CLARO EN LA LUZ DE SEPTIEMBRE
UN hombre está de pie bajo un árbol, observando una pequeña casa que no está lejos. Mueve los brazos como si fuera un pájaro, tal vez haciéndole señales a alguien que no podemos ver. Podría estar gritando, pero dado que no oímos nada, probablemente no. Ahora el viento emite un temblor a través del árbol y aplasta la hierba. El hombre cae de rodillas y golpea el suelo con los puños. Llega un perro y se sienta junto a él, y el hombre se pone de pie, agitando una vez más los brazos. Lo que hace no tiene nada que ver conmigo. Su desesperación no es mi desesperación. Yo no me pongo de pie bajo los árboles a mirar pequeñas casas. Yo no tengo perro.