A María, la madre de mi Señor.


Mi refugio, mi consuelo, mi auxilio.

A su sobrino Judas Tadeo,

al que llaman patrono

de las causas difíciles y desesperadas.

Ya lo creo que lo es.

A mi sobrino Tomás.

Tan cerca de ellos,

tan pendiente de nosotros.





Agradecimiento


A mi tía, Ana María Moncada de Furey, que tan generosamente me contó de su antepasada, Ignacia del Moral, una cautiva.



Yo no soy huinca, capitán, hace tiempo lo fui.

Deje que vuelva para el Sur, déjeme ir allí.

Mi nombre casi lo olvidé: Dorotea Bazán.

Yo no soy huinca, india soy, por amor, capitán.

Me falta el aire pampa y el olor de los ranqueles campamentos,

el cobre oscuro de la piel de mi señor,

en ese imperio de gramillas, cuero y sol.

Usted se asombra, capitán, que me quiera volver,

un alarido de malón me reclama la piel.

Yo me hice india y ahora estoy más cautiva que ayer.

Quiero quedarme en el dolor de mi gente ranquel.

Yo no soy huinca, capitán, hace tiempo lo fui.

Deje que vuelva para el Sur, déjeme ir allí.


Dorotea, la cautiva

de Félix Luna