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Lucas estaba inclinado sobre su escritorio con las palmas de las manos extendidas sobre el gran mapa de los terrenos de la vieja abadía que había desplegado mientras sopesaba las tres marcas extrañas que su tío Chester había hecho en él. Algo le decía que aquellas marcas eran importantes, pero todavía no alcanzaba a ver por qué. No había ninguna anotación.

En el pasillo sonaron unos pasos. Dedujo que eran dos personas, un hombre y una mujer. Ambos casi corrían. Alzó la vista justo cuando Beth y Tony llegaron a la puerta.

Beth tenía uno de los diarios de Chester en las manos. Estaba resplandeciente de entusiasmo. Tony parecía igual de eufórico.

—Creemos que hemos encontrado algo muy importante en el último diario del tío Chester —anunció Beth.

Su entusiasmo iluminaba el ambiente que la rodeaba. No era extraño que no quisiera casarse con uno de los hombres aburridos y arrogantes que la cortejaban. Necesitaba a alguien que pudiera valorar su inteligencia y su vivacidad.

—Pasad, pasad —pidió Lucas—. Contadme qué creéis haber descubierto.

—Encontramos una referencia a dos de los colegas del tío Chester que al parecer lo visitaron aquí, en Crystal Gardens, alrededor de un mes antes de su muerte —explicó Beth. Se acercó a la mesa y dejó el diario sobre el mapa—. Por desgracia, el tío Chester solo los identificó por sus iniciales, no por sus nombres completos, pero las iniciales de los nombres de pila coinciden con la forma en que oísteis que aquellos dos hombres se llamaban entre sí ayer por la noche: H y B.

—Horace y Burton —dijo Lucas en voz baja. La energía le estimuló los sentidos y despertó al cazador que llevaba dentro.

—Sí. —Tony se situó junto a Beth. Él también estaba exultante y animado—. Más aún, la última inicial de los dos es la misma: T.

—Lo que significa que pueden apellidarse igual —dedujo Lucas—. Podrían ser parientes.

—Exacto —coincidió Tony—. Se nos ha ocurrido que tal vez podríamos repasar la correspondencia del tío Chester para encontrar nombres que coincidan con las iniciales y, con suerte, las direcciones de estos dos hombres. Es evidente que el tío Chester los invitó a los jardines. Tendría que haber algo escrito: una carta o un telegrama.

—Es una noticia excelente —dijo Lucas—. Felicidades a los dos.

Beth estaba radiante. Tony sonrió feliz.

—Enseñadme lo que habéis encontrado —pidió Lucas.

—Las primeras referencias a HT y BT son de principios de junio. —Beth abrió el diario por el sitio que había marcado con una tira de papel y señaló una de las entradas escritas a mano—. El tío Chester indica que los ha invitado a los dos a ver los resultados de sus últimos experimentos. Unos días después afirma haber recibido un telegrama en el que los dos hombres le avisan que llegarán el viernes siguiente. Menciona de pasada que a la señora Buckley no le complace la idea de tener invitados, pero añade que Buckley lleva un tiempo de mal humor. Parece irritado con ella.

Tony alargó la mano para pasar unas cuantas páginas.

—Estas anotaciones son de la semana siguiente. HT y BT han llegado y están alojados en esta casa. El tío Chester está muy ilusionado porque los dos invitados han traído un nuevo artefacto que puede usarse para orientarse por el Jardín Nocturno. Dice que recuerda un farol pequeño y que funciona gracias a un cristal.

Los tres dirigieron la mirada al pequeño farol de metal y cristal que descansaba en una mesa cercana.

—Hijos de… —empezó a decir Lucas, pero se acordó de que Beth estaba justo delante de él y se detuvo en seco—. Desde luego, esto responde, por lo menos en parte, una de las preguntas que nos estamos haciendo. Tenéis razón, el siguiente paso es identificar a HT y BT.

—Si no tienes ninguna objeción, Beth y yo empezaremos a repasar inmediatamente la correspondencia del tío Chester. Tenemos una idea bastante aproximada de las fechas. No tendríamos que tardar demasiado en encontrar esos nombres.

—El plan tiene una pega —indicó Lucas—. Ya he leído la correspondencia del tío Chester, la poca que hay. Por lo general era demasiado impaciente para escribir cartas y rara vez guardaba las que recibía.

La expresión de entusiasmo de Tony se transformó al instante en otra de decepción.

—Maldición —gruñó—. Estaba segurísimo de que habíamos encontrado la solución.

—Tendríamos que haber imaginado que no sería tan fácil —comentó Beth, igual de abatida.

—Puede que tengamos otra opción —sugirió Lucas—. El tío Chester era un hombre moderno. Cuando se tomaba la molestia de comunicarse con alguien, normalmente lo hacía por telegrama. Podríais ir al pueblo a charlar con el telegrafista. Debería haber registros de los telegramas que el tío Chester envió y recibió. Y ya que estáis ahí, hablad con el jefe de la estación de tren y con Mayhew, que lleva el carruaje de alquiler. Little Dixby recibe muchos visitantes en esta época del año, pero la mayoría viene a ver las ruinas del pueblo. Nunca ha habido demasiadas visitas en Crystal Gardens. Alguien podría recordar algo de interés.

—¡Cómo no se me habrá ocurrido a mí! —exclamó Tony, animado de inmediato.

—Ahora mismo iremos al pueblo —añadió Beth—. Con un poco de suerte, en unas horas habremos averiguado algo.

Salieron corriendo de la biblioteca antes de que Lucas pudiera decir nada. Regresó a la mesa y contempló el mapa. Un poco después, cuando todavía seguía en ello, oyó más pasos. Antes de que apareciera Evangeline él ya sonreía.

—Molly me ha dicho que Beth y Tony han ido al pueblo —comentó ella—. ¿Han descubierto algo interesante?

—En el último diario del tío Chester encontraron dos pares de iniciales que podrían pertenecer a los dos hombres que nos encontramos en el laberinto. Van a hacer algunas preguntas en la estación de tren y a hablar con el telegrafista.

—Es una noticia estupenda, desde luego, aunque puede que innecesaria. Norris, el primo de Molly, acaba de llegar y de informarnos de que alguien avisó al médico a primera hora de la mañana para que atendiera a un hombre que tenía una fiebre extraña. Evidentemente el médico volvió a casa temiéndose lo peor.

Lucas salió de detrás de la mesa y se dirigió rápidamente hacia la puerta.

—¿Dirección?

—Una casa de campo en Willow Pond. Según Molly, está más o menos a solo una milla de aquí si se toma el atajo por el bosque una vez que se llega al final del camino.

—Se puede ir a pie —indicó Lucas. La energía de la caza le recorría el cuerpo—. Si sobrevivieron a la tormenta de energía, puede que lograran llegar a la casa de campo.

—Te acompaño —anunció Evangeline.

—No —se negó Lucas tras detenerse en la puerta—. Es imposible saber cómo nos recibirán. Si HT y BT están ahí, pueden estar armados.

—Puede que uno de los dos se esté muriendo —apuntó Evangeline—. Si está aquejado de la misma fiebre que tú tuviste ayer por la noche, me necesitarás.