Notas
[1] Sir William Chambers, arquitecto y miembro fundador de la Royal Academy, quien impartiera al joven Beckford clases de arquitectura e historia de los estilos artísticos. <<
[2] Fothergill, op. cit., pp. 26-28. Curiosamente, el 30 de septiembre de 1791 Mozart estrena su Flauta mágica, inspirada en un cuento oriental recogido en el Dschinnistan (Jinnistán, o País de los Genios), una recopilación de Christoph Martin Wieland editada en 1789. <<
[3] Con ciertos resabios de Le Comte de Gabalis ou Entretiens sur les sciences secrètes, de Montfaucon de Villars, París, 1670. <<
[4] A la muerte de su padre, ascendía a millón y medio de libras esterlinas, con una renta anual, en su mayor parte procedente de las plantaciones de Jamaica, de setenta mil libras. Cf. James Lees-Milne, William Beckford, Century, Londres, 1990, p. 2. <<
[5] No deja de ser curioso recordar que la cueva, simbólicamente hablando, es el útero materno. <<
[6] Marc Chadourne, Eblis, ou l’Enfer de William Beckford, Jean-Jacques Pauvert, París, 1967, p. 54. La última frase en cursiva pertenece a una de las escenas finales de Vathek. <<
[7] Cf. Lewis Melville, The Life and Letters of William Beckford, Heinemann, Londres, 1910, pp. 128-129; Guy Chapman, Beckford, Jonathan Cape, Londres, 1937, pp. 192-193. Por tanto, se puede asegurar que Beckford ya había terminado dos episodios, «Alasi» y «Barkiaroj», y estaba acabando el de «Zulkais», posiblemente mutilado hacia 1820 a causa del incesto que aparece en él. <<
[8] Roger Lonsdale (op cit., pp. 163-165) presenta en apéndice a su citada edición de Vathek una selección de los prefacios de las primeras ediciones de la obra. <<
[9] Durante algún tiempo se aceptó la hipótesis, que Marcel May defendió en su obra, un tanto periclitada, La Jeunesse de William Beckford et la Genése de son Vathek, P.U.F., París, 1928, de que Beckford se había quedado sin la copia del manuscrito original del Vathek, al entregárselo a Henley, por lo que retradujo a toda prisa la edición de este último, con ayuda de Levade, dando nacimiento a la de Lausana. Marc Chadourne, op. cit., y Brian Fothergill, op. cit., siguen sus pasos, que André Parreaux, en su magistral y definitivo William Beckford, auteur de Vathek (1760-1844), Nizet, París, 1960, demostró no ser acertados. <<
[10] Cf. Marc Chadourne, op. cit., p. 174. Este último Episodio sería destruido por el propio Beckford. <<
[11] Vathek, Histoire du Prince Alasi, Histoire du Prince Barkiarokh. Chronologie, préface, bibliographie et notes par Maurice Lévy, Garnier-Flammarion, París, 1981. Se trata de una esmerada edición, ampliamente consultada. <<
[12] Vathek, cuento árabe, con un prólogo de Stéphane Mallarmé. Introducción (y traducción) de Guillermo Carnero, Seix Barral, S. A., Barcelona, 1969. Reeditada en el núm. 10 de la colección «La Biblioteca de Babel», de Ediciones Siruela, sin el prólogo de Mallarmé ni la elaborada y extensa introducción del traductor. <<
[13] En marzo de 1991 hizo su aparición en el ámbito literario español y en la colección «Gótica» de Ediciones Valdemar, Madrid, el volumen los Episodios de Vathek, que no recoge los tres, como parece indicar el referido título, sino sólo los dos terminados por su autor, traducidos directamente de la edición preparada por Maurice Lévy para Garnier-Flammarión, con notas incluidas y sin aparato crítico alguno. <<
[14] Clark Ashton Smith (EE. UU., 1893-1961) tuvo la ocurrencia de completar la «Historia de Zulkais y Kalilá». Donald Sydney-Fryer, el biógrafo de Smith, da la correspondiente noticia en su excelente trabajo Emperor of Dreams: A Clark Ashton Smith Bibliography, Donald M. Grant Publisher, West Kingston, Rhode Island, 1978, p. 173. La primera publicación del «Third Episode of Vathek» apareció en el número 1 de 1937 de la revista Leaves. La editorial norteamericana Arkham House lo incluyó, en 1960, en el volumen The Abominations of Yondo, recopilatorio de varios relatos más de C. A. Smith. En 1999, Ediciones Valdemar lo publicó como Historia de la princesa Zulkaïs y el príncipe Kalilah: El Tercer Episodio de Vathek. <<
[15] Se trata de un motivo folklórico, ampliamente difundido en todo el mundo: quien puede echar el «mal de ojo» se relaciona, en cierta forma, con los seres «incompletos», obra del Caos, que habitaron la Tierra antes que el hombre, y con el principio opuesto al de Creación, Orden, Cosmos o Armonía. Ejemplos de lo dicho: los cíclopes y ciembrazos de la mitología griega y el gigante Balor, cuyo ojo, según la mitología irlandesa, era capaz de matar. <<
[16] Según Beckford (nota a Vathek, edición de París de 1787), era un califa que aunaba templanza con abnegación. <<
[17] Samarra, a orilla del Tigris, en Irak, adonde se trasladaba la corte de Bagdad, posee un importante yacimiento arqueológico, caracterizado por una cerámica (5600-5000 a. C.) de motivos simétricos de eje cuaternario. <<
[18] Mani (216-276), fundador del maniqueísmo, que postula la eterna lucha entre el Bien y el Mal, en estrecha relación con otra doctrina dualista, el zoroastrismo, y con el gnosticismo cristiano. También fue un excelente escultor y pintor, cuyas obras y escuela sirvieron para difundir su doctrina. Por otra parte, todo parece indicar que este palacio de Vathek pudiera ser un «teatro de la memoria». Aunque Mani y su obra pictórica son citados en Las mil y una noches, ¿no estaría pensando Beckford en el pintor Cozens? <<
[19] Seres con apariencia de mujer, de eterna juventud y ojos negros y almendrados (Hur al oyun), con cuyos favores se premia en el Paraíso a los creyentes. <<
[20] «Nemrod el cazador, rey de Babilonia», legendaria figura bíblica (Gn 10, 8-12) y posible personificación de Ninurta, el dios babilónico de la caza y de la guerra. <<
[21] Sólo mil quinientos para Henley, el traductor inglés de Vathek. Más tarde, Beckford levantaría una torre en su residencia de Fonthill, la Fonthill Abbey, a imitación de esta disparatada construcción. <<
[22] Balaam, encargado por el rey de Moab de maldecir a los israelitas, fue salvado por su asna, al hablarle ésta para quejarse del mal trato que recibía de él, lo que le hizo evitar ser muerto por el Ángel del Señor (Nm 22-24). Lo que exaspera a Vathek es que mientras el animal fue capaz de expresarse en el lenguaje de los hombres, el extranjero persista en su silencio. <<
[23] En la edición de París de 1787 podemos leer «en horreur parmi les bons Musulmans», expresión que aparece cambiada en las posteriores: «en honneur parmi les bons Musulmans». La semejanza tipográfica de ambas palabras, horreur y honneur, puede explicar la doble versión. Para zanjar esta diferencia, añádase que la edición inglesa, traducida y editada en 1786 por Samuel Henley —recordémoslo a efectos de cronología—, mantiene esta aversión de los musulmanes hacia lo griego, al afirmar lo siguiente: «It was she who had induced him, being a Greek herself, to adopt the sciences and systems of her country, which all good Mussulmans hold in such thorough abhorrence» (“Fue ella misma, siendo griega, quien le indujo a adoptar las ciencias y sistemas de su país, al que todos los buenos musulmanes aborrecen”). <<
[24] La astrología judiciaria, también llamada individual o genetlíaca (del griego genethlé, «nacimiento»), es la rama más conocida de la astrología, y consiste en configurar la carta del cielo que preside el nacimiento de una persona para interpretarla posteriormente. <<
[25] Para los árabes, como para otros tantos pueblos de la Antigüedad, la pérdida de la barba era considerada motivo de infamia. <<
[26] He corregido lo que creo no es sino un error de impresión, pues no es correcto hablar de cèdres, que pertenecen a la familia de las coníferas, o sea «cedros», entre tanto árbol frutal, por lo que debe tratarse de cédrats, o sea «cidros». Henley arrastra este error, escribiendo cedars («cedros»). <<
[27] Entre los árabes, Giaur (escrito por Beckford a la francesa, Giaour) es el apelativo que se reserva al infiel. En la traducción se ha escrito como si fuera un nombre propio, por el protagonismo que el personaje llamado de esta forma tiene en la historia de Vathek. <<
[28] El texto de Beckford dice así: «Une région qui n’est connue de personne!…» (“¡Una región que nadie conoce!…”). El autor quería recordar la profecía augurada a Vathek por las estrellas: «Su heraldo sería un hombre extraordinario que debía provenir de un país del que nunca se hubiera oído hablar» (p. 31); pero, dada la rapidez con que fuera escrito Vathek, no cayó en la cuenta de esta falta de concordancia. La presente edición tiene en cuenta este olvido, traduciendo, por tanto: «Una región de la que nadie ha oído nunca hablar». <<
[29] Tribunal de justicia presidido en persona por el califa abasí que hacía las veces de Consejo de Estado. <<
[30] Se trata del bíblico Salomón, hijo del rey David, quien con su magia supo imponerse a los espíritus, como los yinns, a los que confinó en vasijas selladas con la estrella de cinco puntas, el famoso pentáculo, talismán o Sello de Salomón. <<
[31] Chalumeau, en el original, que puede traducirse como «caramillo» o «chirimía»; se ha optado por la primera acepción por tratarse de una escena campestre. <<
[32] Se trata de un guiño de Beckford que recuerda una escena análoga de Jesucristo con los niños: «Dejad que los niños vengan a mí […], porgue de ellos es el reino de Dios» (Mc 10,13-16). <<
[33] Lo de la mudez, no natural sino inducida, era una costumbre oriental que no sólo evitaba al monarca el innecesario funcionamiento de sus oídos, sino también indiscreciones desagradables. Por el contrario, el hecho de que las negras sean tuertas y «del ojo derecho» no viene a ser sino un toque surrealista avant la lettre de Beckford, que les confiere, además, cierto toque maléfico. <<
[34] Fagfurí (de Bagbúr, o Fagfúr, nombre con el que los árabes designaban al emperador de China) es la denominación genérica de la porcelana china (Beckford, París, 1787). <<
[35] Istajar (Istakhar o Istakhr), capital del Farsistán, fue la antigua Persépolis. La tradición persa de época posterior atribuye su construcción a los yinns. <<
[36] Los sultanes preadamitas, que vivieron antes del presente ciclo, eran setenta y dos, cuarenta, o veintiocho, según las fuentes, tantos como especies dotadas de razón había en aquella época, a las que gobernaban, y cuyos supervivientes, tras la creación de Adán, pasarían, en la imaginación popular, a engrosar las filas de los yinns (posiblemente del latín genius), seres creados a partir del fuego. Uno de los más importantes fue Suleimán, llamado Gián ben Gián (que no debe ser confundido con el bíblico Suleimán ben Daud), que gobernó a genios y perís durante más de dos mil años. <<
[37] «Los mahometanos sienten por este perro una veneración tan grande que la mayor injuria que pueden hacer a una persona avara consiste en decir de ella: “No le daría ni un hueso al perro de los Siete Durmientes”». La cita es de Beckford (Vathek, París, 1787), quien se apoya, a su vez, en el Corán y en la obra de Jean-Frédéric Bernard Cérémonies et Coutumes Religieuses de Tous les Peuples du Monde, Amsterdam, 1723-1743. Kitmir, el perro de los Siete Durmientes, había velado el largo sueño de siete jóvenes que, huyendo de la persecución de Decio (ca. 250), se habían escondido en una cueva. <<
[38] Masulipatán, población de la India, próxima a Madrás, era célebre por sus tejidos de algodón, de colores cálidos. <<
[39] Al parecer, esta insana costumbre de Carathis, que Beckford nos presenta como suya, debe atribuirse a Motavekel, el hermano de Vathek, pues él mismo reconoce en una nota a la edición de París de 1787 haber tomado prestada la idea de D’Herbelot. <<
[40] Estudiosos de la ley que sirven de jueces en los asuntos religiosos. <<
[41] Importante ciudad de la provincia persa de Fars, situada al oeste de Istajar, cuya hegemonía heredaría en el siglo VIII. No sólo era un centro exportador de excelente vino, sino también de cerámica y alfombras. <<
[42] Se trata de un simbolismo alquímico, del que da idea el conocido aforismo «Visita Interiora Terrae; Rectificando Invenies Occultum Lapidem» ('Visita las entrañas de la Tierra; mediante la purificación encontrarás la piedra oculta' —o filosofal—). En The Vision, la primera obra que escribiera Beckford, su protagonista —él mismo— visita el centro de la Tierra. <<
[43] En el texto, cages à dame («jaulas de señora»), expresión incómoda de traducir, por lo que se ha optado por «palanquines», impenetrables a miradas externas y casi a prueba de fuga de las damas que se hallan en su interior. <<
[44] Oreilles littéraires, en el original, que en el contexto significa más bien «oído cultivado». <<
[45] El Franquistán (Franguistan, en el original) o 'país de los Francos' designaba, entre los árabes, a Europa occidental. <<
[46] El monte Caf (Qaf o Kaf) que ciñe el planeta es una figuración del axis mundi y está rematado en una pirámide, hecha de esmeralda, la piedra de la verdad, obra de los yinns, que da una coloración verdoso-azulada a la atmósfera que la circunda. Sus cimientos, en las estribaciones del Cáucaso, descansan sobre otra esmeralda, Sajrat, de propiedades mágicas, ya que con un simple fragmento de la misma se podrían obrar maravillas. En las laderas, y en su interior, residen todas las especies fantásticas de la mitología árabo-persa: dives, ifrits y perís, entre otras. El monte Caf guarda cierto parecido con otro símbolo polar, en este caso de la tradición hindú, el monte Meru, alrededor del cual gira la Tierra, y cada vez que su movimiento resulta alterado da lugar a un terremoto. <<
[47] Animal antiquísimo, que merodea por el monte Caf, y del que se dice que contempló en tres ocasiones la destrucción del mundo, lo que, entre paréntesis, se supone que le ha vuelto muy sabio. Se le representa por un dragón, cubierto con las plumas del ave del Paraíso, con cabeza de grifo o de perro, apareciéndose, en ocasiones, para ayudar a los guerreros en sus combates contra los seres malvados. Sobre el Simurg (o Simorgh, el Senmurw de los antiguos iranios) planea todo el argumento de la hermosa obra de Farid Uddínn Attar (siglo XIII) El lenguaje de los pájaros. Apúntese, por último, que guarda cierta relación con dos animales de la mitología hindú: el cisne Hamsa, símbolo de sabiduría, y Garuda, el príncipe de los pájaros, cabalgadura del dios Visnú. En época actual, y dentro del mundo de la literatura fantástica, puede decirse que el dragón Fújur, personaje crucial de La historia interminable de Michael Ende, ha heredado muchos de los atributos del Simurg. <<
[48] Entre las tradiciones que los árabes heredan de los persas, tras su conquista en el siglo VII del Imperio sasánida, se encuentran las referentes a las entidades preadamitas que pueblan su producción literaria. Los devas, especie de titanes del zoroastrismo (devas y asuras son divinidades de los pueblos indoiranios que ya existían antes de la revolución religiosa que supone la doctrina de Zoroastro; en sus orígenes, el radical —div tiene el significado de «esplendente»), se convertirán en los dives, por lo general seres malvados y ambiguos, con las características folklóricas del trickster, análogos a los ifrits (afrits o efrits) y yinns (dijnns o jinns), con los que suelen luchar o mantener, asimismo, relaciones amistosas. Ya se verá, más adelante, que buena parte de ellos se hallan al servicio de Iblís, el diablo islámico, que vive en el palacio del Fuego Subterráneo. <<
[49] Siguiendo la tradición folklórica, que hace hablar en rima, o musicalmente, a las criaturas mágicas. <<
[50] La primera de las tres partes de la ablución prescrita para los musulmanes, que se efectúa antes de los rezos, y que comprende rostro, manos y pies. <<
[51] Caravana, una de cuyas secciones suele llevar camellos provistos de campanillas, lo que explica que fueran oídas por los enanos. <<
[52] Palabra con que los musulmanes designan tanto a cualquier impostor, o «santo de Shaitán (Satán)», como a la encarnación de este último en la Tierra, el cual, en el fin de los tiempos, liberándose de las cadenas que le mantienen prisionero en la isla de Brata’il, situada en el Mar de China, extenderá la desolación por la faz de la tierra, quedando en pie sólo La Meca. Tiene un único ojo y lleva escrita sobre la frente la palabra «infiel». Se dice que, finalmente, Jesucristo le dará muerte. <<
[53] Nueva cita bíblica de Beckford, recordando al centurión que va a ver a Jesucristo para rogarle la curación de su siervo (Mt 8,5-9). <<
[54] «Bismillá er-Rahmán er Rahim» («En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso») es la invocación que precede a todas las azoras o capítulos del Corán. Bismillá, por tanto, supone el comienzo de cualquier oración. <<
[55] Una especie de trono ambulante o palanquín reservado solamente a personajes de rango elevado. <<
[56] Cúmulo globular de estrellas visibles en el hemisferio norte. Toman su nombre de las hijas de Atlante, quienes, perseguidas por Orión, serían transformadas en estrellas, al igual que su cortejador. <<
[57] Ascetas vagabundos del islam. Los derviches, que no hacen voto de pobreza, estarían más dados a la piedad y los calenders (kalender o qualandar), que parecen provenir del Asia Central, y cuyos votos les obligan a abandonarlo todo, habrían estado influidos, posiblemente, por teorías budistas e hinduistas. <<
[58] Divinidades hindúes. <<
[59] Ceilán, la actual Sri Lanka. <<
[60] Monjes budistas de Siam, Birmania, Laos y Pegu. <<
[61] Pilaus (París, 1787; Londres, 1816), plural de pilau (más correcto sería pilaf), es un plato oriental compuesto, principalmente, de arroz hervido. La edición de París de 1876 escribe, incorrectamente, pilans. <<
[62] Esta palabra se transcribiría erróneamente en algunas de las últimas ediciones francesas, sirva de ejemplo la de 1876, como Sina; todas las ediciones inglesas provenientes de la edición de Henley la transcriben correctamente. <<
[63] Los perís (singular, perí) son criaturas preadamitas de extraordinaria belleza, supuestamente de ambos sexos, como los yinns y dives, aunque, por lo general, sólo se le manifiesten al género humano sus representantes femeninos, que suelen casarse con los hombres. Se supone que constituyen el eslabón entre el género humano y los seres angélicos y que sólo se alimentan de dulces aromas. Su morada se halla en el Ginnistán o Yinnistán, el País de los Genios (o de los Yinns), adonde fueron exiliados por Iblís. Son muy parecidos al pueblo de las hadas del folklore occidental. <<
[64] Los amores de Leilá Y Mecnún, equivalentes en el contexto árabe a los de Tristán e Iseo o a los de Romeo y Julieta, dieron pie a Mehmed Fuzulí (1495-1556) a escribir una obra que lleva los nombres de ambos, Leilá y Mecnún, de innegable carácter simbólico, pues Leilá significa «belleza divina», y Mecnún «espíritu humano». <<
[65] Dos ciudades del Ginnistán habitadas por los perís, que significan, respectivamente, «Placer y Deseo» y «La ciudad de Ámbar Gris». <<
[66] Ave muy estimada por la calidad y belleza de su pico, utilizado en la fabricación de cucharas. <<
[67] La palabra goule o ghoule, en transcripción francesa (castellanizada como gul), significa 'ansia en el comer' (relacionada con el latín gula) y se aplica a una especie de seres, parecidos a los muertos vivientes o vampiros, que, según el folklore árabe, rondan por los cementerios, alimentándose de sus cadáveres. En francés, goule posee género femenino, cosa que no hemos mantenido en la presente traducción, ya que, al parecer, nada indica que la transformación en gul (pues algunos cadáveres pueden acabar convirtiéndose en tales, idea que H. P. Lovecraft aprovecharía para su ciclo de Randolph Carter, al convertir en gul al pintor Pickman) implique una conversión predominante de sexo femenino. En castellano existe la palabra gul, pero aplicada al dominio de la heráldica, como en la expresión «campo de gules», que hace referencia al color rojo. Recordemos como nota curiosa, posiblemente relacionada con estas creencias en los gules, que William Beckford, quien no podía soportar la idea de ser enterrado, dispuso en su testamento que su cadáver fuera depositado en un sarcófago, que debería hallarse en el interior de un lugar sagrado y no cubierto por la tierra. <<
[68] Se refiere a las entidades convocadas por los talismanes. <<
[69] Hasta aquí este diálogo, de preguntas y respuestas, es típico de las ceremonias practicadas en el seno de las sociedades secretas; Beckford, haciendo gala de su técnica teatral, que consiste en hacer hablar llanamente a sus personajes, lo va a cambiar, acto seguido, en charla digna de comadres. <<
[70] Jamshid (Beckford lo escribe como Jemshid) es el quinto de los reyes míticos del Irán, de quien El Libro de los Reyes, o Shah Nama (Firdusi, siglo XI), dice que «siendo rey y sacerdote, se hallaba investido de la gloria divina», lo que, como Melquisedec para la tradición judeocristiana, le convertía en arquetipo del monarca universal. <<
[71] Beckford habla de simarres, o sea «zamarras», «togas» o «trajes talares, posiblemente abotonados, de ceremonia». <<
[72] Beckford escribe «Leillah Illeilah!», cuya traducción se ha incorporado al texto. <<
[73] Se trata de dos ángeles que someten a las almas de los difuntos a diversas pruebas (Beckford les da los nombres de Monkir y Nekir). <<
[74] Referencia al puente Al Siral, que debe cruzar el alma del difunto, análogo al puente Shinvat de la escatología mazdeísta y al Puente de la Espada (versos 3007-3180) de la obra de Chrétien de Troyes (siglo XII) Lanzarote del Lago o el Caballero de la Carreta. <<
[75] Los adeptos al mazdeísmo, la religión fundada por Zarathustra o Zoroastro, que adoraban al fuego en unos altares construidos al efecto, y que aún perviven entre los parsis de la India. <<
[76] Este camello de Beckford parece estar inspirado en ese otro, diabólico, que aparece en El Diablo enamorado de Cazotte, obra publicada en 1772, y que nuestro autor, sin duda, ya había leído. <<
[77] Nueva referencia de Beckford a los Evangelios: «Porque más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja…» (Lc 18,18-27). <<
[78] Referencia velada al andrógino primordial. <<
[79] Golosina preparada a partir de la Terminalia Chebula, o «mirobálano de Kabul», especie vegetal conocida en la farmacopea sasánida y árabe con el nombre de halila-yi kabuli. <<
[80] Ave gigantesca que posee las características del águila. Es mencionada en Las mil y una noches (ciclo de Simbad) y en los Viajes de Marco Polo (III, 36). <<
[81] Supuesta transcripción al árabe del griego diabolos. Iblís sería, por tanto, el diablo, el ángel rebelde que se niega a rendir pleitesía al hombre y a Dios. Se ha apuntado también la posibilidad de que Iblís proceda del hebreo hebel: «orgullo», lo que no contradice, en absoluto, la anterior hipótesis. <<
[82] Esto es histórico: en el año 824, Motavekel (o Motawakel) aprovechó el odio que el pueblo sentía contra su hermano Vathek, a causa de su impiedad, para derrocarle. <<
[83] El texto, un tanto ambiguo, nos deja en la duda de si Beckford se refiere a peces torpedo, una variedad de selacios capaces de generar descargas eléctricas, en cuyos estanques Carathis pensaba arrojar a sus enemigos, o a los ingenios bélicos de los que aquéllos toman nombre y que, en contexto terrestre y no acuático, serían algún tipo de cohetes. Si la edición de Henley permite pensar en la segunda hipótesis, al afirmar que: «¡No tardaremos en ver lo que pueden hacer contra tamaña explosión!» («… And we shall soon see the stand they will make against such an explosion!»), el desenlace de la historia de Vathek, en que Carathis afirma, como veremos, haber «quemado vivos a mudos, negras, torpedos y serpientes», nos devuelve a la incertidumbre de un principio. <<
[84] El cabalgar al revés es un acto infamante, impropio de las reglas de la caballería, y si la montura es un asno, mucho más. <<
[85] Shaddad (Sheddad es como lo escribe Beckford), hijo de Ad, ordenó construir, a imitación del Paraíso, la mítica ciudad de Irem, la de las Mil Columnas. Por tal exceso de orgullo, la ciudad, cuya construcción en tierras de Omán, según se dice, había durado quinientos años, sería tragada por las arenas del desierto. A Shaddad también se le atribuyó (aunque los coptos nunca estuvieron de acuerdo con esta apreciación) la construcción de las pirámides de Egipto. <<
[86] Todos los dives que juraron fidelidad a Alá se convirtieron en genios bienhechores. <<
[87] Obsérvese el componente fáustico de Vathek, típicamente romántico, que no deja de recordarnos la bravura de Don Juan Tenorio en un lance similar. <<
[88] Balkis (o Balqis) es la mítica reina de Saba, la tierra de los sabeos, en el actual Yemen, que fue a Jerusalén para conocer a Salomón, o Suleimán. Los sabeos adoraban al fuego y a los cuerpos celestes y practicaban un sincretismo que provenía de las religiones hebraica, egipcia y mazdeísta, identificando, por ejemplo, a Toth, el dios egipcio de la magia y de la sabiduría, con Enoc, el profeta bíblico. <<
[89] A partir de este momento, Beckford no habla de columnas, sino de phares, o sea «faros», queriendo referirse a su colosal tamaño. Debe decirse, de paso, que la introducción de esta palabra griega indujo a Henley a cometer un error en su edición —seguida por los posteriores exegetas británicos de esta obra— al pensar que se trataba de unas torres elevadas en las que alguien montaba algún tipo de vigilancia, traduciéndola como watch-towers, o sea, «atalayas». Dado que los templos del fuego eran de muy diferente construcción, y puesto que nada parece indicar que en el extremo superior de las columnas de la terraza se hubiera encendido fuego alguno, se ha mantenido en la traducción la acepción de «columnas», que, además, aún podían verse en el siglo XVIII —cuando Beckford escribe Vathek— en lo que quedaba de las ruinas de Persépolis (construida en el siglo IV a. C.), después del incendio al que la sometiera Alejandro de Macedonia. Ni entonces, ni en la época de Vathek, ni en la de Beckford, hubo en ella «faros» ni «atalayas». <<
[90] Da la impresión de que para esta descripción Beckford ha tenido en cuenta las peculiaridades iconográficas, en lo que a su representación de animales quiméricos se refiere, del arte del Próximo Oriente. Posibles fuentes: Cozens y los trabajos del arqueólogo J. J. Winckelmann. <<
[91] Por lo descomunal de sus salas, el Infierno de Beckford parece proceder de los grabados de G. B. Piranesi (1720-1788). <<
[92] Justamente, la de bromista, con mejor o peor humor, es una de las características que definen en todo el mundo a los duendes y sus congéneres. <<
[93] Tanto en el zoroastrismo como en el islamismo, los ángeles, criaturas inmateriales y puras, están hechos de luz. No debe olvidarse que antes de rebelarse el Diablo fue un ángel. <<
[94] Monstruo terrible que vive en la montaña de Ahrimán. De él se decía que adoptaba la forma de una hidra alada, o dragón, con varios cuerpos y cabezas. <<
[95] Ahrimán (o Aherman, como escribe Beckford, palabra transcrita al griego como Arimannis) es la divinidad del mazdeísmo que se opone a Ahura Mazda, el dios supremo. Con la conquista del mundo iranio por el islam, Ahrimán se ve relegado a la categoría de un poderoso div, equiparable a Iblís, que vive en una fortaleza del Caf, donde se reúnen los demonios para recibir sus órdenes y extender el mal sobre la Tierra. <<
[96] Gigantesco div, en cuyos salones podían contemplarse las estatuas de los sultanes preadamitas y de los animales sobre los que ejercían su imperio. Añádase que Argenk, al disponer de tamaña colección de imágenes, obtenía potestad mágica sobre las especies representadas. <<
[97] Como indicáramos en la introducción, Beckford simplemente intercala en su edición el título de este episodio, escribiéndolo como «Historia de los dos príncipes amigos. Alasi y Firuz, encerrados en el palacio subterráneo» («Histoire des deux Princes amis, Alasi et Firoux, enfermés dans le palais souterrain»). El hecho de que Firuz resulte ser Firuzká, una princesa, nos obliga a cambiar el título de este Episodio. <<
[98] Corasmia, la antigua Khwareszm, región del altiplano iránico, situada al norte de la Sogdiana, esto es, al sur del mar de Aral. <<
[99] Región Iránica, al sudoeste del mar Caspio, donde se encuentra el importante yacimiento arqueológico de Marlik; el Gilán es una zona de tendencias conservadoras, dedicada durante mucho tiempo a la ganadería, lo que ocasionó que siempre se encontrase varios siglos atrasada respecto a las regiones circundantes. <<
[100] Ciudad situada en la cordillera de Zagros, que separa Irán de Mesopotamia, a unos cincuenta kilómetros al sudoeste del lago Van. <<
[101] «Soy negra y, sin embargo, bella» (Cant 1,5). <<
[102] Es posible que Beckford no pensara en la palabra francesa magots, que se ha traducido como «mamarrachos», sino en la inglesa, muy similar, de maggots, «larvas» o, por extensión, «gusanos», lo que cambiaría la traducción. <<
[103] Lokmán (o Luqmán), personaje popular que encarna la figura del poeta (es llamado el Esopo de los árabes) y del hombre justo, hasta el punto de que una de las azoras del Corán, la XXXI, recibió su nombre. Charles Nodier le dedicó uno de sus mejores cuentos, «El sueño de oro». <<
[104] Anacronismo de Beckford. <<
[105] La parasanga era una unidad de medida de longitud de los antiguos persas, equivalente a poco más de cinco kilómetros. <<
[106] Rustam (Rostam) y Lalzer (forma, posiblemente árabe, de Zal-zar, también conocido como Dastan-e Zand) son dos de los más afamados héroes del Libro de los Reyes. <<
[107] Posiblemente, en señal de duelo. <<
[108] Esta referencia remite a uno de los pasajes finales de la historia de Vathek, en que un genio, enviado por Alá, toma la apariencia de un pastor que sale al paso del cortejo del Califa, para instarle al arrepentimiento, como anteriormente viéramos. Este buen genio parece calcado del Ángel Bueno del Fausto de Marlowe. <<
[109] Chehr, «ciudad» en medio persa. El Cheheristán al que alude el texto podría ser el Cher-i-Sebs, región del Turquestán próxima a Bujara (Bukhara), a 75 km al sudeste de Samarcanda. <<
[110] Pyrée en el original. Como se verá, se trata de un lugar de culto zoroástrico, basado, principalmente, en la adoración del fuego, imagen de Ahura Mazda. Se prefiere la expresión «templo del fuego» a la de «pireo», que resulta excesivamente cultista y grecizante. <<
[111] Beckford, que lo escribe como Gabriel, hace referencia a un versículo del Corán (XCVI, 1-4), puesto en sorna por Firuzká: «Lee en nombre de tu Señor […] que instruyó al hombre mediante su cálamo». Este cálamo es la Inteligencia Activa del filósofo Avicena (siglo X), o Espíritu Santo, el ángel Yíbril, de una de cuyas alas, metafóricamente, se desprendió la pluma con que se escribió el Corán. <<
[112] Beckford utiliza nuevamente la palabra phare para referirse a «columna». <<
[113] Cosroes I (531-578), llamado Anosharván («el de alma inmortal»), rey de la dinastía sasánida que pasó a la historia como un monarca ejemplar. <<
[114] Posiblemente polvo de loto, de efecto narcótico. <<
[115] Beckford remeda el lamento de Jesucristo en la cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mc 15, 34). <<
[116] Recuérdese que es, casi al pie de la letra, la constatación de la profecía que el mago hiciera a Firuzká. <<
[117] No hay que olvidar que como Firuzká iba vestida de hombre Vathek la había confundido con un príncipe, por lo que Barkiaroj, segundo en narrar su historia, es el tercer príncipe. El retruécano es necesario porque Beckford jamás se preocupó de pulir las leves discrepancias de sus Episodios, ya que nunca vio el momento efectivo de su publicación. <<
[118] Título original: Histoire du Prince Barkiarokh, enfermé dans le palais souterrain. <<
[119] El Daghestán (o Daghistán) se extiende desde la vertiente nordeste del Cáucaso hasta el Caspio. <<
[120] El nombre Homaiuna se halla relacionado con la palabra del antiguo persa Homa (védico Soma), bebida de inmortalidad entre los pueblos indoiranios. <<
[121] Tal es el significado de Shadukán o Shadukiam. <<
[122] El sultán Surid, uno de los reyes antediluvianos de Egipto, construyó un espejo similar que le permitía observar las distintas partes del mundo. Cf. Ibrahim ibn Wasif Shah (siglo XI), El breviario de las maravillas (II, 2, 14). <<
[123] Beckford escribe alves, posible error de transcripción, por aloès. <<
[124] Es indudable la deuda contraída por Beckford con la Hypnerotomachia Poliphili de Francesco Colonna (1433-1527), pues la descripción de esta isla, un locus amoenus, a fin de cuentas, es muy parecida a la de Citera que el italiano hace en su obra indicada. Cf. F. Colonna, Sueño de Polifilo, edición de Pilar Pedraza, tomo primero, cap. XXI, pp. 146-151, Comisión de Cultura del Colegio de Aparejadores e Ingenieros Técnicos, Murcia, 1981. <<
[125] Que se encuentra en el último de los cielos. <<
[126] Phosphores («fósforos»), en el original; otro más de sus cultismos de origen griego que Beckford parece administrar con cuentagotas. Obsérvese lo curioso del hecho de que todos comiencen por la letra p: Phares, Pyrées, Phosphores, y de que se relacionen con luz o fuego. ¿Obedecía, quizá, a alguna inclinación ocultista del autor? <<
[127] Simbolismo tomado de la Kábala por las dos columnas del rigor y de la misericordia, y de la Francmasonería, por el uso del cielo estrellado y de las cuatro columnas, símbolos del locus, o logia. <<
[128] Otra nueva conexión masónica: signo de discreción y secreto, así como del dios greco-egipcio Harpócrates. <<
[129] Región desértica de Arabia, situada entre el golfo de Ákaba y el paralelo 20° (N), que comprende La Meca y Medina. <<
[130] Aquí el texto de Beckford, «mais qui m’abordera le sourire sur les lèvres redoublera mes peines», no sólo sugiere lo evidente, y literal, que «quien me aborde con la sonrisa en los labios redoblará mis penas», sino que incurrirá en la ira de Gulzara, lo que explica la traducción efectuada, que tiene en cuenta la doble acepción de «pena». <<
[131] En el texto original, Beckford dice ahora que la caja es de plomo y no de hierro como antes indicara; suponiendo que se trata de una confusión con el material de la sortija, que sí es de plomo, dejamos que la cajita siga siendo de hierro. <<
[132] Jotán (Khotán), oasis al sudoeste del Sinkiang (o Xinjiang) uigur, región autónoma de China. Antiguamente controlaba los oasis del Takla Makán, exportando frutos y joyas, por su estratégica situación en la Ruta de la Seda. Posiblemente, Barkiaroj se esté refiriendo a cualquier fruto similar a las mandarinas. <<
[133] Nueva referencia sarcástica a la Biblia: Mt 3, 17; Mc 1, 11; Lc 3, 22. <<
[134] «Ruiseñor», en medio persa. <<
[135] Golconda, cerca de Hyderabad, en la India, era famosa por la talla de diamantes. En ella, se decía, los sultanes del Decán habían acumulado innombrables tesoros. <<
[136] El rey David de la Biblia. Cf. n. 16 de la «Historia del califa Vathek». <<
[137] No se trata de una peregrina unidad de medida, sino de la fiel traducción del texto de Beckford: «… à trente montagnes d’ici…». <<
[138] Pigmento para colorear los ojos, fabricado con antimonio en estado natural. <<
[139] En el original: «… d’un chien fils de chien». <<
[140] Posible relación con Jn 1, 15 y 19, 5. <<
[141] Yalal Ad-Din Ar Rumi (siglo XIII), el fundador de la secta de los derviches giróvagos, escribió una frase muy parecida: «“A cada instante estás muriendo y retornando. Este mundo no es otra cosa que un momento”, dijo el Profeta», Masnavi-e-Manavi (I, 1.142). <<
[142] Este interludio es del editor, que lo intercala para dar continuidad a la narración. <<
[143] Título original: Histoire du Prince Kalilah et de la Princesse Zulkaïs, enfermés dans le palais souterrain. En la presente edición, siguiendo lo que ya hiciera Lewis Melville en la suya, se ha invertido el orden en que sus dos protagonistas aparecen en el título de la edición parisiense, por considerar que Kalilá es un personaje menos importante que Zulkais, sobre quien recae toda la narración. <<
[144] Egipto, el Misraim de los hebreos. <<
[145] El José de la Biblia, que hacía predicciones al interpretar los sueños del Faraón. <<
[146] Relación con el caldero mágico de los celtas (también con la cuba de san Nicolás) o con las aguas milagrosas (léase Aquiles) que confieren ciertas propiedades inusuales a quienes se sumergen en ellas. <<
[147] Surid (Saurid, escribe Beckford), según la tradición mítica de los árabes, fue el rey de Egipto en la época anterior al Diluvio que, conociendo, gracias a sus dotes astrológicas, las condiciones en que se produciría el fin del mundo, tras una lluvia de fuego —[«Cor Leonis en el último minuto del grado 15 de Leo, con el Sol en conjunción con Saturno y en trígono respecto a la Tierra, etc.»]—, ordenó la construcción de las tres pirámides para guardar en ellas los secretos de Egipto. <<
[148] Firdusi (siglo XI) recrea en Yussuf y Zelica la historia del José bíblico y de la mujer de Putifar, empleando en los 9.000 versos que la componen el mismo metro utilizado en su anterior obra El Libro de los Reyes. <<
[149] Recuérdese que en el antiguo Egipto era costumbre establecida en la familia real el matrimonio entre hermanos. <<
[150] Preparado que utiliza como materia prima la flor de loto, de efectos mortales. Beckford recoge aquí la tradición homérica de los lotófagos, quienes por tomar el fruto del loto olvidaban el presente. <<
[151] Al hacer que el padre de Zulkais y Kalilá salga de detrás de una zarza, Beckford está pensando, inequívocamente, en otra figura paterna, en esta ocasión divina, que tenía a bien utilizar aquel arbusto en sus apariciones. <<
[152] La extraña afición del Trepador por las monturas humanas parece proceder de Las mil y una noches, cuando el Anciano del Mar se porta de manera parecida con Simbad (Noche 328, edición de Cansinos Assens). <<
[153] Este licor, extremadamente fuerte, es el que fuera prohibido, en su origen, por Mahoma. <<
[154] La circulación de la sangre no sería descubierta hasta el siglo XIII por Ben al Nafis, como resultado de un comentario crítico a la obra de Avicena. <<
[155] Rampes en el original, que también podría significar «rampas», «pendientes» o «barandillas». No obstante, creo que Beckford quiere referirse a «peldaños» (marches). <<
[156] Se ha acomodado el texto al sentido general de la obra, cambiando «el tercer príncipe» por «la Princesa». He aquí el texto original: «Le troisième Prince en était au milieu de son récit, quand il fut interrompu par un bruit qui fit trembler et s’entr’ouvrir la voûte…». <<
[157] Jn 19, 30. <<
[158] Posiblemente Beckford recordase dos textos clásicos relacionados con la Esperanza y el Infierno. El primero de ellos, de Dante, Divina Comedia, canto III: «Lasciate ogni speranza, voi che’ntrate» («¡Oh, vosotros, que entráis, abandonad toda esperanza»); el segundo, de Milton, Paradise Lost I, 66: «Where hope never comes, that comes to all» («Donde la esperanza, que a todos llega, jamás acude»). Curiosamente, hay un tercero, que el autor de Vathek no pudo conocer, el Poema de Gilgamesh, compuesto entre los milenios tercero y segundo antes de Cristo y descubierto a finales del siglo XIX, que se desarrolla en la misma tierra que siglos más tarde verá los disparates del singular califa; en él (VII, 4, 30-40; edición de Federico Lara) se habla del Infierno mesopotámico: «La Casa de las Tinieblas, la Mansión de Irkalla, la casa donde se entra sin esperanza de salida». Abundando en el tema, apuntemos que Beckford haría grabar en su tumba, a modo de epitafio, una glosa de las palabras de Vathek que dan lugar a la presente nota y que se referían a él mismo, quien «[se encontraría] gozando, humildemente, del más precioso de los dones del Cielo, LA ESPERANZA» («Enjoying humbly the most precious gift of Heaven… Hope». <<
[159] Es evidente que el texto original de Vathek, escrito antes de la elaboración de los Episodios, ha de ser diferente. Helo aquí: «Les deux princes amis, qui, jusqu’à ce moment, s’étaient tenus tendrement embrassés, s’éloignèrent l’un de l’autre en fremissant. Kalilah et sa soeur se firent mutuellement un geste d’imprécation. Tous par des contorsions effroyables et des cris étouffés témoignèrement l’horreur qu’ils avaient d’eux-mêmes; etc…». <<