PROBLEMA EN PORCATELLO
ERA otoño. Era al caer la tarde. Se acercaba una tormenta. Bandadas de pájaros volaban hacia el sur. Un atardecer rosa y morado teñía la casa, el viento soplaba a ráfagas, se sacudían las ramas, las hojas caían como polillas muertas sobre una estera de sisal. “Ya estoy en casa”, dijo el marido. “No otra vez”, dijo la esposa.