34.                   GOPAN SIGNIFICA PROTECCIÓN.

 

Cuando llegué a la agencia de viajes, el comercial ya me había encontrado un vuelvo que saldría de Agra el martes diecisiete y llegaría a Valencia el viernes, haciendo cinco transbordos. Dejé al chico extrañado cuando le dije que antes de confirmarle el vuelo tenía que ir a un sitio, y rogándole que no cerrara la agencia hasta que volviera, lo dejé esperándome una vez más, con el viaje medio apalabrado.

Llegué a casa de Nandita y la encontré viendo la televisión, aburrida. Sería una sorpresa para ella decirle que si se venía conmigo sería en pocos días, y en cierto modo temí que se tomara mal el hecho de que Laura ya no estaba y que tendría que viajar sola conmigo.

Sus padres me recibieron de buen grado, como siempre, y agradecí que Varun hubiese llegado tras su jornada laboral porque el tema le incumbía y yo no me podría llevar a Nandita conmigo si él no daba su consentimiento, y Dios sabe que quería confirmar cuanto antes mi vuelo, me habría ido sin la joven si hubiera sido necesario.

—¿A qué se debe el honor? ¿La española bien? —me preguntó Varun, mientras Ajala iba a la cocina a preparar el té.

—Pues no sé qué decir —dije, sin esperar que me fueran a preguntar por Laura—. La verdad es que ha pasado algo entre nosotros y espero que eso no influya en la decisión que habíais tomado con Nandita.

La joven escuchó su nombre y se levantó del sofá, corrió hacia mí y de un salto, se colgó de mi cintura.

—Bhadraaaaaak —gritó. Nunca la había visto tan contenta. Bueno, nunca no, de pequeña siempre fue una niña muy risueña, igual que Lali, pero hacía tiempo que no la veía así.

—Lo cierto es que… —empezó a decir Varun, pero le corté porque quería explicarle que todo seguía en pie respecto a su hija.

—No tienes que preocuparte por nada, lo que me ha pasado con Laura se va a solucionar, y yo me comprometo a llevar a Nandita a España y a hacerme cargo de ella.

—Oh, Bhadrak, ¿lo dices en serio? ¿Qué ha pasado con Laura? ¿Está bien?

Nandita volvió al suelo y me hizo todas las preguntas dando brincos. Desde luego, estaba irreconocible.

—Bhadrak no hace falta que…

—No, no, Varun, como te digo, no quiero que Nandita pague las consecuencias de nuestra pequeña pelea de enamorados, pienso reconquistar a Laura en España y…

—Nandita no va a viajar a ningún lado —dijo Varun, subiendo el tono para que le dejara hablar.

—¿Por qué? ¿Otra vez habéis cambiado de opinión? Se trata del futuro de vuestra hija —No entendía por qué Nandita estaba tan contenta por la decisión que sus padres habían tomado, estaba desconcertado.

—Bhadrak, siéntate —dijo Ajala, llevando una bandeja en las manos con la tetera y tres vasos.

Le hice caso y me senté, y pegada a mí se sentó Nandita, quien me miraba tan fijamente que me estaba poniendo nervioso.

—Oh, Bhadrak, si hace unas semanas me hubieras dicho que habías discutido con Laura y que aun así me ibas a llevar a España contigo, me habrías hecho la mujer más feliz de la tierra.

—¿Y? —pregunté, intrigado.

—Siempre he estado enamorada de ti, pero cuando te vi besar a Laura comprendí que nunca te fijarías en mí.

Vi los ojos abiertos como platos de sus padres, quienes al parecer estaban tan sorprendidos ante aquella declaración, como yo.

—Nandita yo… no sé qué decirte, siempre te he visto como a la mejor amiga de mi hermana, una niña como ella, pero eso no impide que puedas venir a España conmigo. Estoy seguro de que en cuanto Laura te vea se hará cargo de cumplir su promesa, solo se fue rápido por estar enfadada conmigo.

—No es por eso, Bhadrak —dijo ella, mirándome con los ojos vidriosos.

—Ayer vino Gopan, de la casa Mahtani, y nos pidió la mano de Nandita —dijo Ajala, entusiasmada.

—¿Gopan? Pero ese hombre tiene casi cuarenta años, ¿no?

—Sí, pero se ha enterado de lo que le pasó a Nandita y como lleva viudo desde hace años, quiere casarse con nuestra pequeña y así, restablecer su honor.

—¿Tú estás de acuerdo? —le pregunté a la joven, que todavía me miraba con una enorme sonrisa en los labios.

—Síii, claro que sí, ¡me voy a casar! ¿Te das cuenta? —dijo ella, eufórica.

—Ya pero, ¿no es muy mayor para ti?

—¿Eso qué más da? He estado enamorada de ti, ¿recuerdas? ¡Y no es que seas mucho más joven! Lo importante es que me voy a casar y no he de abandonar a mi familia y amigas.

—En ese caso, me alegro mucho por ti. Además, Gopan significa protección, estoy seguro de que te cuidará y no dejará que nada malo te ocurra; y Laura también se alegrará —¿Es que no podía hacer o decir algo sin que la joven española acudiera a mi mente?

—Lo sé, ella siempre ha querido ayudarme.

—Bhadrak —dijo Varun—. Os estamos muy agradecidos por todo lo que habéis hecho por nuestra hija, de no haber sido por vosotros Nandita seguiría en la casa de Valdev y no sé qué habría sido de su vida.

—Lo hicimos con el corazón, porque la queremos —dije, hablando por Laura que aunque no la conociera, la quiso desde el primer momento en el que vio que necesitaba ayuda.

—No sé cómo recompensar lo que hicisteis, siempre estaré en deuda.

—No Varun, no nos debes nada. Ahora, como sé que estáis felices y que ya no me necesitáis, tengo que ir a un sitio muy importante.

—Ojalá todo se solucione entre vosotros, hacéis una bonita pareja —dijo Nandita, levantándose del sofá y brindándome un abrazo.

—Yo también lo deseo.

Le di un beso en la mejilla y salí corriendo hacia la agencia, donde un comercial impaciente me estaba esperando, pues pasaba ya una hora de la que tendría que haber cerrado.

—¡Ya estoy aquí! —grité, al entrar, acalorado.

—Tranquilo, le prometí que no me iría hasta que viniese.

Media hora después, había comprado mi billete hacia España, le había pagado doble comisión al agente por el tiempo perdido conmigo, y conducía feliz hacia mi casa, entusiasmado porque en unos días vería a Laura.

Una vez en mi piso, llamé por teléfono a Lali intentando convencerla una vez más de que viniera conmigo, me había asegurado de que habían plazas en mis vuelos y aún estaba a tiempo de viajar. Su respuesta volvió a ser la misma, y apesadumbrado, intenté contactar con Laura una vez más, y de nuevo de su móvil sonó la voz de la operadora diciéndome que estaba apagado o fuera de cobertura. En fin, había que intentarlo.

Había sido un día agotador, así que encendí el ordenador, pero estaba tan excitado que no me concentraba, y eso que escribir de mi chica me resultaba fácil. Me di una ducha, me preparé algo ligero de cena, y me acosté, oliendo como un crío las sábanas que todavía conservaban el perfume de Laura.

 

El domingo visité a mis padres y les comuniqué el viaje que pensaba hacer, que en un principio esperaba que fuera solo de ida. Mis padres entendían la decisión de mi hermana y se alegraban de que no les dejase, pero en cierta manera también estaban preocupados por ella. Como Rajiv no cambiara, me temía lo peor, y me daba miedo no estar en Agra si le llegara a hacer algo a Lali.

—No te has de preocupar por eso, cariño —dijo mi madre—. No puedes estar pendiente de ayudar a todo el mundo, has de vivir tu vida.

—A todo el mundo no, pero me hubiera gustado poder ayudar más a mi hermana, porque sé que me necesita a su lado y aunque estoy decidido cien por cien a marcharme, no me gusta dejarla con ese tipo.

—Ese tipo es su marido —recalcó mi madre—, y estoy segura de que en cuanto vea que la barriga de Lali va en aumento, le desaparecerán todos sus miedos.

—¿Pero qué miedos? Ese hombre es un impresentable, por mí lo…

—Bhadrak, respeta a tu cuñado.

—¡Que respete él a mi hermana! Si la hubierais visto ayer, ese hombre no tiene dos dedos de frente, la llevó a hacerse una ecografía cuando tan solo ha tenido dos faltas y la acusó de mentirosa porque no se vio nada.

—Lo sabemos, Lali nos lo ha contado, pero por la noche llegó y le pidió perdón, no siempre es tan malo como parece.

—Ya, eso espero —dije, no muy convencido.

Mis padres llamaron a mis hermanos y por la tarde pasaron todos por su casa para despedirse de mí, incluida mi pequeña, a quien había recogido mi hermano Devaduth puesto que Rajiv, con la excusa de que no podía perderse la partida de cartas de los domingos con los amigos, no había venido. Yo lo agradecí, su presencia no habría hecho más que incomodarme y no tenía ganas de alterarme, quería ser feliz ese día, pues dos días después me iría de mi país con la intención de volver en contadas ocasiones. Sabía que para que eso pasara, una joven rubia de ojos azules tendría que dejar que hablara con ella y perdonarme, y estaba dispuesto a conseguirlo de la manera que fuese, porque sin ella ya no podría vivir.