TESTÍCULOS FANTASMALES, VAGINAS DESAPARECIDAS
HORACIO, el cadáver, dijo: “Seguía creyendo que el mañana llegaría y que me levantaría, me pondría los calcines, los calzoncillos, iría a la cocina, me prepararía un café, leería el periódico y llamaría a algunos amigos. Pero llegó el mañana y yo no estaba en él. En cambio, me encontré en un sofá azul pálido en un campo de hierba luminosa que se extendía hasta el infinito”. “Qué terrible”, dijo Mildred, que aún no era un cadáver pero que tenía una estrecha comunicación con Horacio, “qué terrible estar tan lejos sin nada que hacer, y sin sexo para distraerte. He oído decir que allá arriba todas las vaginas, incluso las más abiertas, sinceras y vigorosas permanecen cerradas, y que todos los testículos, incluso los más francos y talentosos, se mecen adormecidos entre las nubes como pequeños candelabros”.