EL CRIMEN DE LAS TRES EFES
Ramón J. Sender
Nací el 3 de febrero de 1901 en la aldeíta aragonesa llamada Chalamera del Cinca. Mi infancia y adolescencia las he contado en algunos de mis libros, sobre todo en «Crónica del Alba» y en «Los cinco libros de Ariadna».
Aunque en su conjunto mi vida me parece bien ordenada y apacible, la verdad es que he tenido toda clase de accidentes tormentosos. De alguno de ellos me es doloroso.
He escrito bastante y sigo escribiendo tanto o más que en mi juventud. Sin embargo, no suelo trabajar más de dos o tres horas por la mañana. El resto lo dedico a vida social o al dolce far niente.
He tenido generosas críticas más fuera que dentro de España, aunque tampoco puedo quejarme de los comentaristas e historiadores de mi patria. El novelista inglés H. G. Wells dice en su Historia Universal que para entender a España hay que leerme a mí. Dios se lo pague. Aunque no estoy seguro de que leyéndome a mí llegue a entender nadie a España tal como se nos muestra hoy.
Otros autores de importancia han dicho cosas muy generosas, lo mismo en Rusia, en Alemania, en Francia o Italia. Pero lo que me satisface del todo es la atención creciente del pueblo español que parece interesarse cada día más por mi modesta producción.
No tan modesta al menos en cantidad.
Alguna vez tengo críticas adversas, pero la reacción del público es entonces más favorable porque la llamada clase media es cada día más entendida en buenas letras y la llamada «crítica oficial y académica» la entiende «al revés», lo mismo que yo.
Es decir, que leen más y mejor a los que estamos fuera del marco de la cultura burocratizada. (Algunos picaros pronuncian esta última palabra con erre doble).
Aunque no es para tanto los picaros tienen a veces razón.