Capítulo 10
Una segunda oportunidad
El nuevo día se ve diferente, había en el liceo, un ambiente de libertad, la ausencia del nefasto estudiante, había dado un brillo en los ojos de las muchachas que ahí cursaban el bachillerato, sus risas se escuchaban diáfanas y sonoras y mientras unas comentaban lo que había ocurrido el día anterior, otros no daban crédito a lo que escuchaban, Omar entra al liceo con su mente ocupada con el encuentro que tendrá en la tarde con Saleska, cuando un sonoro aplauso y gritos de victorias, le sacan de sus reflexiones, profesores y alumnos se le acercan para felicitarlo, sorprendido por el recibimiento, no supo que decir, todos querían estrechar su mano, otros, le daban palmadas y las chicas más osadas, lo abrazaban y besaban; uno de los estudiantes que estaba frente a él le dijo:
- Profesor, ¡gracias!, gracias, por haberme abierto los ojos a tiempo, sin usted, de seguro estaría en la misma celda que Armando.
Omar lo mira fijamente y le aclara:
- Solo cumplía con mi deber de educador y te pido una cosa.
- Usted dirá profesor.
- ¡Nunca!, Isaías, ¿me oyes?, nunca permitas que nadie te utilice, que nadie te involucre en la agresión hacia tus semejantes, sé un buen ciudadano y sobre todo, un caballero, recuerda que quedamos pocos, sé cortés con los demás, sobre todo con las damas, esa, será la divisa de tu vida y la darás como herencia a tus hijos.
El joven estudiante abrazó a su profesor y le besó en la mejilla, Omar al sentir el beso, recordó a su padre y mirando a los jóvenes les dijo:
- ¡Gracias muchachos!, gracias, por permitirme entrar en sus vidas y recordarme que todavía, existen personas buenas en el mundo, por recordarme el amor a mi prójimo y a tener esperanzas.
Los jóvenes aplaudieron al profesor al momento en que el timbre llamaba a la primera clase del día y mientras éstos se retiraban a sus salones, una hermosa y delgada muchacha, de cabellos rubios y azules ojos, le sigue y pregunta:
- ¿Cómo amaneció hoy mi héroe?
Al escucharla, sintió que su vida se alegraba, por unos segundos revivió los momentos cuando caminaba con su esposa.
- ¡Bien! ¿Y tú?
- ¡Impaciente!, quiero ver el resto de las cajas.
- ¿Qué dijo tu madre al ver la que llevaste?
- Bueno, al principio sintió curiosidad, pero después no le dio importancia.
Omar nota que Saleska tiene el collar que Narada usaba, ella se da cuenta de que lo está mirando y con interés pregunta:
- ¿Siempre lo llevaba puesto?
- Siempre, era un regalo de su abuela y desde niña lo tenía, si mal no recuerdo, me dijo un día que eso le ayudaba a recordar, pero no supe que cosa.
Ella, comprensiva sonríe y comenta:
- De seguro era una especie de «chuleta» ¿no crees?
- Ella tenía sus cosas, bueno… no sé cómo…
- Te entiendo cielo.
Él se da cuenta de que se está haciendo tarde y reclama:
- ¿Es que vamos a jubilarnos?
- Amor mío ¡cómo me gustaría!
Sonriendo, cada uno va a su salón y la mañana transcurre con total normalidad, y mientras en el liceo, se respira un aire de paz y libertad, un acobardado y lloroso ex estudiante clama a gritos a su madre, que lo saque de la cárcel.
- ¿Qué piensas ahora del profesor?
Pregunta Pedro a su esposa.
- Bueno, que estuve equivocada todo el tiempo.
- ¿Y qué conclusión sacas de todo esto?
- Creo que es muy temprano para decir algo, todas las cosas que pensé de él, me avergüenzan y si no hubiera sido por él, quien sabe lo que le hubiera ocurrido a Saleska, bueno, pero hay que tomar en cuenta de que ella se sabe defender muy bien ¿verdad?
- Cierto y si te digo algo, me dolió el golpe que le dio al hijo del policía ese, ¿quién le enseñó a pelear así?
- ¡Quien sabe! Nuestra hija es una caja de sorpresa y hablando de cajas, ¿supiste que el profesor le entregó a Saleska una caja con las pertenencias de su esposa?
- ¿Y eso por qué?
- Bueno, ya tú sabes que Saleska recordó quien era… o fue en su vida anterior y él, para que, según ella, pudiera poner en orden su vida, le dio una caja con unas cosas.
- ¿Qué cosa hay en esa caja?
- ¡Ni idea! Saleska ni me permitió echarle un ojo, ¿vamos a ver que contiene?
- Mujer, ¡no seas loca!, respeta la privacidad de mi caramelo, si ella quiere mostrarte lo que hay ahí, lo hará, pero por los momentos, ¡ni se te ocurra! ¿Me oíste?
Omar con los nervios de punta, espera la llegada de la joven, a la hora en punto, sonó el timbre, él se apresura a abrirle y al encontrarse frente a frente, el silencio, se presenta entre los dos y como dos adolescentes que descubren el amor por vez primera, se miran, cada uno por su parte piensa que, aunque es emocionante verse sin la presencia de extraños, la situación para ellos es incómoda, hay mucho en sus corazones que está reprimido y eso, les causa dolor, el que ella no pueda expresar su amor hacia él, es una tortura, lo mismo siente él y venciendo sus deseos, la invita a entrar.
- ¡Pasa por favor!
- ¡Gracias Omar!
Se miran como esperando la reacción del otro, ella con la opresión en su pecho pasa hasta la sala y sentándose, mira a su alrededor detallando las cosas que no había visto la última vez que le visitó, entonces Omar le expresa:
- Estoy pensando en poner en una sola caja todas las cosas que ella…bueno, que hay, creo que sería para ti más cómodo ¿no crees?
Ella lo mira suplicante y él, sin entender el significado de esa mirada pregunta:
- ¿Qué? ¿No te gusta la idea?
Saleska sonríe y con desaliento responde:
- Como quieras Omar.
Ella con tristeza, desvía la mirada a otro lado y en ese momento, él comprende su pesar y rectificando, se apresura a decir:
- ¡No!, creo que tienes toda la razón.
Y sonriendo agrega:
- ¡Sería muy pesada para ti! ¿Verdad?
Con un brillo en los ojos agradece:
- Si, ¡sería muy pesada!
Se sienta a su lado y la contempla profundamente y liberando sus sentimientos le confiesa:
- ¿Sabes? ¡Tienes los ojos más hermosos que haya visto jamás!
Saleska sonríe feliz, ya que por primera vez, le ha dicho algo con tanto sentimiento que al hacerlo, rompió el hielo que había en el ambiente, ella, se inclinó y apoyando su cabeza a su pecho, se abrazó a él, cerró los ojos y con la emoción en su voz le dijo:
- No sabes lo que siento por ti, ¡no lo sabes!
Omar, recordando las notas que había leído le revela mientras la abraza:
- Creo saberlo cariño.
Y por mucho tiempo, permanecieron así, sin moverse siquiera, ya que ambos temían romper el encanto del momento, entraron en una especie de sopor que prácticamente, se quedaron dormidos. Los llamados de la madre, la hacen reaccionar, Omar se sintió avergonzado por la forma en que se comportó y mirándola fijamente le dijo:
- ¡Discúlpame Saleska!, he actuado como un carajito.
- No te avergüences Omar y si te soy sincera, ¡descansé mejor que en mi casa!
Ríen del comentario y pensando rápidamente Omar le sugiere:
- Será mejor que te lleves dos cajas, así tu madre no te reñirá.
- Está bien y para que no se ponga quisquillosa, vendré pasado mañana ¿te parece?
- Lo que tú digas.
Se dirigen a la puerta y antes de llegar a ella Saleska lo encara para preguntarle a quema ropa:
- ¿Me amas?
Omar, sorprendido por lo inesperado de la demanda, tarda en responder, pero al ver sus azules ojos, sintió que su coraza protectora, se estaba derrumbando y no tuvo más remedio que confesar:
- ¡Más que a mi vida! Y más que eso.
Saleska sonríe y dice:
- No quería irme sin haberlo oído de tus labios.
Omar, en ese momento sintió algo de vergüenza y al verlo en esa actitud, le dice con dulce voz mientras acariciaba su rostro:
- Mi muchacho grandote, todavía te ruborizas.
Le dio un beso en la comisura de los labios y le dijo quedamente:
- Nos vemos mañana amor.
- Está bien.
Abandona la casa y Omar, recostado a la pared decía mientras miraba al techo.
- Mi Dios, ¡esto es de locos!
Los días van pasando lentamente, Omar y Saleska, se ven con mucha más frecuencia. Él ha sugerido que se vean en sitios públicos para así evitar, chismes y rumores, en uno de esos encuentros Saleska le lee una de las notas que encontró la cual decía:
-Después de analizar las maravillas que hay en este mundo, y sin pretensiones algunas, he llegado a una humilde conclusión con respecto a la vida; la vida es y será, el misterio más grande y hermoso de la creación y desde que los dioses derramaron el aliento de la vida en la tierra, nosotros, la especie humana, nos hemos dedicado a buscar las respuestas con las preguntas equivocadas, la vida y la muerte, son dos cosas iguales, pero mal interpretadas, nuestra alma inmortal es y será siempre eso, inmortal y hasta que no tengamos conciencia de ello, siempre cometeremos los mismos errores, he llegado a creer que, al morir, encarnamos en otro cuerpo igual a éste, pero en otra dimensión y al morir en esa dimensión, encarnamos o «renacemos» nuevamente en lo que somos, no sé si Omar me comprenderá, pero como es tan hermético, me da temor comentárselo y de que se sienta ofendido con mis ideas, cuando tenga más tiempo, disertaré sobre esta teoría.
Omar se sintió confundido a tal extremo, que para no parecer un ignorante ante los ojos de su amada, se limitó a decir:
- ¡Carambas! Esa si no me la sabía.
Saleska lo mira y sabiendo que no había entendido nada de lo que había escuchado pregunta:
- ¿Qué opinas al respecto?
- Bueno… lo que pasa es que… ¿cómo te explico? ¡Verás! Lo que Narada quiso decir fue…
Saleska con el mentón apoyado en la palma de sus manos, no dejaba de mirarlo y al ver que se estaba hundiendo hasta la cabeza le dijo:
- Entiendo completamente, mejor explicación, ¡nadie la dará!
Omar la mira por unos momentos y avergonzado le dice:
- Perdóname por no haberte escuchado en ese entonces, no sabes cuánto me lo he recriminado y si ahora me dices que somos descendientes directo de un pepino, ¡te juro que te creeré!
Saleska cierra los ojos con resignación y le dice:
- ¡Genio y figura!
Permanecen callados por unos momentos hasta que Omar, recordando algo pregunta:
- ¿Cómo hiciste para que apareciera tu bata rosada? ¡La quemé con toda tu ropa!
- ¿Qué sentías cuando veías que solo vestía la bata?
- Bueno… este… ¡tú sabes...! lo que sentía al verte vestida así.
- Fue por eso, tú hacías que apareciera, porque al anhelarme y yo, al sentir inconscientemente tu evocación, movíamos la energía que llevamos todos los seres humanos.
Omar con cierto nerviosismo, golpea la mesa con la punta de los dedos, ella se ha dado cuenta de que algo le preocupa y tomando su mano le pregunta como antaño y él responde:
- Saleska, sabes que me es difícil sostener ésta situación, no es por mí, es por los demás, cada vez que estamos juntos, siento sus miradas y sus críticas y eso me duele, porque nos ofenden con sus sucios pensamientos, sobre todo a ti.
Saleska mira a un grupo de señoras que los observan y comprende lo que él está exponiendo y con tristeza pregunta:
- ¿Qué piensas hacer?
Omar respira profundamente mientras aprieta la mano de la chica:
- Creo, que lo mejor es que me marche de aquí.
- ¿A dónde irías?
Cierra los ojos y suspira al contestar:
- Al lugar donde todo comenzó, donde nadie critique mis sentimientos hacia ti, donde pueda abrazarte libremente y gritar al mundo ¡que te amo!, donde no se me mire como a un bicho raro, donde pueda vivir en paz… conmigo mismo y con mi amor hacia ti.
- ¿Me dejarías sola?
- No sería por mucho tiempo.
El silencio se instaló alrededor de ellos y Saleska reconoció, que él tenía razón, sintió rabia al momento en que, con una mueca, cerraba los ojos, Omar se dio cuenta y sonriéndole le dijo:
- Querida mía, no pierdas tiempo en molestarte, en el mundo siempre habrán personas que se creerán mejores que nosotros, por eso que nos critican.
Permanecieron mirándose el uno al otro, como si estuvieran hablándose sin palabras, luego Saleska le guiña un ojo y dice:
- Ya vengo, ¡tengo algo que hacer!
Se levanta llevando un vaso con agua y al llegar a la mesa de las mujeres, derramó el contenido de éste sobre la cabeza de una de las señoras que les observaba, la mujer sorprendida por la acción de la chica exclama:
- ¡Joven! ¡Tenga más cuidado! ¡Vea lo que hace!.
- ¡Disculpe usted señora! Lo hice, con toda la intención del mundo, tal vez así, se preocupe de sus asuntos y no se dedique a criticar a los demás y si siguen fisgoneando, ¡les aseguro que de aquí saldrán totalmente mojadas! ¿Me comprenden? Ahora, buenas noches y con su permiso.
Omar no daba crédito a lo que había visto y al ver a Saleska venir con una sonrisa de satisfacción, optó por no decir nada, ella sentándose preguntó:
- ¿En dónde estábamos querido?
Omar cerrando sus ojos dijo con tono de conformidad:
- Saleska.
La graduación de bachilleres llega con toda la alegría que ese momento contiene, los muchachos y muchachas, han preparado el auditorio para tan magno evento, algunos, especulaban sobre el futuro de sus carreras, otros ya lo habían decidido al escoger la docencia como profesión.
- Creo que lo que hizo decidirme, fue la forma como me trató el profesor Curie, espero ser como él algún día.
Decía Isaías, uno de los «secuaces» de Armando Serrano y mientras llegaba el día de la graduación, Omar entregaba los resultados del experimento que se había desarrollado en el instituto.
- ¡Perfecto! Salió mejor de lo que había esperado profesor Curie, lo único que no me gusta es que no nos siga acompañando, ¿no habrá una forma de que lo pueda convencer para que se quede?
- No mi señora, tengo algo que hacer y no puede esperar.
- ¿Y si le ayudamos a hacerlo?
- Lo siento, es algo que tengo que hacer yo solo, además, es en otro país.
- Es una lástima, mire el gran cariño que le tenemos, sin contar el de los estudiantes, ¿y si se le aumenta el sueldo?
Omar sonríe y abrazando a la mujer le dice:
- Gracias profesora, ¡fue un honor trabajar en este liceo!, nunca lo olvidaré.
Los alumnos habían decidido que fuera el profesor Omar el que diera el discurso de apertura del acto, al principio, quiso rechazar el compromiso, pero el poder de convencimiento de Saleska, lo dejó sin voluntad alguna.
Al llegar el gran día, Omar, frente al micrófono dijo a la audiencia:
- Cuando llegué a este instituto, mis nervios y mi portafolio, eran mi compañía, ahora, como ven, no tengo el portafolio, ¡pero tengo los mismos nervios!
El auditorio sonríe al escuchar el comentario, Omar cierra los ojos por unos segundos, luego, contempla la audiencia y en el público, se encuentra con la mirada de Saleska, le sonríe y continúa diciendo:
- Me siento honrado de haber trabajado con ustedes y para ustedes, sé, que dentro de unos años, en el país habrá un grupo de profesionales que se destacarán por sobre los demás, esos serán, los egresados de este instituto y cuando ese día llegue, porque sé que llegará, yo, con el orgullo circulando por mis venas le gritaré al mundo, ¡esos muchachos, fueron mis alumnos carajo!
El auditorio conmovido, se levantó a aplaudir, la directora, con lágrimas de emoción decía a una de sus colegas:
- Es una lástima que se marche.
Saleska orgullosa, lo miraba mientras su madre pensaba en los errores que se pueden cometer por el solo hecho de juzgar apresuradamente a una persona y se dio cuenta, de que la calidad humana de Omar, era difícil de encontrar, tal vez fue por eso, que su hija se prendó de él, aunado a lo otro.
En el agasajo que los padres de Saleska le habían preparado, la joven, taciturna, pensaba en lo que el dueño de su corazón le había dicho, se iría para evitar que las aguas se agitaran, Pedro al verla así le pregunta:
- ¿Qué ensombrece el alma de mi caramelo de arsénico?
Ella sonríe tristemente al escucharlo y responde con un hueco en su corazón:
- Omar no vino.
- ¿No le llevaste la invitación?
- Si, pero él tiene sus reservas con respecto a ustedes y es por eso que no vendrá.
Pedro se sienta al lado de su hija y le comenta:
- Creo entender por lo que tu amigo está pasando.
- ¿De veras?
- Si corazón; él, mejor dicho, ustedes, están en una situación difícil, no es normal ver a un hombre de la edad de tu amigo, con una chica de tu edad, eso siempre ha levantado todo tipo de comentarios, es más, hasta la iglesia se mete en eso.
- Comprendo papá, pero no es como los que ostentan la moral creen.
- Estoy de acuerdo contigo, pero ninguno de ellos saben la verdad y si se las contaran, no les creerían ¿sabes por qué? Porque no quieren creerla, además, si se hablara de la reencarnación en las escuelas, hospitales u otro lugar, esa gente, con su mente sucia y retrógrada, estarían rogando quién sabe a quién, que eso no sea verdad, porque si se llegara a comprobar, como de hecho será probado algún día, estarán deseando que sea mentira, para poder así alimentar sus asquerosos corazones, con la maldad y sobre todo, con la envidia.
- Papá, ¡yo lo amo!
- ¡Lo sé corazón!, lo sé, pero como te dije, nadie los verá con buenos ojos.
Una lágrima se desliza por su mejilla y Pedro al verla le dice:
- ¡Hey!, nada de lágrimas, eso hará que lo que sientes por él, se haga más difícil de resolver.
Alberto se les acerca y dice:
- Hermanita, tu… bueno, él, ha llegado y está preguntando por ti.
El rostro de la joven se ilumina y sin decir palabra alguna, sale a su encuentro, los dos hombres se quedan mirando al vendaval dirigirse a la sala y Alberto, con un dejo de tristeza, comenta a su padre:
- Siento pena por los dos, ¡qué no daría por ayudarla!
- Yo también hijo, yo también.
Saleska trata de controlar sus emociones y al verlo, su rostro se ilumina de felicidad, él al verla, quedó impresionado por lo radiante que estaba, sabía que era bella, pero en ese momento, estaba más hermosa que nunca, parecía que la luz de todo lo maravilloso que hay en el mundo la acompañaba, se aproxima hasta él y con voz emocionada le dice:
- He estado esperándote toda la noche, ¡me duele el corazón por tu demora!
- ¡Discúlpame!, yo también me siento igual, pero…
- ¡Te comprendo mi amor!
Permanecen callados mirándose el uno al otro hasta que Margarita bromeando les dice:
- La puerta es para salir o entrar, así que, ¡muévanse de ahí!
Sonriendo le extiende la mano a Omar diciéndole:
- Bienvenido profesor.
- Gracias mi señora.
- ¿Gusta… de un vino?
- Omar sonríe y mirando a Saleska responde:
- ¡Por favor!
Margarita se retira y Saleska le invita a sentarse, él incomodo, mira a los invitados pero nadie, ha notado su presencia, todos comparten y charlan sin mirarlos siquiera, eso tranquiliza mucho a Omar, entonces ella pregunta:
- ¿Me acompañarás toda la noche?
- A eso vine.
- ¡Gracias mi amor!
Margarita llega con la copa y le dice:
- Espero sea de su agrado.
Al olerlo se dio cuenta de que era el mismo vino que años atrás, tomaba con Narada y sintiendo mariposas en su estómago, agradeció la copa. Margarita se retira y Omar, detallando a Saleska le dijo:
- ¡Estás tan hermosa que parece que estoy ante el ángel más bello del cielo!
- Tú no te quedas atrás, te ves tan atractivo, que hasta puedo sentir celos.
Estuvieron hablando, más con los ojos que con palabras, de vez en cuando, bailaban una que otra pieza musical, y en esos momento, sus corazones se aceleraban y sus respiraciones se alteraban, pues, el deseo del uno por el otro era tan grande, que afloraba en su piel y mientras sutilmente acariciaba su espalda con sus dedos, con la mirada le decía que la amaba, que la deseaba con todas las fuerzas de su ser, ella, comprendiendo, se pegaba más a él mientras miraba sus labios sedienta de un beso, muchas veces sus labios se aproximaban tanto, que era una lucha titánica el vencer el deseo de besarse, el tiempo para ellos, se movió si hacer ruido y al filo de la media noche, cuando todos los invitados se habían marchado, Omar le confiesa:
- Tengo un regalo para ti, bueno, varios.
- ¿De veras?
- De veras!
- ¿Y qué son?
Omar saca de su bolsillo, un pequeño estuche y dos sobres, al entregárselos le dijo:
- No quiero que digas nada ni me reclames nada, solo, recíbelos por favor. En este sobre, está una parte de las acciones de mi compañía, son tuyas, es por tu graduación, en este otro, la propiedad de la casa y del carro, haz lo que quiera con ellas, es por tu cumpleaños que es, si no estoy equivocado, el 24 de octubre y en este estuche, hay una joya, estoy seguro de que no te quedará bien todavía, pero como pensaste la primera vez que estuviste en la casa, hay tiempo para crecer y según los sabelotodo, la mujer crece hasta los veinte y un años.
- ¿Cómo sabes lo que pensé en ese momento?
- Bueno mi linda, según tú, tu y yo somos uno ¿verdad? Y lo de tu cumpleaños, lo averigüé porque lo leí en tu expediente.
Saleska sonríe y le dice:
- No diré nada, haré lo que tú digas y si lo que estoy pensando es verdad, entonces, ¡estaré ahí el día señalado!
Ella lo acompaña hasta la salida y abrazándolo le dijo:
- ¡Gracias por venir! Creí que no lo harías, ha sido una noche maravillosa.
- Tuve mis dudas al respecto, pero, es un sacrificio para mí... el no verte sabiéndote a mi lado.
Con voz triste pregunta al tiempo en que colocaba sus manos sobre el varonil pecho:
- ¿Cuándo te vas?
- Mañana en el primer vuelo.
- ¿Puedo ir a despedirte?
- ¡Como me gustaría!
Se miran por unos segundos, luego él tomándole por la barbilla le dice mientras mira sus hermosos ojos:
- ¡Fue bueno encontrarte de nuevo Narada! y me siento feliz por eso, tú, eres, lo más grande que hay en mi vida, ¡lo más grande!, lo más puro y sublime, lo más hermoso, sin ti, ¡la vida no es vida!, puedo dar fe de ello.
Cerró fuertemente sus ojos para frenar las lágrimas que amenazaban con escaparse y tratando de mantener el tono de su voz se despidió:
- ¡Hasta pronto amor mío!
Saleska no decía nada, sus lágrimas no le permitían hablar y al verlo marcharse, sacó fuerzas para gritar:
- ¡Espera!
Saleska corre hacia Omar y prendiéndose de su cuello, se funde a él en un beso y por primera vez, fueron uno solo, en ése momento, el tiempo se detuvo, el silencio los envolvió creando una burbuja donde sus recuerdos llegaron a sus mentes abriendo un camino para unirse nuevamente, sus almas se estaban comunicando en una de las formas que tenían para hacerlo, Omar la estrecha fuertemente por la cintura y siente que su ser, se alimentaba del amor que ella le brindaba al igual que ella, se alimentaba de su ser, y al calmar el deseo del uno por el otro, ella, con desesperación le dijo al oído:
- ¡Siempre te amaré mi amor!, ¡siempre! Y te juro por la sangre que mueve mi corazón, ¡que te encontraré!, aunque tarde otra vida para hacerlo.
Omar la besaba nuevamente en los labios, luego besa sus ojos y sus cabellos, la estrecha fuertemente a su pecho y le dice con la voz rota por el llanto.
- ¡No hay felicidad sin ti!, no hay luz sin ti, no hay nada sin ti, Saleska, ¡nunca te dejaré de amar!, lo sabes ¿verdad mi amor?
Emocionada responde:
- Si, ¡lo sé! Siempre lo he sabido.
Nuevamente se abrazan para besarse, querían aprovechar el momento, ella, con desesperación, necesitaba de esos besos, y cuando su anhelo fue saciado, con pesar le dijo:
- Ve a descansar amor mío, mañana, tienes un día muy largo.
- Si, tienes razón, piensa en mí, como lo hago siempre.
- ¡Siempre lo he hecho!
Omar le besa las manos y se despide:
- ¡Hasta mañana vida de mi vida!
Y Saleska entra como un celaje a la casa, su familia al verla, no dijo nada, el sentimiento de ver a la chica en ese estado, no les permitió emitir palabra alguna.
Omar camina de un lado a otro en la sala de espera del aeropuerto, de vez en cuando, miraba el reloj, en ese momento, comenzó a dudar de lo que estaba haciendo, se sentó a pensar en lo que había pasado la noche anterior y revivió el beso de Saleska, aún lo podía sentir en sus labios, su dulce voz, lo trajo a la realidad y su corazón, casi se detuvo al escucharla.
- ¡Creí que no llegaría a tiempo!
- Yo también y me alegro de que hayas venido.
- Tengo algo para ti.
- ¿Qué cosa es?
Saleska le entrega un sobre, él lo abre y al ver su contenido, sonríe.
- Es para que sientas que estoy a tu lado.
El llamado al abordaje hace que sus corazones palpiten aceleradamente, Omar toma su equipaje de mano y dándole un beso en la mejilla le dice:
- ¡No sabes cuánto te amo!
- ¡Lo sé!, espérame y cuando llegue, nada me separará de tu lado.
- ¡Hasta pronto Saleska!
- ¡Hasta pronto amor mío!
El avión lleva varias horas de vuelo y Omar, mirando la fotografía de
Saleska por enésima vez, repasa el poema que le había escrito.
Los días pasan y éstos lentamente se transforman en años, el dolor y la tristeza forman parte de la vida de la humanidad. Un hombre camina por las calles de Mumbai leyendo un periódico de años atrás, en él, se habla de un accidente aéreo donde no hubo sobrevivientes cuando de repente, ve rodar por el suelo un anillo, una mujer vestida con el traje típico de la India le pregunta:
- Señor, ¿sería usted tan amable, de alcanzarme esa sortija y colocármelo en el dedo meñique?
El Hombre, recoge la joya y al detallar a la mujer, ve que está hermosamente ataviada con un sari de color rojo, el cual estaba adornado con fastuosos bordados de finos hilos color oro, las joyas que adornaban sus brazos y sus manos al igual que las gargantillas y los collares, eran del mismo color, lo que le daba una apariencia de diosa, sobre su frente, pendía una lagrima dorada con finas incrustaciones de hermosa pedrería y bajo ésta, en medio de sus cejas, estaba el típico bindi, maravillado por su belleza, se aproxima a ella y sonriente responde:
- Con todo el placer del mundo mi señora.
Ambos se miran por unos momentos y cuando termina de colocar la joya en el dedo, agradecida, sonríe y mientras se mira la mano dice:
- Ya crecí, ahora, ¡me queda perfecto! ¿Verdad?
- Si Saleska, ¡te queda perfecto! como tiene que ser.
Se besaron apasionadamente y luego de mirarse el uno al otro, tomados de la mano, se perdieron entre la gente que caminaban en las intrincadas calles de la ciudad de Mumbai.
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