La literatura no es verdadera porque el asunto de que trata haya sucedido realmente y la obra sea su descripción exacta, ni porque lo narrado coincida con las ideas al uso sobre qué es la verdad, sino que puede llegar a contener una pizca de verdad siempre que esa obra esté compuesta a partir de los deseos y el talento del autor como testimonio de lo que él mismo considera verdadero.

Estrictamente, las biografías no existen, porque pocas cosas hay que se pierdan tan irremisiblemente como la vida de un ser humano, de modo que sólo es posible trasladar al papel el deseo de conservar en palabras un mínimo hálito de esa vida.

Los hechos, además, suceden sólo una vez en la vida, pero pueden repetirse una y otra vez, en formas distintas y variables, en la mente de uno mismo o en la de quienes han oído hablar de ellos.

Esta obra es históricamente inexacta. Su única pretensión es que de algún modo pueda resultar verdadera para el autor en lo referente a los sentimientos que en ella se plasman. Por ese motivo, ésta es una bionovela.