Escena III

ANTONIO y ROSA.

ANTONIO

(Por la izquierda.)

Con precaución avancemos.

(Se asoma a la puerta del foro. Llamando, por la derecha.)

Rosa, mi Rosa.

ROSA

¡Tú aquí!

ANTONIO

Por el corral me metí,

por donde siempre nos vemos.

ROSA

Pero ¿y si padre te siente?

ANTONIO

No tengas miedo; ha salido.

Si a estas horas he venido

es que me trae algo urgente.

Vengo a pedirte un favor.

ROSA

¿Tú pedirme? Concedido.

ANTONIO

No es fácil lo que te pido,

es una prueba de amor.

ROSA

¿Una prueba? Se dará.

ANTONIO

Mi padre, aunque la ha buscado,

aún la reina no ha encontrado

y desesperado está.

Pide, ruega, ¡que si quieres!...

De hallarla no lleva trazas.

El tuyo con amenazas

ha asustado a las mujeres.

Mi proposición es ésta:

¡hay que luchar y vencer!

¿Te atreves tú? ¿Quieres ser

tú la reina de la fiesta?

Ellos se odian con furor

y nosotros nos queremos.

¿Quieres tú que contestemos

al odio con el amor?

ROSA

Vaya si me atreveré.

Y que vengan luego males.

Pero esos Juegos florales,

¿qué son?, que yo no lo sé.

ANTONIO

Fiesta de versos y flores,

no de chulas ni toreros,

concurso de caballeros

y damas y trovadores.

Fiesta de rimas preciosas,

de elocuencia y alegría,

de saber y gallardía

y de mujeres hermosas.

¡Dice poesía a raudales,

saber, ingenio, belleza,

cultura, delicadeza,

quien dice Juegos florales!

ROSA

¿Y yo la reina seré

de tantas cosas?

ANTONIO

Tú, sí.

ROSA

¿Y luego mi padre, di?

ANTONIO

¿Dudas?

ROSA

Yo no dudo. ¡Iré!

ANTONIO

¡Qué consuelo, qué alegría!

ROSA

Ahora, vete; estoy sin calma.

Adiós, Antonio de mi alma.

ANTONIO

¡Adiós, reina de la mía!

(Mutis por la izquierda.)