Con la práctica de tomar y dar podemos seguir mejorando las mentes de amor y compasión. Gracias a esta práctica cultivaremos una bodhichita superior, que es la entrada del camino que nos conduce a la iluminación. Como se ha mencionado con anterioridad, la iluminación es la luz interior de la sabiduría que está libre para siempre de las apariencias equívocas y cuya función es proporcionar paz mental cada día a todos los seres sintientes. Es la fuente de toda felicidad.
Cuando meditamos por primera vez en tomar y dar, no somos capaces, en realidad, de tomar el sufrimiento de los demás ni de darles nuestra felicidad, pero al imaginarlo, estamos adiestrando la mente para poder hacerlo en el futuro. De momento no podemos beneficiar a todos los seres sintientes, pero tenemos el potencial de hacerlo, que es parte de nuestra naturaleza de Buda. Al practicar las meditaciones de tomar y dar con intensa compasión hacia todos los seres sintientes, madurará el potencial de poder beneficiarlos y entonces nos convertiremos en un ser iluminado, un Buda.
En este contexto, tomar significa ‘tomar sobre uno mismo el sufrimiento de los demás por medio de la meditación’. Al comenzar la práctica de tomar y dar, no debemos preocuparnos demasiado de si es posible realmente aliviar el sufrimiento de los demás solo con el poder de la imaginación. En lugar de ello, hemos de concentrarnos en realizar la práctica con buena motivación, sabiendo que es uno de los métodos supremos para acumular méritos o buena fortuna y mejorar el poder de la concentración. Además, gracias a esta práctica, nuestras acciones se volverán puras y podremos lograr nuestros objetivos con facilidad. Si nos adiestramos con sinceridad, nuestra meditación de tomar y dar se volverá tan poderosa que desarrollaremos la habilidad de tomar directamente el sufrimiento de los demás y de ofrecerles felicidad.
Existen numerosos ejemplos de practicantes realizados que con el poder de su concentración tomaron el sufrimiento de personas con quienes tenían una conexión kármica especial. Hay un relato acerca de un gran erudito y meditador llamado Maitriyogui que tomó el sufrimiento de un perro al que estaban apaleando; como resultado, las heridas de los golpes aparecieron en su cuerpo y no en el del perro. El gran yogui tibetano Milarepa dominaba a la perfección la meditación de tomar y dar. En cierta ocasión, tomó el sufrimiento de un hombre, pero este no se creía que sus dolores hubieran cesado gracias a él. Entonces, para demostrárselo, Milarepa le devolvió los dolores, y cuando se hicieron insoportables, los transfirió a una puerta, que empezó a temblar. Los budistas sinceros creen que cuando su Guía Espiritual está enfermo es porque está tomando el sufrimiento de los demás. Muchos cristianos también creen que Jesús se dejó crucificar para tomar el sufrimiento de los seres humanos. Es muy probable que Jesús estuviese realizando esta práctica cuando estaba en la cruz.
Quizá nos preguntemos, ¿por qué los seres sintientes siguen sufriendo si los Budas y los Bodhisatvas con elevadas realizaciones pueden tomar realmente el sufrimiento de los demás y concederles felicidad? Puesto que los Budas poseen este poder, bendicen constantemente a todos los seres sintientes. Como resultado directo de sus bendiciones, todos y cada uno de ellos, incluidos los animales y los seres de los infiernos, disfrutan de vez en cuando de mentes apacibles, y en esas ocasiones están felices y libres de sufrimiento manifiesto. No obstante, el único modo de que los seres sintientes puedan alcanzar la liberación permanente del sufrimiento es poner realmente en práctica las enseñanzas de Buda. Al igual que un médico no puede curar a su paciente a menos que este tome el medicamento que le ha prescrito, los Budas tampoco pueden sanarnos de la enfermedad interna de los engaños si no tomamos la medicina del Dharma.
Si tenemos las contraventanas de nuestra casa cerradas, aunque brille el sol, apenas entrará la luz, y la casa permanecerá fría y oscura; pero si las abrimos, los cálidos rayos del sol la inundarán. Del mismo modo, aunque el sol de las bendiciones de Buda brilla en todo momento, mientras nuestra mente esté cerrada por la falta de fe, podrán entrar en ella pocas bendiciones y permanecerá fría y oscura; pero si generamos fe intensa, nuestra mente se abrirá y recibiremos de pleno el sol de las bendiciones de los Budas. La fe es la fuerza vital de la práctica espiritual. Necesitamos una fe inalterable en las enseñanzas de Buda, de lo contrario nunca nos esforzaremos en ponerlas en práctica.
A los seres no humanos, como los animales e incluso los dioses, el sufrimiento solo les causa malestar e infelicidad y no pueden aprender nada de él. En cambio, los seres humanos que han encontrado el Budadharma pueden aprender mucho del sufrimiento. Para nosotros, puede convertirse en un gran estímulo para cultivar la renuncia, la compasión y la bodhichita, y nos anima a realizar una práctica sincera de purificación.
Cuando el maestro budista Yhe Gampopa era joven y laico se casó con una mujer hermosa y era feliz, pero al poco tiempo su esposa enfermó y falleció. Debido al fuerte apego que sentía por ella, Gampopa sufrió intensamente, pero esta pérdida le hizo comprender que la naturaleza del samsara es muerte y sufrimiento, y gracias a ello tomó la decisión de alcanzar la liberación permanente del samsara, el ciclo de vidas impuras, mediante la práctica pura del Dharma. Primero recibió enseñanzas de varios gueshes kadampas y se adiestró en el Lamrim kadam, y luego conoció a Milarepa, que le transmitió las instrucciones del Mahamudra. Gracias a que puso en práctica con sinceridad todas estas enseñanzas, se convirtió finalmente en un gran maestro y condujo a numerosos seres por el camino espiritual. Así pues, podemos ver que para los practicantes de Dharma cualificados, el sufrimiento tiene numerosas buenas cualidades. Para ellos, los sufrimientos del samsara son como el Guía Espiritual que los conduce por el camino hacia la iluminación. Shantideva dice:
«Además, el sufrimiento tiene muy buenas cualidades,
al experimentarlo podemos eliminar el orgullo,
generar compasión por los que están atrapados en el samsara,
abandonar el mal y deleitarnos en la virtud».
Atisha, el fundador de la tradición kadampa también dice:
«Si, animada por su propio sufrimiento,
una persona desea con sinceridad liberar a los demás del suyo,
dicho practicante es un ser de capacidad superior».
Si comprendemos las buenas cualidades de nuestro propio sufrimiento, lo cual es sabiduría, debemos generar una gran alegría de tener la oportunidad de hacer la práctica de tomar con compasión.
TOMAR NUESTRO PROPIO SUFRIMIENTO FUTURO
Como preparación para la meditación en sí de tomar el sufrimiento de los demás, podemos tomar nuestro propio sufrimiento futuro. Esta meditación es un poderoso método para purificar las malas acciones o karma negativo que hemos creado, la causa principal de nuestro sufrimiento futuro. Si eliminamos esta causa, no tendremos que experimentar su efecto. Es más importante liberarnos del sufrimiento futuro que del presente, puesto que el primero es infinito, mientras que el segundo lo experimentamos solo en esta vida de corta duración. Por lo tanto, mientras tengamos la oportunidad de purificar las causas de nuestro sufrimiento futuro, hemos de adiestrarnos en tomarlo. Con esta práctica también reduciremos la estimación propia, la causa principal de que nos resulte tan difícil soportar el dolor, y además mejoraremos la paciencia. Cuando por medio de la práctica de aceptar con paciencia nuestro propio sufrimiento, podamos aceptar con alegría las adversidades, nos resultará más fácil tomar el de los demás. De este modo, adquiriremos la habilidad de eliminar nuestro sufrimiento y de beneficiar a los demás. Con este entendimiento generamos la determinación de purificar nuestras acciones perjudiciales tomando ahora sus efectos.
Imaginamos que los sufrimientos futuros que tendremos que experimentar cuando renazcamos como un ser humano, un dios, un semidiós, un animal, un espíritu ávido o un ser infernal, se acumulan bajo el aspecto de humo negro que se disuelve en nuestra mente ignorante de aferramiento propio y estimación propia en el corazón. Pensamos con convicción que nuestra mente ignorante de aferramiento propio y estimación propia queda completamente destruida y que hemos purificado los potenciales perjudiciales de nuestra mente, las causas de todo el sufrimiento futuro. Entonces meditamos en esta creencia durante tanto tiempo como podamos. Repetimos la meditación de tomar nuestro sufrimiento futuro muchas veces, hasta que recibamos señales de que hemos purificado el karma negativo. Al realizar esta meditación sentiremos una alegría que nos animará a generar el deseo sincero de tomar el sufrimiento de los demás con compasión.
También podemos prepararnos para la meditación en sí de tomar el sufrimiento de los demás recitando oraciones. Es muy fácil recitar oraciones y si lo hacemos con un buen corazón y fuerte concentración, son muy poderosas. Con la convicción de que Buda Shakyamuni está frente a nosotros, rezamos la siguiente oración concentrándonos en su significado:
Por lo tanto, ¡oh, compasivo y venerable Guru!, ruego tus bendiciones
para que todo el sufrimiento, faltas y obstrucciones de los maternales seres sintientes
maduren ahora mismo en mí.
Al pensar en tomar el sufrimiento de todos los seres sintientes, sentimos alegría y mantenemos este sentimiento especial durante tanto tiempo como podamos. Si repetimos esta oración día y noche, aumentaremos constantemente el deseo sincero de tomar el sufrimiento de los demás. Entonces realizamos la práctica en sí de tomar el sufrimiento de los demás.
BENEFICIOS DE TOMAR EL SUFRIMIENTO DE LOS DEMÁS
La práctica de tomar y dar nos proporciona cuatro beneficios principales. Son métodos poderosos para: 1) purificar el potencial de las acciones perjudiciales que nos hacen padecer graves enfermedades, como el cáncer, 2) acumular una gran cantidad de méritos, 3) madurar nuestro potencial de tener la capacidad de beneficiar a todos los seres sintientes y 4) purificar la mente.
Cuando purifiquemos la mente por medio de las prácticas de tomar y dar, todas las realizaciones espirituales florecerán con facilidad en nuestra mente. Con la contemplación de los cuatro beneficios principales de meditar en tomar y dar, hemos de animarnos a nosotros mismos a practicar estas meditaciones con sinceridad.
Con la práctica de la meditación de tomar el sufrimiento de todos los seres sintientes generaremos una mente muy firme que es capaz de soportar las adversidades con valentía. De momento, nuestra mente es como una herida abierta y nos deprimimos ante la menor dificultad. Con una mente tan débil, incluso las pequeñas dificultades obstaculizan nuestra práctica de Dharma. No obstante, si nos adiestramos en tomar, podremos fortalecer la mente hasta que sea imperturbable. Los gueshes kadampas rezaban para tener una mente tan fuerte como el yunque de un herrero, que no se rompe por mucho que lo golpeen. Necesitamos una mente fuerte y estable que no se perturbe por las dificultades de la vida. Con ella avanzaremos como un héroe o una heroína y nada podrá interferir en nuestro camino hacia la iluminación.
Aquellos que tienen una experiencia profunda de la práctica de tomar pueden colmar con facilidad tanto sus deseos como los de los demás. ¿Por qué? Porque poseen méritos en abundancia y sus deseos son siempre puros y compasivos. Incluso pueden satisfacer sus deseos con el poder de la oración o con solo declarar la verdad.
Existen numerosos relatos de Bodhisatvas que realizaron proezas sobrenaturales con el poder de declarar la verdad. Estas declaraciones son muy poderosas porque están motivadas por la bodhichita, cuyo poder procede de la gran compasión. Cuando yo era un monje joven y vivía en el monasterio de Yhampa Ling, en el oeste del Tíbet, estuve muy enfermo durante unos meses. Cuando el dolor era casi insoportable, mi maestro Gueshe Palden vino a visitarme. Tenía un mala bendecido y a menudo nos contaba lo especial que era, pero nosotros pensábamos que bromeaba. Sin embargo, en esta ocasión, se sentó en mi cama y me dijo: «Si es verdad que el Buda de la Sabiduría, Manyhushri, ha bendecido mi mala, que te cures con rapidez», lo puso sobre mi coronilla y me bendijo. Después de ello me recuperé por completo.
Hay dos maneras de adiestrarnos en tomar con compasión. La primera consiste en imaginar que tomamos el sufrimiento de todos los seres en general, y la segunda, que tomamos el de una persona en particular o el de un grupo específico de seres.
Para practicar el primer método, imaginamos que estamos rodeados de todos los maternales seres sintientes, sin excepción. Como señal de buen augurio y para ayudarnos a identificarnos con ellos con facilidad, los visualizamos con aspecto humano, pero hemos de recordar que padecen los sufrimientos característicos del reino donde hayan renacido. No es necesario percibirlos con claridad, basta con tener una imagen aproximada.
Luego, desde lo más profundo del corazón pensamos:
En sus incontables vidas futuras todos estos seres sintientes, mis madres, van a tener que experimentar los tormentos desmesurados de los animales, los espíritus ávidos y los seres de los infiernos, y los sufrimientos inconmensurables de los seres humanos, los semidioses y los dioses vida tras vida, sin cesar. ¡No lo puedo soportar! ¡Qué maravilloso sería si todos los seres sintientes se liberaran para siempre de estos sufrimientos! Que puedan conseguirlo. Voy a trabajar ahora para su liberación.
Pensamos de este modo e imaginamos que el sufrimiento de todos los seres sintientes se acumula bajo el aspecto de humo negro, que se disuelve en la ignorancia del aferramiento propio y la estimación propia en nuestro corazón. A continuación pensamos con convicción que todos los seres sintientes se liberan de manera permanente del sufrimiento y que nuestra ignorancia del aferramiento propio y estimación propia queda totalmente destruida. Meditamos en esta creencia de manera convergente durante tanto tiempo como podamos.
Hemos de practicar esta meditación de manera continua con compasión por todos los seres sintientes hasta que recibamos señales de que nuestra mente se ha purificado. Estas señales pueden ser que nos curamos de una enfermedad, disminuyen nuestros engaños, nuestra mente está más contenta y apacible, mejoran nuestra fe, intención y visión correctas y, en especial, se intensifica nuestra experiencia de la compasión universal.
Es posible que pensemos que la creencia de que los seres sintientes han alcanzado la liberación permanente del sufrimiento gracias a nuestra meditación es incorrecta porque en realidad no la han conseguido. Aunque es cierto que, en realidad, los seres sintientes no han alcanzado la liberación permanente, nuestra creencia es correcta porque surge de la compasión y la sabiduría, y, en particular, del poder de la concentración. Meditar en esta creencia hará madurar con rapidez nuestro potencial de poder liberar para siempre a todos los seres del sufrimiento, de modo que alcanzaremos pronto la iluminación. Por lo tanto, nunca deberíamos abandonar esta creencia tan beneficiosa, cuya naturaleza es sabiduría.
Es cierto que al principio no tenemos el poder de tomar directamente el sufrimiento de los demás, pero si seguimos meditando con la convicción de que lo hacemos, poco a poco lo lograremos. La meditación de tomar es el camino rápido a la iluminación y es similar a la práctica tántrica de traer el resultado al camino, en la que imaginamos con intensidad que ya somos un Buda y, como resultado, de forma gradual nos convertimos en un Buda. Lo cierto es que si ni siquiera somos capaces de imaginar que alcanzamos la iluminación, ¡nunca podremos lograrla! Según las enseñanzas del adiestramiento de la mente, la práctica de tomar y dar es similar a la práctica del mantra secreto o tantra. Se dice que las realizaciones tántricas pueden lograrse simplemente gracias a la creencia correcta y la imaginación. Esta práctica es muy simple, solo tenemos que familiarizarnos en profundidad con la meditación en la creencia correcta y la imaginación tal y como se presenta en el tantra, aplicando esfuerzo de manera continua.
¿Cómo es posible que algo que existe solo en nuestra imaginación se convierta en realidad? La mente posee la extraordinaria cualidad de primero crear objetos con la imaginación y luego convertirlos en una realidad de nuestra vida diaria. De hecho, todo tiene su origen en la imaginación. Por ejemplo, la casa en que vivimos, primero la creó un arquitecto en su imaginación, luego dibujó los planos y realizó el proyecto para que se construyera. Si nadie hubiera imaginado nuestra casa en primer lugar, nunca se habría construido. En realidad, la mente es la creadora de todo lo que experimentamos. Las creaciones externas como el dinero, los coches y los ordenadores, surgieron de la imaginación de alguien; si nadie los hubiera imaginado, nunca se habrían inventado. Del mismo modo, las creaciones internas y las realizaciones de Dharma, incluso la liberación y la iluminación, se generan a partir de la imaginación correcta. Así pues, tanto en el caso de los logros mundanos como en el de las realizaciones espirituales, la imaginación es de primordial importancia.
Si imaginamos un objeto que en teoría podría existir y luego nos familiarizamos con él durante suficiente tiempo, terminará por aparecer en nuestra mente de manera directa, primero en la percepción mental y luego incluso en las sensoriales. Mientras el objeto aún solo sea imaginado, la mente que lo aprehende será una mera creencia. Si el objeto es beneficioso, la creencia será correcta, pero si estimula los engaños, será incorrecta. La creencia es una mente conceptual que aprehende su objeto por medio de una imagen mental o genérica del mismo. Si meditamos en una creencia correcta durante el tiempo suficiente, la imagen genérica se volverá cada vez más transparente hasta que finalmente desaparecerá por completo y percibiremos el objeto de manera directa. En ese momento, el objeto imaginado se convertirá en real. Si meditamos en la creencia beneficiosa de que hemos liberado a todos los seres sintientes y eliminado nuestra estimación propia, finalmente lo lograremos y la creencia correcta se habrá transformado en un conocedor válido, una mente en la que podemos confiar por completo.
El segundo método de adiestrarnos en tomar con compasión consiste en tomar el sufrimiento de ciertas personas o grupos de seres en particular que habitan en los infinitos universos. Por ejemplo, dirigimos nuestra atención hacia todos los seres sintientes que están enfermos, generamos compasión y pensamos:
Estos seres sintientes tienen que experimentar los sufrimientos de las enfermedades en esta vida y en sus incontables vidas futuras sin cesar. ¡Qué maravilloso sería si se liberaran para siempre de las enfermedades! Que puedan conseguirlo. Voy a trabajar para lograrlo. Debo hacerlo.
Pensamos de este modo e imaginamos que el sufrimiento de las enfermedades de todos los seres sintientes se acumula bajo el aspecto de humo negro, que se disuelve en la ignorancia del aferramiento propio y la estimación propia en nuestro corazón. A continuación pensamos con convicción que todos estos seres se liberan para siempre del sufrimiento de las enfermedades y que nuestra ignorancia del aferramiento propio y de la estimación propia queda totalmente destruida. Meditamos en esta creencia de manera convergente durante tanto tiempo como podamos.
Del mismo modo, podemos practicar la meditación de tomar concentrándonos en una persona o en un grupo en particular que estén experimentando otras clases de sufrimientos, como pobreza, guerra o hambre.
Cuando tenemos un problema determinado, como una enfermedad, falta de recursos económicos o emociones perturbadoras, podemos pensar en los innumerables seres que padecen dificultades similares, e imaginar con compasión que tomamos su sufrimiento. Esto nos ayudará a afrontar nuestro problema, y al purificar el karma negativo que lo hace perdurar es posible que incluso logremos eliminarlo. Por ejemplo, si sufrimos de un apego intenso, podemos pensar en todas las personas que padecen este engaño, generar compasión hacia ellas e imaginar que tomamos su apego y el sufrimiento que les causa. Este es un método muy poderoso para eliminar nuestro propio apego.
Tomar con compasión es una mente de inmensa pureza porque no está contaminada por la estimación propia. Cuando nuestra mente es pura, nuestras acciones también lo son y nos convertimos en un ser puro. Si morimos sintiendo una compasión intensa por todos los seres sintientes, renaceremos con toda seguridad en una tierra pura de Buda. Esto se debe a que la compasión que generamos cuando estamos muriendo hace madurar de manera directa el potencial de renacer en una tierra pura de Buda. Este es el efecto beneficioso de tener un buen corazón. Como resultado de mantener el buen corazón que desea con sinceridad liberar para siempre a todos los seres sintientes del sufrimiento, nosotros mismos experimentaremos la liberación permanente del sufrimiento al renacer en una tierra pura de Buda.
Para terminar la sesión de meditación, dedicamos nuestros méritos para que todos los seres sintientes se liberen de sus problemas y sufrimientos y reine una paz duradera en el mundo.
DAR CON AMOR
En este contexto, dar significa ‘con una mente pura de amor desiderativo ofrecer nuestra felicidad a los demás por medio de la meditación’. Por lo general, en el ciclo de vidas impuras, el samsara, no existe la felicidad verdadera. Como ya se ha mencionado, la felicidad de que normalmente disfrutamos cuando comemos, bebemos, mantenemos relaciones sexuales y demás no es verdadera felicidad, sino una mera disminución de un problema anterior o de la insatisfacción que sentíamos antes.
¿Cómo meditamos en la práctica de dar? En la Guía de las obras del Bodhisatva, Shantideva dice [refiriéndose al cuerpo]:
«[...] para que todos los seres sintientes disfruten de bienestar,
lo transformaré en una joya iluminada que colma todos los deseos».
Debemos entender y creer que nuestro cuerpo que reside de manera continua, el cuerpo muy sutil, es la verdadera joya que colma todos los deseos; es nuestra naturaleza de Buda y con ella colmaremos nuestros deseos y los de todos los seres sintientes. A continuación, pensamos:
Todos los seres sintientes desean ser felices en todo momento, pero no saben cómo conseguirlo. Nunca disfrutan de verdadera felicidad porque, debido a su ignorancia, acaban con ella al generar engaños como el odio y cometer acciones perjudiciales. ¡Qué maravilloso sería si todos los seres sintientes disfrutaran de la felicidad pura e imperecedera de la iluminación! Que disfruten de esta felicidad. Ahora voy a ofrecer mi felicidad futura de la iluminación a todos y cada uno de los seres sintientes.
Pensando de este modo imaginamos que de nuestro cuerpo que reside de manera continua, ubicado en el corazón, irradiamos infinitos rayos de luz cuya naturaleza es nuestra felicidad futura de la iluminación. Estos rayos alcanzan a todos los seres sintientes de los seis reinos y creemos con firmeza que experimentan la felicidad pura e imperecedera de la iluminación. Meditamos en esta creencia de manera convergente durante tanto tiempo como podamos. Hemos de practicar esta meditación con perseverancia hasta que creamos de forma espontánea que ahora todos los seres sintientes han recibido realmente nuestra felicidad futura de la iluminación.
Si deseamos realizar la meditación de dar con amor de manera más extensa, podemos imaginar que los rayos de luz colman los deseos particulares de todos y cada uno de los seres sintientes. Los seres humanos encuentran entornos y disfrutes puros, un cuerpo y una mente puros y una vida llena de significado. Los animales reciben comida y un refugio seguro y cálido y quedan libres de ser utilizados por los seres humanos para su diversión o trabajo; los espíritus ávidos reciben bebida y alimentos, y se liberan de la pobreza; los seres de los infiernos calientes, reciben una brisa refrescante, y los de los infiernos fríos, cálidos rayos de sol. Los semidioses reciben paz y satisfacción, y se liberan de los problemas de los celos, y los dioses logran una felicidad no contaminada y sus vidas se llenan de significado. Al disfrutar de estos objetos de deseo, todos los seres sintientes quedan plenamente satisfechos y experimentan el gozo no contaminado de la iluminación.
Aunque esta práctica consiste principalmente en familiarizarnos con el deseo de dar, también podemos tomar y dar de manera práctica cuando se nos presente la oportunidad. A nuestro nivel, la concentración no será lo bastante poderosa como para tomar realmente el sufrimiento de los demás, pero a menudo podemos beneficiarlos de manera práctica. Podemos aliviar el dolor de los que padecen enfermedades cuidándolos debidamente y atender a las personas desvalidas que no son capaces de cuidarse a sí mismas. Aceptar las dificultades que surgen al ayudar a los demás es también una manera de dar. Además, podemos ofrecerles ayuda material, nuestro trabajo, habilidades, enseñanzas de Dharma o buenos consejos. Cuando nos encontremos con personas que estén deprimidas y necesiten ánimos, podemos dedicarles nuestro tiempo y amor.
También podemos practicar la generosidad con los animales. Rescatar insectos que se estén ahogando o retirar con suavidad gusanos del camino son ejemplos de dar protección. Incluso dejar a un ratoncillo rebuscar en la papelera de nuestra habitación sin enfadarnos es también una forma de dar. Los animales desean ser felices, igual que nosotros, y necesitan nuestra ayuda incluso más que los humanos. Por lo general, la mayoría de los seres humanos tienen capacidad para ayudarse a sí mismos, pero los animales están tan ofuscados por la ignorancia, que no pueden mejorar su situación. Así como nuestra vida es importante, debemos comprender que la vida de los animales, incluidos los insectos, es también importante. Por lo tanto, debemos dejar de matar insectos y no aplastarlos sin ninguna consideración por su sufrimiento ni respeto por su vida. Los animales han renacido en un estado de existencia inferior al nuestro, pero no por ello debemos pensar que sean menos importantes. Los Budas y Bodhisatvas tienen completa ecuanimidad y estiman a los seres humanos y a los animales por igual.
Al terminar la meditación de dar, dedicamos los méritos para que todos los seres sintientes logren la felicidad verdadera. También podemos hacer dedicaciones especiales, como rezar para que los enfermos recuperen la salud, los pobres obtengan riqueza, los parados encuentren buenos trabajos, los que no tienen éxito lo consigan, los que sufren ansiedad se tranquilicen, etcétera. Gracias al poder de nuestra motivación pura y de las bendiciones del Budadharma, no hay duda de que podemos ayudar a los demás con nuestras oraciones de dedicación, sobre todo si tenemos una fuerte relación kármica con ellos. Dedicar los méritos por el beneficio de los demás es también una forma de dar. Además, podemos practicar la generosidad mentalmente en nuestra vida diaria. Cuando veamos a personas enfermas, pobres, atemorizadas, fracasadas o deprimidas, o leamos sobre ellas en las noticias, debemos aumentar nuestro amor desiderativo y dedicar los méritos para que sean felices y se liberen del sufrimiento.
MONTAR LA PRÁCTICA DE TOMAR Y DAR SOBRE LA RESPIRACIÓN
Cuando nos hayamos familiarizado con las meditaciones de tomar y dar, podemos combinarlas y practicarlas con la respiración. Para ello, comenzamos meditando en el amor y la compasión hacia todos los seres sintientes y generamos la firme determinación de tomar su sufrimiento y darles felicidad pura. Con esta determinación, imaginamos que aspiramos por los orificios nasales el sufrimiento, los engaños y las acciones perjudiciales de todos los seres sintientes en forma de humo negro, que se disuelve en nuestro corazón y elimina por completo nuestra estimación propia. Al exhalar imaginamos que nuestra respiración bajo el aspecto de luz de sabiduría, cuya naturaleza es felicidad pura no contaminada, se propaga por todo el universo. Todos los seres sintientes reciben lo que necesitan y desean, en particular la dicha suprema de la paz interior permanente. Debemos practicar este ejercicio de respiración día y noche, tomando el sufrimiento de los seres sintientes y dándoles felicidad pura con cada respiración, hasta que logremos una experiencia profunda de esta práctica.
Cuando dominamos la meditación de montar tomar y dar sobre la respiración, la respiración se vuelve muy poderosa porque tiene una estrecha relación con la mente. La respiración está relacionada con los aires internos de energía que fluyen por los canales de nuestro cuerpo y sirven como vehículos o monturas para las diferentes clases de mentes. Si utilizamos la respiración para fines virtuosos, purificaremos los aires internos de energía, y cuando fluyan aires puros por nuestros canales, tendremos mentes puras de manera natural.
Numerosos practicantes meditan en la respiración, pero, por lo general, solo se concentran en la sensación que produce el aire al entrar y salir por los orificios nasales. Aunque esto nos ayuda a calmar la mente de manera temporal y a reducir las distracciones, no tiene el poder de transformarla de manera profunda y duradera. No obstante, si combinamos la meditación en la respiración con la práctica de tomar y dar, podremos transformar nuestra mente egocéntrica y depresiva en la mente gozosa y altruista de un Bodhisatva. Con esta práctica mejoramos nuestra concentración, fortalecemos el amor y la compasión, y acumulamos méritos en abundancia. De este modo, transformamos el simple acto de respirar en una poderosa práctica espiritual. Al principio, la realizamos solo en meditación, pero cuando logremos familiaridad con ella, podremos hacerlo en cualquier momento. Si nos familiarizamos en profundidad con esta práctica, nuestra mente terminará por transformarse en la compasión de un Buda.
Meditar en tomar y dar puede ser también muy eficaz para curar enfermedades. Si tomamos las dolencias y el sufrimiento de los demás con compasión, purificaremos el karma negativo que es la causa de que nuestra enfermedad continúe. Aunque siempre es recomendable buscar consejos médicos cuando estemos enfermos, en ciertas ocasiones, no podrán ayudarnos. En el Tíbet hay numerosas historias de personas que se sanaron ellas mismas de enfermedades incurables realizando con sinceridad la meditación de tomar y dar. Había un meditador llamado Kharak Gomchen que contrajo una enfermedad que los médicos no podían curar. Pensando que iba a morir, primero entregó todas sus posesiones como ofrendas a Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión, y luego se retiró a un cementerio para aprovechar de manera significativa las pocas semanas que le quedaban de vida dedicándose a la práctica de tomar y dar. No obstante, gracias a esta práctica, purificó el karma que prolongaba su enfermedad y, ante la sorpresa de todos, regresó a su casa completamente sano. Esto nos muestra lo poderosa que puede ser la práctica de tomar y dar.
Si purificamos el karma negativo, podremos curar con facilidad hasta las enfermedades más graves. Mi madre me contó la historia de un monje que había contraído la lepra. Con la esperanza de purificar su enfermedad, hizo una peregrinación al monte Kailash, en el oeste del Tíbet, lugar considerado por los budistas como la tierra pura de Buda Heruka. El monje era muy pobre, y mi madre, al encontrárselo por el camino, le ofreció comida y alojamiento. Fue muy bondadosa con él, porque la mayoría de la gente evitaba el contacto con los leprosos por miedo al contagio. Durante seis meses vivió en las cercanías del monte Kailash, dando vueltas a su alrededor y haciendo postraciones como práctica de purificación. Después de cierto tiempo, cuando dormía cerca de un lago, soñó que muchos gusanos salían de su cuerpo y se sumergían en el agua. Al despertar, se encontró muy bien y luego descubrió que se había curado por completo. De regreso a su casa, visitó a mi madre y le contó lo que le había ocurrido.
Podemos contemplar que desde tiempo sin principio hemos tenido innumerables vidas e incontables cuerpos, pero los hemos desperdiciado todos en actividades sin sentido. Ahora tenemos la oportunidad de aprovechar el cuerpo que tenemos para extraer el máximo significado de nuestra vida utilizándolo para practicar el camino de la compasión y la sabiduría. ¡Qué maravilloso sería para el mundo si muchos practicantes en la actualidad pudieran emular a los meditadores de antaño en el adiestramiento de la mente y convertirse en verdaderos Bodhisatvas!