank no logra reaccionar y es un hombre muy pesado como para poder sacarlo de allí, así que Daniel toma la difícil decisión de optar por Dylan y rescatarlo. Luego de un esfuerzo sobrehumano, Daniel logra liberar a Dylan de su asiento, comparte el oxígeno con este, pero aun no reacciona.

Logran abandonar la cabina del avión, el cual se hunde rápidamente. Al llegar a la superficie, Daniel no puede ver absolutamente nada, tiene Dylan entre sus brazos, y aunque aún está con vida, no ha recuperado el conocimiento.

Teme que los medicamentos hayan generado un efecto irreversible e intenta despertarlo nuevamente, pero este no da respuestas. Dylan ha ingerido algunas drogas antes de ingresar al avión, por esto, su estado de alerta.

Al combinar las drogas con los medicamentos, generaron un efecto catastrófico en el organismo de Dylan, quien cayó en una especie de coma temporal del que no podía escapar con facilidad. Los chicos se aferran a algunos de los escombros que han quedado luego del accidente.

— ¡Permanezcan unidos! — Grita Evan Soares, el bajista de la banda.

— ¿Dónde está Frank? — Preguntó Matt.

— Ha muerto, chicos. No pude liberarlo. — Respondió Daniel

— Esto es horrible. Moriremos aquí. — Dijo Robert, el tecladista.

— No habrá más muertes, no podemos rendirnos ahora. — Respondió Daniel.

El liderazgo de la situación lo había asumido el joven baterista, quien no tenía las fuerzas suficientes para seguir sosteniendo a Dylan, así que se dedicaron a mantenerlo a flote por turnos.

Eran aproximadamente las 3:00 AM, y estaban en aguas infestadas de tiburones. Si sobrevivían, tenían una gran historia que contar, pero las probabilidades estaban en contra. Todos se mantenían aferrados a grandes piezas del fuselaje del avión, mientras a la distancia, podían escuchar los gritos de algunos sobrevivientes.

— Tenemos que ayudarlos. — Dijo Matt.

— Por el momento debemos permanecer unidos. Es de noche y tenemos que garantizar la seguridad de Dylan. — Respondió Daniel.

Las horas transcurrieron hasta la salida del sol, los chicos tenían una esperanza de vida, se encontraban a un par de kilómetros de distancia de una pequeña isla. Tenían que nadar hasta allá, pero no contaban con las fuerzas para lograrlo.