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Tres días después de que el SPI se llevara a Zack, el periodista del Long Island News-Independent, Gregory Hollister, sacó a los Goldin a la palestra periodística, donde reposan los grandes escándalos hasta su fecha de caducidad.

FAMILIA DE LONG ISLAND EN LA CUERDA FLOJA POR UNAS VAGAS IMPUTACIONES

Gregory Hollister

Se trata del horror al que han tenido que enfrentarse las madres de todos los países gobernados por tiranos a lo largo de la historia: un matón se presenta en tu casa, se lleva a tu hijo y te deja desvalida e impotente. Eso fue lo que le pasó a una joven norteamericana el sábado pasado, y no en la Alemania nazi, ni el Irán de Mahmud Ahmadineyad. Esa pesadilla se hizo realidad para Dori Goldin, de Glenwood Landing. Y se hizo realidad también para su familia.

Dori Goldin y su marido Josh le estaban dando a su hijo, de apenas dos años, Cheerios con leche, su comida favorita, cuando la policía llamó a la puerta. Fuera había un coche patrulla aparcado en el camino de acceso a su casa. El coche tenía la sirena luminosa encendida y atraía la atención de los vecinos sobre la desprevenida familia Goldin.

Cuando Dori abrió la puerta, se encontró frente a frente con un corpulento policía que sostenía en una mano una orden judicial. La otra mano reposaba sobre la pistola.

Dori, una atractiva mujer de treinta y tres años, ex enfermera, es acusada del increíble delito de intentar hacerle daño a su hijo, aunque no existe ninguna prueba de su supuesto crimen.

El Servicio de Protección a la Infancia lleva casi un año intentando inculpar a Dori Goldin. Sin embargo, lo que hasta ahora había sido una campaña de rumores se ha convertido de pronto en una ruidosa montaña rusa de acusaciones con relación al controvertido Síndrome de Munchausen por Poderes. Esta noche, el bebé de los Goldin dormirá a varios kilómetros de su casa.

Los Goldin acusan de la aterradora espiral en la que se ha convertido su vida a una pediatra de Long Island llamada Darlene Stokes, una madre soltera que nunca antes había diagnosticado un caso de síndrome de Munchausen.

A diferencia de la doctora Stokes, muchos especialistas creen que el síndrome de Munchausen por poderes no es un síndrome propiamente dicho, sino tan sólo un eufemismo para denominar el maltrato infantil. Si bien es cierto que la patología frecuentemente denominada síndrome de Munchausen por poderes puede poner a los niños en peligro, los especialistas aseguran que su falso diagnóstico puede destrozar para siempre a las familias afectadas.

Zack Goldin, que anteriormente estuvo enfermo pero hoy parece encontrarse bien, no ha presentado ni presenta indicios de maltrato, asegura el abogado de los Goldin. El hospital no ha querido hacer ningún comentario al respecto.

La doctora Stokes, de treinta y nueve años, es la jefa de división más joven y la última en llegar al cargo de todo el Centro Médico Saint Joseph. Dada la autoridad que ostenta dentro del hospital, el Servicio de Protección a la Infancia de Nueva York tiene que tomarse sus acusaciones en serio. Sin embargo, con pruebas o sin ellas, la doctora Stokes tiene el poder para ordenar el secuestro de menores de sus casas, por lo menos de forma provisional. Éste es el alcance de la autoridad de los médicos según la ley.

Y es precisamente esa autoridad lo que se va a someter a examen dentro de poco. Martin Seidel, el abogado de los Goldin, sostiene que la doctora Stokes ha actuado de manera «precipitada e irresponsable, y su negligencia ha llevado a un error en el diagnóstico de mi cliente». Seidel afirma que Zack Goldin sufrió dos brotes de anemia que los doctores no lograron explicar, lo cual los predispuso a «una actitud inmediatamente hostil hacia la familia Goldin, precisamente cuando más deberían haberlos ayudado». Además, Seidel asegura que los examinadores del SPI no encontraron nada que corroborara las acusaciones de la doctora. Efectivamente, no se han presentado cargos criminales.

Ante la pregunta de si existía alguna base factual tras la acusación de síndrome de Munchausen contra Dori Goldin, o la sustracción de Zack de su hogar, la doctora Stokes y fuentes del SPI se limitaron una vez más a responder con un «sin comentarios».

Los especialistas afirman que el síndrome de Munchausen por poderes es extremadamente infrecuente, aunque el trastorno se viene diagnosticando con mucha más frecuencia desde los años noventa. Generalmente, el médico acusador logra una reputación notable. El doctor Nate Dennis, un psiquiatra de Great Neck que ha testificado en defensa de los padres en numerosos juicios sobre el síndrome de Munchausen, recela del reciente aumento de denuncias al respecto. «Se trata de algo sumamente poco común. Nosotros lo llamamos la enfermedad de la aguja en el pajar. ¿Cómo es posible que de pronto se produzca un inmenso brote de Munchausen? ¿No será que los médicos se están dejando llevar por el entusiasmo y creen ver agujas donde sólo hay paja?»

¿Defender a los bebés o difamar a los padres?

Numerosos casos recientes parecen corroborar la tesis del doctor Dennis.

• En 1998, Shana Lasdun fue condenada por el asesinato de su hija, Anne. La madre, de New Jersey, fue acusada de haber envenenado al bebé, porque los doctores creyeron identificar lo que parecía líquido refrigerante de radiador en la sangre de la pequeña. Y la familia Lasdun tenía una botella medio vacía de anticongelante en el sótano.

Mientras cumplía una pena de cadena perpetua, la señora Lasdun dio a luz a un segundo bebé. Poco después, éste mostraba unos altos niveles de etilenglicol en la sangre. Los médicos determinaron que ambos niños sufrían una afección genética poco común, acidosis metilmalónica, que provoca anomalías mortales en la hemoglobina. Lasdun fue declarada inocente de la muerte de su bebé.

• Hace cuatro años y medio, los médicos del Centro Médico de la Universidad del Estado de Misisipi avisaron a las autoridades estatales de que Deena Jacobson podía ser responsable del precario estado de salud de su hija. El Estado asumió la custodia de Beau Jacobson, de seis meses, pero el bebé murió bajo custodia estatal dos semanas más tarde. Al cabo de poco tiempo, el examinador médico de Starkvill, el doctor David Elkin, llegó a la conclusión de que no había indicios que señalaran la existencia del síndrome de Munchausen por poderes. La señora Jacobson, que nunca fue acusada de ningún crimen relacionado con la muerte de su hijo, fue exonerada demasiado tarde.

• Hace cinco años, las autoridades de Boston recompensaron con dos millones de dólares a una mujer cuya hija había muerto durante un ataque de epilepsia sufrido mientras vivía con una familia de acogida. La madre, a la que le fue diagnosticado el Síndrome de Munchausen, había avisado a los trabajadores sociales del peligro que suponían los ataques de su hija, pero éstos la ignoraron.

Ronny Meadows, portavoz de la asociación MAMA, Madres contra las Acusaciones de Munchausen de América, dijo: «A menudo las acusaciones tienen segundas intenciones. Mi asociación lucha para poner fin a los ataques contra madres inocentes».

Presunciones perniciosas

De acuerdo con la asociación MAMA y con especialistas como el doctor Nate Dennis, tendría que haber una revisión a escala mundial de todos los casos en los que se ha diagnosticado el síndrome de Munchausen.

No existe ninguna prueba científica que permita detectar el síndrome de Munchausen por poderes. Por ello, los médicos examinan a los padres (generalmente a las madres) sobre la marcha, buscando indicios de peligro que señalen que pueden estar inventándose indicadores de enfermedad.

Casos como el de los Lasdun ponen de relieve los riesgos intrínsecos al intentar examinar a las madres en busca de vagos «indicios de peligro» según los especialistas. Si tu hijo está enfermo y te crea ansiedad, eso corresponde a un indicio de peligro. Si resulta que eres una defensora demasiado entusiasta de tu hijo, o estás «obsesionada» con su enfermedad, buscas segundas opiniones o has trabajado en el ámbito de la medicina, se considera que tienes un mayor riesgo de sufrir síndrome de Munchausen. Otra señal es que tu hijo presente varios síntomas que no encajen con ninguna enfermedad conocida.

Algunos expertos revelan que muchas personas que han sido acusadas de síndrome de Munchausen son absueltas posteriormente, después de que a sus hijos se les hubiera diagnosticado correctamente alguna enfermedad rara e imprevista. De acuerdo con la asociación MAMA, dos de los síntomas de peligro son estar «demasiado tranquilo» ante una enfermedad infantil y actuar de forma particularmente airada y audaz ante los médicos. Finalmente, y salida directamente de una caza de brujas, la prueba definitiva de que sufres el síndrome de Munchausen es que niegues rotundamente que lo padeces.

Culpable hasta que se demuestre lo contrario

Además de evaluar el carácter de la madre, los médicos estudian también el historial médico del bebé. El historial de Zack Goldin no presentaba ninguna anomalía.

La acusación contra Dori Goldin, en palabras de Seidel, «se basa en insinuaciones, rumores y conjeturas».

«Al parecer, a la doctora Stokes le molestó que mi mujer tuviera conocimientos de medicina —afirmó el señor Goldin—! Nadie en el hospital sabía qué hacer, hasta que mi mujer les indicó lo que estaban haciendo mal. Y eso no les gustó.» (Dori Goldin se había dedicado profesionalmente a la medicina; otro «indicio de peligro» según los defensores del síndrome de Munchausen.)

«En Estados Unidos uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario, excepto en estos casos, en que se llevan al niño antes de haber demostrado nada.»

Una vez más, la doctora Stokes prefirió no hacer ningún comentario.

Incluso en el caso de que se demuestre que la doctora Stokes estaba equivocada respecto a su diagnóstico, para ella no habrá consecuencias legales, ni siquiera una multa.

El doctor Nate Dennis, que suele trabajar con la asociación MAMA, explicó: «Estos casos afectan a la seguridad y el bienestar de los niños, por una parte, y a los derechos y la estabilidad de las familias por la otra. En este caso, en el que el hijo de los Goldin no presenta ninguna lesión verificable y nadie ha visto a la madre hacer nada punible, tengo la sensación de que se produce una precipitación en el juicio». A menudo, los casos de síndrome de Munchausen se basan en pruebas de vídeo en los que aparece uno de los padres haciéndole daño a su hijo.

El doctor Dennis afirmó que ha visto a muchos médicos falsear pruebas e incriminar equivocadamente a los padres, pues esos casos suponen una gran publicidad para los médicos. Eso sí, se negó a declarar si, en su opinión, ése era también el caso de la doctora Stokes.

Cuando una madre queda marcada como sospechosa de sufrir el síndrome de Munchausen por poderes a menudo experimenta el rechazo de sus propios vecinos, aunque más tarde se descubra que no había cometido ningún delito. Muchas veces, si sus hijos vuelven a enfermar, temen volver a ser detenidas sólo por llevar a sus hijos al médico. Además, los especialistas aseguran que cuando a un niño se le separa de su hogar y se le devuelve tiempo después, la separación puede resultar bastante traumática.

Cualquier padre que cuide a un hijo gravemente enfermo corre el peligro de ser acusado equivocadamente de sufrir el síndrome de Munchausen por poderes.

¿Ha habido algún padre acusado de sufrir este síndrome que haya hecho daño a sus propios hijos? La respuesta es sí. Unas cuantas madres han sido legítimamente acusadas de herir voluntaria y gravemente a sus hijos. No obstante, las acciones de muchas de esas madres han sido grabadas en vídeo. Y, afortunadamente, existen leyes que protegen a los niños de los verdaderos criminales. Pero a veces, como en el caso del Centro Médico de la Universidad del Estado de Misisipi, cuando Beau Jacobson murió mientras estaba con una familia de acogida, las autoridades se equivocan a favor del médico y a expensas de una madre inocente y de su bebé.

Como no hay ningún registro que recoja todos los casos reconocidos de síndrome de Munchausen, nadie sabe hasta qué punto se trata de una enfermedad frecuente. Las estimaciones de algunos especialistas demuestran que su incidencia es de apenas uno por un millón, según los datos de la asociación MAMA. Sólo este año se han diagnosticado varios casos en Long Island.

Josh y Dori Goldin comparecerán ante el juez para una vista oral dentro de treinta días. Sólo entonces sabrán si recuperarán a su hijo. Deséenles suerte.

Cada varios meses, el News-Independent lanzaba una campaña de ese tipo y publicaba algún «reportaje especial» exhaustivo. Sin embargo, su cruzada contra el síndrome de Munchausen fue el hito del año. Los editores reunieron con argumentos kitsch sus tres mil cuatrocientas palabras, al estilo de un dramón, y las acompañaron con fotografías de los Goldin «al natural». La imagen más conmovedora (madre e hijo en unos columpios, en tonos pastel) singularizaba y ensalzaba lo que no había sido más que un momento cualquiera en la zona de juegos del parque. La sonrisa nostálgica de Dori y la risa encantadoramente ingenua de su hijo se transformaban entonces en un sacramento de una sensiblería tan mágica e imperecedera que realmente al verla se te caía el alma al suelo. Y había más.

Alrededor del artículo, largo y publicado en las páginas centrales, orbitaban un conjunto de inhóspitas lunas: una columna titulada «El síndrome más diagnosticado a partir de los años noventa», un par de cuartos de página con artículos de tema médico («Factores involucrados en este síndrome» y «La detección del Munchausen»), y un sucinto retrato de los Goldin, en el que cada detalle era una insinuación en la misma dirección: esta pareja, esta mujer con su frente ancha y seria, con un atractivo de lo más corriente, podría ser usted.

Más me duele a mí
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