Los chicos del Real Madrid juegan hoy contra los Ángeles de Villamejor, una pequeña población de la Comunidad de Madrid.

A Tomi ha venido a verlo Fidu, que se acerca a la valla y llama a su excapitán.

—¿Qué haces aquí? —pregunta Tomi, sorprendido.

—No podía faltar a la cita: ¡quiero ver a los representantes de la mejor villa de Madrid! —explica el portero—. En cuanto he visto el nombre, he comprendido que tenía que venir.

El delantero centro sonríe y se vuelve a calentar junto a sus compañeros.

Pero el portero no ha ido a seguir el partido de su excapitán atraído solamente por el nombre sugerente de la población. Quiere comprobar hasta qué punto juegan bien los porteros en un campeonato tan prestigioso, para ver si estaría a su altura.

Sueña con que, al final de un encuentro, un señor se le acerca, como le ocurrió a Tomi, y le pregunta si quiere entrar en el Madrid. Fidu acepta y, durante los entrenamientos, conoce al gran Iker Casillas. Pero ya tiene decidido que, en ese caso, no dejaría a los Cebolletas antes de haber ganado el campeonato.

Empieza el partido. Esta vez también el equilibrio dura poco. Los chicos de Julián son mucho mejores que sus rivales y Dudú está hecho una auténtica fiera. El encuentro se juega en tres partes y, en la primera, que acaba 0 a 12, ¡el delantero africano mete siete goles!

Los Ángeles hacen todo lo que pueden, pero probablemente sean el equipo más débil del campeonato y, en el segundo tiempo, cuando entran los reservas, la diferencia se agranda todavía más, pues acaba con un parcial de 0 a 15.

Tomi quiere lucirse delante de su amigo Fidu, que ha venido a verlo en un partido a domicilio, y hace todo lo que puede para demostrar que no tiene nada que envidiar a Dudú. Lo logra con un juego maravilloso, hasta el punto de que mete seis goles, algunos realmente espectaculares.

Al tercero, Fidu, que está sentado en la tribuna junto a Armando, se pone en pie y aplaude.