Que me cuelguen si sé dónde estaría sin David Levithan, el Floyd de mi Buggy (es un cumplido, ¡lo juro!). Me alegro muchísimo de que me dijeras: «Eh, ¿por qué no escribes un libro sobre un chico y una chica que son íntimos amigos…». Considero un honor que seas mi editor, amigo, consejero musical y chófer de eventos particular.
Mi vida siempre será mejor si cuento con el respaldo del fantástico equipo de Scholastic. Soy consciente del trabajo que implica hacer que una historia se materialice en un libro y agradezco todos vuestros esfuerzos. Cuatro raciones de crema para Tracy van Straaten, Bess Braswell, Emily Morrow, Stacey Lellos, Alan Smagler, Leslie Garych, Lizette Serrano, Emily Henderson, Candace Greene, Antonio González, Joy Simpkins, Elizabeth Starr Baer, Sue Flynn, Nikki Mutch y todos los comerciales.
Gracias a mi agente, Rosemary Stimola, por correr a mi lado un largo trayecto tras otro.
Le debo muchísimo a mi familia, sobre todo a mis padres, por la tortura que supuso investigar conmigo todo lo relativo al restaurante Culver’s y a las noches de pescado frito. Y a mis hermanos: Eileen, Meg y WJ, por haber animado siempre a su hermanita pequeña. Os lo agradezco infinitamente.
También doy gracias por tener unos amigos maravillosos que son además magníficos lectores: Rose Brock, Jen Calonita y Bethany Strout. Este libro es muchísimo mejor gracias a vuestras observaciones.
En palabras de la todopoderosa K. Clark, mi vida sería un asco sin: Chris Miller, que condujo como un valiente en sentido contrario durante nuestro viaje a Irlanda; Susan North y Amy Miller, que me han ofrecido su casa cada vez que necesitaba paz y tranquilidad; Mark Dowd, Amy Royce, Justina Chen y mis amigos de Facebook por responder a mis preguntas sobre la cirugía del ligamento cruzado anterior; Macallan Durkin, que me prestó su nombre. Y por supuesto sin mis maravillosos colegas escritores, que han convertido lo que tiende a ser un trabajo muy solitario en una fantástica comunidad de amigos.
Sería feo por mi parte no mencionar a la brillante Nora Ephron, que no solo creó a Harry y a Sally sino infinidad de personajes e historias inolvidables. Siempre me servirá de inspiración.
A todos los libreros, bibliotecarios, maestros y blogueros que han recomendado mis libros y a cualquier lector que haya escogido en alguna ocasión uno de mis títulos: no me dedicaría a esto de no ser por vosotros. Doy gracias a diario por tener la suerte de ser escritora y jamás subestimaré mi oficio (ni a vosotros). ¡GRACIAS!