Dedicatoria
Durante el proceso de confección de este libro, una amiga mía falleció a la temprana edad de cincuenta años. Se le había diagnosticado un cáncer de colon y se sometió a una operación quirúrgica que superó con su habitual entusiasmo y fortaleza. Lo que Montse no pudo evitar fue ser traspasada por un catéter de más cuatro centímetros que acabó con su vida.
Dos días antes de su fallecimiento, justo tras superar con éxito su operación, me dio ánimos y fuerzas para seguir adelante con mis proyectos. Ella era una persona profundamente creyente y me había vaticinado mucho éxito. Para ello me dio una imagen de Cristo que había pertenecido a su familia durante mucho tiempo, pidiéndome que se la devolviera cuando alcanzara el éxito.
La noticia de su muerte me llegó justo tras subir los 320 escalones hacia la parte más alta de la Cúpula de San Pedro, en Roma. Allí, con Roma a mis pies, recibí el mensaje de su pronta partida hacia el otro lado.
Gracias, Montse, por creer en mí, por darnos tanta fuerza y por tu inigualable hospitalidad. Nunca te olvidaré y este libro está dedicado a tu memoria y a tu inquebrantable lealtad. Te quiero.