RECUENTO FINAL Y CONSECUENCIAS DE LA PARTICIPACIÓN EN LA GUERRA CIVIL
Es muy difícil, por no decir casi imposible, cifrar la participación de los requetés en la Guerra Civil. Como ya hemos visto, según unos fue de 40.000; en cambio, otros de 70.000. El general Rafael Casas de la Vega, en un opúsculo sobre el requeté asegura que fue de 60.000. Los datos oficiales son, en la mayoría de los casos, incompletos y concretados a fechas o batallas señaladas. A los autores de estudios y textos sobre la Guerra Civil les ocurre lo mismo. Los citados Redondo y Zavala se apuntan a la cifra de 40.000.
En cuanto a las bajas de heridos, muertos y desaparecidos, sucede igual. Según la publicación del Cuartel General de la Milicia de FET y de las JONS, el total de requetés muertos y heridos fue de 24.632. En cambio, Julio Aróstegui, en su obra Los combatientes carlistas en la Guerra Civil española 1936-1939, cifra en sólo 13.389 las bajas sufridas por los requetés. Redondo y Zavala señalan que, en sólo seis tercios, los muertos fueron 24.960 y los heridos, 11.030. Es decir, un total de 35.990 bajas. Las cifras no coinciden ni en las fuentes ni en los textos.
Junta de Gobierno del Partido Carlista, reunida en París con los miembros de la dinastía carlista.
De todos modos nos da una idea de la sangría producida en los combatientes carlistas. Sin contar, claro está, la población civil que fue víctima de los bombardeos y los combates en ciudades y pueblos.
Dos bajas importantes para los carlistas fueron, en primer lugar, la del general Sanjurjo, muerto en «oportuno» accidente de aviación cuando, desde Portugal, se iba a incorporar al alzamiento, y, en segundo lugar, la del general Emilio Mola, con quien los carlistas pactaron su participación en la guerra, muerto también en «otro» accidente de aviación el 3 de junio de 1937, en Alcocer, cerca de Burgos. Otra baja también muy importante fue la del rey de los carlistas, Alfonso Carlos de Borbón y Austria-Este, muerto en accidente de tráfico en Viena el 28 de septiembre de 1936, cuando se dirigía a pie a depositar en Correos un telegrama de felicitación a las tropas carlistas por la liberación del Alcázar de Toledo.
Como colofón habría que preguntarse si para los carlistas valieron la pena tantos sacrificios y tantas muertes. Es evidente que no. La muerte prematura de sus dos valedores, Sanjurjo y Mola, la de su rey, don Alfonso Carlos y el destierro de su jefe político, Manuel Fal Conde, así como el ascenso de su enemigo ideológico y político, el dictador general Francisco Franco, truncaron sus esperanzas de victoria. Y, para colmo, su participación coadyuvó, sin quererlo, a consolidar una de las dictaduras más crueles y sangrientas sufridas por los españoles.
El jefe del requeté andaluz, Enrique Barrau Salado.
Manifestación carlista en el año 1968 en Pamplona.
ÁRBOL GENEALÓGICO DE LA FAMILIA REAL BORBÓN PARMA