EPÍLOGO
-Mi esposa y amada Emily, te amo desesperadamente y te he traído al paraíso donde nos reencontramos por primera vez.
¿Eres feliz?
-¡Cómo puedes preguntármelo, si lees mi corazón y mi mente! Sabes que no podría ser más dichosa estando contigo en nuestro bosque encantado. Disfrutando de las cristalinas aguas del lago y en la casita de piedra tan bonita donde nacerán nuestros preciosos hijos algún día.
Acarició mi cuerpo y posó sus largos dedos mágicos.- Ya siento que la vida late en tu interior. Muy pronto amada Emily, una brujilla o un brujillo nos acompañará y completará el círculo de nuestro aquelarre con todo nuestro gran amor.
Nos besamos con ardiente pasión y nos amamos bajo el influjo de los rayos del sol.
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