2- SÉ LA CAUSA

Deja que te cuente una historia. Hace unos años, me encontraba una noche a punto de irme a casa cuando mis amigos me convencieron a quedarme media hora más. Les acompañé a un local al que entré sin intención de consumir, y al poco de sentarme con mis amigos, decidí ir al baño. Me levanté pero no sabía dónde estaba, así que le pregunté a la camarera. Y sé que recordaré siempre su modo amable de indicarme algo tan simple, sonriendo con la cabeza levemente inclinada. Al volver a la mesa me ocurrió lo que probablemente nos ha ocurrido a muchos: ya sólo podía pensar en ella.

Mi cabeza era una vorágine de ideas mientras mi mirada seguía sus movimientos: qué le digo, estará harta de chicos que intentan conocerla por la noche, quizá pueda volver otro día, cómo podría diferenciarme...

Como dice la canción, “me echó un cable la lluvia”, ya que comenzó una de esas lluvias de final de verano en la cual cada año sale un señor mayor diciendo que “hacía setenta años que no llovía así”.

Bien, aquel contratiempo nos impidió salir de allí durante unos minutos, así que en cierto momento en que ambos esperábamos en la puerta a que el agua amainara, actúe. Y lo importante en esta ocasión, no es contar qué le dije, sino comunicarte, lector, que nos dimos el contacto y aquello fue el principio de una relación de varios años sin la cual no sería quien soy.

Piénsalo: si me hubiese ido antes a casa, si no hubiese decidido ir al baño, si no se hubiese puesto a llover... la relación entre esa increíble mujer y yo no formaría parte de mi vida. Y es que la vida funciona así: orígenes tremendamente frágiles pueden tener causas inimaginablemente sólidas.

Así pues, si has decidido comenzar a “seducir de día”, has decidido comenzar a ser la causa de que historias increíbles sucedan. No sabes qué consecuencias tendrá esa sonrisa que vas a provocar en un desconocido o desconocida, pero he tenido alumnos que por un simple “hola” a una imponente mujer de ojos verdes, han terminado pasando tres meses en Canadá conociendo a su familia.

“Ser la causa” es tomar las riendas de lo que quieres que pase en tu vida. Es actuar sabiendo que las consecuencias de hacerlo te puede llevar a vivir aventuras inolvidables. Es moverte con curiosidad en tu día a día y no dejar pasar oportunidades. Es sumergirte en un río de probabilidades, donde te van a suceder historias que no imaginas y no sucederán si no eres la causa. Así que decide: ¿quieres ser la causa, o la consecuencia?

Ahora bien, deja que te advierta. Si vas a ser la causa, no significa que siempre las cosas vayan a salir como deseas. De hecho, si vas a comenzar a seducir de día, prepárate para esa chica que no te dará su número, para esa otra que no responderá a tus mensajes, o para aquella que cuando todo iba bien, te dirá que ha empezado una relación con otra persona. Prepárate para situaciones no deseadas. Pero querido lector, todas esas situaciones palidecerán, cuando un sábado por la mañana despiertes abrazado junto a la persona deseada, la mires, y pienses: yo fui la causa.

Ejemplo de esta clave usada para seducir de día:

(Después de estar hablando un rato) “Pues Antoni, no sé si nos gustaremos, pero a saber si como consecuencia de estar en contacto terminamos escribiendo un libro, yendo de viaje a La India, o terminas conociendo a mi amiga china y es el amor de tu vida. Pero cualquiera de esas opciones será como consecuencia de habernos parado a conocernos y darnos el teléfono, ¿no es divertido?”.

Ejercicio:

Piensa y escribe una situación similar a la que he contado al principio de la clave. Debe terminar con una fórmula como la siguiente: “si no hubiese hecho A, B no formaría parte de mi vida”. Procura que A sea lo más frágil o casual, y B sea algo importante en tu vida. Crea tres recuerdos como este y úsalos como fuente de motivación para actuar cuando te cueste.

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