Mahou y su concepto de la libertad

En un concurso músical que ha organizado Mahou, los participantes pueden mandar sus canciones siempre que no tengan un «carácter ofensivo o trasgresor». Superada esta primera prueba científica que pretende comprobar que tu música es completamente estéril, un jurado pasa a seleccionar al grupo o solista ganador. El premio, la suscripción de un contrato discográfico, tiene unos efectos secundarios que ni el diablo había previsto para sus pactos con los incautos. Mahou podrá utilizar tu imagen con fines publicitarios o promocionales de sus productos sin que tengas derecho «a recibir pago o contraprestación alguna por ello». No solo tu imagen, los derechos de explotación sobre tu obra también cambian de manos durante tres años en el mismo momento en el que firmes los contratos de representación artística, producción discográfica y edición.

Los que pierden también ceden un trocito de alma. Por «el mero hecho de remitir sus maquetas» autorizan gratuitamente a Mahou a «reproducir, comunicar públicamente, distribuir y transformar las obras músicales» durante un año y en todo el mundo.

Libera tu música es el eslogan que promociona este concurso creado para esclavizarla.