Escena II

Dichos y EL TÍO PEDRO, que sale de la casa proscenio derecha.

Hablado.

EL TÍO PEDRO.

—¿Qué pasa aquí? ¿Por qué gritáis?

MANOLITO.

—Ese bando, señor Pedro.

EL TÍO PEDRO.

—Ese bando es una infamia.

CORO.

—¡Afuera el bando!

EL TÍO PEDRO.

—¡Quitarnos los toros es peor que subirnos el pan! ¡Esas cosas no pasaban cuando yo era alcalde!

MANOLITO.

—Ni cuando yo era secretario.

EL TÍO PEDRO.

—¡Dónde se ha visto feria sin toros! Los toros son lo único español que nos queda, la alegría de todas las provincias, la riqueza de este pueblo. De veinte leguas a la redonda vienen miles de forasteros a presenciar nuestras corridas. Gana el comercio, se llenan las posadas, se llenan las tabernas...

MANOLITO.

—¡Y se llenan las boticas!

EL TÍO PEDRO.

—¡Todos ganan! El señor Ramón, en fuerza de leer libros, se ha chiflado.

MANOLITO.

—Está loco de remate. Me ha quitado de ser secretario.

CORO.

—¡Que le lleven a Leganés!

EL TÍO PEDRO.

—Suprimir los toros lo llama progreso.

CORO.

—¡Muera el progreso!

MANOLITO.

—Y ahí se atreve a decir que quedan suprimidas todas las barbaridades.

CORO.

—¡Vivan las barbaridades!

EL TÍO PEDRO.

—¡Pero aunque él no quiera habrá toros!

CORO.

—¡Vivan los cuernos!

EL TÍO PEDRO.

—¡En ese bando se nos insulta!

MANOLITO.

—¡Afuera el bando!

TODOS.

—¡Afuera!

(Se lanzan todos a la puerta y arrancan y hacen pedazos el bando.)

EL TÍO PEDRO.

—Pero ese alcalde tan valiente y con tanta soberbia, ¿por qué se esconde? ¿Dónde está ese alcalde?

RAMÓN.

(Saliendo del Ayuntamiento rodeado de tres o cuatro Amigos. Con gran dignidad:)

¡Aquí está el alcalde!