IX
Bulerias, farrucas, granadinas
»Las bulerías, en cambio, son algo diferente. He aquí la letra de una de ellas, que me parece encantadora:
Si me desprecias por pobre
porque no tengo dinero
busca un viejo que lo tenga
y que te compre tus besos
y cuando el rico se muera
vuelve a mi vera verita
y te daré el que yo tengo
sin achares, morenita.
»Esa canción siempre me ha conmovido. Y esa emoción viene después de la más baja en la escala de los sentimientos. Porque hay cinco niveles, según me dicen mis profesores: el sensual, el afectivo (del alma), el sicológico moral, o intelectual, el intelecto puro, el espiritual y el llamado onírico, o sea, de los sueños, que se liga con el sensual por la ley de la esfera que ha planteado el señor Sender en uno de sus libros (La Esfera, Aguilar, 1969, Madrid).
»Esa canción en el tono de la bulería produce el duende entablador, pero hay que explicarse más por lo menudo en esta tarea de hacer ver el minucioso afán del gitano por construirse su propia realidad. Veamos. Un entablador es el que convoca al duende de la generosidad y el desinterés. Porque los hay además de los solícitos. El gitano, después de engañar al payo en la feria, lo convida a beber y se gasta la mitad de la ganancia. Si a un duende se le quita el furco y la posibilidad del furcazo, se convierte en un angelito, ni más ni menos. Sin armas o con armas dulces, como las de Cupido. Con su traserito color rosa.
»Así se produce la neutralidad, que es muy importante, porque sin ella no habría derivaciones a lo bueno o a lo malo, y ya se sabe que las dos (la malignidad y la bienaventuranza) son igualmente inevitables en la vida. Así pues, el de la bulería es el duende de la neutralidad.
»Cuando en lugar de un entablador hay dos, el éxito del gitano llega a alcanzar las más altas cumbres. Por ejemplo, el caso de Carmen Amaya cuando bailaba en “El Chico”, un restaurante de Nueva York. Bailaba muy bien, pero no conseguía el agente entablador. Y una noche estaba allí el director de orquesta Paganini y se quedó deslumbrado. Luego Paganini le habló a Stravinski y le dijo:
»—Por vez primera en mi vida he encontrado a un ser humano que representa en todos sus aspectos y dimensiones a la música.
»—¿Cómo?
»—A la música. Una mujer que baila. No es siquiera hermosa. Tampoco fea. Es incalificable. Pero es la música.
»Fueron a verla bailar los dos. Carmen Amaya tenía dos agentes entabladores y lo sabía (diquelaba bají) desde el primer día que fueron. Bailaba para ellos y sólo para ellos. Estaba haciéndolos entrar en su vida secreta de gitana fina.
»Poco después Paganini habló a algunos críticos musicales, Stravinski a otros, y de pronto Carmen Amaya comenzó a subir y le ofrecieron contratos en Hollywood y en Las Vegas y los dólares llovían, mientras ella a distancia cultivaba a sus duendes.
»Esos duendes son muy sensitivos y, por ejemplo, no admiten promiscuidades con cosas que no sean el arte puro. A Carmen la invitaba a veces el gobernador de California a su mesa y ella respondía con un camarero que le llevaba un recado discretísimo: ”Miss Carmen Amaya dice que no puede acudir a la mesa de un hombre político, porque el arte no puede mezclarse con la política ni con los partidos”. Los duendes de la neutralidad.
»Los enemigos políticos del gobernador habrían malogrado la acción de los agentes entabladores. Y Carmen llegó a lo más alto y se hizo millonaria y enriqueció a los suyos en España.
»Todo eso lo consiguió con la bulería, cosa delicada. Un entablador es el que crea la neutralidad. No es fácil de hallar, por muchas y buenas que sean las bulerías, porque también las hay de carácter muy sexy, y eso empuja hacia el egoísmo viril y testicular. Lo que tiene pros y contras.
»Con esto no quiero decir que todos los gitanos anden por la vida bailando, pero muchos cuando van solos van tarareando entre dientes y así provocan y suscitan dentro o fuera estados de ánimo propicios para tal o cual propósito, casi siempre práctico. Incluida la muerte. Porque la muerte de uno siempre le favorece a alguien. Y esos estados son los mismos que el cante o el baile generan y producen. Si en el principio fue el verbo, al final fue el cante, es decir, el verbo con palillos, guitarra y zapateado. Eso creen al menos. Y todo lo que hacen los gitanos, entre dos choricerías, es cantar y bailar.
»Beber, beben, pero no agua (el agua maldita), y al vino le llaman la leche de los ancianos, la sangre de Cristo (como en los ritos órficos era la sangre del sol), y otras cosas extrañas. Los gitanos son originales en su manera de calificar y de definir las cosas.
»Y también realistas. De una realidad que ellos se fabrican.
»Ya es sabido que los gitanos adoptan allí donde van la religión del país. Pero no la cumplen sino en apariencia, porque su dios es el Lacha Baro (grande). Lo curioso es que están siempre dispuestos a dar la vida por sus creencias religiosas, aunque no saben exactamente cuáles son. Yo creo que tienen algo de fe en la metempsícosis. En todo caso, durante las celebraciones de primavera en Sevilla hay una procesión muy larga a la que acuden todas las cofradías y a los gitanos no les falta la suya, con su mayordomo y su crucifijo. Pero el duende interviene y los hace pugnaces. Su Cristo es el mejor y los otros no valen tanto. Y para elogiar el realismo de la imagen del de su cofradía, un compadre de Curro me decía inocentemente:
»—¡Zeñorita, ese es un cristo que le pica el culo! Lo malo es que lo ha tallao un artista calé y está sin bautizar (quería decir sin consagrar) y por eso no lo dejan ir en la procesión, mardita sea mi estampa, que los busnós siempre nos ningunean.
»La farruca es un género que dicen que trajeron los moros, y por eso se canta y se baila en toda España, incluso en Galicia. Porque allí también estuvieron las huestes de Muza.
»A veces la farruca (que en árabe quiere decir echa p’alante) se combina con las canciones de Granada. Y una dice:
En la Alhambra que atesora
tanta belleza con sus encantos
nació esta gitana mora
en una cueva del Monte Sacro.
Con guitarras y palillos
a este mundo vine yo
y un sultán quiso comprarme
pa que yo juera sultana
por eso dicen que soy
una hechicera gitana
y así me dicen los hombres
cuando pasan por mi vera
pa que yo me haga cristiana.
»Como se ve, no están muy seguros los calés de las diferencias entre las religiones y unas veces los gitanos dicen que son moros y otras cristianos, según la oportunidad. Para ellos el moro es mejor que el cristiano, porque los acepta con su vagabundaje (los moros son también gente nómada y de pillaje y granujería) y los gitanos se acuerdan muy bien de cuando los galeones españoles eran atrapados por piratas moros en el Mediterráneo y los gitanos que iban encadenados al banco de los remos eran libertados por los piratas y dejados sueltos y a su albedrío en el norte de África, mientras que a los cristianos los hacían sus prisioneros, aunque tuvieran los méritos de Miguel de Cervantes Saavedra.
»La desorientación de los gitanos en materia de religión es completa. Yo me acuerdo de que un cura quiso adoctrinar a un gitano y delante de mí le preguntó si sabía quién era Jesucristo. El gitano puso un aire de suficiencia y de ofensa:
»—¡Pué no lo tengo que zabé, zeñó cura!
»—¿Quién era?
»—Un calé de buena casta al que le dio mulé un gobernaor malange que le llaman por mal nombre er Ponsio.
»—Cristo no era gitano.
»—Era el hombre más güeno del mundo. Que nunca tuvo casa y andaba por los caminos hasiendo prodigios. Er más güeno de los hombres que han comido pan en este mundo, mejorando lo presente.
»—No hay que mejorar nada —dijo el cura, con gesto agrio.
»—Güeno, es una manera de hablá.
»El gitano estaba convencido, como he visto con otros, de que Jesús era un calé que se lo han robado los busnós para su historia y para hacer negocio con él. Es una de las razones, y no la menos importante, por la que los calés odian a los cristianos que no los dejan en paz un momento.
»Claro es que ahora ya no se estila la cruz para crucificar, suelen decir, pero otras cosas hay de madera (y al decirlo tocan hierro) que los obligan a bailar el garrotín por lo menos una vez cada martes trece, para conjurarlas.
»Con la farruca se despierta al duende batidor. Ahora bien, la farruca hay que bailarla con las faldas desgarradas al estilo húngaro y enseñando los muslos. Y a veces los temas son de la Biblia, como aquella de
Salomé, María Salomé,
luz de mis tinieblas, agüita de mi sed…
»Esa tiene el ritmo corriente y sin complicaciones y lo marca el pandero. Eso, no sé cómo, supongo que es lo que dije al principio con las sacudidas (sacudir el pandero). Como la farruca viene también del lado norte del Mediterráneo (sur de Europa), frecuentemente los ojos de las gitanas no son negros, sino de otros colores. Así dice una farruca moderna:
Ojos verdes
verdes como
la albahaca
verdes como el trigo verde
y el verde, verde, limón.
»Sigue describiendo los ojos y de pronto pasa a la parte que produce el duende con alusiones a la muerte violenta:
Y lo mataron de noche
en medio del limonar
y vi al limón limonero
gotas de sangre llorar…
»El agente es convocado y no para llevarlo al limonar, sino para que en un momento determinado —siempre de noche y sin luna— cumpla su misión, a menudo en las rejas de los novios en el barrio de Santa Cruz. Su misión es causar una pasión violenta. Un amor sin remedio y hasta más allá de la tumba (que los hay).
»Algunos gitanos viejos creen que ese es el amor que le hicieron sentir a don José, el carabinero, por Carmen, del que vino después la ópera que lleva el nombre de la gitana. Porque los carabineros y el 77 (la pareja de la guardia civil) son los enemigos del alma y del cuerpo para el verdadero calé.
»La farruca es la que encarna mejor o expresa líricamente el duende del amor como erotismo fatalista. Es natural. El amor es la más alta expresión de la vida. Desde esa altura se vislumbra el otro lado, el contrario, el de la muerte. El duende furco actúa ahí venenosísimamente.
»Las sevillanas y las seguiriyas son hermanas de leche y las dos crecen juntitas y de ellas salen otros cantes y bailes más flamenquillos:
Con la guitarra en la mano
y con mucho gusto voy a cantar
sobre el foro sevillano
donde sus mujeres tienen
bajo sus faldas y mantillas
rosas y nardos y clavelinas.
»Además de los efectos que producen las seguiriyas, tienen las sevillanas una curiosa cualidad: la de dar salida a la sociabilidad que la sevillana lleva consigo.
»Eso del foro sevillano es porque foro es el nombre calé para ciudad. Para cualquier ciudad. La sevillana es un baile de ciudad y su duende es el que llaman venero. Viene de Venus —venero— y de veta de oro. Y ahí está el intríngulis, como dicen los gitanos cuando quieren expresar su misterio ligero, como el de la manera de desatar un nudo por ejemplo (que no es tan fácil, a veces). También se dice el busilis. Las sevillanas son baile de sociedad, de grupo y de fiesta de barrio. Las tijeras de los esquiladores hacen prodigios cortando bolsillos de señoras turistas y las hojas de afeitar cortando chaquetas por el lado de la billetera, sin que el payo se percate.
»El venero es también lugar para tercerías en materia de sexo, casi siempre fallidas (black mail), porque a la hora de la verdad interviene el padre o el hermano (casi siempre falsos) de la criatura, y todo lo lleva el diablo o el alguacil. Pero en eso actúan sólo las gitanas expertas con sus amuletos y sus bebedizos. Los amuletos —contra el mulé— son los mismos que se usaban ya en tiempos de Salomón y los bebedizos casi siempre afrodisíacos a base de la llamada Spanish flie o cantárida.
»También hay lo que llaman las boleras sevillanas, que son más lentas, y con ellas convocan un duende muy raro cuyo nombre no puedo recordar, pero que tiene que ver con un suceso histórico muy mentado entre los gitanos viejos.
»Fue un suceso trágico que tuvo lugar en Logroño, capital de La Rioja. Allí nació el bolero.
»La Rioja es una región del norte. Más adelante hablaré de ese suceso que tanto dio que hablar en sus tiempos. La Rioja produce vino, así como La Mancha produce caballeros andantes y La Alcarria produce miel. Hay otra región famosa que se llama La Alcurnia y que tiene dos zonas, la alta y la baja. La Alta Alcurnia produce las familias más nobles de España. Así se dice: viene de Alta Alcurnia. La Baja Alcurnia produce zapateros remendones, barberos y otras gentes humildes y honradas.
»Los gitanos se arriman a la gente de la Alta Alcurnia.
»Como decía antes, las sevillanas (boleras o no) son baile de sociedad. En las fiestas populares son la parte más refinada. Son como la fetén, es decir, la crema de la crema.
»Allí donde hay grupos sociales en jarana o fiesta se bailan sevillanas y también se dan casos de malange con insultos y a veces golpes, aunque raramente entre gitanos y payos. Los gitanos sólo suelen pelear entre sí. No quieren líos con el payo, cuya ley le favorece siempre.
»Yo presencié un caso de dos turistas americanos y un español ya viejo. Un hombre de sus buenos setenta años, encorvado sobre su bastón. Hablaban los americanos (todavía jóvenes) de sexo y le dijeron al viejo:
»—Bueno, ustedes, aquí, sólo consiguen a su edad algo a base de la Spanish flie.
»El viejo les contestó:
»—Eso que ustedes llaman la Spanish flie sólo la usamos aquí para exportarla a los Estados Unidos.
»Como dije, es un afrodisíaco bastante eficaz. Y es una especie de insecto rojo —la cantárida— que pulverizan y mezclan con no sé qué para ingerirlo. Así se curan algunos la impotencia.
»Cosa malange, esa, que no les gustó mucho a los americanos.
»Los gitanos no saben lo que es Spanish flie y la llaman el busilis del juró (del viejo).
»Cada cual se entiende a su manera. El venero se puede suponer la importancia que tiene para los gitanos en tiempos de fiestas, romerías, celebraciones, jubileos religiosos o civiles.
»El venero produce otro duende y este actúa sobre aquello que lo ha producido, cerrando el anillo, como dicen los calés viejos. Misterios fáciles de explicar y difíciles de entender.
»La magia del asunto está ahí, en el círculo cerrado.
»Ni Salomón ni los faraones sabían más que estos gitanos viejos que han heredado la magia unas veces blanca y otras negra. Y en mezclarlas está el “aquel”.
»En cuanto a las granadinas, todo el mundo sabe esa que dice:
… y me da pena
estar lejos de tu vera
cuando suena la campana
de la torre de la Vela.
»Las granadinas producen por lo general lo que el viejo Cantueso llama un gordo o chulo cerbatano, y eso es más frecuente y más evidente en las cuevas del Sacromonte, en Granada, que en cualquier otra parte. (Estoy dando los secretos más graves del brujerío gitano, pero ¿qué voy a hacer?).
»Cuando dicen «el gordo» no quieren realmente decir que el duende al que se refieren es pesado y voluminoso, sino que es grande en cuanto a importancia social. El gordo cerbatano es temible de veras, porque es el que puede dar un furcazo al que se le ponga por delante, cosa de veras terrible para cualquiera. Sobre todo le temen las hembras de esos gitanos, que cuando sucede un desavío lloran, gritan, se tiran de los cabellos y dan el gran espectáculo en cuanto a lo del frenesí.
»Porque la entidad frenética realmente se manifiesta en las gitanas más que en los gitanos y alcanza su clímax cuando a uno de ellos lo arrestan y sobre todo si lo condenan a prisión. Los otros momentos de verdadero frenesí son los que se producen cuando, con motivo de venganzas de tribu o de familia, alguno le da una cuchillada a otro. Entonces todas las mujeres de la tribu o de la familia del herido van al hospital, y como no las dejan entrar arman fuera de él unos escándalos monumentales. Y por la noche celebran ritos mágicos con los agentes del caso. Yo creo que gozan orgiásticamente de sus tragedias.
»Nosotros, en cambio, sólo aprendemos a gozar de nuestra tristeza y nunca orgiásticamente. Por ejemplo, cuando oigo en la guitarra “Souvenirs de Granada”, del compositor Tárrega, yo confieso que disfruto silenciosa, pero profundísimamente, de mi tristeza y querría que esta fuera motivada por alguna clase de desventura verdadera para disfrutar más. Pero en silencio. En la psicología moderna a esto se le llama la murria.
»El gordo cerbatano es un duende mayor que rara vez se inmiscuye en los problemas de los gitanos y estos lo estiman especialmente por su poder con las autoridades. Los gitanos tienen sus maneras de entender la delicadeza y a veces estiman más a un pobre duende de los que propician el ángel que a otro poderoso pero malasombra. Ahora, si ninguno de ellos te atiende —y pierdes el ángel—, más vale que te marches. Es lo que hice yo cuando vi que me llamaban la Notaria y Mrs. Adams cuando vio que le habían puesto por apodo la Margaritona. Ese subfijo ona me dijo Curro que era por el pandero. No recuerdo haber visto a Mrs. Adams con pandero alguno.
»El gordo cerbatano puede perturbar la vida a los demás gravemente. Tiene mucha influencia y a él acuden con las granadinas los toreros y casi todos han salido adelante con su ayuda, menos aquel que tenía cara de místico y a quien le dieron la hostia en la estación cuando estaba asomado a la ventanilla y arrancaba el tren. Con él no funcionaba ninguno de los agentes propicios por el mal bajío que le dio el que lo pintaran como San Tadeo para una iglesia.
»—Mardita sea la mar —decía el gitano—, que los seis duros que me dio el pintor me han hecho perder nueve corridas y la única que me dieron el año pasado fue con toros portugueses de Palhas.
»Ese duende gordo parece que tiene también poderes sobre las cosas de la naturaleza, e invocándolo con una buena granadina en el silencio que sigue, se oyen susurros a media voz en los alrededores, tal vez los duendes menores y tal vez, y es lo que yo creo, simplemente, ese silencio que queda después de una buena copla y que se hace tan ostensible y profundo que los más leves rumores se oyen mejor y el roce de las hojas de los árboles y hasta de las briznas de hierba se hacen perceptibles.
»También tiene fama el gordo cerbatano de influir en los animales a través de una buena granadina, y por ejemplo al que la canta entre dientes y en la noche siguiendo su propia tropilla de caballos es probable que vea que se le arrima otro caballo que anda suelto, en cuyo caso no tiene él la culpa ni hay hurto alguno. Y más de una vez se ha dado el caso de un potrillo retozón que se incorpora.
»El gitano en ese caso se calla y sigue adelante. Lo único que hace es cambiar de residencia por algunas semanas. Y ponerle al potrillo una mancha blanca en la frente, que no tenía antes. Por si acaso.
»Parece que la granadina y la invocación al gordo cerbatano es algo como la invocación al Lacha Baro y que ayuda cuando hay por medio cosas de la naturaleza.
»Sobre esto insistiré en otra ocasión cuando hable de la realidad lograda por el concilio de los duendes furcos en Ronda, que es la capital de los gitanos.