PREFACIO
Jean Pouillon, en un estudio reciente, ha escrito una frase que responde admirablemente a todo lo que he deseado realizar en el orden científico, aun cuando muchas veces he dudado de haberlo conseguido. Espero, pues, que él no tomará a mal que cite dicha frase al comienzo de este libro: «Ciertamente, Lévi-Strauss no es el primero ni el único que ha subrayado el carácter estructural de los fenómenos sociales; su originalidad consiste, en cambio, en haberlo considerado seriamente y haber extraído, imperturbablemente, todas las consecuencias.»[10]
Me sentiría satisfecho si este libro llevara a otros lectores a compartir este juicio.
Se hallarán aquí reunidos diecisiete de un total de aproximadamente cien textos, escritos en el espacio de treinta años. Algunos se han perdido; otros pueden, con provecho, permanecer en el olvido. He elegido entre aquellos que me han parecido menos indignos de subsistir, omitiendo los trabajos cuyo carácter es puramente etnográfico y descriptivo y también otros, de alcance teórico, pero cuya sustancia ha sido incorporada a mi libro Tristes trópicos. Dos textos se publican aquí por primera vez (caps. 5 y 16), junto a otros quince que me parecen apropiados para poner en claro el método estructural en antropología.
Debo llamar la atención del lector sobre una dificultad encontrada al hacer esta compilación. Varios de mis artículos fueron escritos directamente en inglés, y por lo tanto era necesario traducirlos. Ahora bien, en el curso de esta tarea me ha sorprendido la diferencia de tono y de composición existente entre los textos concebidos en una y otra lengua. Temo que de ello resulte una heterogeneidad que comprometa el equilibrio y la unidad de la obra.
Esta diferencia se explica sin duda, en parte, por causas sociológicas: no se piensa ni se expone de la misma manera cuando se había a un público francés que a uno inglés. Hay, sin embargo, también razones personales. Sea cual fuere mi hábito de la lengua inglesa, en la cual he enseñado durante varios años, la empleo de manera incorrecta y en un registro limitado. Pienso en inglés lo que escribo en dicha lengua, pero no siempre me doy cuenta de que con los medios lingüísticos de que dispongo digo lo que puedo y no lo que quiero. De ahí el sentimiento de extrañeza que experimento en presencia de mis propios textos cuando trato de transcribirlos al francés. Como probablemente el lector participará de esta insatisfacción, era necesario proporcionarle la razón.
He tratado de reducir la dificultad adoptando una traducción muy libre, resumiendo ciertos pasajes y desarrollando otros. Algunos artículos franceses han sido también retocados. Finalmente, he agregado ciertas notas, aquí y allá, para responder a críticas, corregir errores o tener en cuenta nuevos hechos.
París, 1 de noviembre de 1957.