ESCENA SEGUNDA
LA misma noche, un tiempo después. Magee está sentado ante su escritorio, mientras Kilroy y Burns transportan un catre por la habitación. Los tres están agotados.
kilroy: Oh..., ya podría usted echar una mano, Míster Magee.
magee: Mire, Míster Kilroy. Me he tirado seis horas hablando por teléfono con Washington, con la embajada de ellos, con las Naciones Unidas. Ahora ya lo tengo todo claro.
kilroy: ¿Qué es lo que tiene claro?
magee: Lo trae toda la prensa norteamericana. Esta mañana, el FBI capturó al agente secreto número uno de este país, Adolph Lopert. El Zorro Gris.
kilroy (dejando el catre en el suelo): ¿El Zorro Gris?
magee: Uno de sus mejores espías. Le cogieron disfrazado de estudiante en Berkeley. Como represalia, parece que los rojos salieron a por los primeros turistas norteamericanos que les pillase a mano.
kilroy: Supongo que ahora querrán hacer un canje de espías. Adolph Lopert por los Hollander.
magee: En Washington no quieren ni oír hablar. Están furiosos.
kilroy: Me pregunto si serán así las cosas de ahora en adelante. Cada vez que detengamos a uno de sus espías, ellos detendrán a uno de nuestros caterers.
burns: Lo mejor será que vaya a ayudar al chef, Míster Hollander le está volviendo loco. Odia la cocina europea.
kilroy: ¿Se ha dado cuenta, Míster Magee, de que el sultán de Bashir llegará aquí el viernes? Sugiero que aplacemos su recepción a un momento más propicio.
magee: Tonterías, Míster Kilroy. Tendré esto resuelto para el viernes.
kilroy: ¿Y si no?
magee: Si no, el procedimiento seguirá como de costumbre. Yo estoy al frente de esta embajada.
(Entra Susan.)
susan: Oh, Míster Magee, ¿podría hablar con usted, por favor?
magee: Ciertamente. Míster Kilroy, por favor. Lamento no proporcionarles un alojamiento más cómodo, pero no tenemos espacio y esto es provisional.
(Sacan el catre del escenario.)
susan: Míster Magee, espero que no esté usted disgustado con mis padres.
magee: ¿Disgustado?
susan: Son personas realmente encantadoras, pero tienen su manera particular de expresarse. No se deje desconcertar por su...
magee: Escuche, no es preciso que justifique a sus padres. Yo tengo dos padres. Bueno, tenía dos padres. Mi madre ha recurrido a los tribunales para desheredarme.
susan: Míster Kilroy nos explicó que su padre es el embajador Magee.
magee: ¿No les explicó también que, si no triunfo aquí, estoy acabado?
susan: Oh. No es para tanto. Todo el mundo comete errores. Cada vez que miro los periódicos, leo que ha estallado otra crisis diplomática en alguna parte.
magee: ¿Y no se dio cuenta de que mi nombre sale en todos los artículos?
susan: Qué gracioso. Es usted el extremo opuesto de Donald.
magee: ¿Quién es Donald?
susan: Es mi novio. Es tan seguro de sí mismo y tan autoritario...
magee: Bueno, yo también estoy seguro de mí mismo. Entre un patinazo internacional y el siguiente.
susan: En fin, yo no sé los demás, pero aquí esto empieza a gustarme.
magee: Caramba, su actitud es muy amable. Se lo agradezco de veras.
susan: Lo digo en serio. Es muy emocionante y romántico. A mucha gente no le pasa nada así en toda su vida.
magee: Eso es lo que me echa en cara su padre.
susan: El peligro me estimula. ¿Sabe cuántos niños nacieron en Inglaterra durante la segunda guerra mundial como resultado de los bombardeos?
magee: Bien, si es peligro lo que busca, eche una mirada ahí afuera. (Señala la ventana.) Habrá un par de docenas de asesinos profesionales.
susan (mirando): Apenas veo...
magee: Aquí. Apagaremos esa luz... Verá a todos los guardias y los policías secretos...
(Apaga la luz; el fulgor de la luna entra por la ventana.)
susan: Oh, sí, mírelos allí..., tienen ametralladoras... ¿Está casado, Míster Magee?
magee: Uno de los problemas de mi trabajo es que no me permite conocer a mujeres norteamericanas atractivas.
susan: ¿Oh? ¿No tiene a alguna amiga, o alguna chica en su ciudad?
magee: De hecho, mi trabajo me obliga a viajar mucho, y de improviso. ¿A qué se dedica usted? ¿Es modelo, o actriz, o algo por el estilo?
susan: No. Bailaba. En el Center Ballet de Nueva York. Y cantaba canciones folk y trabajaba en un café de Greenwich Village.
magee: ¿Camarera?
susan: Reparaba motocicletas. Pero lo que más me interesa ahora es pintar.
magee: No me diga. Yo también pinto. Supongo que le horrorizará lo que hago, es muy abstracto. Doy un paso atrás, rocío la tela de pintura, la esparzo luego con las zapatillas y desparramo mi almuerzo por encima... El caso es que mi almuerzo quedó el segundo en una exposición en Cabo Cod.
susan: Adoro el arte abstracto.
magee: ¿De veras? Soy un gran entusiasta de Jackson Pollock. Sus chorros de pintura expresan muy bien mi estado mental. Si le interesa, después de la cena le mostraré una estatuita que he hecho con piezas viejas de automóvil y una silleta.
susan: Me encantará.
magee (acercándose a ella, con tono íntimo): ¿Sabe? Es usted muy bonita.
susan: Gracias.
(Entra el chef, aparentemente agitado.)
chef: Perdone mi intrusión, Míster Magee, pero necesito saber qué decide para la cena.
magee: ¿Cuál es el problema?
chef: Es él.
magee: ¿Quién?
chef: Míster Hollander.
susan (a Magee): Tenga paciencia con él. Le veré en la cena.
(Sale.)
chef: A todos los platos me dice que no.
magee: ¿Y no le sugiere algo?
chef: Míster Magee, estamos a seis mil kilómetros de Estados Unidos, éste es un país comunista, y son las ocho de la noche... ¿Dónde quiere que encuentre yo tartas de café Sara Lee?
(Walter entra en la habitación.)
walter (enojado): ¿Qué clase de lugar es éste?
chef (corre hacia él): Ostras.
walter: ¡No quiero ostras! Están vivas cuando uno se las come. Y yo quiero lo que como muerto; no enfermo, ni herido, muerto.
chef: Ya es muy tarde para encontrar otra cosa; le serviré un suculento trozo de ternera.
walter: Usted está de broma.
chef: ¿Qué tiene que decir de mi ternera? Mi receta es uno de los grandes secretos de la cocina europea.
walter: ¿De veras? Pues mejor que continúe así.
chef (implorante): Míster Magee, tengo tan poco. ¡Si lo hubiera sabido! No pude hacer la compra, fuera está lleno de soldados.
magee: Procure ser comprensivo, Míster Hollander; aquí nuestros menús son muy estudiados, porque recibimos invitados de todo el mundo.
walter: Yo lo único que quiero es pollo hervido.
(Entra Marión.)
marión: ¿Walter, dónde estabas?
walter: Tú sabes que yo no puedo comer aquí.
marión: Iré a la cocina y te prepararé algo.
walter: Bien.
chef: Señora, ¿cómo puede vivir con ese hombre? ¿Le hace comer a la fuerza?
marión: No se preocupe, yo sé lo que le gusta.
chef (histérico): Se lo advierto, señora, nadie se ha metido jamás en mi cocina. Como desordene usted mis potes de especias, no sé lo que haré. ¿Me oye? ¡No sé lo que haré!
(Sale en tromba, furioso.)
walter: Es bueno saber que un enfermo te guisa la comida.
marión: He hablado por teléfono con Barney Silverman.
walter: ¿Le has dicho que no vaya con el camión al aeropuerto de Newark porque podemos llegar con seis años de retraso?
magee: Mrs. Hollander..., quisiera comentarle una cosa acerca del teléfono. Naturalmente, tiene usted plena libertad para llamar... Pero si pudiera limitar sus llamadas a unas pocas docenas...
walter: Eso no es nada para ella. Tiene que dar la alerta a todos los habitantes de Newark, uno por uno, como Paul Reveré.
marión: Hablé con los Klein y se harán cargo de Seth hasta que volvamos.
walter: ¿No pudiste encontrar a nadie peor?
marión: ¿Qué tienen de malo los Klein?
walter: Se montan orgías.
marión: ¿Cómo lo sabes?
walter: Yo serví una.
(Susan entra, en compañía de un perplejo padre Drobney.)
susan: Mamá. Papá. Mirad a quién he encontrado.
magee: ¡Padre Drobney! ¿Qué le trae por aquí?
drobney: He oído tanto alboroto hoy y luego me he encontrado con esta señorita arriba...
marión: Le presento a los señores Hollander. Han llegado hoy de una manera muy parecida a la de usted hace seis años.
drobney: ¿Son ustedes refugiados?
walter: ¿Refugiados? ¿Sabe usted lo que me costó esta camisa?
marión: Visitamos el Vaticano. Y vimos a su jefe. (Suena el teléfono. Ella y Magee corren a contestar. Magee llega antes.) Si es para mí, puedo hablar.
magee (al teléfono): ¿Diga? Sí... Será mejor que hable dentro. Disculpen un momento.
(Cuelga el teléfono y sale.)
susan: Tiene un cuartito en el último piso, y de ahí prácticamente no se mueve.
walter: ¿Y no se sube por las paredes?
drobney: Soy un invitado aquí gracias a la cortesía de su gobierno, y no quiero causar molestias.
marión: ¿Y no puede irse de aquí?
drobney: Sólo si se produjera algún cambio drástico en la política nacional. Tengo muchos amigos que podrían ayudarme a escapar. Pero mi deber es regresar y ponerme otra vez al frente de mi pueblo.
walter: Pero hasta que se ponga al frente de su pueblo, ¿se queda metido en el dormitorio?
drobney: En los últimos años me he aficionado a un hobby que me ayuda a superar los momentos de soledad.
marión: ¿Y qué hace?
susan: El padre Drobney es mago.
drobney: Llevo practicando años. Años.
marión: Es un hobby estupendo.
drobney (saca una baraja del bolsillo y se la ofrece a Walter): Coja una carta..., vamos, la que quiera..., ¡no le obligo!
walter: ¡Lo que me faltaba!
susan: Vamos, papá. Sé bueno.
drobney: Venga..., coja una carta.
marión: Walter. No seas grosero.
(Walter coge una carta a regañadientes.)
drobney: Sota de espadas.
walter: Falló, cinco de diamantes.
drobney: ¡Maldita sea! Perdón.
(Se santigua, alzando la vista al cielo.)
susan: El padre Drobney tiene arriba muchísimas cosas interesantes. ¿Verdad, padre?
drobney: Palomas..., tengo palomas blancas. ¡Las he amaestrado! ¡Puedo transformarlas delante de ustedes!
susan: ¿Por qué no nos hace alguno de sus trucos? ¡Me encantaría verlos!
drobney (emocionado): ¿De veras? ¿Quiere usted?
(Mira a Walter.)
marión: Claro que quiere. ¿No es verdad, Walter?
walter: Claro, para qué, si no, estamos atrapados aquí.
drobney: Bajo en un minuto. ¡Público! ¡Tengo público! Haré el número de los anillos y el pañuelo de seda, y el de las bolas de billar que desaparecen.
walter: Fabuloso. Igual que el Show de Ed Sullivan.
drobney: Ahora vuelvo. (Sale corriendo; luego vuelve unos instantes y se dirige a todos los presentes:) No se vayan, ¿en?
(Sale otra vez.)
walter (sarcástico): No, no nos iremos.
susan: Imagínate que te has de pasar seis años encerrado en tu cuarto haciendo juegos de manos.
marión: ¿Qué será de nosotros, Walter, si nos sucede lo mismo que a él?
walter: ¿Cómo vas a comparar? Nosotros somos inocentes turistas. Y él es un cura. Estoy convencido de que podría irse de aquí si hiciera un esfuerzo, pero ya sabes lo que pasa con esos individuos. Al que sufre más, le dan un ascenso.
kilroy (entra): Míster Hollander, creo que hemos resuelto el problema de su cena.
walter: ¿Qué?
kilroy: El chef le está preparando una liebre.
walter: ¿Qué?
kilroy: Una liebre.
walter: ¿Y eso qué es?
susan: Conejo.
walter: ¿Cómo?
marión: Liebre es lo mismo que conejo.
kilroy: Es lo más parecido al pollo que el chef pudo encontrar.
walter: ¿Conejo?
kilroy: Delicioso.
walter: ¿Conejo, conejo?
marión: Si no se le pregunta, se come lo que se le ponga delante.
walter: ¿Quiere decir conejo? ¿Como el Conejo Loco?
kilroy: Si le digo que es pollo, no notaría la diferencia.
walter (explota): ¡Yo no me como a mis amigos con pelo! Sería igual que si me comiera una ardilla... Mire, ¿no puede decir que devuelvan el plato? Tiene que haber algún restaurante chino por aquí.
(Entra el padre Drobney, cargado con toda clase de abigarrados artículos de magia.)
drobney: Ya estoy de vuelta.
walter: Está de vuelta.
drobney: Sólo he podido traer las cosas pequeñas, pero es suficiente para las primeras horas del espectáculo.
marión: ¿Y cuántas horas dura el espectáculo?
drobney: Sostenga esto.
(Le da un bastón que se llena de flores cuando ella lo coge.)
walter (murmura para sí): Quiero irme a casa.
drobney (con una bombilla encendida en la mano): Llevo años soñando con este momento. ¿Con qué milagro podría empezar?
marión: No sé... ¿Puede usted caminar sobre el agua?
walter (sigue murmurando): Mi hijo tiene doce años. No volveré a verle hasta que tenga dieciocho.
drobney: Como podrán observar, nada escondido llevo en la sotana.
marión: ¿No te parece genial, Walter? Este cura es un diablillo.
drobney (exhibiendo sus artefactos): No hay nada en el tubo. Y no hay nada en la jaula. Mire bien. Cojo esta paloma blanca y la meto aquí. Pronuncio las palabras mágicas..., quito el tubo y donde antes había una paloma... voilá. (Mira, y se sorprende al ver la jaula vacía.) ¿Dónde está el conejo? Tenía un conejo aquí. (Frenético.) ¿Dónde está mi conejo?
chef (entra con un conejo vivo y se dirige a Walter): ¿Cómo le gusta? ¿Crudo, al punto, muy hecho?
drobney: ¡Ahí está mi conejo!
(Drobney se abalanza sobre el chef, que sale corriendo. Walter corre también, porque el chef se dirige hacia él. Marión y Susan intentan quitarse de en medio. Se organiza un cisco de mil demonios. Entra Magee.)
magee: Bueno, ya basta. ¡Esto es una embajada de Estados Unidos, y quiero que lo parezca!
(La escena ya es ahora un manicomio. Se apagan las luces.)