Ak. II, 489. Razonamiento sobre el aventurero Jan Pawlikowicz Idomozyrskich Komarnicki

Ak. II, 489

RAZONAMIENTO SOBRE EL AVENTURERO JAN PAWLIKOWICZ IDOMOZYRSKICH KOMARNICKI[73]

A los ojos de quienes con gusto espían la naturaleza bruta, por lo común harto irreconocible bajo la educación de los seres humanos, lo más notable, al contemplar y escuchar al entusiasmado fauno y a su muchacho, es el pequeño salvaje, el cual, crecido en los bosques, ha aprendido a enfrentarse a todas las dificultades del clima con una feliz alegría, no muestra en su rastro ninguna franqueza vulgar, y no tiene nada del estúpido apocamiento, que es un efecto de la servidumbre o de la forzada atención [a la que se obliga a los niños] en su educación. Para decirlo brevemente —si se elimina lo que algunas personas, que le han enseñado a pedir dinero y a ser goloso, ya han corrompido en él— parece ser un niño perfecto en el sentido en el que puede desearlo un moralista experimental que fuera tan razonable que no aplicara al bello loco los principios del señor Rousseau antes de haberlos examinado. Al menos, esta admiración, de la que no son capaces todos los espectadores, debería ser menos para reírse que lo que aquel llamado niño de Silesia con el diente de oro proporcionó a muchos sabios alemanes hasta que, por medio de un orfebre, fueron liberadas de la molestia de fatigarse por más tiempo con el esclarecimiento de aquel prodigio.