Capítulo Dieciocho

Dos horas después, Eve estaba en la torre, explicando la falla en la operacion al jefe Tibble.

- Asumo toda la responsabilidad por el resultado poco satisfactorio de la operación, señor. No es culpa de los oficiales involucrados en el operativo.

- Fue un jodido circo. -Tibble golpeó su enorme puño ligeramente en la superficie del escritorio-. Trifulcas, civiles heridos, el oficial principal corriendo como un bólido alrededor y sobre la cuidad en un vehículo trucado, un jet deportivo de doscientos mil dólares. Las malditas patrullas aéreas de los medios la grabaron disparando a través de la ciudad. Eso se va a ser sencillamente excelente para la imagen del Departamento en la pantalla.

- Discúlpeme, señor -dijo Eve tiesamente-. mi unidad asignada por el Departamento fue recientemente destruida y todavía no la han reemplazado. Opté por utilizar un vehículo personal hasta que una nueva unidad me sea asignada. Las normas de procedimiento del Departamento lo permiten para una contingencia de este tipo.

El puño de él dejó de golpear, mientras su ojos se estrechaban al mirarla.

- ¿Por qué demonios no ha sido reemplazada su unidad?

- La solicitud automática no ha sida procesada por razones que no puedo explicar, jefe Tibble. Mi ayudante presentó hoy otra vez un pedido de reemplazo, y dijeron que podríaa llevar aproximadamente de una semana a nunca.

Él exhaló largamente.

- Idiotas burócratas. Tendrá su reemplazo para las ochocientas, teniente.

- Gracias, señor. No hay duda de que la operacion de hoy fue poco satisfactoria. Sin embargo, el detective McNab identificó las Torres Luxury como el origen de la trasmision de hoy. Me gustaría acompañar al equipo de rastreo y búsqueda desplegado allí.

- ¿Cuántos angulos de esta investigacion intenta manejar personalmente, teniente?

- Todos, señor.

- ¿Y ha considerado que su objetividad puede ser cuestionada en este asunto? En el sentido de que ha empezado a enfrentar su ego con el del asesino. ¿Está usted investigando una serie de homicidios, teniente, o está jugando los juegos de él?

Ella aceptó el tirón de orejas, reconociendo que se lo merecía; pero no retrocedería

- En este momento, señor, no creo que pueda hacer uno sin hacer lo otro. Comprendo que mi desempeño en este asunto ha sido poco satisfactorio. No continuará siendo así.

- Me gustaría saber cómo demonios se supone que le dé un rapapolvo cuando usted sigue golpeándome con eso -empujó el escritorio y se levantó-. Conseidérese oficialmente amonestada. En privado, le diré que no considero inferior su desempeño. He observado las grabaciones de la operacion. Usted comandó bien, teniente, con autoridad y sin vacilación. Su estrategia para atrapar a este perpetuador no podia fallar. Maldito caniche -dijo por lo bajo-, y le fue negado el apoyo aereo debido a alguna falla en el control, falla que será investigada a fondo. Considérese oficialmente apoyada.

- Ahora… -él alzó un pequeño globo transparente lleno de con brillante líquido azul, lo giró haciendo que el diminuto y encerrado mar al voltearlo hizo que el pequeño mar encerrado fluyera y refluyera-. los medios no dudarán en disfrutar a costa de nuestro apuro de hoy. Simplemente tendremos que encajar el golpe. ¿Se contactará él nuevamente con usted?

- Él no será capaz de detenerse. Probablemente tenga un período de silencio, se enfurruñará, tendrá un ataque de genio e intentará encontrar una forma de dañarme físicamente. Diría que él considera que hice trampa, y éste es su juego. Hacer trampa sería un pecado, y él querrá que Dios me castigue. Estará asustado, pero también estará cabreado

Ella titubeó, entonces decidió dejar salir sus pensamientos.

- No creo que él regrese a las Torres Luxury. Sin importar lo que él sea, jefe, es listo. Sabe que si pudimos estar tan cerca como estuvimos hoy, es porque probablemente rastreamos sus transmisiones. Él no lo hizo hoy en el vestíbulo, asi que tiene agudos instintos cuando viene la policia. Él estaba con nosotros dentro del hotel y lo hicimos volar. pero si podemos encontrar su equipo, si podemos encontrar su agujero, lo encontraremos a él.

- Entonces encuentre su agujero, Dallas, y sepúltalo.

* * * * *

Eve se desplazó hacia su oficina para hacer copias de todos los discos de audio y vídeo de la operación fallida. Tenía intención de estudiar cada segundo de cada disco.

- Te dije que te fueras a casa -dijo cuando vio a Roarke esperando por ella.

Él se levantó, caminó hacia ella,y frotó sus nudillos contra el pecho de ella.

- ¿Cuánta piel te dejo Tibble?

- Apenas quitó un poco, teniendo en cuenta lo sucedido.

- Esto no fue tu culpa.

- la culpa no importa, la responsabilidad sí. Y ésta es mia.

Comprendiendo, él le frotó los hombros.

- ¿Quieres salir y patear algunos caniches?

Ella dejó escapar una corta carcajada.

- Quizás después. Tengo que tener mis copias grabadas, y luego tengo que encabezar el equipo de búsqueda y rastreo.

- No has comido en horas -señaló el.

- Compraré algo en un QuickMart. -disgustada, ella restregó sus manos sobre su rostro-. maldita sea, Roarke, estuvimos a centímetros de alcanzarlo. centímetros. ¿Vio a Baxter ir por su arma a través de la puerta? ¿Vio a uno del equipo mirar demasiado en su dirección? ¿O sencillamente nos olió?

- ¿Por qué no me dejas mirar esas grabaciones, con el ojo de un veterano observador de policías?'

- Eso no puede hacer daño. -Ella se giró hacia su computadora, ordenando duplicados de todos los archivos de la operación-. Debemos tener bastantes vistas completas de él en el archivo del vestíbulo. No hay mucho de su rostro, pero quizás tú observes algo que nos dé la clave. Necesitamos saber quién es, Roarke.

- Haré lo que pueda.

- No sé cuando iré a casa -ella le entregó las copias- pero no me esperes despierto.

* * * * *

Eve agarró un emparedado de queso y una barrita energética en un QuickMart y pago por un tubo de Pepsi en vez de un notoriamente venenoso café. Cargó con su miserable comida hasta el segundo piso al cuarto de conferencia donde McNab estaba escuchando el rastreo electrónico.

- ¿Algo?

- Está lleno de hits en megaenlaces, láser faxes. El edificio está atestado con señales electrónicas. Estamos verificando piso por piso, pero no hay nada en la escala con lo que jugaba nuestro hombre.

Eve bajó la bolsa, luego giro el rostro de McNab hacia ella poniendo un dedo en su barbilla. Había un cardenal en su frente y un largo y delgado corte sobre su ojo derecho.

- ¿Fuiste con los tecnomédicos para que curaran esa fea cara tuya?

- Sólo es un golpe. Ese maldito perro vino hacia mí como si fuera a hacer un placaje en el Arena Ball -él se movió en su silla, de modo que los anillos de oro en su orejas tintinearon-. Me gustaría disculparme por mi insubordinación durante la operación, teniente.

- No, no deberías. Estabas enojado y aún lo estás -ella sacó su tubo de Pepsi, rompió el sello de seguridad. -estabas equivocado, y aún lo estás. Así que guárdate la disculpa. Pero nunca cuestiones las órdenes de un oficial superior durante una operación, McNab, o terminarás con la cabeza en un pequeño cuarto oscuro escuchando ruidos de sexo para una empresa de seguridad privada en vez de subir por las jerarquías de nuestra ilustre DDE.

Mientras su temperamento subía y bajaba, él meticulosamente manipulaba su escáner, sin ubicar ninguna unidad de comunicación dual en el piso dieciocho

- Vale, quizás aún estoy un poco crudo, y quizás sé que me pase de la línea. Soy afortunado si salgo de mi cubículo en la central una vez al mes. Esto es lo más cerca que he estado de la acción, y entonces tú me brincas encima.

Mirándolo, mirando su joven, terso y ansioso rostro, ella se sintió increíblemente vieja y cansada.

- McNab, ¿has participado en enfrentamiento cuerpoo a cuerpo fuera del entrenamiento?

- No, pero…

- ¿Has disparado tu arma a cualquier otra cosa que no sea un blanco?

Su boca de repente se enfurruño.

- No. Así que no soy un guerrero.

- Tu fuerza esta justo aquí. -señalo con el dedo el escáner, después saco su barrita energética-. Tú sabes tan bien como yo cuantos aspirantes se retiran del programa de la DDE cada año. Ellos sólo toman a los de la cima. Y tú eres bueno. Yo he trabajado con el mejor -dijo ella, pensando en Feeney-, así que lo sé. Aquí es donde te necesito para acabar con este desgraciado.

Entonces no demasiado gentilmente, ella tocó el hinchado cardenal de su frente.

- Y la acción generalmente lastima como la mierda.

- Los muchachos me van a hacer jirones por semanas. Por haber sido herido por un perro.

- Era un perro bastante grande. -simpáticamente ahora, Eve tomó el emparedado y se lo dio-. Dientes realmente grandes. A Lorimar lo mordió en el tobillo.

- ¿Sí? -algo consolado, McNab mordió el pan y el queso-. No lo había escuchado -una serie de pitidos hizo que frunciera el entrecejo hacia el escáner-. Montones de buenas señales en el apartamento del ala ese tel piso diecinueve -activó su comunicador-. Equipo azul, revisen en el apartmento veintitrés del piso diecinuevo. Luce omo un centro de entretenimiento de un niño rico, pero éste está cargado.

- Iré a revisar de puerta en puerta -dijo Eve-; si haces un descubrimiento interesante, pasámelo.

- A ti primero, Dallas. Gracias por la comida. Oye, ah ¿dónde esta Peabody?-

Eve levantó una ceja cuando miró sobre su hombro.

- Investigando la avería del equipo en el ático del Arms. A ella no le gustas, McNab.

- Lo sé -él sonrió burlonamente-. Encuentro eso realmente atractivo en una mujer -se giró hacia su escáner, tarareando mientras pasaba al complicado trabajo de separar los pitidos en componentes conocidos.

* * * * *

A medianoche, ella dejó órdenes a un nuevo equipo, envió a McNab a casa por al menos ocho horas, y lo dejó allí. No fue una sorpresa para ella encontrar a Roarke levantado y en su oficina, disfrutando de una copa de vino mientras estudiaba las grabaciones.

- Tengo el primer equipo en descanso por la noche. Se veían cansados.

- Tú te ves un poco cansada, teniente. ¿Te sirvo una copa de vino?''

- No, no quiero nada -caminó hacia él, notando que había detenido la grabacion donde McNab hacia contacto abrupto con el panel fijo de las puertas principales-. No creo que él considere eso apropiado para enmarcarlo-

- ¿Alguna suerte buscando su centro de comunicaciones?

- A McNab le preocupa que él lo apague -ella se frotó la rigidez base del cuello-. Tambien yo. él pudo hacer eso a control remoto mientras huía, o contactar con alguien con quien trabajara. El perfil de Mira indica que él quiere constantes elogios y atención durante el juego, asi que es posible que tenga un compañero, posiblemente una mujer, con fuerte personalidad. una figura de autoridad.

- ¿La madre?

- Esa fue mi primera suposicion. Pero estaría alejada, sería más como si él tuviera a “mami” de su lado. Él quiere creer que es él quien está dirigiendo el espectáculo, asi que el probablemente tiene su propio lugar.

Ella caminó hacia adelante, más cerca de la pantalla, mirando duramente al hombre con el largo abrigo y el gorro de chofer.

- Es como un disfraz -murmuró ella-. Otra parte del juego. Él se ha disfrazado, ha disimulado, pero a la vez es, no sé… dramático. Como en una obra, y él es la estrella. Pero justo en ese momento puedes ver que nosotros hemos dado con una pista que él no esperaba que encontrásemos. Mira el sobresalto, el pénico en su lenguaje corporal. Su peso está desbalanceado, porque el dio un paso atrás, se retrajo instintivamente. Su mano libre se alza, en un gesto defensivo. Apuesto a que sus ojos estan muy abiertos por el impacto, detras de las gafas de sol.

Algo le llamó la atencion, e hizo que se inclinara y se acercara otro paso.

- No puedes ver qué demonios esté mirando. No puedes ver dónde están enfocados sus ojos. Salvo por el ángulo de su cabeza. ¿Está mirando a Baxter ir por su arma en el otro lado del vidrio? ¿O está mirando a McNab chocarse de cabeza contra el panel?

- Desde su ángulo, puedes verlos a los dos.

- Sí. ¿Baxter luce como un policia que va a por ti? ¿No podria ser un conserjo, alertado por la conmoción, buscando su busca de seguridad?

- Apuesto por un policía -dijo Roarke-. Mira la manera en que se mueve -ordenó rebobinar la grabación treinta segundos y que luego avanzara. La habitación estalló con el sonido, así que ordenó silenciar el audio-. Observa… es el movimiento típico del policía. el giro, la inclinacion de las rodillas, el refuerzo del cuerpo, la mano derecha barre dentro del abrigo hacia la axila. Los conserjes y porteros porteros usan los busca en los cinturones, asi que su agarre es demasiado alto para eso.

- Pero esto sucedió rápido, mira cuán rápido.

- Si él conoce a los policías, si ha tenido mucho tratos con ellos, esto pudo haber sido suficiente. McNab no se ve como cualquier policía, no se mueve como uno. La única manera que él pudo haber tenido idea es que haya reconocido a Ian, que supiera que él era un policía.

- McNab no hace mucho trabajo de campo, como se quejó ante mí esta noche. Pero ellos son dos jugadores electrónicos, así que no es imposible que se hayan encontrado uno a otro. Maldición, debí pensar en eso antes de enviarlo ahí.

- Tú eres el mariscal de campo de los lunes por la mañana, querida Eve.

- ¿Qué?

- Debemos hacer realmente algo acerca de tu falta de interes en los deportes que no seas el béisbol. Tu segunda suposición es inútil. Te ví comandar la operación, y la hiciste con una fria y firme mano.

- Aún titubeo -ella sonrió ligeramente- ¿Cómo es eso de los deportes?

- La mujer gorda aún no ha cantado-dijo él, y rió ante la mirada de confusión de Eve-. Quiere decir que el juego no ha terminado. Pero esta noche sí, tú te vas a la cama.

Ella habia estado a punto de decir lo mismo, pero era siempre dificil resistirse a discutir.

- ¿Quién lo dice?

- El hombre con el cual te casaste por sexo.

Ella se pasó la lengua alrededor de los dientes, enganchando los pulgares en sus bolsillos frontales.

- Sólo dije eso para pinchar a un maníaco homicida, reprimido sexualmente.

- Ya veo. Así que no te casaste conmigo por el sexo.

- el sexo es un elemento entretenido.

- Un elemento que tú estas muy cansada para explorar esta noche.

Debido a que sus ojos se estaban cerrando, ella los estrechó

- ¿Quién lo dice?

A él no le quedo más que reirse; le rodeó la cintura con un brazo para caminar con ella hacia el elevador, así no tendrían que subir escaleras.

- Querida Eve, podrías discutir con el mismísimo diablo.

- Pensé que lo estaba haciendo. -ella bostezo, y se dejó recostar un poco contra él. En la habitacion, se desvistió, dejando la ropa tirada en donde cayó-. Están haciendo un examen completo sobre el vehículo que dejó enfrente del hote -murmuró ella mientras gateaba dentro de la cama-. Es alquilado… cargado a la cuenta secundaria de crédito de Summerset.

- Tendré que cambiar todas mis cuentas y números -él se acostó al lado de ella-. Veré que se haga lo mismo con las de Summerset en la mañana. Él no encontrara que no es facil acceder a ellas ahora.

- El examen no ha encontrado demasiado. Guantes, unas hebras de cabello que podríans er de él, un par de fibras de alfombra extrañas. Podrían haber estado en sus zapatos. Las analizaremos.

- Eso está bien -él le acarició el cabello-. Déjalo por ahora.

- Él cambiara sus objetivos, hoy no logró hacer sus tantos -cuando su voz se espesó, él se giró así ella podía curvarsse contra él-. Va a ser pronto.

Roarke pensó que ella tenía razon. pero el blanco no sería ella, no por ahora. Por ahora ella estaba cenroscada y caliente contra el, y dormida.

* * * * *

Patrick Murray estaba borracho como era usual. En el estado normal de cosas, el evitaba la sobriedad pero no le importaba tropezar o mearse en sus manos. Pero esta noche, cuando el club Sirena cerró sus puertas a las tres de la mañana, el había hecho ambos, más de una vez.

Su esposa lo había dejado. Otra vez.

Él amaba a su Loretta on una rara pasion, pero admitía que muy a menudo amaba más a una buena botella de Jamison. Él había conocido a su amada cinco años atrás, en el club. Ella estaba desnuda y nadando como un pez en el espectáculo acuático por el cual era famoso el club, y había sido, para Pat, amor a primera vista.

Él pensaba en eso mientras tropezaba con una silla que estaba sobre la mesa enfrente de él. Demasiado whisky emborronaba su visión y le dificultaba el mantenerse derecho. Era su destino en la vida limpiar líquidos derramados y fluidos corporales, limpiar retretes y fregaderos, asegurarse de que los cuartos privados estuvieran aireados, para que no olieran cuando alguien los ursara al día siguiente.

Había sido contratado por el club para hacer eso hacía cinco años y dos meses antes de eso había sido golpeado por la flecha de Cupido cuando había visto a Loretta ejecutar su pirueta en el tanque de agua.

La piel de ella, del color de un escocés añejado en barril, había brillado por la humedad. Sus ensortijados rizos de ébano fluían a través del agua virulentamente teñida de azul. Sus ojos detrás de sus lentes protectores brillaban con un intenso lavanda.

Pat se enderezó, y a la silla, antes de coger de su bolsillo la minibotella de whisky. Se la bebió de un trago, y aún tambaleándose, la deslizó pulcramente en la ranura de reciclaje más cercana.

Tenía veintisiete años cuando puso por primera vez sus ojos en la magnífica Loretta, y ése había sido sólo su segundo día en América. Se había visto forzado a dejar Irlanda rápidamente debido a un malentendido con la ley y a cierto desacuerdo sobre algunas deudas de juego. Pero había encontrado su destino en la ciudad de Nueva York.

Cinco años después, seguía peleando con el mismo suelo, limpiándolo de innombrable sustancias, embolsándose los créditos perdidos en el suelo por clientes que a menudos estaban más borracho que el mismo Pat, y de duelo, otra vez, por perder a su Loretta.

Él tenía que reconocer que ella no tenía mucha tolerancia con un hombre al que le gustaba tomar licor a baldes.

Ella era lo que algunos podrían llamar de tamaño economico gigante. Con un metro ochenta y cien ardientes kilos, ella hacia casi hacía dos Patrick Murray. Él era un hombre compacto, que una vez habia soñado con ser jockey de caballos pura sangre en la pista, pero tendía a perderse muchas mañanas de rondas de entrenamiento debido a la inconveniencia de una mala cabeza. Medía apenas un metro sesenta, no pesaba más de sesenta kilos.

Su cabello era rojo zanahoria, su rostro salpicado con una pecas del mismo color y Loretta le habia dicho a menudo que eran sus ojos azules tristes y de muchacho los que se habían ganado su corazon.

Él le pagó por sexo la primera vez, naturalmente. Después de todo, ese era el medio de vida de ella. La segunda vez le había pagado su tarifa y le había preguntado si ella quizás disfrutaría de una porción de tarta y un poco de conversación.

Ella le cobró por eso, por las dos horas gastadas, pero él no tenía disposición para ello. Y la tercera vez él le llevó una caja de medio kilo de chocolate y ella le dio sexo gratis.

Unas pocas semanas después se habían casado. Él estuvo sobrio por casi tres meses. Entonces las cosas cambiaron. Él volvió a caer en la bebida, y el éxito de Loretta había disminuido.

Así que por cinco años había sido un sube y baja con la bebida. Él le había prometido que haría un tratamiento en la Clínica de Abuso de Sustancias del Lado Este, y lo decía en serio. Pero cuando fue hacia allí estaba un poco borracho, y terminó en el hipódromo.

Aún amaba a los caballos.

Ahora ella estaba hablando de divorcio, y el corazón de él estaba roto. Pat se inclinó sobre el palo de la fregona y suspiró ante la brillante agua del estanque vacio.

Loretta habia hecho dos shows esta noche. Ella era una profesional, y el respetaba eso. Él habia tenido que dejar de lado su inicial inconformidad cuando ella insistio en mantener activa su licencia de de sexo. El sexo pagaba mejor que la limpieza, incluso mejor que el entretenimiento, y ellos a veces hablaban de comprar un lugar en los suburbios.

Ella no le había hablado esa noche, no importaba cuánto el lo hubiera intentado. Cuando el show terminó, ella subió la escalera, se puso la túnica a rayas que él le había regalado en su último cumpleaños, y se escurrió el agua acumulada.

Ella lo había dejado fuera del apartamento, fuera de su vida, y, él se temía, fuera de su corazon.

Cuando el timbre de la entrada de entregas sonó, sacudió la cabeza tristemente.

- ¿Adónde se va el tiempo? -se pregunto-; ya es de mañana.

Hizo el oscuro camino a la parte trasera, marcó dos veces el código antes de hacerlo bien, y abrió la puerta de acero reforzada. Se quedó perplejo un momento, parándose en el marco de la puerta, con la luz de seguridad parpadeando y la figura de abrigo negro sonriéndole.

- ¿Aún está oscuro, no es asi?-dijo Pat.

- Siempre está oscuro antes del amanecer, eso dicen -caminó hacia adelante, ofreciendole una mano enguantada- ¿Te acuerdas de mí, Paddy?

- ¿Te conozco? ¿Eres de casa? -Pat tomó la mano que le ofrecía y nunca sintió el ligero pinchazo mientras caía hacia adelante.

- Oh, yo soy de casa, Paddy, y te enviaré allí -dejó al hombre inconsciente recostado en el suelo antes de girar y cuidadosamente reestablecer los seguros.

Era bastante fácil arrastrar a un hobre del tamaño de Pat desde el cuarto trasero hasta el salon principal. Una vez ahi, puso su valija sobre la mesa y cuidadosamente desempacó lo que el podria necesitar.

Porbó el láser, un rápido disparo al techo, y sonrió con aprobación. Las esposas eran livianas y hechas con un material aprobado por la NASA II. El enlace estaba pesado, por la adición de una batería de máxima capacidad y un interferidod de señales conectado. Encontró una cómo salida detrás de la barra y rápidamente conectó su equipo de comunicaciones.

Tarareando un poco, hizo girar el tanque para que se vaciara. Éste sonaba como un gran y levemente tapado retrete al vaciarse, pensó divertido. Luego caminó de nuevo hacia donde estaba Pat para patearle las costillas con dureza.

Ni un movimiento, ningún gimoteo.

Con un suspiro, se inclinó hacia abajo, revisando eficientemente los signos vitales. Se dio cuenta que el hombre apestaba a alcohol, y el tranquilizante lo había afectado demasiado. Vagamente irritado por el error de cálculo, tomó una jeringa llena con anfetaminas y la clavó en el flácido brazo de Pat.

Hubo apenas un movimiento, escasamente un gimoteo.

La rabia creció rápidamente, hasta que él se agito debido a ella.

- Despiértate, bastardo -echándose hacia atrás, abofeteó el rostro de Pat una y otra vez. Lo quería despierto y consciente de todo. Cuando las bofetadas no funcionaron, usó sus puños, aporréandolo hasta que la sangré roció y empapó sus guantes.

Pat sólo gimió.

Su respiración era áspera ahora, sus ojos empezaron a picarle por las lagrimas. Sólo tenía dos horas, por el amor de Dios. ¿Se suponía que tenía que hacer milagros? ¿Se suponía que tenía que pensar en todo?

¿Lo habia abandonado Dios, después de todo, por sus faltas?

Si no hubiera sido por Dallas, él hubiera terminado con el cerdo de Brian para ese momento, y Pat habría podido esperar otro día o dos, para observar más de cerca sus hábitos y costumbres y él no se hubiera encontrado en tal apuro por ponerlo inconsciente.

Oyó un estrépito, parpadeó confusamente. Se dio cuenta que había arrojado una silla y roto el espejo que había detrás de la barra.

Bueno, ¿y qué? Éste era sólo un sucio club de sexo en una sucia ciudad. A él le gustaría destruirlo, romper cada cristal, prenderle fuego, verlo arder.

Cristo mismo habia destruido la plaza de mercado, ¿o no lo habia hecho? en virtuosa ira por los prestamistas, las rameras y los pecadores.

Pero no habia tiempo. esa no era la misión.

Pat Murray era su misión esta noche.

Resignado, levantó el láser. Sólo tenía que remover el ojo mierntras Pat estaba inconsciente. Eso no importaba, decidió, y se inclinó para trabajar. Habría bastante diversión después de eso. Más que suficiente entretenimiento.

Le complacio remover el ojo tan pulcramente, tan eficientemente. Como un cirujano. La primera vez el habia sido sucio, lo podia admitir ahora. Sus manos temblaban, y sus nervios estaban gritando. aún así lo había hecho, tal cómo Él lo había mandado. Él terminaba lo que empezaba. Y podría terminar todo, terminarlos a todos.

Se tomó un momento para poner el órgano en una botella con líquido limpio. Lo dejaría detrás de él, por supuesto. Aceptaba eso también. Si el plan era moverse hacia delante, no podría agregar el ojo de Pat Murray a su colección.

Era suficiente con haberlo tomado. Ojo por ojo.

Pat empezó a lloriquiear otra vez mientras lo arrastraba al tanque.

- Ah, ahora te despiertas, borracho pecador -reteniendo el aliento, cargó a Pat sobre sus hombros y, con las esposas colgando de sus brazos, subió la escalera.

Estaba orgulloso de ser lo suficientemente fuerte para esto, cargar a un hombre adulto sobre su espalda. No siempre había sido capaz. Había sido un niño enfermizo, enclenque y débil. Pero había estado motivado para cambiar eso. Escuchó lo que se le decía, hizo lo que era necesario. Ejercitó ambos, mente y cuerpo, hasta que estuvo listo. Hasta que él fue perfecto. Hasta que el tiempo fue el correcto.

Dentro del tanque vacío bajó a Pat, tomó un trozo pequeño de diamante de su bolsillo. Entonó su himno favorito mientras perforaba los pequeños agujeros en el suelo del tanque. Ajustó las esposas a las argollas, las probó poniéndose de pie y tirando de ellas con todas sus fuerzas. Satisfecho de que no cedieran, se dio la vuelta para quitarle la ropa a Pat.

- Desnudos nacemos y desnudos morimos -dijo jovialmente; luego aseguró las esposas en los delgados tobillos de Pat. Estudió el maltrecho rostro, notando el ligero parpadeo-. Me pregunto ¿qué tan alto gritaras por clemencia?

Sacó una ficha de su bolsillo, y la arrojó al suelo del tanque. La estatua de la Virgen María fue besada reverencialmente, y luego pegada al suelo de cara al pecador.

- ¿Me recuerdas, Paddy?

Había un dolor rojo y retorcijones de nausea en el estómago mientras Pat volvia a la consciencia. Se quejo por eso, llooriqueando; después, gritó.

- ¿Oh Jesús, dulce Jesús, qué es esto?

- Retribución.

Sollozando, Pat puso una mano en su rostro, tratando de cubrir lo peor de la agonia. Descubrió lo que había sido hecho y se lamentó.

- Mi Dios, mi ojo. Mi Dios, perdí mi ojo.

- No esta perdido -ahora él se reia, se reia tan fuerte que tuvo que agarrarse los costados-. Está en la mesa allá afuera.

- ¿Qué esté pasando? ¿Qué me has hecho? -desesperado y perfectamente sobrio, Pat tiró de las esposas. El dolor hervía en él como ácido-. Quieres dinero, ellos no dejan nada despues de cerrar. No tengo el codigo de la caja fuerte. Sólo soy el portero.

- No quiero dinero.

- ¿qué es lo que quieres? ¿Qué es lo que me has hecho? Oh, dulce María ¿Qué es lo que quieres?

- No uses su nombre -lanzó otro duro golpe al rostro de Pat, dándole de lleno con el puño-. No quiero su nombre en tu sucia lengua. úsalo otra vez, y te la cortará de tu pecaminosa boca.

- No entiendo -Pat se lamentó. El golpe lo habia puesto de rodillas-. ¿Qué es lo que quieres de mi?

- Tu vida. Quiero tomar tu vida. He esperado quince años y ésta es la noche.

Lás lágrimas se derramaron del ojo que él había dejado, y el dolor era horrible. Pero aun así se giró, tratando de agarrar una pierna. Cuando sus dedos cogieron aire, trató de nuevo, ahora maldiciendo, amenazando, llorando.

- Esto podría ser divertido, pero tengo horario -se movió hacia la escalera, subiéndola ágilmente, mientras las súplicas y amenazas de Pat hacían eco hacia él-. Tomará cerca de una hora hasta que el agua te cubra la cabeza, a la velocidad habitual. Una hora -repitió, sonriéndole a Pat a través del vidrio de la pared del tanque mientras bajaba la escalera-. Estarás cerce de la locura para entonces. El agua subirá, centímetro a centímetro. Tobillos, rodillas, cintura. Estarás forcejeando contra las esposas hasta que tus tobillos estén en carne viva y sangrando, pero eso no ayudará. Cintura, pecho, cuello.

An sonriendo, se volteó hacia los controles, ajustándolos hasta que el agua empezó a fluir desde los canales.

- ¿Por qué estás haciendo esto, sangriento bastardo?

- Tienes cerca de una hora para pensar en eso.

Se arrodilló, se santiguó, unió sus manos y ofreció una plegaria de celebración y gratitud.

- ¿Estás rezando? ¿Estás rezando? -esforzandose por enfocar, Pat miró fijamente el estatua de la Virgen mientras el agua subía sobre las tunica de ella-. Madre de Dios -susurró-. Querida Madre de Dios-. Y él también rezó, furiosamente, fervientemente, como nunca lo había hecho en la vida. Si ella pudiera intervenir en su nombre, él juraría por su merced nunca llevar una botella a sus labios otra vez.

Por unos silenciosos cinco minutos, los suplicantes, uno en el tanque, el otro fuera de él, se reflejaban el uno al otro.

Entonces uno se levanto ágilmente y sonrió.

- Es muy tarde para oraciones. Has estado condenado desde que vendiste tu vida al demonio por ganancias.

- Nnca lo hice. No te conozco -el agua lamía taimadamente sus tobillos, urgiendo a Pat a forcejear-. Tienes al hombra equivocado.

- No, tú eres solamente uno que se ha adelantado en el programa. -Debido a que disponía de tiempo antes de hacer las llamadas necesaría, fue detrás de la barra y se sirvió un refresco mientras Pat gritaba y rogaba misericordia. Ningún licor había jamas pasado por sus labios.

- Espero que me recuerdes antes de que mueras, Pat. Espero que recuerdes quién soy y de dónde vengo.

Rompió el sello del tubo de refresco, llevándolo cuando rodeó la barra. Tarareando otra vez, acercó una silla directamente frente al tanque y se sentó. Y, bebiendo a sorbos, observó el espectáculo.

* * * * *

Eran exactamente las cinco a.m. cuando el comunicador la despertó. Ella se levantó, completamente alerta, el corazón golpeando en su pecho. Le tomó sólo un instante darse cuenta que no era el comunicador lo que hacía correr su pulso, pero el sueño había sido interrumpido.

Y ella sabía que era él.

- Bloquear vídeo, iniciar rastreo -sostuvo una mano detrás de ella para hacer retroceder a Roarke-. Dallas.

- Pnsaste que podías ganar haciendo trampa, pero estabas equivocada. Todo lo que hiciste fue posponer el destino. Aún voy a matar a Brian Kelly. En otro momento, en otro lugar.

- Estás jodido, amigo. Pude verte sudando cuando te diste cuenta que te estábamos esperando. Sabíamos exactamente qué ibas a hacer, y cómo planeabas hacerlo.

- No me ddetuviste. no pudiste acercarte a mí.

- Estuvimos tan cerca, que sentiste nuestro aliento en la nuca

- No tan cerca. ¿Quién grita? ¿Quién chilla? ¿Quién tiene conflictos? ¿Quién tiene ansiedad? ¿Quién es herido por nada? ¿Quién tiene ojeras? Aquellos que beben lentamente vino, aquellos que se enredan en trampas de vino mezclado. Estoy observando modidr a un hombre. Esta muriendo en este momento. ¿Quieres escuchar a quién grita y llora?

Rápidamente é apagó el filtro de sonido y abrió el enlace a toda la habitación.

Gritos y sollozos explotaron a través del comunicador de Eve y congelaron su sangre.

- ¿Ahora quién está haciendo trampa? -demandó ella-. Vas a matarlo, entonces dame una pista. eso fue lo que hiciste con Brennen. ¿Qué tipo de juego es si tú no corres ningún riesgo?

- El no está muerto todavía. Creo que todavía tienes casi, casi suficiente tiempo.

Ella ya estaba fuera de la cama y tirando de sus ropas.

- ¿Cuál es la pista?

- Esta vez va aser una fácil para ti. Cena, baila y mira a las sirenas desnudas. Está cerrado, pero ven de todas formas. El agua es buena. Él está empezando a borbotear, teniente. No tardes demasiado.

Enferma por escucharlo, Eve cortó ella la transmisión.

- Es un club -le dijo a Roarke mientras se encgancha el arnés de su arma.

- El Club Sirena. Bailarinas acuáticas desnudas.

- Entonces esa es nuestra mejor chance - se paró en el elevador junto a él-. Va a ahogar a éste. -Miró a Roarke mientras sacaba su comincador para hacer una llamada-. No eres el dueño del Club Siren, ¿veerdad?.

- No -los ojos de él eran duros-. Pero solía ir