Escena IV

ROSA, EL TÍO PEDRO, después PACO. EL TÍO PEDRO por el fondo.

EL TÍO PEDRO.

—Ea, ya está confeccionado nuestro programa, y se cumplirá a la letra. Ahora lo que hace falta es estropearle el suyo. Reventar la ópera, reventar los Juegos florales, reventar al Maestro de escuela por meterse a manteneor y reventar a la muchacha que se atreva a ser reina de esos juegos. ¡Ay de la que se atreva!

(A ROSA.)

Me alegro muchísimo de que estés aquí, porque tengo que decirte una cosa. He averiguado que andas en tonterías y cucamonas con el hijo del Alcalde y, como se trata de mi mayor enemigo, ¡te advierto que te expones a que te rompa una pata y a que acabes tus días en un convento de monjas!

ROSA.

—¡Pero, padre!

EL TÍO PEDRO.

—He dicho, y hemos acabado.

(PACO por la izquierda.)

Me alegro muchísimo de que te presentes con tanta oportunidad, porque quería decirte cuatro palabras. Ha llegado a mi noticia que hablas con la hija del tío Verderón y, como ese tío ha sido mi enemigo de toda la vida, ¡te advierto que estás haciendo méritos para que te rompa una pata y te mande en seguida al servicio!

PACO.

—Padre, si yo...

EL TÍO PEDRO.

—¡He dicho, y hemos acabado!