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Ha llegado la hora de las despedidas.

Chen y Eva, con sus padres, han acompañado al grupo de vacaciones organizadas Cebolletas al Aeropuerto Internacional de Pekín.

Nubes Armoniosas del Alba lleva un pequeño regalo para Nico, que lo coge sorprendido y pregunta si puede abrirlo enseguida.

—Claro, responde Chen.

El número 10 de los Cebolletas desembala el paquetito rosa y descubre un collar con una pequeña piedra verde azulada.

—¡Pero si es como la que llevo al cuello! —exclama Nico, mostrando el collar que lleva puesto.

—No exactamente —replica Chen—. Esta piedra sí que es auténtico jade, no como la que te envié, que era una imitación, por miedo a que se extraviara. Nosotros la llamamos Piedra del Rey. Mantiene a raya las enfermedades y las patadas de los adversarios… Póntela al cuello cuando juegues un partido.

—Es preciosa —exclama el número 10—. No puedo decirte lo agradecido y contento que estoy por tu compañía, aunque me has robado el papel de cicerone…

—Ya me correspondiste durante el viaje a Sevilla —rebate Nubes Armoniosas del Alba.

—Fue un placer —dice Nico—. A ver si puedes volver con Eva alguna vez.

—Me gustaría, pero el viaje es muy caro —responde Nubes Armoniosas.

—Es muy fácil, solo tienes que hacer como nosotros: gana a la lotería.

Eva regala al capitán una jaulita con un grillo en su interior.

—El grillo Tomi se queda conmigo, pero este irá contigo a Madrid.

—Este no, esta. Ya tiene nombre. Se llama Eva —la corrige el capitán.

—¡Vamos, chicos, o perderemos el avión! —grita Gaston Champignon.

—Se me ha ocurrido una cosa —explica Eva—. Los pensamientos son como las cometas que vuelan por el cielo. Si pensamos a la misma hora el uno en el otro, tú en Madrid y yo en Pekín, nuestras cometas se encontrarán en el cielo.

—Qué bonita idea —aprueba Tomi.

—Podríamos hacerlo todos los días, cuando son las dos de la tarde en España y aquí las nueve de la noche —propone la bailarina.

—Vale, pero tenemos que sincronizar perfectamente las manecillas de nuestros relojes, porque si no tú pensarás en mí cinco minutos antes o después y nuestras cometas no se encontrarán —observa el capitán.

—Tienes razón —concuerda Eva—. Yo tengo las diez y treinta y tres.

Tomi ajusta con cuidado su reloj de pulsera digital y aprieta el botón hasta que en la casilla de los minutos ve que aparece 33.

—¡Vamos, chicos, es tarde! —vuelve a gritar Champignon.

—Adiós, Eva, nos vemos en verano.

—Adiós, Tomi. Acuérdate de la cometa y del té verde para que se bañe el grillo.

El capitán y la bailarina se miran en silencio y sonríen.

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Tomi mete la jaula en su mochila, da un beso a Eva y se va corriendo junto a sus amigos, que ya hacen cola para entrar en la zona de embarque.

El corazón le hace «tum tum», como el gong de Carlos.

Durante el vuelo, Nico enseña a Fidu el juego de fútbol con las cartas que le ha regalado el abuelo Ziao.

El mazo pasa de mano en mano, porque todos quieren jugar. Es un pasatiempo divertido. El abuelo de Chen conoce bien los gustos de los chicos…

El gato Cazo, que ha estado a punto de convertirse en guiso, se ha quedado dormido enseguida tras el despegue.

—Han sido unas vacaciones fascinantes —comenta Augusto.

—Que han servido para devolvernos a nuestro número diez… —añade Champignon.

—Estoy seguro de que Nico disputará una gran fase de vuelta —afirma el chófer del Cebojet.

—Sí, querido amigo —coincide el cocinero-entrenador acariciándose el bigote por el lado derecho—. Con la ayuda de Sun Tzu y de Ronaldinho, ¡nuestro número diez liderará la remontada de los Cebolletas!

En mitad del vuelo, cuando casi todos duermen, se oye «cri-cri… cri-cricri-cri».

Una azafata se levanta de su asiento y se dirige hacia la zona de los Cebolletas. Tomi da dos palmadas, y el grillo se calla dentro de la mochila.

La azafata se sigue acercando. El capitán cierra los ojos y finge dormir. En cuanto se aleja la mujer, abre la cremallera y susurra:

—¡Eva, deja de parlotear y duerme! Si no nos harán bajar en paracaídas…

El capitán vuelve a cerrar la mochila y se queda dormido.

Sueña con cometas, acróbatas y una chica que lleva un vestido largo, estampado con dragones dorados.

¿De verdad logrará Nico liderar la remontada de los Cebolletas en la segunda fase de la liga?

¿Y qué tiene que ver Ronaldinho?

¿Qué acogida tendrá todo el té que lleva Gaston a su Paraíso?

¿Se encontrarán en el cielo a la misma hora las cometas de Eva y Tomi?

¿Funcionarán también en España los consejos tácticos de Sun Tzu?

Lo descubrirás en el próximo libro.

¡Hasta pronto! O, más bien, ¡hasta prontísimo!

«¡Choca esa cebolla!»