De: maestroyuko@wanadoo.es

Para: laurasumisa@hotmail.com

Enviado: Martes, diciembre 3, 2002, 22:18

Laura, tienes razón cuando dices que el bondage de pelo no proporciona placer. No es placer, al menos no en el sentido rudimentario del término, lo que se encuentra a esas alturas. Es algo indescriptible que, aun a riesgo de equivocarme, definiría como semejante a la belleza de un lago. Claro que no un lago común y corriente. Un lago oculto, durante mucho tiempo, a la curiosidad de los hombres. Lo que le ha permitido conservar intacta su mágica naturaleza. Hay que vencer montañas y barrancos, valles y desfiladeros para llegar a él. Enfrentarse a bestias sinuosas y a malévolos vientos. Hay que enfrentarse a uno mismo, el peor de los contrincantes, y vencer. Hay que derrotar a la lujuria, que, armada, convertida en pecado, espera oculta tras las rocas, y conseguir que muestre su rostro maternal.

Un barquero, a un tiempo inhumano y humano, surca el lago. Puede guiarte hasta al reino de los monstruos amados. Al país de las heridas compasivas, al mundo de las sombras luminosas.

Que te acepte como pasajera o no, depende de ti.

Como bien dices, usar tu cabellera para bondage de pelo queda en mis manos. Yo y nadie más decide lo que haré contigo cuando nos encontremos. Pero lo que alcances depende de ti.

Yo abro puertas.

Come insectos cada vez que te plazca.

Maestro Yuko