—Halcón, te presento a mis amigos españoles —dice la bailarina.
—Hola, España —saluda sonriente el estadounidense—. Yo estudia español, pero hablar poco…
—Hola, yo soy Tomi —se presenta el capitán.
—Hola, Tomi —contesta Timothy, chocándole la mano—. Águila hablar mucho de ti. Tú campeón de fútbol como Messi y Cristiano Ronaldo…
—A lo mejor ha exagerado un poco… —dice el capitán sonriendo.
El americano saluda a todos los Cebolletas y luego declara:
—Nosotros dejaros campo ahora. Nuestro entrenamiento acabado.
—Si queréis os podéis quedar —tercia Gaston Champignon—. Nos divertiremos juntos. ¿Un partidito de siete contra siete?
—¿Fútbol americano o fútbol a secas? —pregunta Halcón.
—Los dos —responde al instante el cocinero-entrenador—. Vosotros atacaréis con vuestro balón y nosotros con el nuestro.
—¿Y cómo nos las apañaremos, míster? —pregunta Sara.
—Ellos atacarán con su balón ovalado pasándoselo con las manos y tratarán de meterlo en la portería de Fidu —explica Champignon—. Vosotros atacaréis con los pies y trataréis de meter vuestra pelota en su puerta.
—Great! —exclama Timothy—. ¡Una idea estupenda, muy divertido!
Eva, Chen, Nico y los chicos chinos se instalan en el pequeño palco.
—¿Cómo es que no juegas? —pregunta Chen a Nico.
—Lo dejó hace unos meses —contesta este—. Me he aficionado al ajedrez.
—¿El ajedrez, en serio? A mi abuelo Ziao le encanta —comenta Nubes Armoniosas—. Es una persona fantástica. Mañana te lo presentaré. Vive en un hutong cerca de la Ciudad Prohibida.
—Los hutong son las antiguas callejuelas de Pekín, ¿verdad? —quiere saber Nico.
—Exacto —confirma la chica—. Sabes un montón de cosas de mi país.
—Ya sabes que me gusta estudiar —explica el número 10.
—Y a mí, sobre todo historia. Mi sueño es visitar Barcelona algún día —le confiesa Chen—. Y también Italia, Roma por ejemplo. Eva me ha dicho que habéis estado allí este verano.
Nico le relata con detalle la visita al Coliseo y los Foros Imperiales. Se siente bien al lado de su amiga china. A gusto, como el rey junto a la reina en el tablero de ajedrez.
Mientras tanto ha comenzado un extraño partido.
Con Halcón juegan otros tres americanos y tres chicos chinos.
Becan pasa la pelota desde la derecha a Tomi, que levanta la mirada y ve a João echar a correr hacia la portería. Pero no consigue centrar a tiempo.
Timothy se ha lanzado sobre él, se le ha cogido de las caderas, lo ha tumbado y le ha arrebatado el balón, todo en un abrir y cerrar de ojos.
—¡Árbitro! —exclama Sara enfadada—. ¡Es falta y tarjeta roja!
—En el fútbol americano se pueden hacer placajes —explica Gaston Champignon.
—¿Podemos hacerlo también nosotros? —pregunta la gemela.
—Por supuesto —responde el cocinero.
Dani ayuda a Tomi a levantarse. Le han dado un fuerte golpe en la espalda y le cuesta respirar.
—¿Todo en orden, capitán?
—Recuperemos el balón —ordena Tomi.
El equipo de Timothy avanza pasándose el balón ovalado con las manos. Dani, antiguo jugador de baloncesto, salta altísimo y logra rozarlo. El balón rebota en el suelo. Halcón es el más rápido y se hace con él, pero enseguida lo arrollan las gemelas, que dan con él por tierra.
—Superbe! —exclama Champignon.
Fidu lanza rápidamente la pelota de fútbol a Becan, que cambia el juego en dirección a João, en la banda opuesta. El brasileño salta con el balón sujeto entre los tobillos, y el adversario que se ha lanzado para placarlo le pasa por debajo de los pies. João vuela hasta el banderín y hace un pase cruzado. Dani cede la pelota de un cabezazo a Tomi, que marca de chilena.
Li Tien y sus amigos saltan de alegría.
—¡Gol para España!
Los Cebolletas se «chocan la cebolla».
Gaston Champignon se acaricia el bigote por el extremo derecho.