Capítulo Cinco

Ella no se molestó en llamar, simplemente empujó la puerta de él, abriéndola. Su sangre estaba caliente, su cabeza fría.

Roarke podía ver con claridad ambas en sus ojos. Deliberadamente y sin prisa, acercó el ordenador portátil, cerrando los archivos en los que estaba trabajando.

- Estas de nuevo forzándote, -dijo, permaneciendo sentado en una postura relajada, mientras ella se acercaba indignada hacia su mesa-. La fatiga siempre te hace palidecer. No me gusta verte tan pálida.

- No me siento pálida. -No estaba segura de cómo se sentía. Lo único de lo que estaba segura era de que ese era el hombre que amaba, un hombre en el que había aprendido a confiar, al que creía conocer. Y él no se lo había dicho-. Me dijiste que no habías tenido contacto con Brennen o Conroy. ¿Ningún contacto? ¿Ni siquiera a través de u intermediario?

Él inclinó su cabeza. Esto era algo que él no había esperado.

- No, no tuve ningún contacto con ellos, porque Tommy prefirió cortar todo contacto, y con Shawn porque… -bajó la vista hacia sus manos, extendiendo y contrayendo los dedos-. No me moleste en mantenerme en contacto. Lamento eso.

- Mírame -exigió ella, con voz aguda y penetrante-. Mírame a la cara, maldita sea.

Él lo hizo, clavando su mirada en la de ella, que ahora se encontraba casi al mismo nivel.

- Te creo -giró dándole la espalda y dijo-: Y no sé si es porque es la verdad o porque necesito creerte.

Él sintió la desconfianza de ella como una puñalada en el corazón.

- No puedo ayudarte con eso. ¿Preferirías que hiciéramos esto de forma oficial, con un interrogatorio?-

- Yo preferiría no hacer nada en absoluto. Y no te subas a tu caballo dorado conmigo Roarke. No empieces.

Él abrió la caja laqueada de su escritorio, seleccionando con cuidado un cigarrillo.

- Ese sí que sería un caballo, y un caballo muy fino, teniente.

Ella apretó los puños, rezando para mantener el control, y se giró.

- ¿Qué estaba haciendo Summerset en las Torres Luxury el día en el que Thomas Brennen murió?

Quizá por primera vez desde que lo conocía, vio a Roarke completamente estupefacto. La mano que acababa de accionar un encendedor de plata se congeló en medio del gesto. Sus ojos azules, que habían estado empezando a mostrar disgusto, se quedaron en blanco. Sacudió la cabeza, como si intentara despejarse, y luego bajó cuidadosamente el encendedor y el cigarrillo.

- ¿Qué? -fue todo lo que dijo.

- No lo sabías. -Las piernas de Eve se aflojaron del alivio. Sabía que la mayoría de las veces no era capaz de leer su expresión. Él era demasiado controlado, demasiado inteligente, demasiado experimentado. Pero en ese momento era imposible no ver la sorpresa en su rostro-. No estabas preparado para esto. No tenías ni idea -dio un paso, acercándose a él-. ¿Para que te habías preparado? ¿Qué esperabas que te preguntara?

- Vamos a centrarnos en la primera cuestión -aparentemente su recuperación había sido tranquila y rápida. Pero los músculos de su estómago estaban hechos un nudo-. Crees que Summerset visitó a Tommy el día de su muerte. Eso es absolutamente imposible.

- ¿Por qué?

- Porque él me habría dicho.

- Él te lo dice todo, ¿verdad? -Dijo, metiendo las manos en sus bolsillos, dando vueltas impacientes alrededor del cuarto-. ¿Cómo de bien conocía él a Brennen?

- No muy bien. ¿Por qué crees que él estaba allí aquel día?

- Por que tengo los discos de seguridad. -Se detuvo, quedando enfrente de él con el escritorio entre ellos-. -Tengo a Summerset en el vestíbulo de las Torres Luxury al mediodía. Lo tengo entrando en el ascensor. Pero no lo tengo saliendo. El forense estima la hora de la muerte de Brennen a las cuatro cincuenta p.m… Pero la herida inicial, la amputación de la mano, ha sido calculada entre las doce quince y las doce treinta p.m.

Como necesitaba hacer algo con sus manos, Roarke se levantó atropelladamente, para servirse un brandy. Permaneció de pie ante el mueble bar por un momento, girando el líquido en el vaso.

- Puedes encontrarlo irritante, Eve. Puedes encontrarlo… desagradable -dijo, enarcando las cejas cuando Eve resopló-. Pero no puedes creer seriamente que Summerset sea capaz de asesinar a alguien, de pasar un número considerable de horas torturando a otro ser humano. -Roarke levantó la copa, bebiendo a pequeños sorbos-. Te puedo decir sin ningún tipo de duda que él es incapaz de algoo así, ni nunca lo será.

Ella no quería verse influida por los sentimientos.

- Entonces ¿dónde estaba tu hombre a las cinco de la tarde del día en cuestión, Roarke?

- Lo mejor es que se lo preguntes a él -se acercó al escritorio, presionando un botón sobre el monitor, sin siquiera echar un vistazo-. ¿Summerset, podrías venir a mi oficina, por favor? Mi esposa desea hacerte una pregunta.

- Sí, señor.

- Conozco a ese hombre desde que yo era un muchacho -dijo Roarke a Eve-. Yo he confiado en ti en muchas situaciones, confía en mi en esto. Confía en él.

Ella sintió como si un puño se apretará alrededor de su corazón.

- No puedo dejar que esto se convierta en algo personal. No puedes pedirme eso.

- No puedes dejar que se ninguna otra cosa. Porque esto es exactamente eso. Personal. -continuó acercándose a ella-. Íntimo -con solo la punta de los dedos le acarició la mejilla-. Mío.

Él dejó caer la mano cuando la puerta se abrió.

Summerset entró al despacho. Su pelo estaba perfectamente cepillado, su traje negro sobrio, sus zapatos brillantes como un espejo.

- Teniente -dijo, como si la palabra dejara un regusto ligeramente desagradable en su paladar-. ¿En qué puedo ayudarle?

- ¿Por qué estuvo usted en las Torres Luxury ayer al mediodía?

Él la miró fijamente, y su boca se convirtió en una tensa línea.

- Eso no es, ciertamente, asunto suyo.

- Equivocado, eso es, exactamente, asunto mío. ¿Por qué fue a ver a Thomas Brennen?

- ¿Thomas Brennen? No he visto a Thomas Brennen desde que abandonamos Irlanda.

- ¿Entonces que hacía usted en las Torres Luxury?

- No logro entender que tiene que ver una cosa con la otra. Donde vaya yo en mi tiempo libre… -su voz fue apagando, y sus ojos miraron rápidamente a Roarke, ensanchándose-. Ahí era donde… ¿Tommy vivía en las Torres Luxury?

- Está hablando conmigo -Eve dio un paso para quedar entre ellos y que Summerset enfocara la vista en su cara-. Lo preguntare de nuevo, ¿qué estaba haciendo usted en las Torres Luxury ayer al mediodía?

- Tengo una conocida que vive allí. Teníamos una cita para comer y para ir al teatro.

- Bien -aliviada, Eve saco su grabadora-. Déme su nombre.

- Audrey, Audrey Morrell.

- ¿Número de apartamento?

- Doce dieciocho.

- ¿Y la Sra. Morrell ratificará que usted se encontró con ella al mediodía y que pasaron el día juntos?

Su cara pálida se fue poniendo cada vez más blanca.

- No.

- ¿No? -Eve levantó la vista y no dijo nada cuando vio a Roarke darle una copa de brandy a Summerset.

- Audrey… la señora Morrell no estaba cuando llegue. Esperé un rato, entonces comprendí que ella… que algo debía haber pasado.

- ¿Cuánto tiempo esperó?

- Treinta o cuarenta minutos -algo de color apareció de nuevo en sus mejillas en ese momento, de la clase que provoca la vergüenza-. Entonces me marché.

- Por la salida del vestíbulo.

- Desde luego.

- No le tengo saliendo en los discos de seguridad. Quizás abandonó el edificio por otra salida.

- Desde luego que no.

Eve se mordió la lengua. Le había lanzado un cable, y él no lo había cogido.

- De acuerdo. Usted se atiene a eso. ¿Qué hizo entonces?

- Decidí olvidarme de la función. Fui al parque.

- Al parque. Genial -se apoyó contra el escritorio de Roarke-. ¿Qué parque?

- Central Park. Había una exposición al aire libre. Estuve curioseando un rato.

- Estuvo lloviendo.

- Había domos para resguardarse de las inclemencias del tiempo.

- ¿Cómo fue desde el complejo de apartamentos hasta el parque? ¿En qué tipo de transporte fue?

- Fui andando.

La cabeza de Eve empezó a latir.

- ¿Bajo la lluvia.?

- Sí -dijo él rígidamente y dio un sorbo a su brandy.

- ¿Habló con alguien, se cruzó con algún conocido?

- No.

- Mierda -suspiró ella, frotándose distraídamente la frente-. ¿Dónde estuvo hacia la medianoche de ayer?

- Eve…

Ella cortó a Roarke con una mirada.

- Esto es lo que hago. Lo que tengo que hacer. ¿Estuvo en el Trébol Verde hacia la medianoche de ayer?

- Estuve leyendo en la cama.

- ¿Cuál era su relación con Shawn Conroy?

Summerset dejo el brandy, mirando fijamente a Roarke por sobre el hombro de Eve.

- Shawn Conroy era un muchacho en Dublín hace años. ¿Entonces, él esta muerto?

- Alguien afirmando ser un representante de Roarke lo atrajo a una de las unidades de alquiler de Roarke, clavándolo al piso y abriéndolo en canal. Dejándolo luego desangrarse hasta morir -pudo ver el impacto que las palabras provocaban en él. Bien, ella quería que se impresionara-. Va a tener que darme una coartada sólida, algo que pueda confirmar, o voy a tener que llevármelo para interrogarlo.

- No tengo ninguna.

- Encuentre una -le sugirió ella- antes de las ocho de la mañana. Esa es la hora a la que le quiero en la Central de Policía.

Sus ojos fueron fríos y amargos cuando se encontraron con los de Eve.

- Disfrutará interrogándome, ¿verdad, teniente?

- Tenerle a usted como sospechoso en el caso de dos asesinatos con tortura es justo lo que yo estaba esperando. El hecho de que los medios de comunicación se pongan a gritar en las noticias su relación con Roarke es solo una molestia menor -disgustada, Eve se dirigió hacia la puerta que conectaba su despacho con el de Roarke.

- Eve -la voz de Roarke era tranquila-. Tengo que hablar contigo.

- Ahora no. Fue todo lo que dijo antes de cerrar la puerta detrás de ella. Roarke se dio cuenta de lo enfadada que estaba al sentir como echaba las cerraduras.

- Ella ya ha decidido que soy culpable -dijo Summerset, bebiéndose de un trago el resto del brandy.

- No -mientras el pesar se mezclaba con la irritación, Roarke estudió el panel que lo separaba de su esposa-. Ella ha decidido que no tiene otra opción que ajustarse a los hechos -su mirada se clavo en la de Summerset, sosteniéndola-. Ella tiene que conocer todos los hechos.

- Eso solo empeoraría la situación.

- Tiene derecho a saber.

Summerset dejo la copa, y su voz sonó tan cortante como un cuchillo.

- Ya veo donde se encuentra su lealtad, Roarke.

- ¿Lo haces? -murmuró Roarke cuando Summerset lo dejó solo-. ¿Realmente lo haces?

* * * * *

Eve se quedó durmiendo en su despacho, y durmió mal. No se preocupó de que su forma deliberada de evitar a Roarke fuera infantil. En ese momento ella necesitaba la distancia. Mucho antes de que fueran las ocho de la mañana ya se encontraba en la Central de Policía. Después de tomarse un bollo con la consistencia de la cartulina y un café con un sabor que se acercaba mucho al de las aguas residuales, envió a Peabody una transmisión con órdenes para que se reportase en la Sala de Interrogatorio C.

Eficiente como un guardia de palacio, Peabody ya se encontraba en el pequeño y acristalado cuarto comprobando el equipo de grabación cuando Eve entró.

- ¿Tenemos un sospechoso?

- Sí, lo tenemos -Eve llenó ella misma una jarra con agua del dispensador-. Vamos a intentar que esta entrevista no salga a la luz.

- De acuerdo, pero quien… -Peabody calló cuando un uniformado se acercó con Summerset y Roarke a la puerta. Sus ojos se giraron hacia Eve, sorprendidos-. Oh.

- Oficial -Eve saludo al uniformado-. Eso es todo. Roarke, puedes esperar afuera o en mi oficina.

- Summerset me ha pedido que lo represente.

- No eres abogado.

- No se requiere que un representante lo sea.

Ella tuvo que separar las mandíbulas que tenía cerradas con fuerza.

- Estás haciendo que esto sea peor.

- Quizá. -Él se sentó, doblando las manos sobre la arañada mesa, una elegante presencia en un cuarto poco amistoso.

Eve se giró hacia Summerset.

- Usted necesita un abogado -dijo espaciando las palabras con cuidado-. No un amigo.

- Tengo aversión a los abogados. Casi tanta como a los policías. -Él se sentó también, sus huesudos dedos sobre las rodillas de su pantalón para conservar las rayas planchadas del pantalón.

Eve metió las manos en los bolsillos para evitar tirarse de los pelos.

- Cierra la puerta, Peabody. Grabadora, conectar -respirando hondo, ella empezó-. Interrogatorio de Summerset… Por favor diga su nombre completo para el registro.

- Lawrence Charles Summerset.

- Interrogatorio de Summerset, Lawrence Charles; caso número 44591-H Thomas X. Brennen y caso número 44599-H, Shawn Conroy. Homicidios. Fecha: 17 de noviembre de 2058, hora: 08; 03. Se encuentran presentes el sujeto; su representante escogido, Roarke; Peabody, oficial Delia; y Dallas, teniente Eve a cargo del interrogatorio. El sujeto se ha presentado voluntariamente para el interrogatorio.

Todavía de pie, recitó la ley Miranda revisada.

- ¿Entiende sus derechos y obligaciones, Summerset?

- Perfectamente.

- ¿Y renuncia en este momento a la presencia de un representante legal?-

- Correcto.

- ¿Cuál era su conexión con Thomas Brennen y Shawn Conroy?

Summerset parpardeó sorprendido, ya que ella había disparado directamente al corazón del asunto.

- Los conocí, casualmente, cuando vivía en Dublín.

- ¿Cuándo fue eso?-

- Hace más de doce años.

- ¿Y cuándo fue la última vez que usted vio o habló con Brennen?

- No lo puedo asegurar con precisión, pero como mínimo hace doce años.

- Sin embargo, usted estuvo en las Torres Luxury hace sólo unos días, precisamente el día del asesinato de Brennen.

- Una simple coincidencia -indicó Summerset con un levantamiento rápido y beligerante de hombros-. No tenía ningún conocimiento de que él residiera allí.

- ¿Qué hacia allí?

- Ya le explicado todo esto ya.

- Explíquelo de nuevo para el registro.

Él soltó el aliento entre los dientes, sirviéndose un vaso de agua de la jarra con mano firme. Con un tono de voz plano el volvió a repetir lo que le había dicho la noche anterior a Eve en la residencia.

- ¿Estaría dispuesta la señora Morrell a verificar su cita con ella?

- No tengo ninguna razón para creer lo contrario.

- Tal vez podría explicarme por qué las cámaras de seguridad dejan constancia de su paso por el vestíbulo a su llegada y, sin embargo, no hay ningún registro visual de su salida por el mismo camino en el momento que usted afirma haberse marchado. O, en cualquier caso, en ningún momento del día.

- No puedo explicarlo -él dobló sus perfectamente manicuradas manos otra vez, mirando fijamente hacia abajo-. Quizá no miró con suficiente cuidado.

Eve había repasado la grabación seis veces la noche anterior. Tiró del respaldo de una silla y se sentó.

- ¿Con qué frecuencia visitaba usted las Torres Luxury?

- Esta era mi primera visita.

- La primera -repitió ella con un asentimiento-. ¿Usted no tuvo ocasión de visitar a Brennen allí con anterioridad?-

- Yo no tuve oportunidad de visitar a Brennen allí en ningún otro momento, ya que ignoraba que vivía allí.

Él estaba contestando bien, pensó ella; cuidadosamente, como un hombre que hubiera pasado por un interrogatorio antes. Ella evitó mirar a Roarke, el cual estaba sentado en silencio. El registro de antecedentes de Summerset debía estar limpio como el de u bebé. Roarke se habría encargado de eso.

- ¿Por qué razón saldría usted por una salida no controlada el día de la muerte de Brennen?

- No me marché por una salida no controlada. Abandoné el edificio del mismo modo que entre en él.

- El registro informa de otra cosa. Le muestra claramente entrando en el edificio. Pero no le muestra dejando el ascensor en el piso en el que usted afirma que vive la señora Morrell.

Summerset agitó una de sus delgadas manos.

- Eso es ridículo.

- Peabody, por favor conecte y reproduzca el disco de evidencia 1-BH, sección doce, para que el sujeto lo examine.

- Sí, señor -Peabody introdujo el disco en el aparato. El monitor de la pared parpadeó.

- Fíjese en la anotación de la hora en la esquina inferior derecha de la grabación -dijo Eve mientras veía como Summerset caminaba a través del elegante vestíbulo de las Torres Luxury-. Detener el disco -ordenó cuando las puertas del ascensor se cerraron tras él-. Continuar reproducción, sección veintidós. Fíjese en la anotación de la hora -repitió- y la etiqueta de seguridad que identifica el área como el piso duodécimo de las Torres Luxury. ¿Es ese el piso en cuestión?

- Sí -la frente de Summerset se frunció mientras miraba la grabación. Las puertas del ascensor no se abrieron, el no salió. Una gota de sudor resbaló a través de su espina dorsal cuando el tiempo pasó sin que se abrieran las puertas-. Usted ha manipulado el disco. Está intentando implicarme.

Insultante hijo de puta.

- Ah, seguro. Peabody le dirá que paso la mitad de mi tiempo en un caso manipulando las evidencias para conseguir mis propósitos -Permitiendo que parte de su temperamento asomara, Eve se irguió de nuevo apoyándose en la mesa-. El único fallo en su teoría, amigo, es que este es el original, traído directamente desde la sala de seguridad del edificio. Y yo he trabajado con una copia. Nunca he puesto mis manos sobre el original. Peabody recogió los discos de seguridad.

- Ella también es policía -se mofó Summerset-. Haría lo que usted le ordenara que hiciera.

- Así que llegamos a la teoría de la conspiración. ¿Has oído eso Peabody? Nos hemos compinchado para manipular las evidencias para hacer más difícil la vida de Summerset.

- A usted nada le gustaría más que ponerme entre rejas.

- En este momento en particular, tiene usted toda la razón -Eve dio un par de vueltas por la habitación hasta que estuvo segura que su carácter no gobernaría su sentido común-. Peabody, desconecte el disco. Usted conoció a Thomas Brennen en Dublín. ¿Cuál era su relación con él?

- Simplemente fue uno de los jóvenes que conocí allí.

- ¿Y Shawn Conroy?

- Lo mismo, fue una de las muchas personas que yo conocí en Dublín.

- ¿Cuándo fue la última vez que estuvo en el Trébol Verde?

- Hasta donde sé, nunca fui cliente de ese establecimiento.

- Y supongo que tampoco estaba enterado de que Shawn Conroy trabajaba allí.

- No. No sabía que Shawn había abandonado Irlanda.

Eve enganchó los pulgares en los bolsillos, preguntando después.

- Y naturalmente, usted no había hablado o visto a Shawn Conroy en estos doce años desde que dejo Irlanda.

- Exacto, teniente.

- Conocía a ambas víctimas, estuvo en el lugar en el que se cometió el primer asesinato el día en el que este se cometió, por el momento no tiene ninguna coartada comprobable para los períodos de tiempo en los que se cometieron ambos asesinatos. ¿Y quiere que me crea que no hay ninguna conexión?

Los ojos de él se clavaron con frialdad en los suyos.

- No espero que crea nada sino aquello que elija creer.

- No está siendo de ninguna ayuda si quiere que le eliminemos como sospechoso -con furia sacó de su bolsillo la ficha que había encontrado sobre la mesilla de noche de Shawn Conroy, tirándola sobre la mesa-. ¿Cuál es el significado de esto?

- No tengo ni idea.

- ¿Es usted católico?

- ¿Qué? No. -Una confusión absoluta sustituyó la frialdad de sus ojos-. Unitario. No practicante.

- ¿Tiene conocimientos de electrónica?

- ¿Disculpe?

Ella no podía obviar ninguna opción, y evitó mirar a Roarke.

- ¿Cuáles son sus deberes con respecto a su empleador?

- Son muy variados.

- Y entre estos deberes se encuentran las de enviar y recibir transmisiones.

- Naturalmente.

- Y usted es consciente de que su patrón tiene un equipo muy sofisticado de comunicaciones.

- El equipo de comunicaciones más sofisticado del planeta -había un deje de orgullo en su voz.

- Y usted esta familiarizado con su funcionamiento.

- Lo estoy.

- ¿Lo suficiente familiarizado e informado de su funcionamiento como para encubrir o borrar las transmisiones salientes?

- Desde luego… -se refrenó, apretando los dientes-. Sin embargo, no tendría ningún motivo para hacer algo así.

- ¿Le gustan las adivinanzas, Summerset?

- En ocasiones.

- ¿Y se considera usted un hombre paciente?

Él elevó sus cejas.

- Quiero creer que sí.

Ella asintió con la cabeza y mientras su estómago se cerraba en un puño, se giró. Ahí estaba el pensamiento, la idea que había estado rondando por su cabeza, y que la había mantenido desvelada durante toda la noche.

- Su hija fue asesinado cuando era una adolescente. -No oyó ningún sonido tras ella, ni un aliento. Pero si el dolor se pudiera sentir, era eso lo que se sentía en el aire. -Su actual empleador fue indirectamente responsable de su muerte.

- Él era… -Summerset carraspeó intentando aclararse la garganta. Bajo la mesa sus manos estaban agarrotadas sobre sus rodillas-. Él no fue responsable de lo que ocurrió.

- Ella fue torturada, violada y asesinada, para enseñar a Roarke una lección. Para hacerle daño. Ella sólo fue un instrumento. ¿Estoy en lo cierto?

Por un momento Summerset no pudo hablar, simplemente no podía hacer pasar las palabras a través de la pena que había clavado sus garras en su garganta.

- Fue asesinada por monstruos que se alimentaban de la inocencia -Tomando aliento, con una respiración profunda y larga dijo-. Usted, teniente, debería comprender eso.

Cuando Eve se giró para enfrentarlo, su mirada era vacía. Pero se sentía helada, completa y absolutamente helada, ya que realmente entendía la situación muy bien.

- ¿Es usted es un hombre paciente, Summerset, lo suficientemente paciente como para haber esperado todos estos años? ¿Para haber establecido una relación de confianza con su patrón, y haber conseguido tener un acceso absoluto a todas sus relaciones tanto profesionales como personales, usando esa relación, esa confianza, ese acceso, para conseguir conectarlo con un asesinato?

La silla sobre la que estaba sentado Summerset se clavó sobre el linóleo y cayó hacia atrás cuando el se levantó de un salto.

- Usted… usted se atreve ha hablarme de aprovecharse… ¿Cómo se atreve? ¿Cuándo usted es capaz de usar a una chica inocente en esta asquerosa situación? Y es capaz de quedarse ahí de pie y señalar con el dedo al hombre cuyo anillo lleva y decir que él fue responsable de los horrores que ella tuvo que pasar. Eran sólo niños. Niños. Y yo estaría dispuesto a pasarme el resto de mi vida detrás de unas rejas si con ello él es capaz de verla tal cual usted es.

- Summerset. -Roarke siguió sentado, pero puso su mano sobre el brazo de Summerset. Sus ojos eran inexpresivos y fríos cuando se encontraron con los de Eve-. Él necesita un momento.

- Bien. El interrogatorio es interrumpido a petición del representante del sujeto. Detener grabación.

- Siéntate -murmuró Roarke, manteniendo su mano en el brazo de Summerset-. Por favor.

- Son iguales, no lo ve -la voz de Summerset tembló por la emoción mientras se volvía a sentar en la silla-, con sus insignias y su intimidación y sus corazones vacíos. Todos los policías son iguales.

- Ya veremos -dijo Roarke, mirando a su esposa-. Teniente, me gustaría hablar con usted de forma extraoficial, y sin su ayudante.

- Yo no quiero -dijo con furia Summerset.

- Pero es mi elección. Si usted nos perdona, Peabody -dijo, con una leve sonrisa, Roarke señalando hacia la puerta.

Eve, desde su posición, mantuvo sus ojos sobre Roarke.

- Espere fuera, Peabody. Cierre la puerta.

- Sí, señor.

- Activar insonorización. -Cuando se quedó sola con Roarke y Summerset, Eve aguardó con las manos en los bolsillos-. Has decidido contármelo -dijo ella con frialdad-. ¿Creíste por un momento que no me daría cuenta que sabían más de lo que me contaban? ¿Creíste acaso que soy una jodida idiota?

Roarke notó el dolor que había detrás de la furia y suspiró.

- Lo siento.

- ¿Usted le pide perdón? -Soltó Summerset- después que ella…

- Cierre su maldita boca -ordenó Eve, girándose hacia él enseñándole los dientes-. Corríjame si me equivoco. El equipo para interferir transmisiones, para sortear al CompuGuard, el que se encuentra en casa. ¿Quién, aparte de nosotros tres, conoce su existencia? La primera víctima era una antigua amistad de Roarke, la segunda otra antigua amistad que fue asesinada en una de las propiedades de Roarke. Usted conoce todas sus posesiones, todo lo que hace, cómo lo hace. Pasó hace veinte años, pero eso no es mucho tiempo para usted si quiere cobrar una deuda, si quiere vengar a su hija. ¿Cómo sé yo que no estaría usted dispuesto a sacrificarlo todo para destruirlo a él?

- Porque él es todo lo que tengo. Porque él la quería. Porque él es mío -dijo Summerset mientras apartaba el vaso hacia un lado haciendo que el agua rebosara y salpicara sobre la mesa.

- Eve -dijo Roarke con suavidad mientras sentía como su corazón y su lealtad tiraban de él en direcciones opuestas-. Por favor, siéntate y escúchame.

- Puede escucharte perfectamente de pie.

- Como quieras. -Con cansancio Roarke presionó las yemas de sus dedos contra sus ojos. La mujer a la que el destino quiso que le diera su corazón no era fácil de tratar-. Ya te hablé de Marlena. Ella fue como una hermana para mí después de que Summerset que recogiera. Pero yo no era un niño -continuó, mirando a Summerset con distraído afecto-. Ni era inocente.

- Le habían golpeado y dejado medio muerto -refunfuñó Summerset.

- Fui descuidado -dijo Roarke, encogiéndose de hombros-. En cualquier caso, me quedé con ellos, trabaje con ellos.

- Estafando -dijo ella firmemente-. Robando carteras

- Sobreviviendo -dijo Roarke, sonriendo tristemente otra vez-. No pediré perdón por ello. Te hablé de Marlena… era apenas una niña, pero tenía sentimientos hacia mí de los cuales yo no era consciente. Y vino una noche a mi habitación, llena de amor y generosidad. Fui cruel con ella. No sabía, por entonces, cómo manejar la situación y fui torpe y cruel. Pensé que hacía lo correcto, que era lo más decente que podía hacer. No podía tocarla de la manera en que ella quería que yo la tocara. Era tan inocente y tan… dulce. Le hice daño, y en vez de volver a su habitación y odiarme, como yo creí… como yo esperaba que hiciera, ella salió de la casa. Los hombres que me estaban buscando, de los cuales creí, en mi arrogancia, que podría encargarme por mí mismo, la encontraron, la cogieron.

Debido a que una parte de él seguía triste, y siempre lo estaría, se calló por un momento. Cuando continuó con el relato, su voz era más tranquila, sus ojos oscuros.

- Habría intercambiado mi vida por la suya. Habría hecho cualquier cosa que ellos me hubieran dicho para evitarle un momento de miedo y dolor. Pero no pude hacer nada. No me permitieron hacer nada. La tiraron en el umbral de la casa después de haber terminado con ella.

- Era tan pequeña -la voz de Summerset era apenas un susurro-. Parecía una muñeca rota y desgarrada. Ellos mataron a mi bebé. La mataron. En ese momento, sus ojos brillantes y amargos, encontraron los de Eve-. La policía no hizo nada. Nos dieron la espalda. Marlena sólo era la hija de un indeseable. No hubo testigos, dijeron que no había evidencias. Sabían quiénes lo habían hecho, porque lo sabía todo el mundo en la calle. Pero no hicieron nada.

- Los hombres que lo habían hecho eran poderosos -continuó Roarke-. En aquella zona de Dublín, la policía hacía la vista gorda y oídos sordos a ciertas actividades. Me tomó bastante tiempo conseguir el poder y la habilidad para enfrentarme a ellos. Me llevó más tiempo conseguir saber quiénes fueron los seis hombres que habían tomado parte en la muerte de Marlena.

- Pero conseguiste saberlo y los mataste. Lo sé. -Eve había conseguido vivir con ese conocimiento-. ¿Pero qué tiene que ver esto con Brennen y Conroy? -su corazón se detuvo por un momento-. ¿Estaban ellos implicados? ¿Estaban implicados en la muerte de Marlena?

- No. Pero cada uno de ellos me suministró información en alguna ocasión. Información para encontrar a cierto hombre en cierto lugar. Y cuando encontré a esos hombres, dos de los hombres que habían violado, torturado y matado a Marlena, los maté. Despacio. Con mucho dolor. Al primero -continuó con los ojos fijos en Eve- lo destripé.

El color abandonó la cara de Eve.

- Lo destripaste.

- Me pareció adecuado. Adecuado para un bastardo cobarde que fue capaz de hacerle lo que le hizo a una muchacha joven y desvalida. Encontré al segundo hombres por algunos datos que compré a Shawn. Cuando lo encontré, le fui cortando las venas una a una, y dejé que se desangrara hasta morir.

Eve se sentó en ese momento, presionando las manos contra las cuencas de sus ojos.

- ¿Quién más te ayudo?

- Es difícil de decir. Hablé con docenas de personas, juntando datos y rumores, y cosas así. Estaba Robbie Browning, pero ya lo he comprobado. Continúa en Irlanda, un invitado del gobierno por otros tres o cinco años. Jennie O’Leary, ella se encuentra en Wexford regenteando una pensión. Ayer me puse en contacto con ella, así que esta sobre aviso. Jack…

- Maldita sea. -Eve golpeó la mesa con sus puños-. Deberías haberme dado una lista con sus nombres en el mismo instante en que te conté lo de Brennen. Debiste haber confiado en mí.

- No era cuestión de confianza.

- ¿No lo era?

- No -él agarró su mano antes de que ella pudiera alejarse-. Era cuestión de que tenía la esperanza de estar equivocándome. Y era cuestión de intentar no ponerte en la situación en la que acabo de ponerte.

- Pensaste que podrías manejar este asunto sin mí.

- Esperaba poder hacerlo. Pero como Summerset ha hecho constar, eso ya no es una opción. Necesitamos tu ayuda.

- Tú necesitas mi ayuda -dijo lentamente, liberando la mano que él le había agarrado de un tirón-. Tú necesitas mi ayuda. ¡Genial, excelente! -dijo poniéndose de pie-. ¿Te das cuenta que lo que me acabas de contar cambia totalmente el cariz del asunto? Si lo uso, ambos acabarán entre rejas. Asesinato en primer grado, entre otras múltiples acusaciones.

- Summerset no asesinó a nadie -dijo Roarke con la frialdad que le caracterizaba-. Lo hice yo.

- Sí, claro, eso cambia totalmente la situación.

- ¿Entonces le crees?

Él es todo lo que tengo. Eve oyó de nuevo las palabras dichas por Summerset, la pasión que había detrás de ellas, escuchándolas una y otra vez en su cabeza.

- Le creo. El nunca te implicaría. Te quiere.

Roarke comenzóó a decir algo, cerró la boca, y fijo su mirada pensativa en sus propias manos. Esa simple declaración, la verdad que se escondía detrás de esas simples palabras lo sacudió.

- No sé lo que voy a hacer -dijo casi para sí misma, como necesitando oír las palabras en voz alta-. Tengo que seguir lo que indican las evidencias, y hacerlo escrupulosamente de acuerdo con los reglamentos. Oficialmente. Si me cayera esta información, tendría que presentar cargos contra ti -se agachó poniéndose al mismo nivel que Summerset-; así que esto es lo que vamos a hacer: la única manera que tiene de ayudarse es tenerme confianza, dándome toda la información que tenga. Controlará su temperamento, que trabaja en contra suya. Me estoy metiendo en esto con las manos atadas a la espalda. Voy a necesitar que también tú me des tu confianza y me digas todo lo que sepas -dijo, dirigiéndose a Roarke.

- La tienes. Siempre.

- ¿La tengo? -Rió ella sin humor-. Las evidencias indican lo contrario. Y soy malditamente buena consiguiendo evidencias, Roarke -caminó hacia la puerta, pero sin abrirla-. Sacaré su huesudo culo de ésta, Summerset. Porque ese es mi trabajo. Porque no todos los policías dan la espalda. Y porque esta policía mantiene siempre sus ojos y oídos atentos -lanzó una última y fulminante mirada a Roarke-. Siempre.

Abrió la puerta y salió sin mirar atrás.