Agradecimientos
Ante todo agradezco a Christa Geissler, mi amiga y primera lectora, que por dos veces, imperturbable en su crítica, aunque en ocasiones me haya hecho la vida más difícil, ha mejorado siempre mis frases. Debo especial gratitud a Ulrich Graf, el peluquero, y a Monika Wolff, la especialista en tintes, por sus sugerencias y por la paciencia con que me han enseñado nuevamente el arte de cortar y dar color al pelo. A mi lectora Ursula Baumhauer por su apoyo y su excelente colaboración. Y, no en último lugar, a Detlef Weitz, a Rafael Arnold y a todos mis restantes amigos, a los que es posible que les hayan salido canas por culpa de mi «peluquero».
Christian Schünemann