Para Lais y Rui
Antunes,
en cuya casa pemambucana y
fraternal,
crecieron, al calor de la
amistad,
Quincas y su
gente.
Que cada cual cuide de su
entierro;
el imposible no
existe.
(Última frase de Quincas Berro Dagua,
según Quiteria, que estaba a su lado)