Mi refugio, mi consuelo, mi auxilio.
A su sobrino Judas Tadeo,
al que llaman patrono
de las causas difíciles y desesperadas.
Ya lo creo que lo es.
A mi sobrino Tomás.
Tan cerca de ellos,
tan pendiente de nosotros.
Yo no soy huinca, capitán, hace tiempo lo
fui.
Deje que vuelva para el Sur, déjeme ir allí.
Mi nombre casi lo olvidé: Dorotea Bazán.
Yo no soy huinca, india soy, por amor,
capitán.
Me falta el aire pampa y el olor de los ranqueles
campamentos,
el cobre oscuro de la piel de mi señor,
en ese imperio de gramillas, cuero y sol.
Usted se asombra, capitán, que me quiera
volver,
un alarido de malón me reclama la piel.
Yo me hice india y ahora estoy más cautiva que
ayer.
Quiero quedarme en el dolor de mi gente
ranquel.
Yo no soy huinca, capitán, hace tiempo lo
fui.
Deje que vuelva para el Sur, déjeme ir allí.
Dorotea, la cautiva
de Félix Luna