ESCENA SEGUNDA

LAS luces se encienden sobre el padre Drobney, que habla al público.

drobney (al público): Los días sucesivos estuvieron llenos de peligro e intriga. Hice varias llamadas para asegurarme la ayuda de algunos de los hombres más brillantes de la Resistencia. Por desgracia, todos habían sido capturados. Magee trabajaba las veinticuatro horas del día para idear una fuga tan complicada que sólo tres personas en el mundo la entendían... y Magee no era una de ellas. En la mañana del día de la fuga, repasaron el plan para asegurarse de que era a prueba de bomba.

(Entra Walter)

walter (cansado y harto): Es un plan infame. No dará resultado. Habría que cancelarlo.

(Entra Marión.)

marión: No vamos a cancelar nada.

(Entra Magee.)

magee (continuando una preparación evidentemente minuciosa): Vamos a ver, repitamos otra vez el procedimiento entero desde el principio. Bien, Míster Hollander, ¿quién es usted?

walter (maquinalmente): Soy John Randall, de Washington D.C. Trabajo en el Departamento del Interior. Estoy casado y tengo cuatro hijos. He nacido en Milwaukee, Wisconsin, y fui a la escuela en California. Me especialicé en agricultura y empecé a trabajar para el gobierno con Roosevelt. Tengo un automóvil Chrysler Imperial. ¿Quién me va a preguntar todas esas cosas?

magee: En el caso de que le paren en algún control, sus respuestas han de ser coherentes.

walter: Ahhh, nadie se va a creer que soy Sam Randall...

magee y MARIÓN: John Randall.

walter: John, Sam, vaya jaqueca.

magee: ¿Qué hace usted en Europa?

walter (lentamente, con una mirada acida a Marión): ¿Qué estoy haciendo en Europa? (Hace una pausa,) Hago una gira por países subdesarrollados para iniciar proyectos que hagan frente a los problemas de la erosión y conservación del suelo.

marión: Muy bien.

walter: No necesito tu aprobación...

marión: Y yo soy su encantadora esposa, Carmen. He sido también la Miss Wisconsin de mil novecientos treinta y ocho.

walter: Si se tragan eso, ganaremos la guerra fría. Una ojeada a esas venas varicosas y se creerán que llevo mapas de carreteras de contrabando.

magee: ¿Dónde se alojan aquí?

marión: En el Grand Hotel por una semana, y luego tomamos el avión a Malasia.

magee: Muy bien, y ahora, ¿qué han de hacer cuando salgan de aquí?

walter: Eh..., eh...

marión: Hacia la medianoche, cuando los invitados vayan a irse, diremos de forma casual: disculpe usted, y saldremos con el grupo más numeroso. Luego nuestro chófer nos llevará directamente al vestíbulo del Grand Hotel.

walter: Con tal de que en la puerta no nos paren, nos identifiquen, nos detengan, nos fusilen, nos golpeen y nos torturen.

marión: En el Grand Hotel cambiaremos de automóvil. Un hombre se acercará a mí y dirá: «Qué pendientes más bonitos, mi mujer tiene unos iguales». Ése será nuestro chófer. Nos iremos con él.

magee: Correcto.

walter: ¿Y qué pasa si a algún desconocido le gustan sus pendientes? Podemos acabar siguiéndole a Laponia.

magee: ¿Qué ocurrirá cuando les lleve a la estación de ferrocarril?

walter: Nos llevará a la estación y un individuo, presumiblemente no de aspecto sospechoso, se nos acercará y me dirá: «La hierba está verde»..., que, por lo que a mí concierne, es como si llevara un anuncio de neón que dijese «Soy un espía».

magee: ¿Y qué hará usted?

walter: Subimos al tren con él y nos vamos a Estambul. Otra novedad en mi vida, como si la necesitara. Con el miedo que me dan los turcos.

magee: Pero no llegarán a Estambul.

marión: A mitad de camino nos tiraremos del tren.

walter: Eso es realmente lo que más ilusión me hace. Llevo tanto tiempo sin tirarme de un tren en marcha.

magee: Su enlace les ayudará en todas estas maniobras.

marión: ¿Qué es lo que te preocupa tanto?

walter: Esperaré a ver qué tal te tiras. Casi te rompiste una pierna buscando sitio en un cine.

marión: Después de abandonar el tren, nos encontraremos con un hombre montado en un carro de heno.

magee: Correcto.

marión: Nos vestiremos de campesinos, subiremos al carro y nos marcharemos con él.

walter: Tenía que ser heno, claro. Tengo la fiebre del heno peor de América. Tenía que ser heno.

marión: Nos llevará a la costa, donde nos recogerá un submarino. ¿No es emocionante, Walter?

walter: ¿Un submarino? Ayer era un aeroplano.

magee: Tuvimos que cambiarlo. Motivos de seguridad.

walter: Gracias por avisar, me habría pasado el día buscando alas.

magee: Bueno, pues aquí tienen moneda local...

walter: No, gracias, ya tengo dinero. Guárdelo para el próximo.

marión: Cógelo, Walter. Sólo tienes cheques de viaje.

walter: Valen en todas partes.

marión: ¿Vas a pararte cuando te persigan en mitad de un callejón para firmar cheques de viaje?

walter: ¿Qué es eso de que me persigan por un callejón? Tú dijiste que todo sería muy sencillo. Yo no puedo correr. Yo soy un viejo con zapatos ortopédicos.

magee (sacando un revólver): Le sugiero que tome ese dinero. Por cierto, ¿ha disparado alguna vez un arma?

walter: ¿Disparado un arma? ¿Con cuánta frecuencia hay tiros en el catering?

magee (se lo tiende a Walter): Es muy sencillo. No puede dispararse, a menos que quite este seguro. Luego basta con apretar el gatillo.

walter (intrigado): Es una belleza.

marión: No creo que necesites llevar un arma.

walter: ¿Por qué no?

marión: Son peligrosas.

walter: No son peligrosas.

marión: Pero tú no sabes utilizarlas.

walter: No me digas, claro que sé utilizar un arma.

marión: ¿Cuándo has utilizado un arma?

walter: Muchas veces, no te preocupes...

marión: ¿Cuándo?

walter: Quiero llevarla.

marión: Yo no quiero que la lleves.

walter: ¿Por qué no puedo llevar un arma? Yo quiero una. ¿Qué hay de malo? ¿Por qué no puedo llevar un arma?

marión: Si tú llevas un arma, yo no voy.

magee: Quizá Mrs. Hollander tenga razón. Me excedo en mis precauciones. No hace ninguna falta.

walter (a Marión): ¿Por qué has de estropear todo cuanto podría ser divertido en lo que hacemos?

marión: Está bien, puedes llevarla, pero descargada.

magee: Siempre estará a tiempo de cargarla. Pero no la necesita. Lo tengo todo previsto.

(Sale.)

walter (a lo Sam Spade): Nunca se sabe si ese pedazo de metal tendrá que hablar...

marión (tensa): Bueno..., ya estamos a punto.

walter: No te preocupes, será pan comido.

marión: Muy confiado te veo de repente.

walter: Ah, todo el mundo da demasiada importancia a una tontería.

marión (lacrimosa): ¿Eso crees?

walter: Claro, el asunto habrá concluido en un par de horas. No será una prueba más dura que la boda de tu hermana.

marión (llora): ¿Eso crees?

walter: ¿Por qué lloras? Si está llorando.

marión (llora más): Lo siento.

walter: ¿No puedes ir a ningún sitio sin llorar? Cada vez que hacemos planes, te llevas un disgusto. Por eso nunca me apetece ir a ninguna parte. Y por eso no tenía ningún empeño en fugarme. Porque ya sabía que lo convertirías en un caso federal. ¿Qué te pasa ahora?

marión: No lo sé.

walter: ¿Qué significa eso de que no lo sabes? ¿Cómo puedes no saber por qué lloras? ¿Te duele algo?

marión (llorando): Tengo miedo.

walter: Aja, se acabaron los aires de superioridad. Haces muy bien. Deja de llorar, todo saldrá bien... Vamos..., esto será coser y cantar, no hay por qué preocuparse. ¿Qué calamidad nos puede ocurrir? ¿Que nos pescan? Magnífico. ¿Que nos procesan y nos torturan? ¿Y qué? Un mordisco a esas cápsulas de cianuro... (Marión suelta un gemido.) No llores. Déjame a mí, ¿quieres? Confía en mí... Yo sé lo que hago... Yo cuidaré de nosotros, no te preocupes. ¿Crees que voy a dejar que nadie te haga daño? ¿Te acuerdas de cuando éramos recién casados, un soldado te silbó en el parque de atracciones de Palisades, y yo le arreé un puñetazo en la boca?

marión (recordando): Sí, era uno muy bajito.

walter: Estabas tan guapa con tu chal azteca.

marión: Y tú con aquel traje azul oscuro, los calcetines blancos y las botas de montar...

walter: Eran por prescripción facultativa, tenía una infección en el pie.

marión: Walter, ¿me protegerás?

walter: ¿Te he dejado tirada alguna vez? ¿En qué ocasión? ¿No te apoyé desde el principio cuando mi madre te menospreciaba? ¿No te he tenido cogida la mano a lo largo de dos embarazos, cuatro falsas alarmas y una muy complicada profilaxis bucal? Anda, vamos... Ten un poco de fe en mí. Haré que salgamos con bien de ésta.

marión: Walter..., he sido una esposa terrible...

walter: Ni hablar... No es fácil convivir conmigo. Te sorprenderá, pero muchas mujeres me considerarían desagradable.

marión: No.

walter: Ya lo creo. Ahora vamos arriba y descansemos un rato. Luego tendrás que empezar a acicalarte.

marión: Me pondré el vestido nuevo.

walter: Mejor ponte unas zapatillas de playa.

marión: Wally.

walter: No me habías llamado así desde el baile de Harvest Moon, y te dije entonces que, como volvieses a hacerlo, te retorcería el pescuezo...

marión: Ya voy, ya voy.

(Sale.)

walter: Yo voy a leer el periódico. Te veo luego. Y no te preocupes... Te las ves con uno que sabe lo que se pesca.

(Saca el revólver, intenta un molinete y se lo pone al cinto. Camina por la escena como un pistolero entrenado a punto de desenfundar contra un adversario.)

kilroy (entra): Míster Hollander...

(Walter se vuelve bruscamente, desenfunda el arma, que se le dispara y acierta a Kilroy en la pierna. Kilroy salta sobre un solo pie. Las luces se apagan.)