Capítulo Doce
Las piezas perdidas
Cruger se dirigió al VETAC más cercano — ¿Dónde está VC5? —
— Podría hablar conmigo mismo — contestó el VETAC — Yo soy VC5. Todos lo somos —
— No es lo suficientemente satisfactorio. Necesito a tu comandante — señaló el suelo bajo sus pies — Ahora —
— Es lento y poco eficiente que vaya. No se gana nada — contestó VC5 a través de la unidad VETAC.
—Entonces nos veremos a mitad camino — dijo Cruger — Ya que como soy de la vieja escuela prefiero hablar en persona en vez de a través de representantes — golpeó el pecho del VETAC con el dorso de la mano — Por muy eficiente que sea —
— Muy bien —
Cruger sonrió — Bien — Entonces se volvió, señalando hacía en lugar en el que había dejado caer su casco, que había rodado por el suelo — Las unidades de comunicación de esa zona están apagadas — dijo — pero os daré la frecuencia de mando que Trayx y sus compinches están usando — le sonrió a Haden — eso debería acortar algunos procedimientos. —
Ella había bajado el visor de su casco de nuevo, y Cruger no podía verle la cara.
— Si señor — dijo.
— Lo has hecho bien, Haden — Cruger miró de pasada el cuerpo inerte de Darkling que yacía unos metros más adelante en el pasillo — Tomaste la decisión correcta — Estaba exultante. Funcionaba, todo estaba saliendo tal y como lo había planeado — El Imperio empieza aquí — suspiró.
El martilleo de la puerta parecía ir en aumento.
— ¿Cuánto tiempo podrán retenerlos esas puertas? —preguntó Jamie.
— Quién sabe — dijo Trayx encogiéndose de hombros — Hay postigos que podemos poner detrás de las puertas, y podemos utilizar dos puestos. Pero ninguno aguantará mucho tiempo. —
El Doctor tosió suavemente — ¿Y cómo les vas a Victoria y tu mujer? —
— Acaban de pasar la Suite Baygent — dijo Prion — hasta ahora no han tenido problemas, pero están cerca del punto por el que los VETACs entraron en la fortaleza. Avanzan con precaución —
Jamie frunció el entrecejo — ¿Cómo lo sabes? —
Como siempre, la respuesta de Prion estaba desprovista de emoción — Howper y Sanjak tienen abierto el canal de comunicación. Van actualizando el estado y los progresos que hacen. Es fácil seguirlos -
— No como Cruger y su equipo — añadió Trayx.
— ¿Por qué? ¿Qué les ha pasado? —
— No hay información — dijo Prion — Gunson no muestra ninguna señal y el canal de Darkling también se cerró hace un rato —
— ¿Y Cruger? —Preguntó Kesar — ¿Qué hay de él? -
— No hay información. Su comunicador no envía ninguna señal. Tampoco el de la soldado Haden.
— Entonces estamos solos — comentó Kesar.
El Doctor se aclaró la garganta — Eh... de hecho, puede que eso no sea tan malo — dijo.
Mientras avanzaba por la fortaleza para encontrarse con el General Cruger, VC5 se coló en el canal de comunicación de Trayx. Resultaba fácil programar una máquina virtual incorporada a su procesador para que canalizara y extrajera la información más relevante. A los pocos segundos se desviaba una patrulla VETAC para interceptar al pequeño grupo de humanos que trataban de llegar a la lanzadera de Trayx.
— Estamos en la última sección — les dijo Howper — cinco minutos más y habremos llegado. Estaremos a salvo —
— Gracias a Dios — dijo Victoria.
Tras ella, Sanjak informaba a Prion de su posición.
La oscuridad era absoluta. Era cómoda, caliente y acogedora. Pero poco a poco iba haciéndose más dura, y en el fondo de su mente Darkling podía ver un pequeño punto de luz roja. Parecía crecer y acercarse apresuradamente hacia él.
De repente se despertó. Estaba de cara a una baldosa, podía ver su rugosa superficie. Su cabeza palpitaba mientras intentaba sentarse. Oía voces amortiguadas, y entonces recordó dónde estaba. Se quedó helado, volviéndose lentamente para ver qué pasaba.
En el pasillo, un grupo de VETACs se alejaban de él. Cruger iba con ellos.
Y Haden.
Haden, quién le había disparado. Que le había disparado con la blaster programada a la mínima potencia, suficiente para impactarle. El resto (el retroceder y caer) dependía de él. A él le había tocado hacerlo creíble, y si no lo hubiera hecho bien los dos estarían muertos. El dolor de cabeza provocado por un mal cálculo al chocar contra la pared era un pequeño precio a pagar.
Activó el comunicador, pero no había más que ruido de fondo. Cuando los VETACs desaparecieron por la esquina, Darkling se quitó el casco. Inhaló profundamente durante unos segundos. Entonces le dio la vuelta al casco, palpando las conexiones entre el micrófono de la garganta y los auriculares. Uno de los conectores estaba suelto. Le dio unas vueltas con los dedos tratando de encajarlo de nuevo.
— Adelante — le susurró al interior del caso tan alto como se atrevió — ¿Puede oírme alguien? —
Pero seguía oyéndose sólo estática. Pensó en su situación. Sería posible volver al Área Segura, a Trayx e informar en persona. Pero probablemente Cruger tenía razón: los VETACs ya habrán llegado. La mejor opción era seguir a Cruger y tratar de averiguar qué estaba pasando. Mientras tanto podría intentar arreglar su comunicador, o encontrar otro.
Se balanceó al levantarse, sus pies que parecían de otra persona, y vio el cuerpo de Gunson echado en el pasillo. Se arrastró hasta él, le dio la vuelta y alargó la mano para coger el maltrecho casco. Al ver que la unidad de comunicación estaba destrozada sin arreglo casi sintió alivio. Retirar el casco, ver lo que había quedado dentro y esparcirlo por el suelo, no era algo que le apeteciera.
Fue tan repentino como inesperado. Victoria se abría camino entre una habitación poco amueblada. Helana Trayx iba cerca de ella mientras pasaban entre un tapiz desteñido colgado de una pared y una mesa baja situada en medio de la habitación. Del otro lado de la habitación, un hombre mayor observaba desde un polvoriento retrato, sus ojos pintados siguiendo sus dudosos progresos.Delante de ellos Sanjak echaba un vistazo al pasillo a través de la puerta.
Un segundo después se oyó un grito detrás suyo. Howper los adelantaba corriendo, saltando la mesa, cuando su pie se enganchó haciendo que saltara por los aires, mientras cogía de la mano a Victoria y la arrastraba. Victoria agarró la mano de Helana y la arrastró detrás de ellos. El tapiz estalló a su lado en una bola de fuego e hilos anaranjada, y Helana gritó.
Un rayo de energía pasó sobre la cabeza de Victoria, venía de un lugar frente a ellos. Por un segundo pensó que estaban acorralados y entonces vio a Sanjak recortado contra la entrada. Un penacho de humo salía del cañón de su pistola mientras les gritaba que corrieran.
Victoria se arriesgó y miró por encima de su hombro al llegar a la puerta. Deseó no haberlo hecho.
El VETAC más avanzado había llegado hasta donde estaba la mesa baja, derribada por el pie de Howper. Parecía que no la había visto mientras corría. Para lo grandes que eran, las criaturas eran realmente rápidas. La pesada bota de metal de robot cayó sobre la mesa, haciéndola trizas mientras el VETAC corría hacia su presa. Los VETACs que iban tras él agravaban la destrucción, haciendo estallar la madera hasta convertirla en serrín y astillas bajo sus pies.
El hecho de que hubieran estado siguiendo la ruta de una de sus patrullas habituales era una ventaja para Darkling. Las tardes de aburrimiento absoluto eran, por fin, de alguna utilidad, pensó mientras se metía en una alcoba. Podía seguirlos a una cierta distancia sin mucho riesgo de ser descubierto. Durante un momento, Haden había mirado atrás. Resultaba imposible saber si sabía que estaba allí. Posiblemente pensaba que ya habría recobrado la consciencia y los estaba siguiendo, pero no podía saber que su comunicador estaba roto cuando redujo la potencia de su arma al mínimo. A lo mejor pensaba que estaba pidiendo refuerzos. Aunque de dónde podría sacarlos era una buena pregunta.
Estaban cerca del Salón Banqueting. Quizás aquél era su destino. Darkling se acercó tanto como pudo. Intentaba oír lo que decía Cruger al mismo tiempo que toquiteaba las conexiones de su caso, desesperado por establecer contacto.
Cuanto más se acercaban más obvio resultaba que los VETACs habían establecido una especie de centro de mando en el Salón Banqueting. Al acercarse, Darkling pudo ver las hileras de figuras plateadas inmóviles en el interior de la habitación, esperando. El salón estaba iluminado en su mayoría por las velas que Logall y sus hombres habían traído. La titilante luz se reflejaba en las superficies angulares de las tropas VETAC, haciendo que toda la habitación pareciera iluminada por llamas danzarinas.
Cruger y su grupo estaban en la puerta — ¿Una guardia de honor? — preguntaba —Puedes decir a tu comandante que la Quinta Legión se ha defendido bien hoy.
— Me lo puedes decir tu mismo — dijo una fuerte voz metálica mientras la puerta se cerraba tras Cruger, Haden y los guardias VETAC.
Darkling oyó la respuesta a duras penas, y casi no se dio ni cuenta de que la puerta los había separado de él. Estaba de pie en la alcoba con la boca abierta de la sorpresa. ¿La Quinta Legión? ¿Que demonios estaba pasando aquí? Se dejó caer en el suelo, arrancando el forro de su casco. Ahora sí que tenía que hacer que los circuitos funcionaran, tenía que conseguirlo.
El Doctor y Kesar estaban jugando al ajedrez, para mayor disgusto de Jamie. Apenas podía seguir el juego , más bien las acciones principales, salvando las complicaciones y los matices. Aún así sentía que era una distracción de asuntos más importantes. Los golpes en la puerta principal eran más insistentes y regulares que nunca, y Prion les iba pasando noticias sobre los avances de Victoria que sugerían cierto peligro.
— ¿Cruger es un buen jugador de ajedrez? - preguntó repentinamente el Doctor.
Kesar se quedó a mitad movimiento. Lo completó poniendo uno de sus alfiles en un punto más adelantado del tablero – Le gusta pensar que sí – la respuesta era considerada, el tempo de la voz electrónica comedido, como si se ajustara al metrónomo que eran los golpes producidos por el asalto VETAC.
— Quieres decir que no lo es — el Doctor parecía hacer su jugada sin ni siquiera mirar el tablero, sin tener en cuenta el de Kesar.
— Es impulsivo, más dado a los actos temperamentales y a la emoción antes que a la razón y la lógica.
— Oí que dijo eso de usted también. — Ahora el Doctor dio un vistazo al tablero. — Pero su juego parece desmentir estos rumores.
La máscara de Kesar se inclinó ligeramente de modo que se encaró directamente al Doctor. — La derrota nos hace filósofos a todos. — dijo.
— Excepto a Cruger, por lo que parece.
— Quizás aún tiene que admitir su derrota.
El Doctor empujó su reina sobre el tablero. De nuevo, él parecía no hacer caso al movimiento. — ¿Entonces, la noche que Remas fue asesinado, estaban jugando al ajedrez?
— Lo estábamos. Yo estaba aquí. Cruger estaba en sus habitaciones.
— Ya veo. — El rostro del Doctor mostró una sonrisa. — He visto las cintas. ¿Cómo piensa que Cruger jugó aquella noche? ¿Tan impulsivo como siempre?
— Dígamelo usted. Creo que ha visto las cintas.
El Doctor se inclinó hacia atrás, juntando sus dedos. — Lo hice — dijo. — Jaque, por cierto. — Esperó mientras Kesar consideraba su siguiente movimiento. Entonces, mientras Kesar trajo el alfil para tomar la torre del Doctor, continuó. — Su juego parecía bastante uniforme y lógico para mí. Un poco aburrido, sin inspiración, incluso. Seguro.
— No fue un juego típico.
— Pensé que podía decir eso. — El Doctor movió su reina de nuevo.
— Pero era similar al juego que había jugado contra mí. Cuando Sponslor murió. — ¿Qué estaba diciendo, Doctor? — Kesar estaba estudiando el tablero. Su mano vaciló sobre una pieza, entonces se movió hacia otra. Pero aun no hizo ningún movimiento.
— Oh, perdón. Jaque Mate.
Kesar estaba volcando a su rey cuando Prion los llamó. La mano de Kesar se congeló con sus palabras.
— Estoy recibiendo una señal de Darkling. — dijo Prion. — Está fragmentada, con interferencias. Pero dice que los VETACs son de la Quinta Legión.
— Imposible. La voz de Kesar sonó como un sonido oxidado. — Eso es imposible.
— Oh ¿y por qué? — preguntó Jamie.
— Porque no existe la Quinta Legión.
Trayx estaba junto a ellos ahora. — No lo sabemos, — dijo tranquilamente. — No sabemos nada con certeza sobre la Quinta.
—¿Oh?, dijo el Doctor. Su actitud era aparentemente casual, pero Jamie podía ver que sus ojos se movían de Trayx a Kesar.
— La Quinta Legión desapareció, Doctor. Trayx se
sentó entre el Doctor y Kesar.
— Justo antes del comienzo de unaa guerra civil, que estaba
poniendo fin a una rebelión en uno de los mundos fronterizos. Una
tarea bastante simple.
— Entonces, ¿qué pasó? Preguntó Jamie.
— Nadie lo sabe. Se desvanecieron. Desaparecieron de la faz de la República.
Kesar lentamente se puso de pie. — Hasta ahora, parece ser. Parecía estar mirando hacia el espacio, a pesar de que con la máscara eso hacía imposible estar seguro.
— Hay una alta probabilidad de que su aparición aquí está conectada a la guerra, dijo Prion, y Jamie se dio cuenta de que incluso a través de la habitación, el robot podía oír perfectamente todo lo que se decía.
— ¿Y eso porque? Preguntó el Doctor.
— Si no fuera por la Quinta Legión, respondió Trayx. — Yo no podría haber hablado en contra de Kesar. En cuyo caso, con toda probabilidad, él ahora sería emperador de Haddron.
Darkling se apretó aún más en las sombras de la alcoba. Estaba seguro de que había logrado llegar hasta Prion antes de que la unidad de comunicaciones fuera recogida de nuevo. Unas pocas palabras sólo, pero debería ser suficiente. Su problema ahora es qué hacer a continuación. Era evidente que él nunca podría llegar a través de la fortaleza hasta el área segura sin ser descubierto por una patrulla Vetac, por lo que sus opciones eran limitadas en cierta medida.
Añadido a esto, estaba cansado. Muy cansado. Su cabeza seguía latiendo y él estaba teniendo problemas para pensar. Trató de concentrarse. Conocía esta fortaleza, conocía esta área en particular. ¿Cuál sería el mejor lugar, el lugar más seguro para refugiarse?
Todo lo que Victoria podía oír era el sonido de su propia respiración mientras se tropezó después de Sanjak y Helana. Su mundo entero estaba a sus pies, en el suelo de piedra y el sonido de sus estertores y jadeos. Sus pulmones le dolían y tenía la garganta entrecortada por el esfuerzo.
Detrás de Victoria, Howper estaba gritando en el micrófono del casco.
La patrulla Vetac apareció delante de ellos, en el cruce con el siguiente corredor. El primero de muchos. Helana estaba gritando, Sanjak gritaba mientras llevaba a rastras a la mujer por otro camino y metiéndola por una apertura por la que acababan de pasar. Howper disparó una gran ráfaga de su arma y siguió después de ellos. La puerta explotó después de que él continuara.
— ¿Cómo... cómo saben dónde estamos? — tartamudeó Helana entre gritos ahogados mientras intentaba respirar.
— No lo sé. — Dijo Sanjak, empujando a Helana y a Victoria hacia adelanta—. Pero lo saben.
Ahora estaban descendiendo por un pasillo, Howper gritándoles que se dieran prisa. Trozos de piedra salieron dispararas de las paredes a su alrededor mientras el fuego barría el pasillo, ganándolos mientras corrían hasta el final.
El dolor fue repentino e intenso, machacando el hombro de Victoria. Lo primero que pensó fue que la habían golpeado, luego se percató de que Helana había tropezado, estaba cayendo, su peso empujando a Victoria. Sanjak estaba tirándola de espaldas a sus pies, Howper patinando sobre las losas mientras intentaba no estrellarse contra ellas, golpearlas volando.
Entonces, en medio de todo eso, una explosión de llamas naranjas irrumpió en medio del pesado aire. Helana volvió a gritar, agarrándose el brazo mientras giraba y caía lejos del fuego. Howper se volvió, disparando salvajemente hacia el pasillo. Sanjak estaba aún sujetando a las dos mujeres, arrastrándolas hacia delante, inconsciente de sus gritos y voceríos y berridos, dientes apretados mientras luchaba por hacerlas caminar a empujones.
Fue sólo cuando giraron la esquina, mientras Victoria oía el pesado sonido de las botas metálicas sobre el suelo de piedra, cuando se percató de que Howper ya no estaba detrás suya. Le había gritado a Sanjak que se detuviera, intentado hacerse oír por encima de los estampidos percusivos y los gritos de dolor de Helana.
Pero Sanjak estaba aún empujándolas.
— Olvídalo — le gritó a ella—. Ya es demasiado tarde para ayudarlo.
La sala brilló con el tintineó de una luz de vela. Era difícil para Haden distinguir qué era un ornamento y qué era un VETAC silencioso e inmóvil. Había luchado en la misma batalla que los destacamentos VETAC, por supuesto. Aunque hasta la guerra civil, ella nunca había tenido que luchar contra ellos. Pero cual sea del lado en el que continuaran, ellos eran tan impresionantes y espantosos como mortales y eficientes.
Por razones puramente prácticas, el comandante VETAC y su teniente era más voluminosos que las tropas. Para los dirigentes la movilidad y la velocidad eran menos importantes que la defensa. Para la Quinta Legión, VC5 era un centro de comandos andante con VL9 como copia de seguridad y personal de mando al mismo tiempo. Como en cualquier unidad militar, había un cierto grado de libertad a la hora de seguir órdenes, pero en general un legionario VETAC no era capaz de tomar decisiones. Era un procesador relativamente básico, desprovisto de Inteligencia Artificial y un soporte de sistema avanzado, simplemente no estaba a la altura de la tarea.
Ni Haden ni Cruger eran particularmente altos y de pie entre VC5 y VL9 eran claramente eclipsados por las enormes figuras de metal. Pero mientras que Haden estaba insegura, sin saber lo que estaba pasando o de qué lado estaban realmente los VETACs (o ella misma), Cruger se mostraba firme y seguro.
— Acabo de proporcionarle la frecuencia de comandos del enemigo – dijo él con voz suave — Permítame ofrecerle otro gesto más de buena voluntad.
— Su perfil está en la cadena de comandos — dijo VL9 — Ningún gesto es necesario.
— Me complace. En cuanto a la estrategia militar para vencer a Trayx, lo dejo en sus manos. No pretendo ser un rival para él en el campo de batalla. Por lo menos aprendí eso en Trophinamon.
— ¿Qué es este gesto? — demandó VC5.
— Un aliado. Acceso a alguien dentro del grupo de Trayx que trabajará para tí.
— ¿Un traidor?
Cruger sonrió — En cierto modo. Y de nuevo, es la persona en quien más confía Trayx – sonrió a Haden – Ves, cualquiera puede ser sobornado, si tienes la palanca correcta. O el rango de frecuencia correcto.
— ¿Y qué le pasó a esta Quinta Legión? — preguntó Jamie — ¿Por qué es tan importante?
Trayx hizo un gesto a Prion para que contestara – Estaban de servicio fuera de la frontera, entre los mundos fronterizos de la República. Su última misión era sofocar una rebelión en Sertus Menor. Nunca reportaron nada.
— Bueno, tal vez esos rebeldes acabaron con ellos. Eso es posible ¿no?
Trayx negó con la cabeza — El equipo de socorro encontró que la rebelión había sido aplastada. Sertus Menor estaba completamente bajo control. Había sido un pequeño desacuerdo sobre cambios en el cobro de impuestos desde Haddron. Realmente no fue una rebelión después de todo.
— ¿No estaban enviando la legión de los VETACS hasta el extremo del caso?— preguntó El Doctor.
— Política estándar, Doctor. No nos podemos permitir el disenso, especialmente, lejos de Haddron. Deje escapar un mundo y los demás le seguirán.
— Entonces ¿quiénes eran esos rebeldes— preguntó Jamie— ¿Solo gente ordinaria que no paga sus tasas?
— En efecto- aisntió Trayx.
— ¿Y acabaron con ellos?
— Como ya he dicho, es la política estándar. Sabían lo que había cuando rehusaron las tasas.
— Si, bueno tal vez, simplemente, no podían permitirse el lujo de pagar— añadió Jamie de nuevo.-¿O no crees eso?
— No creo que ese sea el tema — dijo Trayx con fuerza— ¿Oh, no?
El Doctor cogió a Jamie de la mano.— Es un problema, sin duda, pero hay asuntos más importantes en este momento— se volvió a Trayx— Tienes que perdonar a mi amigo— dijo— pero ha estado en recibiendo un poder poniéndose a sí mismo en la rebelión— . Continuó rápidamente antes de que Trayx y Jamie pudiesen responder a eso.— Cuando tengamos un momento tal vez podríamos hablar de algunas formas alternativas en las que puedas mantener tu alcance sin necesidad de aniquilar poblaciones enteras.
— Pero Doctor— comenzó Jamie.
— Ahora Jamie — le interrumpió El Doctor— tenemos que reconocer que si no se aprueba, que no pudiste manejar el imperio, perdón, una república, cruzando por media galaxia siendo amable con la gente.
Se volvió a Trayx y Prion.— Ahora, dijiste alguna cosa sobre la Quinta Legión siendo responsable de la guerra civil.
Trayx miró a Prion, pero no le contestó. En su lugar, fue Kesar quien habló: — La Quinta Legión era leal a Kesar, a mi. Cuando se desvaneció, fue visto como una indicación final que yo era incapaz de gobernar. Se usó como base por las fuerzas antiimperiales.
— Fue un momento decisivo-asintió Trayx.— Cuando Mathesohn y Frehling me dijeron que Kesar habia perdido la Quinta. Ese fue el momento cuando, finalmente decidí lo que tenía que hacer.
— ¿Y eso era oponerse a Kesar?— pregunto El Doctor. Trayx asintió con la cabeza. — Y ahora la Quinta Legión vuelve a aparecer tan de repente como inesperadamente desapareció.
— Lo que sugiere — dijo Trayx lentamente — que su desaparición fue ingeniada para tener exactamente ese efecto dió que debia. Dadas sus obvias misiones, podría deducir que la Legion estaba, de alguna manera, reclutada por Mathesohn.
—¿Cuál es tu analisis, Prion?
Pero sin embargo Prion no dijo nada. El estaba absolutamente quieto, sus ojos aparentemente se centraban en un lejano muro de la habitación.
— ¿Prion? — Trayx dio un paso hacia su ADC- ¿Estas bien?
Prion giró lentamente, como respuesta, hasta estar mirando fijamente la cara de Trayx. Entonces, sin cambiar su expresión, sin hacer ruido ni comentar, se lanzó al General al cargo. Las manos de Prion se extendieron, cerrandose alrededor del cuello de Trayx, conduciendole al suelo.
— Frequencia abierta.—informó VL9 — Control establecido.
Una imagen se deslizó de la nada sobre la mesa del banquete, proyectada desde una pequeña unidad dentro del torso superior de VL9. Era lo que veia Prion.
Haden miró fijamente la imagen. Estaba teñida de rojo, puede que por la forma de la que fuera transmitida y mostrada o por las luces de emergencia de la habitación de kesar. La cara de trayx estaba mirandola fijamente a ella, sus ojos abiertos, hinchados, se veían sus manos justo alborde inferior de la imagen miéntras intentaba desesperadamente romper el agarre de Prion en su cuello. El fondo se movía, con prisa gente detras de Trayx, las paredes fueron moviendose rapidamente, el suelo se balanceaba en la visión de Prion mientras lo empujaba al suelo que estaba sobre él.
Ella miro fijamente las imagenes, boca abierta con una mezcla de horror e incredulidad. Ella apenas se dió cuenta que el debil sonido que venía de detras de ella era una risita callada de satisfacción de Cruger.
El Doctor fue el primero en alcanzarles. El intento en vano deshacer el agarrre de Prion en el cuello de Trayx. Jamie estaba justo detras de él en nada, añadiendo sus fuerzas a las del Doctor. Lazro, el guarda que estaba montando guardia en la puerta de la habitación de kesar estaba corriendo para unirse a ellos, alejando a Prion. Incluso kesar ayudó a Lazro, y finalmente consiguieron que Prion se alejara. Al mismo tiempo, Jaime finalmente consigió meter sus dedos bajo los de Prion y hacer que se suelten. Trayx se lanzó hacia atras, jadeando y resoplando por aire mientras caía al suelo.
Prion se giró, luchando violentamente para quitarse a sus atacantes, Kesar fue lanzado a través de la habitación, El Doctor y Jamie corrían para agarrar los brazos de Prion, pero ya se aferraba a Lazro. Lo tenía cogido por los hombros y lo estaba levantando del suelo.
Jamie estiró del brazo de Prion, tratando de arrastrarlo de nuevo al suelo, prácticamente colgando de él. Lazro gritaba, intentando soltarse. El Doctor rasgaba la túnica de Prion, gritándole a Jamie que mantuviera quieto el automatron un momento.
De repente, Lazro salió volando a través de la habitación y chocó contra la pared, golpeándose la cabeza con un sonoro crujido. Se deslizó hasta el suelo lentamente, con los pies encogidos sobre el resto de su cuerpo. Su cabeza estaba apoyada en el suelo en un ángulo extraño, soportando la mayoría de su peso. Un reguero de sangre escapaba de de la comisura de su boca, bajando por su mejilla hasta un ojo sin vida.
Prion se volvió con sus manos alrededor de los hombros de Jamie, igual que un momento atrás en los de Lazro.
— ¡Me ha cogido, Doctor! — gritó Jamie — ¡Date prisa!
Kesar ayudaba a Trayx a ponerse en pie, arrastrándose hasta donde las figuras seguían luchando.
Trayx sacó una pistola de mano de la cartuchera que colgaba de su costado.
— ¡Apartaos! — gritó, alzando el arma.
— ¡No! -— gritó el Doctor. Su mano estaba dentro de la túnica agarrando el pecho de Prion – Casi he llegado, aguanta Jamie -
— ¿Qué?— gritó Jamie. Estaba sobre la cabeza de Prion, agitando brazos y piernas, dando patadas mientras intentaba soltarse, aunque sin conseguirlo. Prion estaba preparado para lanzarlo tras Lazro. Y seguía en la misma posición.
El Doctor dio un paso atrás sonriendo — Ya está — dijo con una satisfacción evidente – Eso debería bastar -
— Doctor — la voz de Jamie sonaba más calmada. Había parado de moverse al darse cuenta de que Prion estaba paralizado, aunque el agarrón del robot seguía en su sitio - ¿Cómo bajo?
La sonrisa del Doctor dio paso a un entrecejo fruncido — Oh — dijo — No tengo ni idea.
La imagen sobre la mesa desapareció repentinamente. Por un momento había mostrado la cara de Jamie boca abajo, como si Prion hubiera estado a punto de lanzarlo por la habitación, y entonces desapareció. Nada.
—Contacto perdido —dijo VL9—. Unidad Automaton Primaria desactivada—. La silenciosa risa de Cruger se volvió en un gruñido de molestia. Inadvertida, en la apagada galería por encima de él, una oscura figura se movió, yendo de un lado a otro entre las balaustradas.
En lo más profundo de las sombras, Darkling se relajó tan cómodamente como pudo para mirar la escena debajo. Reprimió un bostezo, sacudiendo su cabeza en un vano esfuerzo por aclararse. Unos momentos después, estaba dormido.
—Eso es —El Doctor hizo volver a su posición a la túnica de Prion y le quitó el polvo con el dorso de la mano—. Puedes bajar a Jamie, ahora —dijo.
—Por supuesto —respondió Prion, balanceando lentamente a Jamie hasta el suelo.
Tan pronto como Prion lo soltó, Jamie retrocedió, lejos del robot. —Mantente lejos de mí, monstruo de metal.
-
¿Qué ha sucedido? —Prion simplemente preguntó.
Alguien accedió a tu frecuencia de comandos —le contó el Doctor—. Me temo que las cosas aquí se tornaron algo desagradables por un momento.
—Entonces, es posible que lo hagan otra vez —observó Prion sin emoción—. Tendrás que clausurar esta unidad.
—Sí —acordó Jamie—, bueno, estoy a favor de eso.
—Parece prudente —dijo Trayx.
—Oh, tonterías —resopló el Doctor—. Lo he configurado para que Prion, aquí, opere en una frecuencia que cambia al azar cada pocos milisegundos. Ni siquiera él sabe en que frecuencia está en un momento dado.
— ¿Es eso posible? —preguntó Kesar.
—Evidentemente.
—Entonces, ¿por qué no es este el procedimiento operativo normal?
—Bueno —admitió el Doctor—, probablemente es un poco avanzado para sus ingenieros, pero afortunadamente me las arreglé para adaptar los sistemas un poco. Así que, mientras nadie haya programado ningún comportamiento desagradable directamente en su núcleo de procesamiento, todo debería estar bien, ahora.
Mientras hablaba, la cabeza de Prion cayó lentamente hacia delante hasta que estuvo mirando al suelo.
—Creo —agregó el Doctor, al ver esto.
Pero Prion ya estaba mirando hacia arriba de nuevo. —Sanjak reporta que les han tendido una emboscada —dijo—. Howper está muerto. Helana Trayx está herida. —Se volteó hacia Trayx. —No es una herida grave.
— Gracias a Dios.
— ¿Qué hay de Victoria? — Preguntó Jamie.
— No hay datos. Sanjak solicita asistencia, dice que los VETACs parecen estar monitorizando sus progresos.
— ¿Dónde están? — Dijo Jamie con algo de brusquedad. — Iré a ayudar.
— No seas tonto, Jamie. — Contestó el Doctor. — Nunca los encontrarás, y no llegarás a tiempo.
— Doctor, Victoria está en peligro. Están pidiendo ayuda. — Jamie no esperó una respuesta, simplemente corrió hacia la puerta.
— Oh no, oh no, oh no. — El Doctor saltaba de una pierna a la otra. — Será mejor que vaya a buscarlo.
— No, Doctor, — Dijo Trayx. — Espera aquí. Yo iré a por él. ¿Dónde está Sanjak?
— Torre Este, nivel tres.
— Dile que decidiremos qué clase de ayuda le podemos ofrecer. — Trayx ya estaba junto a la puerta, gritándole a Jamie que regresara.
— No, espera, — le dijo el Doctor a Prion. — No le digas nada aun.
— ¿Por qué?
— ¿Te está diciendo Sanjak dónde está?
— Sí.
— ¿Todo el rato?
— Su comunicador está encendido, está comunicando sus progresos y todo lo que está ocurriendo.
El Doctor asintió. — Entonces es eso, ¿no lo veis?
Kesar respondió quedamente, — Los VETACs están monitorizando el canal.
El Doctor asintió de nuevo con vigor. — Si pueden hackear tu frecuencia de comando, Prion, escuchar tus comunicaciones les será pan comido. Tan solo dile a Sanjak que corte las comunicaciones. Eso será de más ayuda que más soldados corriendo por ahí y siendo disparados.
Cuando terminó de hablar, Trayx ya había alcanzado a Jamie, y le había dado tiempo de oír sus últimas palabras. — ¿Cómo sabremos qué les está pasando? — Preguntó Trayx.
— No lo sabremos, — concedió el Doctor. — Pero tampoco lo sabrá nadie más. — Posó una mano en el hombro de Jamie. — Eso es de más ayuda para Victoria que cualquier otra cosa que podamos hacer ahora, Jamie, — dijo sin alzar la voz.
Jamie no contestó, pero parecía un poco más dispuesto a esperar.
— Será mejor que le digas a Cruger lo mismo, — dijo Kesar. — Si reestableces contacto alguna vez.
— No vais a reestablecer contacto con Cruger, — respondió el Doctor.
— ¿Oh? ¿Cómo puedes estar tan seguro? — Exigió saber Trayx.
Como respuesta, el Doctor los guio a un rincón de la habitación. — Juguemos una partida de ajedrez, ¿qué os parece? — Elevó la voz. — Ahora, General Cruger. Estoy listo.
Obtuvo su contestación cuando la mesa de ajedrez virtual se materializó frente a ellos. El Doctor dio un paso adelante y movió un peón. — Peón a C4.
Un momento después, un peón negro avanzó. — Peón a G4, — la voz de Cruger sonó claramente.
Jamie estaba anonadado. — Está en su habitación.
El Doctor hizo otra jugada. — No, no lo está, — explicó. — Pero hubo veces en las que quería que pensaras que sí lo estaba.
— ¿Por ejemplo?
— ¿Qué estaba haciendo cuando Remas fue asesinado?
— Estaba — Trayx se detuvo.
— Estaba jugando al ajedrez conmigo, — finalizó Kesar.
— Exactamente. Pero no se lo puede ver en las cintas de vigilancia. Sólo oyes su voz, y ves sus movimientos.
— Y cuando mataron a Sponslor. — Jamie dijo lentamente.
El Doctor asintió. — Estaba jugando al ajedrez contra mí. O eso pensábamos. — Movió un alfil a través del tablero. — En realidad, sólo era una máquina. — Observó la jugada de su rival y movió su reina hacia delante. — Y una máquina muy tonta, debo decir. Jaque. — El Doctor se quedó en frente del tablero con aire desafiante, manos en los bolsillos. — Mate del Loco3 , de hecho.
Darkling observó a Haden girar de nuevo al final del pasillo. Una vez más le llamó la atención una familiaridad lejana.
Y en ese momento, cautivado por el cielo estrellado de Santespri, con el corazón a punto de estallar con admiración—o tal vez algo más—Darkling sentía correr la sangre helada en sus venas. Estaba de nuevo en Tembraka, con el humo de la batalla abrazándolo mientras caminaba hacia adelante a través del barro y las tripas. Entonces de repente, se alejó dejando un pasillo entre él y el enemigo .A los lados del pasillo había un humo resplandeciente, la difusa luz iluminaba el camino que recorría, y brillaba en la figura que tenía delante.
La figura estaba mirando hacia abajo, escogiendo su camino cuidadosamente sobre los restos destrozados de las unidades de ataque y los cuerpos destrozados de los muertos. La armadura del hombre estaba marcada y abollada. Pero las insignias que poseía en el hombro eran claramente visibles al mirar hacia arriba. Como vio Darkling. Al levantar la pistola de Fusión.
Darkling centro su atención en el rostro del hombre, su rostro ennegrecido y ensangrentado, mientras revivía el momento. Un momento entre muchos. Una muerte entre muchas. Millares.
Y él lo vio. Lo supo por su postura. Fue por su expresión al ver a Darkling. Fue por la tensión en su mandíbula al reconocer a su enemigo. Fue por la lucha por coger su arma a tiempo.
Estaba en sus ojos mientras Darkling disparó primero.
Luego desapareció, cubierto por el humo que cubrió el lugar. Llevado por la explosión que aún hacía eco y que había arrojado al hombre hacía atrás, y un cadáver en el barro detrás de él.
Su hermano.
Él estaba seguro. Bueno, casi seguro.
Era posible.
Y Haden seguía sonriéndole, congelada donde estaba, mientras volvía hacia él a lo largo de las almenas. En sus recuerdos, el humo de la batalla se disipo mientras caminaba.
Tal vez confundió la humedad en sus ojos, malinterpretado la forma en que su mandíbula se estremeció, entendiendo mal la emoción que brotaba dentro de él. Ella lo tomó del brazo al pasar, lo arrastró tras ella a la sombra de la pared, tiró de él hacia ella en la penumbra de las estrellas.
Darkling negó con la cabeza mientras ella se quitó el casco.
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No— murmuro él — no, no lo sé.
Ella seguía sonriendo. Ladeó la cabeza ligeramente hacia un lado.
—Si no es ahora — dijo pausadamente — ¿entonces cuando?
Su voz era ronca y seca. Ella dejó caer su casco, buscándolo a él, atrayéndolo a su cabeza.
Quería decir algo. Decírselo. Pero él no era seguro. Era una posibilidad, eso era todo. ¿Y lo hizo cambiar algo? lo echo, echo estaba. Ambos sabían eso. Ambos tenían una vida de momentos contados, su muerte podía esperar en silencio detrás de cualquier puerta o en cualquier otra sonrisa.
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Las cámaras — murmuró — No sabemos si...
Ella se llevó un dedo a los labios.
— Entonces que nos vean bien — dijo mientras se quitaba el dedo y tiró de él hacia ella.
La Cámara Stardial causo menos fascinación a Helana Trayx de la que provoco a su marido. Pero ella sabía cómo le afectó, y no se sorprendió al descubrir que había traído al Doctor aquí. Ella miró a los dos, mientras caminaban alrededor de la cámara, su entusiasmo era evidente de su animado y intencionada manera. Ella no dijo nada hasta que su giro por el círculo exterior trajo al Doctor y Trayx de nuevo a la puerta donde ella esperaba.
— Pensé que te encontraría aquí — dijo en voz baja. Ella no esperaba que su marido demostrara alguna sorpresa en su presencia discreta, pero estaba intrigada de que el Doctor también parecía inconmovible.
Ella sonrió a los dos, y continuó:
— Mi marido tiene una cierta fascinación con este lugar que yo temo que no comparto.
— ¿Fascinación? — Reflexionó el doctor. — Sí, ya lo veo. — Sé aclaró la garganta. — Entonces, ¿qué le fascina, señora Trayx?
—Helana, por favor—se ofreció ella, a modo de evitar la cuestión.
La verdad sea dicha, que ella misma creía más allá de la fascinación.
Helana era joven e ingenua cuando su matrimonio con Milton Trayx se acordó. Estaba obsesionada con él, su caballero heroico, pero muy su pesar nunca pudo verificar a los que decían que ella había estado enamorada. Pero el hecho de que él la había amado nunca estuvo en duda. Desde su primera reunión, en una de las veladas políticas de su padre, Trayx había estado locamente y obviamente enamorada de Helana. Ella había estado presente en gran parte en contra de su voluntad para dar un aire de refinamiento social a una tarde que era descaradamente política. Y ya que ni Trayx ni ella tenían ningún interés en la política, eran natural que disfrutaran de la conversación que le ofrecía el otro.
Ella había caído inmediatamente en trance, y él se había enamorado por primera y probablemente la única vez en su vida. Dado que el matrimonio era bueno para ambas familias, no había habido ninguna objeción al respecto. De hecho, el estímulo a su noviazgo había engendrado seguramente uno de los primeros, y tal vez demasiado matrimonio precoz. Ya Helana empezaba a darse cuenta de que su fascinación con Trayx fue tanto debido a sus diferencias con respecto a la gente que estaba acostumbrada que a sus propios atributos. Helana descubrió que tenía una fijación de igualdad con muchos amigos y colegas de Trayx. Pero cuando conoció al mejor amigo de Trayx, Hans — Kesar fue más allá de la mera fascinación.
Pero la guerra había terminado el asunto. Cuando su marido y Kesar eran amigos y compañeros de trabajo, las reuniones con Kesar habían sido tan sencillas como estimulantes. Pero con el advenimiento de la guerra, dos cosas cambiaron. Primero su acceso a Kesar era de repente imposible. Y en segundo lugar, se dio cuenta de que gran parte de la fascinación que sentía por Kesar era su similitud con Milton Trayx, al fin y al cabo le ofreció más de lo mismo.
Se le ocurrió una noche. Ella estaba sola en su dormitorio, sentada frente a su tocador cepillándose su pelo rubio largo. Trayx estaba lejos, lejos en la guerra. Tal vez luchando en ese momento. Quizás muriendo en ese momento. Poco a poco se dio cuenta que ella miraba, que estaba prestando más atención a la puerta del dormitorio reflejada detrás ella. Estaba esperando a que se abriera, estaba dispuesta a abrir. A abrir y admitir a Trayx. Y ella estaba llorando.
Trayx estaba fuera, y no tenía ni idea de dónde. Ella sólo sabía que él estaba en el peligro más grave, que el futuro de la República entera estaba en las manos de su marido. Sabía que más que nada lo quería allí con ella, quería sus brazos alrededor de ella, quería sentir su aliento en la mejilla y la parte posterior de su cuello. Con su amante y su marido en peligro Helana Trayx estaba sorprendida y encantada al descubrir la verdadera profundidad de su amor por su marido.
Venir a Santespri fue en muchos sentidos la culminación de esa realización. Trayx nunca antes la había acompañado, pero esta vez ella había insistido. Había cosas que tenía que terminar.
Y ella quería que terminasen. Aparte de su deseo de estar con su esposo tanto como le fuera posible, para nunca dejarlo ir de nuevo si podía evitarlo, tenía otra misión. La Y la puerta se detuvo. Lentamente se empezó a levantar de nuevo. Jamie pudo ver al VETAC luchando por aguantar sus piernas bajo el peso, por ponerse en pie, por salvarse.
Entonces Lanphier dio un paso adelante, apuntó cuidadosamente con su pistola, y disparó. El rayo de energía conectó con la muñeca del VETAC, acertando en el punto débil donde la articulación estaba siendo llevada al límite mientras el VETAC levantaba la puerta.
La articulación de la muñeca cedió con un crujido. La mano enguantada del VETAC fue separada de su brazo y cayó al suelo. Incapaz ahora de sostener su lucha contra el peso de la puerta, el VETAC cayó hacia atrás. La puerta se fijó de nuevo en el suelo dejando la mitad inferior de su cuerpo en el otro lado mientras que la cabeza y los hombros estaban apuntando hacia Jamie y su equipo.
— Ahora viene la parte difícil dijo Jamie. — Asintió con la cabeza a Prion, que se acerco cautelosamente al VETAC.
La criatura seguía luchando, agitando y golpeando con sus brazos contra la puerta. Su cabeza estaba girando hacia todos lados violentamente. Rayos de energía pasaron silbando cerca de la oreja de Jamie cuando el VETAC disparó para intentar abrirse paso a través de la puerta, enviando rebates silbando por el pasillo.
— Los brazos — dijo Jamie a Lanphier y Felda — tratad de agarrar los brazos.
Golpearon en los agitados brazos con las culatas de sus pistolas, pero parecía tener poco efecto. Mientras tanto, Prion estaba de rodillas junto a la cabeza del VETAC. Sus dedos se estaban introduciendo en el interior del casco a través del cuello. Jamie se agachó a su lado, intentando controlar la cabeza, mantenerla quieta.
La mano entera de Prion ya estaba dentro del casco, un líquido oscuro y viscoso estaba derramándose sobre su muñeca mientras la cabeza se movía violentamente de lado a lado. Un gruñido bajo empezó a salir del VETAC y sus movimientos se volvieron más violentos.
Uno de sus brazos agarró una de las piernas de Lanphier haciéndolo caer. Chocó pesadamente contra el suelo con una maldición.
— ¿Estás bien? — gritó Felda.
— Viviré.
Entonces, de repente el VETAC se quedó en silencio. El gruñido paró, los brazos se relajaron y cayeron al suelo. Prion retiró su mano del casco. En su palma había un revoltijo pegajoso y grasiento del líquido viscoso. Y en él estaba un pequeño circuito.
— ¿Es eso? — preguntó Jamie.
Prion asintió — Eso es — dijo.
Al Doctor sólo le llevó un minuto conectar el grasiento componente en la electrónica del pecho de Prion. Éste estaba sentado junto al tablero de ajedrez mientras que el Doctor trabajaba bajo su túnica.
— ¿Cómo funciona? — preguntó frotándose las grasientas manos en su pañuelo.
— Accediendo a la red virtual — Prion miró al Doctor — Estoy dentro.
— Bien. Entonces ahora, ¿dónde están siendo retenidos Victoria y los otros?
— El Salón de Banquetes. Cruger y Haden también están allí.
— De acuerdo entonces — El Doctor se incorporó — Vamos.
— ¿Ir? — preguntó Trayx — ¿Ir a dónde?
— A rescatar a Victoria — le dijo Jamie.
— ¿Y cómo propones que hagamos eso, Doctor? — preguntó Kesar.
Con la ayuda de nuestro amigo Prion, aquí presente. Ahora que está conectado a la red de los VETAC, puede mandar una señal que sobrecargue sus red de comandos. Algo que los desorientará y confundirá mientras nosotros rescatamos a Victoria y el resto.
Traxis se quedó boquiabierto — ¿Es eso posible? — le preguntó a Prion — ¿se puede hacer?
— Se puede... — empezó a decir Prion.
— Por supuesto que se puede — interrumpió el Doctor — Ahora sólo necesitamos acercarnos lo suficiente al Salón de Banquetes y entonces enviaremos la señal. Me pregunto si tu hombre Darkling está todavía por allí — sonrió — ¿Quién viene entonces?
— Hay un problema — todo el mundo se giró hacia Prion — En teoría el plan del Doctor es posible — dijo — Pero para emitir tal señal a través de toda la red de comandos se requeriría un energía considerable.
— ¿Cuánta energía? — preguntó el Doctor, su voz se calló de repente.
— Para asegurarnos de que toda la red VETAC es deshabilitada por al menos treinta segundos, cuarenta y siete gigavatios.
Esto no significaba nada para Jamie, aunque sonaba como mucho. — ¿Cuántos tienes en estos momentos? — preguntó.
— ¿Gigavatios?
— Sí.
— Menos de uno — admitió Prion.
— Y — dijo Kesar — ellos han apagado el interruptor principal.
Bueno — dijo Jamie levantando las manos — Eso es todo entonces.
Sí — admitió el Doctor tranquilamente y con rostro sombrío — Me temo que lo es — miró a las expectantes caras de sus amigos – Lo siento – dijo.