COMO UNA HOJA LLEVADA POR EL VIENTO
TRAS dejar el trabajo, donde es un desconocido y donde sus funciones son un misterio incluso para él, camina por calles débilmente iluminadas y callejones oscuros hasta su habitación al otro extremo de la ciudad, en la parte trasera de un ruinoso edificio de apartamentos. Es invierno y camina encorvado y con el cuello del abrigo subido. Al llegar a su habitación, se sienta a una pequeña mesa y mira el libro abierto frente a él. Sus páginas están en blanco, por lo que puede observarlas fijamente durante horas.