CAPITULO TRECE

Martes 1 de febrero, Coral Gables, 4:00pm.

Jonathan y el teniente Ross, que en el último momento habían retrasado el viaje a Caracas, estacionaron en el aparcamiento del edificio de  la oficina del Doctor Shaw, donde llegaban  con la esperanza de que el conocido psicólogo pudiera darles su opinión profesional sobre la personalidad y motivaciones del Anticristo. La antesala de su despacho, de sobria elegancia, era acogedora y luminosa con  grandes ventanales y vistas a un parque, mullida alfombra de color beige,   sofás de diseño y la amable sonrisa de la recepcionista, que los invitó a sentarse mientras los recibía el doctor.

En pocos minutos salió de su oficina, un hombre alto de edad media, abundante pelo canoso y elegante porte para invitarlos a pasar a su despacho, decorado con muebles de color nogal entre los que destacaba el sofá característico de los psicoanalistas.

-Encantado de conocerlos, por favor, siéntense.

-El doctor James nos recomendó que habláramos con usted, -empezó Jonathan.

-Sí, me llamó para ponerme en antecedentes del asunto. Algo relacionado con el Anticristo, si mal no recuerdo.

-Así es, estamos buscando a un individuo que se llama así mismo “El Anticristo”, posiblemente un extranjero, y creemos estar ya sobre su pista, pero quisiéramos saber  qué piensa usted de la que pudiera ser su personalidad, sus motivaciones,-dijo el teniente.

-El Doctor James les sugirió que me contactaran porque él fue uno de los que asistieron a un taller que organicé para  consultores profesionales. El tema principal era mi investigación sobre el libro del doctor Edward Edinger “El Prototipo del Apocalipsis”. Analizaba críticamente la personalidad de los individuos obsesionados con la idea de que constituyen una parte integral del proceso histórico que nos conduce al Apocalipsis.

-Creemos que nuestro caso trata sobre uno de esos personajes,- interrumpió Jonathan.

-Hay un drama que se desdobla en la psiquis colectiva y eso significa que todos pensamos que tiene que haber un final para nuestros conflictos, psíquicos e históricos y ese final o Apocalipsis, procederá de la psiquis.

-Conforme, -dijo Ross,-¿Y eso significa que existe el Anticristo?

-Sí, hay un Anticristo y empieza en uno mismo, en la propia identidad. Nuestra identidad incorpora los opuestos, el yin y el yang si los denominas así,-insistió el doctor Shaw.

-El conflicto divino está dentro de cada uno de nosotros,- añadió Jonathan.

 

-Creo que el hecho más importante para hacer pensar a la gente colectivamente sobre el Apocalipsis ha sido la imagen de las explosiones de  bombas atómicas. Naciones enteras han visto que pueden ser destruidas, por lo que la imagen del Apocalipsis se convirtió en algo real en la historia, haciendo que la gente pensara que el Apocalipsis está próximo.  El fuego explosivo y la radiación de las bombas atómicas crearon imágenes nuevas de Armagedón, aunque Jung no creía que era necesaria la participación de Satanás y Cristo. El creía que los humanos podemos salvarnos con nuestro propio y consciente esfuerzo psíquico.

-¿Algo parecido a las Naciones Unidas de la Identidad venciendo a las imágenes del Apocalipsis?,-sugirió Jonathan.

El doctor Shaw contestó sonriendo: -En términos legos, podría ser algo como eso.

-Si el hombre que buscamos vive ese conflicto y está obsesionado con el Apocalipsis, ¿Es peligroso?,-preguntó el teniente Ross.

-No necesariamente. Si está reclutando seguidores y tratando de imponerles una manera de vivir, podría hacerse peligroso en el momento en que su ego avasalle a su identidad, su pensamiento más puro.

-En otras palabras, determinar si este Anticristo realmente piensa que el propósito de su existencia es dar lugar al Apocalipsis o si sólo está hablando en términos conceptuales sobre el Anticristo, -dijo Ross.

-Me doy cuenta de que hemos estado analizando conceptos nuevos para ustedes, pero deben tener en cuenta que Carl Jung creía en la llegada de una nueva era para la psicología, un nuevo paraíso terrenal en el que tuviera lugar  la unión en la psique de la identidad y el ego. Creía que una nueva imagen divina de la identidad era posible y que se iría revelando según evolucionamos.

-Con el debido respeto al doctor Jung, no he tenido la oportunidad de ver muchas buenas identidades aflorando a partir de la gente con que tengo que lidiar a diario. La mayoría terminan en la cárcel.  En resumen, que me cuesta creer que pueda haber  muchas personas cuyos pensamientos positivos pretendan mejorar el mundo,- dijo Ross.

El doctor Shaw le sonrió,-Entiendo cómo se siente a la vista de tantos problemas, pero Jung pensaba en el largo plazo. El reconoció el lado malo de la humanidad y la coexistencia del bien y el mal en cada uno de nosotros. Estaba seguro de que el tiempo y el pensamiento  ilustrado nos llevarían a la individualización, el proceso de integración de los opuestos, incluso del consciente y el inconsciente.

-Muy bien, doctor Shaw, creo que tendremos que averiguar si nuestro Anticristo está obsesionado o no con su propia imagen,-dijo Jonathan.

-Gracias doctor, nos ha dado nuevas ideas para pensar, -dijo Ross.

En el coche, de vuelta a la estación de policía, Ross miró a Jonathan y le dijo:

-Cuando atrapemos a nuestro Anticristo tendremos que ver qué es lo que piensa.

Martes 1 de febrero, Coral Gables, 9:00pm

-Pero, ¿Cómo que te vas a Venezuela a buscar  el Anticristo?, podría ser peligroso,-exclamó Alina incorporándose angustiada,  al enterarse del proyecto.

Jonathan había intentado suavizar el impacto de la noticia diciéndoselo en la cama, al acostarse, pero en seguida se dio cuenta del sobresalto que  le había causado.

-Es un viaje corto…volveré en muy poco tiempo, -dijo acariciándola.

-¡Quiero ir! Debo ir para asegurarme de que no te expongas. Esos fanáticos son peligrosos, -insistió Alina, todavía tensa.

-Me gustaría mucho que vinieras. Nunca he estado allí, pero he oído decir que es un país muy bello. Disfrutaría mucho llevando a mi guapa esposa a conocerlo, pero no en este viaje,- le contestó.

-Jonathan, ¡por favor!, me preocupa lo que pueda pasarte,-dijo Alina con expresión muy seria,- ¿Porqué tienes que ir?

-Por nosotros,-respondió Jonathan suavemente.

-¿Nosotros? ¿Qué quieres decir?

Jonathan dejó de acariciarla y la miró a los ojos:

-Imagina que esta historia del Anticristo resulta ser importante. Quizás involucra a personas notables o que se pueden convertir en alguien famoso. Creo que esto es materia suficiente para escribir un libro y eso quiere decir que puede llegar a ser un documental o una película. Si llegara  a ser una película, yo podría producirla y sería mi entrada al mundo del cine, que es algo que siempre he querido hacer. Si esto se convierte en una historia destacada me haría conocido en el medio e intervendría en numerosos negocios. Creo que ganaríamos dinero,- concluyó Jonathan con una sonrisa.

Alina se quedó inmóvil, pensando cómo esta absurda e inesperada experiencia podría llegar a convertirse en  algo positivo para el futuro.

Cuando Alina  esbozó una sonrisa él supo que había aceptado que fuera a Venezuela. La acarició suavemente sintiendo cómo su cuerpo se relajaba, cerrando los ojos y entregándose a él.