PREMÁTICAS

Pregmática[1] que este año de 1600 se ordenó por ciertas personas deseosas del bien común y de que pase adelante la república sin tropezar ni usar de bordoncillos inútiles (pues se puede andar sin ellos y por camino llano en las conversaciones y en el escribir de cartas), con que algunos tienen la buena prosa corrompida y enfadado el mundo

A los cuales rogamos por cortesía y, si es importante, con imperio, que seis meses después de dada esta nuestra carta y cédula, contando desde el día que se notificare, no usen ni puedan usar de los vocablos y modos de decir que por esta se les veda; y haciendo lo contrario se les agravarán y darán las penas merecidas. Y ninguno crea que por gracia ni curiosidad nos hemos puesto en semejante trabajo, que no es sino lástima de que no se conozca ya ni diferencie el ciudadano del rústico, ni el necio del discreto, por haber pasado el malo y ordinario lenguaje de unos a otros con intenciones supersticiosas.

Primeramente se quitan todos los refranes y se manda que ni en secreto ni en palabra se aleguen por gran necesidad que haya de alegarse.

Quítanse las significaciones de las colores,[2] que son muy enfadosas y no hay para qué gasten sus dineros en vestir verde o leonado para así mostrar que están con esperanza, cautivos y congojados, que mucho mejor hablarán ellos, por mal que hablen, que sus vestidos. Quítanse también las letras de anillos o cintillos.

En los poetas hay mucho que reformar, y lo mejor fuera quitarlos del todo; mas porque nos quede de quien hacer burla se dispensa con ellos, de suerte que gastados los que hay no haya más poetillas. Y quedan con este concierto: que de aquí adelante no finjan ríos sus ojos, porque no somos servidos de beber lagañas ni agua de cataratas; cada uno llore en su casa si tiene qué y muera de su muerte natural sin echar la culpa a su dama, que hay a veces más muertes en una copla que hay en año de peste y después de habernos cansado viven mil años más que por quien morían. Quitamos más: que no traten del carro de Apolo, la Aurora, Filomena, la Parca, Venus, Cupido,[3] ni se quejen de cabellos, ojos, boca de su dama, ni digan «Ablanda ese pecho endurecido», que si es enfermedad y le tiene áspero, por eso se permiten médicos y cirujanos que remedien ese mal.

A los predicadores[4] pedimos que se enmienden en pedirnos atención («¡Vayan comigo!»), dar palmadas, hablar con sonete, ni decir «Acuérdome que he leído», que se suelen acordar a tiempo que es hora de comer más que de averiguar memorias. «Dice Dios, y dice bien» se les quita, porque ya sabemos que Dios no puede errar.

Quítanse por nuestra premática los modos de decir siguientes:[5]

Los dares y tomares;[6] lo que mis fuerzas alcanzaren; en realidad de verdad; ofrecer el alma en sacrificio; serviré con muchas veras; mi corta ventura; una vez de agua;[7] a raíz del estómago; a boca de noche; de las tejas abajo; de las tejas arriba; a banderas desplegadas; ni en burlas ni en veras; la presente es para hacer saber; la de vuesa merced recibí; vuesa merced me la haga; ea, ¿mándame algo?; el día de marras; el estado de las cosas; unos negozuelos; unas tercianillas;[8] pelitos al mar; vaya el diablo para puto;[9] tan amigos como de antes; diré lo que no querrá oír; dar una puñada en el cielo;[10] el buey volar; preguntar por Mahoma en Granada; como volar; como si nunca fuera; eso y lo otro; Fulano y Zutano; una por una; el mormullo; la canalla; el hilo de la gente;[11] la gente bajuna[12]; de cuando en cuando; y tan y mientras; el colodrillo; haberle dado del pie; dar de mano a las cosas; tomar negocios a pechos; el hincapié; echar el pie adelante; la torre de Babilonia; la de Mazagatos;[13] la destruición de Troya; la obra de la Iglesia Mayor; las uvas de mi majuelo; la viña vendimiada; más que comer solimán;[14] éntrome acá, que llueve;[15] no es buñuelo de freír;[16] hogaño es buen año; no tarda si llega; buenos son mis deseos y dellos está lleno el infierno;[17] la gallardía; el pundonor; hombre de chapa;[18] ojos que tal ven; oídos que tal oyen; oirannos los sordos; el descalzar de risa;[19] la fantasía; no hay más Flandes;[20] ni más que ver ni oír; hasta ahí pudo llegar; deshízose como sal en el agua; tiene los oídos dados a adobar; hasta el regatón;[21] ultra desto; con esta letura; negocio liso; cosa llana; redonda como una redoma; la hoja en el árbol; dos cuerpos y un alma; por curso de tiempo; en gustos no hay disputa; por punta de lanza; los hierros de Santo Domingo; el herrojo de las cuevas; la toca de la hermandad; desta agua no beberé; santa de Pajares;[22] ollas de Egipto; los llamados y escogidos; pueblos en Francia;[23] la dama de paramento;[24] en manos está el pandero; perrillo de muchas bodas; amor tronquero;[25] Maricastaña; Perico en la horca; el Rey que rabió; cuando más y mucho; las Quinientas de Juan de Mena;[26] la honra y vergüenza; honra y provecho no caben en un saco; manta mojada; agua y lana;[27] todo es agua de cerrajas; no vale sus orejas llenas de agua; no sabe lo que se pesca; vale a peso de oro; tañida la campana; el tiempo doy por testigo; hombre medio mujer; la más cuerda de lana;[28] quien ni se oyese ni viese; beber con guindas; lindo pico; tiene garabato;[29] y un no sé qué; túvome por los cabellos; pertinaz; nació en las malvas;[30] habló por boca de ganso;[31] y soy Marimarica; la piedra en el rollo;[32] mis puntas y collar; su tiempo hace; las pajaritas que vuelan; satírico; diabólico; como a los pies del confesor; es predicar en desierto; dar voces a el aire; con la de Calaínos;[33] buenos días y noches; para puto si fueran piñas; oxe, polla;[34] el abolengo; espetativas; émulos; las tres mil leyes; a las mil maravillas; para un sábado[35] bien se pueden comer; ver por brújula;[36] el portador desta; la capa en el hombro; juega el sol antes que sale; no sabe lo que se tiene; es un Alejandre; un maremágnum; esto peronia; es como una dama; es como unas nueces; punto en boca; callar como en misa; la sangre de los brazos; hacer de tripas corazón; orejas de mercader;[37] dar con la carga en tierra; más sabe que las culebras; allá voy y no hago mengua; a Roma por todo;[38] el pago que da el mundo; escarmentar en cabeza ajena; el corazón me quiebra; la soga a la garganta; tiéneme hasta aquí (señalando la boca); no le debo ni aun esto (tocando un diente con la uña); romper con todo; la barba sobre el hombro; la vida airada; hasta matar candelas; hacer la buz;[39] mojar la boca; el postrer bocado; no pega sus ojos; no se desayuna; a sabor de su paladar; ni péname el amor;[40] sáquelo por conjectura; ya tiene cuyo;[41] no hay que fiar; bien puede fiar; puertas al campo; quien no parece perece; mátalas callando; por sí o por no; tarde o temprano; estoy como si me hubiesen dado de palos; tomar la mañana; al reír del alba; fresca como una lechuga; no hay más mal en él que en casa caída; a regañadientes; a las que sabes mueras; es un pelón; parla como papagayo; es paloma sin hiel; pelarse las cejas; hace hablar una vigüela; las verdades amargan; hace torres de viento; sacaré vientre de mal año; darse un buen verde;[42] aunque me voy, acá quedo; si se muriere, enterralle; Dios le guarde hasta el sábado en la tarde; partir un cabello; no le echarán dado falso; quien tal hace que tal pague; pagar en la mesma moneda; debajo de la capa del cielo; sobre la capa del justo;[43] a qué quieres boca; pese a quien pesare; pintar como querer; a propósito, fray Jarro; no me entrará de los dientes adentro; salvo el guante;[44] aspavientos; servicio y muy pequeño; como el pan de la boca; si no lo ha por enojo; manso como un cordero; bravo como león; hará cera y pabilo;[45] pagar justos por pecadores; la paz de Judas; perdido a remate; como Pedro por demás;[46] alma de cántaro; Juan de buen alma;[47] y el de Espera en Dios con sus cinco blancas;[48] el mando y el palo; el cojijo;[49] las de Villadiego; el pie a la francesa.[50]

Item, salga de las comparaciones:

El rey don Filipe en su estado; es un Alejandro; los duques; condes; un triste zapatero de lo viejo; por lo eclesiástico; el arzobispo de Toledo; el cura de la perro-quia; es una santa Catalina de Sena; dar gato por liebre; corrido como una mona; la maza y la mona;[51] el cuerpo y el alma; cerrose de campiña;[52] sudar como gato de algalia; pase ese, que ha comido cazuela;[53] harto ciego es quien no ve por tela de cedazo; quebrar la hiel en el cuerpo; el aire corrupto;[54] la razón no quiere fuerza; comerse las manos tras ello; cuando no me cato; haga vuesa merced comigo penitencia; duelos y quebrantos;[55] apalabróseme la hierra.[56]

Y lo demás que a ese tono dicen los graciosos:

Todos a una mano; dos al mohíno;[57] las mangas después de Pascua;[58] el camino carretero; la piedra imán; no tiene a nadie en lo que pisa; el jubón de azotes;[59] con eso no llueve; ruin sea por quien quedare; echar piedras atrás; beber los vientos; buena erais para retratada; servidor de vuesa merced usque ad mortem; por cierto y por su madre, etc.

Con esta suma de recordación estará más tratable la gente si huyen estos modos de decir, de suerte que no den nota de su mudanza de lenguaje, para lo cual damos dos meses de dispensación y para que mejor aprendan a huirlos, quedando con esto los discretos más, y los necios, aunque no dejen de serlo, enmendados algo.

También por esta prohibimos no culpen los autores, etcétera.

Pregmática de aranceles[60] generales, por don Francisco de Quevedo y Villegas, poeta de cuatro ojos

Nos, la Razón, absoluto señor, no conociendo superior para la reformación y reparo de costumbres, contra la perversa necedad y su porfía que tanto se arraiga y multiplica en daño notorio nuestro y de todo el género humano, por evitar mayores daños y que la corrupción de tan peligroso cáncer no pase adelante, acordamos, y mandamos dar y dimos estas nuevas leyes a todos los nacidos y que adelante nacieren, por vía de hermandad y junta, para que como tales y por Nos establecidas, las guarden y cumplan en todo y por todo, según aquí se contienen y so las penas de ellas.

Otrosí, porque lo primero que se debe y conviene prevenir para la buena expedición y ejecución de justicia son oficiales de legalidad y confianza, tales cuales convenga para negocio tan importante y grave, nombramos y señalamos por jueces a la Buena Política, Curiosidad y Solicitud, nuestras legadas,[61] para que como Nos y representando nuestra persona misma puedan administrar justicia, mandando prender, soltando y castigando, según hallaren por derecho. Y Nos desde aquí señalamos por hermanos mayores de esta liga[62] a los que fueren celosos,[63] cada uno en su lugar, y al que lo fuere más que los otros; nuestro fiscal será la Diligencia; mullidor,[64] la Fama.

1. Primeramente, a los que fueren andando y hablando por la calle consigo mesmos, y a solas en su casa lo hicieren, los condenamos a tres meses de necios, dentro de los cuales mandamos que se abstengan y reformen, y no lo haciendo, les volvemos a dar cumplimiento a tres términos perentorios,[65] dentro de los cuales traigan certificación de su enmienda, pena de ser tenidos por precitos;[66] y mandamos a los hermanos mayores los tengan por encomendados.

2. Los que paseándose por alguna pieza enladrillada o losas de la calle fueren asentando los pies por las hiladas y ladrillos y por el orden de ellos, si con cuidado lo hicieren, les condenamos en la mesma pena.

3. Los que yendo por la calle, por debajo de la capa sacaren la mano y fueren tocando con ella por las paredes, admítense por hermanos y se les concede seis meses de aprobación, en que se les manda se reformen, y si lo hicieren costumbre, luego el hermano mayor les dé su túnica y las demás insinias y sea tenido por profeso.[67]

4. Los que jugando a los bolos, si acaso se les tuerce la bola tuercen el cuerpo juntamente, pareciéndoles que así como ellos lo hacen lo hará ella, declarámoslos por hermanos ya profesos. Y lo mismo mandamos entender con los que semejantes visajes hacen derribándose alguna cosa, y con los que llevando máscara de matachines[68] o semejantes figuras van por de dentro de ellas haciendo gestos como si real y verdaderamente les pareciese que son vistos hacerlos por de fuera, no lo siendo; y con los que contrahaciendo o cortando con algunas malas tijeras o trabajando con otro algún instrumento, tuercen la boca o sacan la lengua o hacen visajes tales.

5. Los que cuando esperan al criado habiéndolo inviado fuera, si acaso se tarda, se ponen a las puertas y ventanas pensando que por aquello se dará más priesa y llegará más presto, condenamos a los tales a que se retraten[69] y reconozcan su culpa, so pena que no lo haciendo se procederá contra ellos.

6. Los que brujulean[70] los naipes mucho, sabiendo de cierto que no por aquello se les ha de pintar o despintar de otra manera que como les vinieren a las manos, les condenamos a lo mesmo. Y por causas que para ello nos mueven les damos licencia que, sin que incurran en otra pena, sigan su costumbre, con tal condición que cada vez que vieren al hermano mayor o pasare por su puerta, hagan reconocimiento con descubrir la cabeza.

7. Los que cuando están subidos en alto escupieren abajo, ya sea por ver si está el edificio a plomo, ya si le acierta con la saliva a alguna parte que señalan con la vista, los condenamos a que se retraten y reformen dentro de un breve término, pena de ser habidos por profesos.

8. Los que yendo caminando preguntan a los pasajeros cuánto queda hasta la venta o si está lejos el pueblo, por parecerles que por aquello llegarán más presto, les condenamos en la misma pena, dándoles por penitencia la del camino y la que van haciendo con los mozos y las mulas y venteros; lo cual se ha de entender teniendo firme propósito de la enmienda.

9. Los que orinando hacen señas con la orina señalando en las paredes o dibujando en el suelo o ya sea orinando a hoyuelo,[71] se les da la misma pena; y que si perseveraren sean castigados de su juez y entregados al hermano mayor.

10. Los que cuando el reloj toca la hora preguntan cuántas da, siéndoles más fácil y decente contarlas, lo cual procede las más veces de humor colérico abundante, mandamos a los tales que tengan mucha cuenta con su salud y siendo pobres que el hermano mayor los mande recoger al hospital, donde sean reparados con algunas guindas o naranjas agrias,[72] porque corren riesgo de ser muy presto modorros.[73]

11. Los que habiendo poco que comer y muchos comedores se divierten a contar cuentos, gustando más de ser tenidos por lenguaces, decidores y graciosos, y quedarse hambrientos, por ser tintos en lana y batanados,[74] los remitimos con los incurables y mandamos se tenga mucha cuenta con ellos, porque están en siete grados y falta muy poco para recogerlos.

12. Los que por ser avarientos o por otra cualquiera causa o razón que sea, como no nazca de fuerza o de necesidad (que no se deben guardar leyes en los tales casos), cuando van a la plaza compran de lo más malo por más barato como si no fuera más caro un médico, un boticario y un barbero[75] todo el año en casa curando las enfermedades que los malos mantenimientos causan, condenámoslos en desgracia general de sí mismos, declarándolos, como los declaramos, por profesos, y los mandamos no lo hagan o que sean por ello castigados de los curas, sacristanes y sepultureros de su parroquia, más o menos, conforme al daño.

13. Los que las noches de verano y algunas en el invierno se ponen con mucho espacio, pasean sus corredores y patios, en ventanas o en algunas otras partes, ensillados y enfrenados,[76] y de las nubes y el aire fueren formando figuras de sierpes, de leones y de otros animales, los declaramos por hermanos. Empero, si aquel entretenimiento no lo hicieren para dar en sus casas lugar o tiempo a lo que algunos acostumbran por sus intereses, para ver el signo de Tauro, Aries y Capricornio[77] (el cual torpísimo caso y feo condenamos), los que han sido tenidos por tales hermanos no gocen los privilegios de ellos, ni los admitan en los cabildos, ni se les dé cera el día de su fiesta.

14. Los que llevando zapatos negros o blancos, ya sean de terciopelo de color, para quitarles el polvo que llevan o para dar lustre, lo hicieren con la capa (como si no fuera más noble y de mejor condición y costosa), por limpiarlos a ellos la dejan a ella sucia y polvorosa, los condenamos por necios de vaqueta,[78] y siendo nobles, por de terciopelo de dos pelos, fondo en tonto.[79]

15. Los que, habiéndose pasado algunos días que no han visto a sus conocidos, cuando acaso se hallan juntos en alguna parte, se dicen el uno al otro: «¿Vivo está vuesa merced?», «¿Y vuesa merced en la tierra?», no obstante que sea encarecimiento, los nombramos por hermanos, pues tienen otras más propias maneras de hablar, sin preguntar si está en la tierra vivo el que nunca fue al cielo y está presente. Y les mandamos poner a los tales una seña admirativa y que no anden sin ella por el tiempo de nuestra voluntad.

16. Los que después de haber oído misa y cuando recen las avemarías, a la campana de alzar,[80] o a cualquiera señal al entrar en la iglesia, en acabando las oraciones dicen: «Beso las manos de vuesa merced», aunque se suponga se den rendimiento de gracias, habiendo de dar la cabeza de ellos los buenos días o noches, los condenamos por hermanos, y los condenamos que abjuren de la que siempre traerán consigo, siendo señalados con su necedad, pues en más estiman un «Beso las manos» falso y mentiroso (que ni se las besarían aunque los viesen obispos, y más las de algunos, que las traen llenas de sarna o lepra, y otros con uñas caireladas,[81] que ponen asco mirarlas), que no el «Dios os dé buenas noches» o «buenos días». Y lo mismo les mandamos a los que responden con esta salva, cuando estornuda alguno, pudiéndole decir «Dios os dé salud».

17. Los que buscando a uno en su casa y preguntando por él, se les ha respondido no estar en ella, vuelven a preguntar: «¿Pues ha salido ya?», dámoslos por condenados en rebeldes contumaces, pues repiten la pregunta que ya tienen satisfecha.

18. Los que habiéndose llevado medio pie, o por mejor decir, los dedos dél en un canto, con mucha flema llenos de cólera vuelven a mirarle muy despacio, les condenamos en la misma pena y les mandamos que la quiten o no la miren,[81 bis] pena de que se les agravarán con otras mayores.

19. Los que sonándose las narices, en bajando el lienzo lo miran con mucho espacio como si les hubieran salido perlas por ellas y las quisieran poner en cobro, condenámoslos por hermanos y que cada vez que incurrieren den una limosna para el hospital de los incurables, porque nunca falte quien haga otro tanto por ellos.

20. Los que teniendo particular amistad con un amigo, cada vez que se ven, aunque sean en un día tres veces, le preguntan: «¿Cómo está vuesa merced? ¿Cómo le va?», les condenamos por necios de marca mayor, pues basta que le pregunte cada semana una vez, y esto ha de ser no le viendo más en toda ella.

21. Los que estando enamorados, ora por ser bizarra su moza, ora por comunicar la alegría que tienen de tratar de ella y que la vean, llevaren a sus amigos a su casa o los dejaren en ella solos o en la cama, o yéndose fuera del lugar se la encomendaren y pidieren que la visiten, los condenamos a que cuando vuelvan de la jornada[82] la hallen amancebada con ellos.

22. Los que topando una buscona en la calle y pidiéndoles luego que la den algo lo hicieren, los condenamos a que se vayan con ella hasta su casa y en ella, en su presencia, le den a otro lo que ellos la han dado y se vuelva sin uno ni otro.[83]

23. Los que habiendo jugado a los naipes o otros juegos, aunque hayan perdido, ora sea por mostrarse generosos, ora por complacer algunas damas, dieren barato,[84] los declaramos por ya profesos, y mandamos que se tenga particular cuenta con ellos, porque falta muy poco para echarlos en los incurables.

24. Los que escribiendo cartas o billetes, por mostrar que tienen sutil ingenio, escribieren palabras o vocablos no usados, les condenamos a que si en ellos enviaren a pedir alguna cosa de que tengan mucha necesidad de ella, no se la invíen por no entendidos.

25. Los que yendo a caballo con espuelas calzadas, ora se quieran adelantar, ora por otra causa, dijeren: «Arre»,[85] los condenamos a que se quiten las espuelas, y caminando sin ellas no incurran en esta pena; y lo mismo a los que llevando la rienda en la mano dijeren: «Jo, macho», pues le pueden tener con ella.

26. Los que habiéndose hallado en un punto con otro, ora sea con cólera, ora por deshonrarle, le llamaren cicatero,[86] le condenamos que le llamen lo mismo, y sobre ello sea preso y llevado a las galeras[87] por diez años, donde con los rebenques del grumete hagan las amistades.

27. Los que habiendo menester una cosa, inviándosela a pedir prestada la dieren, los condenamos, en desgracia de sí mismos, que nunca más la vean.

28. Los que habiendo oído misa y sermón dijeren que se dijo en él cosa muy notable y preguntando por algunas de ellas o en particular, no supieren dar razón de ninguna, los condenamos de cabeza, pues de ella dicen lo que no saben ni alcanzan.

29. Los que estando en la cama con mujer, queriendo hacer su gusto, se lo piden, los condenamos a que ellas lo hagan sin pedírselo a ellos, por ser necios abatanados.

30. Los que estando en alguna conversación de regocijo dicen «No hay más Flandes»,[88] por encarecimiento de gusto, les condenamos a que sean desdichos en presencia del hermano mayor y hermandad, pues hasta ahora no hemos visto de aquellos estados cosa de entretenimiento, sino ojos sacados, tuertos o brazos quebrados y piernas.

31. Los que yendo caminando, en las ventas o mesones por donde pasaren hurtaren a los venteros o mesoneros cualquier género de hurto, o en la cuenta que hicieren les echaren de clavo[89] alguna cantidad, los absolvemos, damos por libres y facultad para que lo puedan continuar sin que por ello incurran en pena alguna. Y asimismo absolvemos a los mismos venteros o mesoneros de lo que ellos en cualquier manera hubieren hurtado en esta razón, aunque sea en mucha más cantidad de la que les hurtaron a ellos, por conmutación que de ello hacemos.

32. Los que casaren con mujer que saben ha gozado otro, ora sea por su hermosura o por su riqueza que tenga, los condenamos a que de ninguna cosa que vean en su casa puedan tener queja; a los cuales mandamos que cuando entraren en ella sean obligados a ir hablando recio para que haya lugar de ponerse cada uno en salvo.[90]

33. Los que sirviendo a alguna dama la llevaren en casa del mercader y mandaren que se le dé todo cuanto pidiere, los mandamos remitir con los incurables y mandamos se tenga mucha cuenta con ellos, porque corre muy gran riesgo su cabeza. Y juntamente absolvemos a los mercaderes de todo lo que en esta razón tomaren por modo de hurto o latrocinio, con declaración que hacemos que si después no cobraren cantidad ninguna, no puedan pedir la mercadería en el estado que estuviere, como muchos han intentado. Y que este capítulo se fije y ponga a la puerta de Guadalajara[91] y en las demás partes donde vivieren mercaderes para que venga a noticia de todos y de ello no pretendan ignorancia.

34. Los que habiendo jugado a los naipes y perdido alguna cantidad, después de haberse salido del juego publicaren que se lo ganaron con fullería y naipes hechos,[92] y no se hubieren quedado con ellos para averiguación del caso, declaramos por necios pasados en cosa juzgada.[93] Y absolvemos y damos por libres a los que les ganaron y ponemos perpetuo silencio a los perdidosos para que en ningún tiempo les puedan pedir cosa en razón de ello.

35. Los que estando en el mismo juego, habiendo descubierto el contrario flux, primera o cincuenta,[94] fueren con mucho cuidado a mirar la carta que les venía, y haciendo primera o otra cosa de buen juego lo publicaren y fueren mirando, los declaramos por necios de cosa juzgada y por sospechosos en el pecado nefando,[95] pues las traseras no valen sino en Italia.

36. Los que yendo por la calle les diere algún encuentro alguna bestia o salpicare, y ellos con mucha cólera les dieren con armas, coz o puñete, de manera que la cabalgadura no pueda caminar con la carga, los condenamos a que luego nuestras justicias les compelan a que ellos mismos lleven la carga que la tal bestia llevaba.

37. Los que pasando por alguna calle, de las ventanas o corredores les echaren alguna bacinada,[96] agua sucia o otra cosa, y movidos de esto llamaren cornudos, putas o otros nombres ignominiosos a los della, los absolvemos y damos por libres, por causas particulares que para ello nos mueven.

38. Item, habiendo conocido la naturaleza o inclinación de los barberos a las guitarras,[97] mandamos que para que mejor sean sus tiendas conocidas y los que dellos tuvieren necesidad puedan saber cuáles son sus tiendas, en lugar de bacías o cortinas se cuelgue una o dos guitarras, con permisión general que hacemos de que sin embargo de las que estuvieren colgadas en la tienda puedan tener para tocar ellos y sus amigos hasta dos docenas de ellas, sin que se entienda por esto el que se les prohíbe el tener juego de ajedrez, damas o otros entretenimientos.

39. Item, habiendo visto la inumerable multitud de poetas que Dios ha enviado a España por castigo de nuestros pecados, mandamos que se gasten los que hay, dando término de dos años para que se consuman, y que ninguno lo pueda usar sin ser examinado por las personas que más eminentes sean en este arte; y no haya más que los tales examinadores, so las penas contenidas en las ordenanzas que se han de hacer de la gente deste gremio y de que se procederá contra ellos como contra la langosta,[98] pues no han bastado otros muchos remedios que se han intentado, antes cada día hay poetas nuevos, sin ser conocidos, ni sus versos, en España.

40. Item, habiendo visto las vanas presumpciones de los medios hidalgos y de atrevidos hombrecillos que con poco temor se atreven a hurtar las ceremonias de los caballeros,[99] hablando recio por la calle, haciendo mala letra en lo que escriben, tratando siempre de armas y caballos, pidiendo prestado y haciendo otras muchas ceremonias y cosas que solo a los caballeros son lícitas, mandamos que a los tales, siendo como va dicho, los llamen caballeros chanflones, motilones y donados[100] de la nobleza y hacia caballeros.

41. Item, por cuanto nos ha sido hecha relación por nuestros vasallos que se han perdido los cuatro nombres más principales de la república, conviene a saber: hidalgos, estudiantes, arcabuces y escribanos, porque ya los hidalgos se llaman caballeros, los estudiantes licenciados, los arcabuces mosquetes, y los escribanos secretarios; y como a Nos toca la reformación y enmienda de esto, mandamos que so pena la nuestra desgracia cada uno tenga su título propio, con apercibimiento que se procederá contra ellos como contra promovedores de escándalos en la república, con gran rigor. Y en esto encargamos y mandamos a nuestros ministros tengan muy particular cuidado de que se guarde y cumpla y ejecute, con apercibimiento que no lo haciendo se procederá contra ellos como más haya lugar de derecho y se ejecutarán en ellos las penas que a los tales fueren impuestas.

42. También, habiendo visto la mucha desorden que hay en esto de las mujeres a quien ya por su edad las pueden llamar madres o abuelas, mandamos que a todas las que fueren de treinta y ocho y cuarenta años el no reírse en las conversaciones se entienda que no es por falta de alegría y contento, sino es de dientes.

43. Item, sabiendo las varias disimulaciones de los hombres vagamundos que hay en nuestras repúblicas, mandamos so pena de la nuestra merced y de que se procederá contra ellos con gran rigor, que ninguno llame picado a lo que verdaderamente es roto.

44. Y porque se han quejado los trabajos[101] que a ellos les echan la culpa de las canas, malas caras y otras diminuciones en que los hombres y mujeres van cada día, declaramos ser años y mandamos que de aquí adelante, pena de que serán castigados con graves penas por rebeldes contumaces, que ninguno sea osado a llamarlos trabajos, sino años y no de ninguna otra manera.

45. Otrosí, por las muchas iras y enojos, escándalos, venganzas, muertes y traiciones que en bandos y parcialidades suelen suceder, vedamos todas las armas aventajadas y dañosas, como son pistolas, espadas, arcabuces y médicos.[102]

46. Item, porque todas las cosas son más perfectas cuando se hacen a menos costa y con más orden, mandamos que siendo, como es, necesario el castigo en el mundo para los malos, en lugar de potros y verdugos se use de necios.

47. Item, mandamos que no haya seda sobre seda,[103] y que algunas mujeres con el nombre de doncellas no sirvan de lo que no son.

48. Item, mandamos que puedan cualesquier de nuestras justicias prender a cualesquier personas que toparen de noche con garabato,[104] escala, o ganzúa, o ginovés,[105] por ser armas contra las haciendas guardadas.

49. Item, mandamos que ninguno llame ayuno, devoción o templanza lo que verdaderamente fuere hambre y no poder más.

50. Item, mandamos poner en los calendarios del mundo los cabellos por mártires.[106]

51. Item, asimismo mandamos que ninguna persona de cualquier estado o calidad que sea pueda tener nombre de valiente si no fuere hijo de médico o lo pretendiere ser por línea de varón.

52. Item, asimismo nos ha parecido ordenar y ordenamos que no se casen mujeres grandes, por la honra de los maridos, pues vemos que en la más pequeña mujer sobra para todo un barrio.

53. Otrosí, condenamos en los galanes de monjas[107] los antecristos pensamientos, y teniendo consideración a que ellos y los judíos se parecen en esperar sin fruto, los mandamos desterrar de nuestras repúblicas, por aguardadores y imitadores de los que creen en la ley de Moisén; y si reincidieren en su obstinación y pertinacia los condenamos a que coman en galeras los bizcochos[108] que antes comían en sus locutorios y rejas con las monjas.

54. Item, habiendo advertido la multitud de dones[109] que hay en nuestros reinos y repúblicas, y considerando el cáncer pernicioso que es y cómo se va extendiendo, pues hasta el aire ha venido a tenerle y llamarse don-aire, y mirando que imitan el pecado original en no escaparse de él nadie si no es Jesucristo y su Madre, mandamos recoger los dones, dando término de tres días, después de la notificación a todos los oficiales[110] para que se arrepientan de haberle tenido.

55. Item, asimismo, que los Mendozas, Enríquez, Guzmanes y otros apellidos semejantes que las putas y moriscos tienen usurpados,[111] se entienda que son suyos como la Marquesilla en las perras, Cordobilla en los caballos y César en los extranjeros.

Premáticas del Desengaño contra los poetas güeros, chirles y hebenes[112]

Atendiendo a que este género de sabandijas que llaman poetas son nuestros prójimos, y cristianos, aunque malos; viendo que todo el año adoran cejas, dientes, listones y zapatillas,[113] haciendo otros pecados más inormes, mandamos que la Semana Santa recojan a los poetas públicos y cantoneros,[114] como a malas mujeres, y que los prediquen sacando Cristos para convertirlos. Y para esto señalamos casas de arrepentidos.

Item, advirtiendo los grandes buchornos que hay en las caniculares y nunca anochecidas coplas de los poetas del sol, como pasas, a fuerza de los soles[115] que gastan en hacerlas, les ponemos perpetuo silencio en las cosas del cielo, señalando meses vedados a las Musas, como a la caza y pesca, porque no se acaben con la priesa[116] que las dan. Item, habiendo considerado que esta seta infernal de hombres condenados a perpetuo concepto, despedazadores del vocablo y volteadores de razones, han pegado el dicho achaque de poesía a las mujeres, declaramos que nos tenemos por desquitados con este mal que las hemos hecho del que nos hicieron en la manzana.[117]

Y por cuanto el siglo está pobre y necesitado, mandamos quemar las coplas de los poetas, como franjas viejas, para sacar el oro, plata y perlas, pues en los más versos hacen sus damas de todos metales, como estatuas de Nabuco.[118]

Item, advirtiendo que después que dejaron de ser moros (aunque todavía conservan algunas reliquias) se han metido a pastores,[119] por lo cual andan los ganados flacos de beber sus lágrimas, chamuscados con sus ánimas encendidas, y tan embebecidos en su música que no pacen, mandamos que dejen el tal oficio, señalando ermitas a los amigos de soledad. Y a los demás, por ser oficio alegre y de pullas, que se acomoden en mozos de mulas.

Que por estorbar los grandes hurtos, mandábamos[120] que no se pasasen coplas de Aragón a Castilla, ni de Italia a España, so pena de andar bien vestido el poeta que tal hiciese, y, si reincidiese, de andar limpio[121] un hora.

Mandaban también tener entre los desesperados[122] que se ahorcan y despeñan, y como tales que no las enterrasen en sagrado, a las mujeres que se enamoran de poetas a secas. Y que advirtiendo a la gran cosecha de redondillas, canciones y sonetos que había habido en estos años fértiles, mandaban que los legajos que por sus deméritos escapaban de las especerías, fuesen a las necesarias sin apelación.[123]

Pero advirtiendo, con ojos de piedad, que hay tres géneros de gentes en la república tan sumamente miserables que no pueden vivir sin los tales poetas, como son farsantes, ciegos y sacristanes, mandamos que pueda haber algunos oficiales públicos desta arte, con tal que puedan tener carta de examen de los caciques de los poetas que fueren en aquellas partes, limitando a los poetas de farsantes que no acaben los entremeses con palos ni diablos, ni las comedias en casamientos, ni hagan las trazas con papeles o cintas;[124] y a los de ciegos,[125] que no sucedan en Tetuán los casos, desterrándoles estos vocablos: cristián, amada, humanal y pundonores, y mandándoles que para decir la presente obra no digan zozobra, y a los de sacristanes que no hagan los villancicos con Gil ni Pascual,[126] que no jueguen del vocablo ni hagan los pensamientos de tornillo, que mudándoles el nombre se vuelvan a cada fiesta.

Y finalmente mandamos a a todos los poetas en común que se deescarten de Júpiter, Venus, Apolo y otros dioses,[127] so pena de que los tendrán por abogados a la hora de su muerte.

Premática del Tiempo

Nos, el Tiempo, mayor maestro del mundo, heredero universal de los hombres, señor de todo, el valentón de la muerte y de su Consejo de Estado, juez de residencia[128] en lo seglar y eclesiástico, y en todo asistente, por cuanto estamos constituido y puesto en este lugar por Dios Nuestro Señor, y con este poder:

Nos ha sido fecha relación de los muchos y exorbitantes excesos que en diferentes cosas se cometen en la república del mundo; por mostrar nuestro buen celo, mandamos a todos nuestros justicias de cualesquier partes, so las penas desta premática, que guarden y cumplan todo lo en ella contenido.

1. Primeramente, informado de los grandes robos y latrocinios que de ordinario se hacen en ventas, mandamos que nadie sea atrevido de aquí adelante a llamarlas ventas, sino hurtos,[129] pues en ellas hurtan más que venden, so pena de que las haya menester el que a lo tal no obedeciere.

2. Item, porque sabemos hay algunos caminantes pelones y gorreros, hospedándose más de lo que fuere razón en casa de los amigos, declaramos que el primero día sean bien venidos, tratados con regocijo y hospedados con diligencia; el segundo admitidos con llaneza y el tercero con descuido y enfado; y tan mal detenidos que sean tenidos, ya no por amigos sino por enemigos de casa y de la hacienda. Otrosí, mandamos generalmente desterrar de nuestra república a todos los estómagos ventureros.[130]

3. Item, habiendo conocido la natural inclinación de los barberos a guitarras, mandamos que para que mejor sean conocidas sus tiendas, en lugar de cortinas y bacías, cuelguen o pinten una, dos, tres o más guitarras, conforme el babero[131] del tal barbero. Otrosí, porque vemos que la cosa más estimada en el hombre, que es la barba, la echan a la basura, mandamos que de aquí adelante la guarden para limpiadera de los papeles, pinturas y espejos que acostumbran tener en sus tiendas; y que pues al quitar la barba llaman afeitar y quitan por cada vez diez años, que es como pintar con lisonja y regalo, mandamos que de aquí adelante no los llamen barberos, sino pintores. Asimismo, porque el dormir los hombres con bigoteras[132] es como dormir con frenos, les declaramos por peores que machos, pues estos duermen sin ellos de noche y aquellos no. Otrosí, porque sabemos que el pintar a los reyes y emperadores antiguos rapados como frailes es porque como eran coléricos, apenas sufrían los bigotes, declaramos por flemáticos pesados, por desocupados, ociosos y mujeriles a todos los que gastan la mayor parte del día en hilarse los bigotes.

4. Item, porque los pintores son de suyo lisonjeros y que tienen por oficio emendar las faltas de la naturaleza, y viendo que en sus hijos y hijas pierden esa habilidad, pues los hacen feos, mandamos que pues desto no han sabido dar razón concluyente, pinten con fidelidad las damas que retrataren y sin la mano sobre el pecho; porque haciéndolo, les declaramos por gente vana y que se alaban a sí mismos, pues es como decir que es la pintura de buena mano y «buena, en mi conciencia».[133] Y no guardándolo, mandamos les llamen lisonjeros y aduladores y que no agrade el retrato a quien se lo mandare hacer.

5. Item, habiendo visto la multitud de poetas con varias sectas que Dios ha permitido por castigo de nuestros pecados, mandamos que se gasten los que hay y que no haya más de aquí adelante, dando de término dos años para ello, so pena que se procederá contra ellos conforme contra la langosta, conjurándolos, pues no basta otro remedio humano. Otrosí, declaramos por moros y turcos a todos los poetas que, como renegando de su patria, disfrazan los nombres de damas, galanes y sus amores con los de los turcos y moros, llamándoles Abencerrajes, Darajas, etc.

6. Item, porque piensan los astrólogos, poetas y retóricos que solo ellos saben alzar figuras[134] para escurecer sus enredos, declaramos que sean tenidos por figuras[135] los que a nadie quitan la gorra,[136] y más si es de puro arrogantes; los que dicen mal de todo, hablan adrede descuidos ignorantes para dar a entender están divertidos[137] en negocios; los que no teniendo hacienda blasonan de gastadores; los que en tiempo de lodos pisan menudico,[138] saludan a cuantas mujeres encuentran, aunque sean viejas y feas; los que a las mañanas hacen traer el rosario al criado y andan toda la tarde enfrenados con el palillo y al tiempo de hablar, por el embarazo de la madera, babean y rocían las barbas de los circunstantes. Asimismo declaramos por figuras a todos los viejos que se remozan y dan en requebrar, ordenando que pues siendo viejos se hacen niños no les dejen salir de casa si no es con ayo. Y finalmente, declaramos por figuras a todas las mujeres que siendo hermosas o ya viejas, se pintan y, generalmente, a todas las viudas que dan en lavar ropa blanca, aunque sea a gente grave y de autoridad. Y mandamos sean comprehendidas con estas y tenidas por figuras descorteses las mujeres que el día que van en coche, y más si es prestado, desconocen a quien más las conoce, dándose más a conocer con eso.

7. Item, ha parecido, habiendo visto las varias presunciones de medio escuderos y lacayos, atrevidos hombrecillos, que por verse que van delante y dejan atrás sus señores, como si fueran de más importancia, con poco temor se han atrevido a usurpar las ceremonias de los caballeros, hablando recio por las calles, haciendo mala letra, tratando siempre de armas y caballos y pidiendo prestado, no teniendo que prestar lienzo a sus carnes, que a los tales les llamen caballeros chanflones, donados de la nobleza, o hacia caballeros o hacia caballos,[139] y cuando mucho, como lacayos, se queden con título de ayos de hacas flacas y viejas, y duerman siempre sobre pajas o sobre lana hedionda.

8. Item, vista la ridícula figura de los criados cuando dan a beber a sus señores, haciendo el coliseo, el guineo,[140] inclinando con notable peligro y asco todo el cuerpo demasiado, y que siendo mudos de boca son habladores de pies de puro hacer desairadas reverencias, declaramos sea eso tenido por descortesía e irreverencia. Y mandamos a todos los criados que de aquí adelante hicieren semejantes servicios y cortesías, que en pago deso les den la comida medio comida, queden de puro hacer reverencias más corcovados que el diablo que traía sastres al infierno,[141] y que estando delante de su señor y en presencia de muchos se les caigan las calzas.

9. Item, declaramos y desengañamos a todos los reyes y señores deste mundo que no piensen ser ellos los mayores de todos, porque este solo lo es el calor, delante de quien están ellos mismos y todos descubiertos, y delante de los reyes se cubren los grandes.[142]

10. Item, porque hemos visto que en esto del dar y pedir hay varias trazas, para dar alivio a todas las bolsas y fáciles respuestas para toda mujer buscona y pedigüeña, declaramos que de aquí adelante nadie dé sino buenos días y buenas noches, besamanos, favor al que lo merece (con buenas palabras no más), lugar en las visitas y conversaciones y al superior, y gusto a todos en cuanto pudiere. Asimismo declaramos que no dé a ninguna mujer joya ninguna so pena de quedarse con el jo como bestia, sino solo darle palabras fingidas, y dar a perros a todas las taimadas que piden perrillos de falda y más si han de ser con collares y cascabeles de plata. Y así a la que te pidiere un manteo de raso, enséñale el del cielo azul y raso; si terciopelo, aféitate tres veces; si manto de soplillo,[143] envíale los soplos de tus suspiros; si banda, dale la de los tudescos[144] o que en entregarse a ti la tendrás de tu banda; si liga,[145] la de Lepanto; si pasamanos[146] de oro o plata, que se vaya a casa de un platero a pasar las manos por todo esto, a título de quererlo comprar, si tuviere dinero, o tomarlo, si se lo dieren; si perlas, que ya ella misma es una perla y que con derramar lágrimas verterá cuantas perlas quisiere; si una toca, tócale un laúd o guitarra; si rosario de cocos, remítela a unas viejas ensartadas en coche, que como parecen micos, esas le harán cocos[147] al vivo; si cadenas, envíale a la de Marsella,[148] que tiene gruesos eslabones, o a una cárcel o galeras; si brincos,[149] los de una dama; si lienzos, los de un muro; si zapatillas,[150] y más si son de ámbar, excúsate con que es presente en profecía y que no sabes cuántos puntos calza, y cuando mucho, para quitarte de ruidos, envíale las de las espadas negras;[151] si bocados, que se vaya a un alano;[152] y si comida, envíale por ante[153] los de un coleto, capones de un facistol,[154] gallinas de hombres cobardes, y por postre, buñuelos de viento y nueces de ballesta.[155] Y caso que te vieres forzado a haber de dar algo, sea como la bebida, poco y muchas veces, porque solicita cada vez y puede obligar de nuevo. Y declaramos que los que esto no cumplieren, se queden para siempre rotos, enamorados, y sin mujer y sin dineros.

11. Item, porque sabemos cuán lleno está el mundo de cierto género de hombres entremetidos, negociantes enfadosos y sin vergüenza, mandamos que los priven de todo cargo y oficio y solo se les consienta, a falta de otros, que puedan ser sacristanes y mullidores de confradías, y para alivio de la república y exonerarse dellos se repartan por las montañas entre rústicos, y por las Asturias, Navarra y Vizcaya,[156] para que estos pierdan alguna parte de su cortedad. Y a los que quedaren, mandamos poner a la vergüenza en el mismo lugar y entre las mujeres vendederas y regatonas[157] y de peso falso, y que en lugar de potros y verdugos, para atormentarlos los entreguen a los necios, mayormente que presumen de sabios.

12. Item, declaramos por locos todos los mercaderes que en cuanto a los plazos de las pagas que les debieren, hicieren sin otro resguardo confianza de la palabra de señores; y que sean comprehendidos debajo del mismo título los señores que no reparan en comprar a cualquier precio, fiados en que es largo el plazo de la paga, habiendo de saber que no hay cosa que llegue más presto que el plazo de una deuda, y se cumpla con estos el refrán que dice: «Todos somos locos, los unos y los otros».[158]

13. Item, porque vemos que ya hoy día nadie dice: «Así lo calló Fulano», sino «Así lo dijo Fulano», ordenamos haya cátedra para callar como las hay para hablar.

14. Item, mandamos a cualesquier justicias que prendan a todas y cualesquier personas que toparen de día o de noche con garabato, escala, ganzúas o ginovés, por ser armas contra las haciendas guardadas.

15. Otrosí, vedamos los dos extremos de tener muchas caras y el de no tener ninguna.

16. Item, por las muchas iras, escándalos, destruiciones, muertes y venganzas que en bandos y parcialidades se suelen hacer, vedamos todas las armas aventajadas y dañosas, como son espadas, pistoletes, médicos, cirujanos, boticarios y necios, habladores y porfiados. Y declaramos por tres enemigos del cuerpo a los médicos, cirujanos y boticarios; y por tres enemigos de la bolsa a los escribanos, procuradores, corchetes o gitanos.

17. Item, porque sabemos hay cierto linaje de valentones matantes que solo matan a quien se deja matar, mandamos que no pueda tener nombre de valiente quien no fuere o pretendiere ser hijo de médico, cirujano o boticario.

18. Item, por los muchos desórdenes que hay en estas cosas de mujeres, a quien por su edad pueden llamar madres, mandamos que todas las que fueren de treinta y ocho años a cuarenta, el no reírse en las ocasiones de gusto no se atribuya a falta de alegría sino de dientes, y que por modo de melindre tan solamente se les permita cuando ríen el poner delante la boca el abanillo o manguito.[159] Asimismo ordenamos no se admita otro melindre que ese a la que pasare de veinte y cinco años.

19. Item, sabiendo las varias disimulaciones de los hombres vagamundos, mandamos que ninguno llame picado a lo que es roto, ni se pique[160] nadie, mientras pierde en el juego, por celos de su mujer; ni porfiar sobre cosa alguna, mayormente si es de poca importancia, so pena que desto se le sigan grandes inquietudes y daños. Y así, establecemos una ley contra el picar que mande: «No te picarás en ningún tiempo por ninguna cosa». También mandamos que nadie llame ayuno, devoción o templanza a lo que verdaderamente es hambre o no poder más. Y asimismo, sabiendo que se dice ya por modo de refrán en el mundo, que soles, penas y cenas[161] son las tres cosas a cuyo cargo está despachar desta vida para la otra, declaramos que si bien los soles matan algunos, las penas a otros pocos; pero que mueren más de no cenar que de ninguna de las cosas dichas.

20. Item, porque se nos han quejado los trabajos de que les echan las culpas de muchas canas, se declara que son años y mandamos que nadie los llame de otra manera.

21. Item, habiendo advertido la multitud de dones que hay en el mundo (pues hasta el aire le tiene), y considerando que imitan al pecado original en no escaparse dél entre todos sino solo Cristo y su Madre, mandamos recoger los dones; y ya que los haya sea en las manos y no en los nombres. Y damos término de tres días después de la notificación a todos los oficiales para que se arrepientan de los haber tenido. Asimismo declaramos que los Mendozas, Enríquez y Guzmanes y otros apellidos semejantes, que las cotorreras[162] y moriscos tienen usurpados, se entienda que son suyos como el de Marquesilla en las perras, Cordobilla en los caballos y César en los extranjeros.

22. Item, porque hay grande falta de amigos verdaderos y ya los más son como lunas con menguantes y crecientes, largos de palabras y breves de obras, declaramos que sean todos conocidos como dinero, cuyo valor se sabe antes de haberlo menester.

23. Otrosí, porque sabemos se dan muchos por agraviados de lo que no debieran, declaramos que no puede agraviar ni lengua de juez ni de mujer, ni vara o lengua de padre airado, ni palos de corcho enchapinados[163] por una mujer, ni jineta[164] de soldado, porque todo para o en la debida autoridad o respeto, o en la naturaleza propia.

24. Asimismo mandamos que ninguno llame a nadie diciendo: «Hola, hombre honrado», porque nadie, mientras esté vivo y sano, es honrado con hola, porque las honras se suelen hacer a un muerto, pero no a un oleado,[165] que aún vive.

25. Y por cuanto se nos ha sido fecha relación que se ha perdido el nombre de los cuatro oficios más honrados de la república, conviene a saber: hidalgo, estudiante, arcabuz y escribano, porque los hidalgos se llaman caballeros, los estudiantes licenciados, los arcabuces mosquetes y los escribanos o escribas secretarios, mandamos que, pena de nuestra desgracia, cada uno tenga su título propio.

26. Item, sabiendo lo que estima un galán que se le caiga a su dama un guante, para levantarle y tenerle por prenda, declaramos que no se le deja ella caer por hacerle favor, sino para que le compre otros mejores, o para tratarle, si no se los compra, como a pobre vergonzante[166] y darle un guante para que como tal pida limosna.

27. Otrosí, contemplando en los galanes de ciertas señoras,[167] y atendiendo a que ellos y los judíos se parecen en el esperar sin fruto, los mandamos desterrar por vagamundos, y si reincidieren los condenamos a que en lugar de los biscochos blancos que habían de comer en sus casas, los coman en galeras, más duros que ánima de rico avariento.[168]

28. Asimismo, sabiendo las locuras y encarecimientos y aun a veces herejías que dicen los amantes tiernos a sus damas cuando las requiebran y alaban, ordenamos que nadie alabe a ningún estado de mujeres: no a las doncellas, sino que digan ellas mismas sus alabanzas, que lo saben mejor que nadie; ni a las casadas, que esas solo las ha de alabar su marido y a solas, porque en público sería señal que la tiene para vender; y menos a las viudas, que desas solo lo sabe el marido difunto, y así, que aguarden vuelva del otro mundo, o a otro marido para que la alabe; ni tampoco a las solteras, que a ellas ninguna necesidad hay de alabarlas, porque de puro lavadas están harto alabadas para siempre. Y finalmente, mandamos que nadie alabe a mujer alguna por ser grande, que también alabamos por grande una cuchillada y vemos que ninguno la quiere. Y así, nos pareció ordenar que no se usen mujeres grandes, por la honra de los maridos, pues vemos que en la más pequeña suele sobrar para todo un barrio, y solo se da licencia para alabar las pequeñas, porque hay menos de mujer y como dice el refrán «Del mal, el menos».

29. Item, mandamos que no haya seda sobre seda, ni marido sobre marido, y que algunas mujeres en nombre de doncellas no se sirvan de lo que no son.

30. Item, para alivio de los presos de la cárcel y forzados de galera, declaramos que los mayores presos y forzados son los mal casados.

31. Otrosí, sabiendo que esto de cornudo se va haciendo honra y granjería, y, por no saberlo ser muchos de los que lo son resultan grandes daños e inconvenientes en la república, por tanto ordenamos que se haga oficio y que nadie sea admitido a él sin examen y aprobación, aunque sea comisario o platicante.

32. Asimismo, vedamos a todo marido sufrido[169] el poder hacer testamento, porque no es justo tenga última voluntad en la muerte quien nunca la supo tener en vida. Y mandamos no le pongan después de muerto piedra sobre su sepultura, porque marido que supo sufrir tanto, él mismo se servirá de piedra.

33. Item, vedamos a todo hombre sin dientes el casarse, mayormente con mujer vieja o flaca, porque las mujeres el día de hoy son tan libres y soberbias que aun a maridos que les muestran dientes[170] no obedecen, y mal podrá roer (si ella es vieja o flaca) tanto hueso un hombre sin dientes.

34. Item, porque es bien dar algún alivio a los maridos y hablar en abono de las mujeres, declaramos que dan estas a aquellos tres días o tres noches buenas, que es la del desposorio, la primera vez que paren y cuando se mueren. Y asimismo, contra satíricos maldicientes que tratan a las mujeres de mentirosas, declaramos que tres verdades dicen en su vida: la primera, cuando dicen: «¡Ay qué loca me levanté desta cabeza!»; la segunda, cuando al decirle el marido en la cama: «Volveos acá», responde ella: «En eso estaba yo pensando ahora»; y la última no querer comer delante del marido, diciéndole: «Harto harta y cansada me tienen vuestras cosas».

35. Item, mandamos que el que matare corchete o soplón[171] (gozque[172] de las regatonas, bufoncillo de los tinientes,[173] trasto de la república, que embaraza y no sirve, y puñal del demonio) o otro cualquiera ministro[174] de los allegados a falso testimonio, le sea lícito desollarle y andar con el pellejo en las manos entre los pleiteantes, para que le dé cada uno un tanto, como lo hacen los que tienen ganado con el que mata el lobo;[175] advirtiendo y mandando estrechamente a quien tal hiciere, que no diga viene de matar un hombre, sino de despabilar una vela de a dos, que ardía en daño de muchos y se consumía entre sí misma.

36. Otrosí, porque sabemos hay cierto género de letrados que como mujeres comunes admiten a todo litigante y más si es apasionado, entreverando y añadiendo las letras de los escudos que ellos reciben a las leyes, conque es fuerza mudarles las significaciones y entendimientos, declaramos a los tales por patrones alquilados y por abogados de los pleitos y no de los pleiteantes. Y damos por bienaventuradas las repúblicas que carecen dellos, de la manera que aquellos mares serán pacíficos que carecen de piratas.

37. Asimismo, visto que la presunción del vulgo bárbaro califica los estudios y ciencia con los años, mirando en los letrados, médicos y aun teólogos más en la barba que en la ciencia, ordenamos que todos estos, antes de ir a las universidades a graduarse de ciencia vayan a casa de algún remendón de la naturaleza o a vivir algún tiempo entre los ermitaños a graduarse de barbas. Solo les vedamos ir a casa de los barberos, porque estaría en sus manos dejallos sin ciencia, con quitarles la barba y rapársela toda.

38. Otrosí, damos por incapaces de razón a todos aquellos que habiéndoles Dios hecho bien criados de persona, son mal criados de gorra, y deleitándose en ser descorteses se consuelan a vivir malquistos. Y asimismo, declaramos por regatones[176] de cortesías y por ladrones sisadores de excelencias, señorías y mercedes, a todos los que a los titulados dicen vuselencia en lugar de vuesa excelencia, y vusía en lugar de vuesa señoría, y a todos los demás vuesarcé en lugar de vuesa merced.

39. Finalmente, visto que de ordinario andan muchos poetas enfermizos por tener tan gruesas las venas y tener necesidad de sangrarlas, mandamos a todos los cirujanos sea esto con ballestilla,[177] si no quieren gastar las lancetas y caer de nuestra gracia.

Todas las cuales cosas mandamos guardar a nuestros justicias irremisiblemente con el rigor acostumbrado. Por mandado del Consejo de la Gruta, el licenciado Sisca, secretario.

Premática que han de guardar las hermanas comunes o premáticas contra las cotorreras

Nos, el hermano mayor del Regodeo, unánime y conforme con los cofrades de la Carcajada y Risa, salud, dineros y bobos.[178]

A vosotras, las busconas, damas de alquiler, niñas comunes, sufridoras del trabajo, mujeres al trote, hembras mortales, recatonas del sexto,[179] ninfas de daca y toma vinculadas en la lujuria, lo cual traducido en castellano quiere decir cotorreras:

Habiendo advertido vuestras ceremonias, trajes, costumbres, posturas, ademanes y demasías, os mandamos, movidos de la vuestra insolencia, guardar nuestras pregmáticas, leyes, establecimientos y transaciones, viviendo mientras con título de concubinas, en casas de solar conocido,[180] con perpetuos guadamecíes,[181] tocas de red,[182] gajes[183] del diablo, lo cual os mandamos obedecer para diferenciaros de la gente honrada so pena de la nuestra gracia.

1. Primeramente, os mandamos que no gastéis pastillas de boca,[184] alcorzas ni azahares para sahumar[185] vuestro aliento; y porque estamos informados que coméis salpicones[186] y mondongos y otras cosas contra el buen olor de la boca, os damos licencia que lo incenséis con anís en calzas y jubón,[187] y no confitado, regaliz o romero, cosa barata que para beso al vuelo de gente bahúna[188] y con hambre basta.

2. Otrosí, vos mandamos que no vais[189] a los actos públicos y holguras[190] con valonas ni despechugadas, pues vivís de apechugar con todos, sino atacadas[191] de gaznate, a diferencia de las cotorreras de bacías de plata como barberos.

3. Item, vos mandamos que en vuestras posadas no seáis atrevidas a colgar cosas de seda, como catalufas[192] y tafetanes, sino guadamecíes, por ser de cuero y salir de vuestros cueros y ganarlos vosotras mostrando los vuestros; también os permitimos arambeles[193] para el obrador.[194] Y esto susodicho os mandamos guardar, so graves penas y fasta en tanto que vos fagamos cotorreras de Juanes de la Horta o de Sahagún el Viejo, a diferencia de otras genoviscas y de media taujía.[195]

4. Y demás desto, os mandamos que no seáis atrevidas las pecadoras chabacanas y badeas[196] a vestir leonado, rosa seca, ni calzar media naranjada, traer moños de plata ni de relevación y en ellos airones de pedrería,[197] ni alumbrar con vela, sino como cotorreras capuchinas vistáis remendado y durmáis en el suelo y vos alumbréis con candil, pues por vuestras llagas y bubas[198] entendéis más de mechas que de pabilos.[199]

5. También nos pareció mandaros que no seáis atrevidas a despreciar ningún género de moneda de cuatro cuartos arriba, ni pedir de contado de ocho reales adelante, so pena que será aposentada vuestra vejez en el hospital, que se tiene por cierto que con la falta de los galeones[200] y esterilidad de los años vendréis a valer a mendrugo[201] dentro de tres meses.

6. Item, vos apremiamos a que no llaméis a los títulos por sus estados diciendo: «Bueno anduvo Almazán», «Mucho debo a Fuensalida», «Galán salió Fuensaldaña», sino que estéis obligadas a decir: «El duque mi señor», «El marqués mi señor», «El conde mi señor», so pena, si no lo hacéis, de entrar en el número de las bufonas.

7. Asimismo, nos plugo ordenar por las exorbitantes arrogancias de las cotorreras que bajan de Sevilla en cueros, que no digan siempre, por disculpar su pobreza, que aguardan trece cofres de ropa blanca que dejaron en tal parte con una mulata y dos criados enfermos, sino que confiesen que vienen como nacieron y se vendan por mendigas y envergonzantes.

8. Asimismo, mandamos que cuando las dichas hermanas os dejáredes ensillar, sea de brida o jineta,[202] no deis lengua si no os la piden, so pena que os la morderán. Vos vedamos la palabra de «Tómalo, mi vida», pues nunca dais nada, haciendo el dicho oficio solo por quitar. Y a las cotorreras blasfemas que por pelar moscateles[203] y tontos y hacerles creer que tienen gusto echan votos y por vidas, pecando con ellos más en el segundo que no en el sexto, las condenamos a perro muerto.[204]

9. Y porque sabemos la suma desorden que se ha introducido en vuestros alojamientos, mandamos que nadie llame vuestras posadas casas sino tiendas, pues todas sois mercaduría, y que vuestras caudatarias,[205] así pícaras motilonas como viejas pagotas,[206] que no se atrevan a decir a los que os buscan: «No están en casa estas señoras», «Duermen estas señoras», «Están ocupadas estas señoras», sino que fablen en este tenor: «Duermen las hermanas», «Han ido a mariscar[207] las hermanas», «Están tomando cuartos las hermanas», pues son prójimas y las llaman así cuando las convierten.

10. Item, por el conocimiento y distinción de la corte y equivocación de los nombres que hurtáis, como Silvas, Carvajales, Mendozas y Ramírez y otros, mandamos que ninguna sea osada a afanar sus carnes sin nombre postizo de los antiguos, como doña Elvira Mozo, que es la que mandó el sello real de las cotorreras, La Tronera, La Interesable, Pío Quinto, Jergón de Carne, Sangre Lluvia, La Virgen Loca, y otras así de gloriosa memoria; y mandamos que las que no tienen nombre, dentro de tres días primeros siguientes vengan ante el hermano mayor y cofrades que se los pondrán conforme pidieren sus faltas, por lo que justo fuere y a las pobres de balde.

11. Y porque ya que se peca se peque con gusto, orden y concierto, atento a las quejas de los represados coléricos a quien hacéis aguardar, os mandamos que no podáis dormir solas la siesta, porque no se detenga el despacho, y que no os acostéis hasta la una y durmáis hasta las siete, que son muchos los alterados y pasan extrema necesidad.

12. Ansimismo, por cuanto nos han dicho que sabiendo vosotras que traer aforrado el engendrador en felpa larga y no corta es desaliño virtuoso de mujeres, habéis dado en traer los dichos engendradores ermitaños, con más barbas que un letrado,[208] os mandamos que so pena de chamusquina, los traigáis galeotes, rapados a navaja por el buen ejemplo.

13. Otrosí, a las de vosotras que habéis estado en Italia[209] y vuelto de allá, os mandamos poner enrejados en los traseros o carlancas en las asentaderas, como perros de ganados, dándoos por mujeres de tornillo que os volvéis de todos los lados, y asimismo por cotorreras montantes[210] de a dos manos, y mandamos que la que de vosotras estuviere amancebada con ginovés pueda tener otro galán español sin dar celos, pues cada uno trabaja en su barrio.

14. Item, que habiendo visto que algunas, con poco temor de Dios y de vuestras conciencias, habéis dado en traer hábitos de Alcántara, Santiago, Calatrava y San Juan, sin haber Consejo de Órdenes en gente tan desordenada, mandamos que aunque os los hayan dado caballeros de las mismas órdenes y religiones en pago de vuestro trabajo, no los podáis traer y solo os permitimos el de San Juan Manco, con el brazo de arriba menos, lo cual se llama tao,[211] que, pues sirve de sobrescrito a los bufones, bien puede ser cubierta de las cotorreras.

15. Últimamente, nos pareció mandar, por pensión impuesta a vuestros beneficios simples,[212] que todas las dichas bullidoras del deleite estéis obligadas a dar gustoso abasto a don Pedro Barahona,[213] caballero prieto,[214] cofrade tinto de los que hacen nuestra cofradía aloque,[215] hombre de carnes enlutadas, hocicos góticos,[216] verdugo belfo de la dicha cofradía, y hase de entender que, por esto y por cofrade tapetado,[217] están obligadas todas vuestras monacillas del deleite a destinarle los días de trabajo y las Pascuas y días solemnes; vosotras, por vuestras antigüedades, habéis de gozar sus anochecidas y tenebrosas carnes.

Mándase esto pregonar porque no pretendáis inorancia vosotras, lechuzas[218] de nuestras bolsas, polillas de nuestras vidas y cáncer de nuestros gustos, reservando de toda nota la autoridad de la madre Vallejo, por otro nombre la Mirla, cacica de las encubridoras y archicelestina en nuestros reinos y fuera dellos.

Regente Trápala Trápala. Doctor Barahúnda. El licenciado Bulla. Doctor Chacota. Por mandado de sus señorías, secretario Arbórbola.[219]