ALOCUCIÓN DE DON CARLOS HUGO AL SER EXPULSADO DE ESPAÑA POR FRANCO (1968)
Carlistas:
Es una reunión esta inesperada y triste. Triste, porque es triste pensar que los treinta años de una guerra terrible y cruel, vencida por uno de los dos campos, el campo vencedor ha llegado a ser refugio para los hombres que quieren seguir teniendo dividido el país. Y esto es triste.
Es muy triste que en un momento en el cual nuestra Patria se está debatiendo entre grandes dificultades de otro orden, de toda índole, a la única fuerza seria del Alzamiento capaz hoy de ilusionar, de atraer, de vincular a una juventud entera se la trate como se la trata. Porque el ponerme en la frontera no es sino maltratar al sentido popular, ya que el carlismo es, en esencia, de todo el Pueblo Español, el del pasado, el del presente y, sobre todo, el del futuro.
El procurador en Cortes, Gabriel Zubiaga Imaz.
Acto de la presentación de la candidatura carlista, en las elecciones legislativas de 1979.
Y estas actitudes precipitadas de algunos son lamentables para nuestra Patria. Porque quisiera saber quién va a sostener este país si vienen de verdad dificultades. Ese día, todo el mundo se acordará de los carlistas. Todo el mundo dirá: ¡qué vengan los requetés a salvarnos! Y ese día no habrá requetés para salvar las situaciones; porque estarán en sus casas. ¡No querrán! No querrán ir a salvar unas instituciones que han ido sistemáticamente contra lo que ellos en su conciencia y en su inteligencia consideraban que era el futuro de España.
¡Yo quiero a mi país con todo mi corazón! Y lamento que algunos, por falta de visión de futuro, por sus intereses personales, adopten actitudes que crean más descontento en nuestra Patria del que hay. ¡Y ya hay suficiente descontento en nuestro país!
Pero al mismo tiempo que este momento es triste, es un momento esperanzador. No es la primera vez que paso esta frontera… tampoco será la última.
Señores, cuento con vuestra actuación y con vuestro sentido de la disciplina. Hay que saber en la vida enfadarse y desenfadarse. En la vida política es necesario saberlo hacer a tiempo y no a destiempo. La vida pública exige que tengamos todos un gran control de nuestras reacciones; que no seamos «ibéricos» a contratiempo.
Don Carlos Hugo, con sus cuatro hijos, en Múnich.
Entonces, señores, lo que yo os pido es pensar que vuestra actuación es vital para el futuro de España. No porque haya separadores hay que dejarse separar del futuro del país. Y fiel a la Dinastía, fiel a mi Padre el Rey, todos juntos reconquistaremos no solamente la pequeña parcela de libertad de la cual acabo de ser privado, sino la inmensa parcela de la libertad para todos los españoles, dentro de un clima de paz, concordia y libertad. ¡Viva España!
Fuente: Archivo del autor. Madrid.