Viena, 17 de julio de 1917
Dentro de mí oigo la música. El sonido llega con la máxima delicadeza, cuidando que los timbres acaben equilibrados y siempre serenos. Tendré que usar con esmero los instrumentos de madera —en especial el clarinete y el oboe—, las trompas llevarán con ellos la fuerza de la melodía acompañada por el calor de las violas. En el intermedio gira un vals triste, quizá alegre, aún no lo sé, para llegar a una Fuga final donde se adivine la vida.